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Estados Unidos

La Cámara de Representantes de los Estados Unidos descriminaliza el consumo de marihuana y le pone un impuesto del 5%

La legislación, introducida bajo el nombre de “MORE Act”, fue aprobada por primera vez en la historia a nivel federal por la Cámara de Representantes controlada por los demócratas. Sin embargo, tiene pocas posibilidades de ser ratificada en el Senado.

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El pasado viernes 4 de diciembre, el Congreso de los Estados Unidos aprobó, por primera vez en su historia, una ley a nivel federal que despenaliza el consumo de marihuana.

La polémica legislación fue aprobada en la Cámara de Representantes, la cual es dominada por el Partido Demócrata, por un resultado de 228 votos afirmativos y 164 negativos, y ahora deberá ir al Senado para que sea ley.

El proyecto de ley fue introducido y patrocinado por el diputado ultra-demócrata de Nueva York, Jerry Nadler, quien viene hace décadas impulsando la legalización del consumo del cannabis como así también de otras drogas más duras.
Nadler basó su proyecto de despenalización en dos ejes: primero, aludiendo un supuesto “componente racial” a la criminalización del consumo de marihuana y segundo, descreyendo los informes científicos que los diputados republicanos le presentaron en los debates calificando a la marihuana como una droga con potencial peligroso.

La legislación introducida elimina a la marihuana de la lista de sustancias prohibidas a nivel federal y deja de considerar un crimen al cultivo, distribución y consumo de la misma. Además, elimina los historiales delictivos de las personas relacionados con dicha droga.

Jerry Nadler, el demócrata artífice de la despenalización de la marihuana en Estados Unidos.

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La medida, además de quitar de la lista a la marihuana como una droga caratulada como peligrosa e ilegal, y eliminar los antecedentes penales de aquellos que hayan cometido delitos relacionados con dicha droga, también marca el camino para la legalización total de la industria del cannabis. 

El proyecto aprobado impone un impuesto del 5% sobre las ventas de los productos de cannabis con la finalidad de que lo recaudado se invierta en servicios tales como la capacitación de trabajos relacionados con la droga, asistencia legal para el abuso de sustancias y también provee a préstamos a pequeñas empresas relacionadas con el cultivo de la marihuana. 

La legislación fue defendida por la mayoría de los diputados demócratas a excepción de 6 legisladores que representan a distritos netamente conservadores: Cheri Bustos y Dan Lipinski del Estado de Illinois, Henry Cuellar de Texas, Conor Lamb de Pensilvania, Chris Pappas de New Hampshire y Collin Peterson de Minnesota. 

Del otro bando, la mayoría de los diputados republicanos mostraron su desacuerdo con el proyecto de ley a excepción de 5 representantes entre los que se encuentran Matt Gaetz y Brian Mast del Estado de Florida, Tom McClintock de California, Denver Riggleman de Virginia y Don Young de Alaska. A su vez, el único representante independiente en la Cámara Baja, Justin Amash, de Michigan y de ideología libertaria, votó a favor de la despenalización. 

Los cinco diputados republicanos que votaron a favor del proyecto comparten una profunda oposición a la figura del Presidente Trump con excepción de Matt Gaetz, quien es uno de los políticos más cercanos a Trump e incluso ofició de co-sponsor del proyecto.

Gaetz aludió su voto a favor citando posturas y creencias personales sobre el uso de la marihuana que no se condicen con los ideales propios y tradicionales del Partido Republicano. A pesar de pertenecer a los republicanos, el diputado de Florida siempre aludió tener una creencia más cercana a los libertarios.

Gaetz también justificó su voto citando una cuestión de federalismo ya que piensa que las leyes federales actuales limitan la independencia de legislación que tienen los Estados sobre este tema
El diputado por Florida aseguró, valiéndose de sondeos poco fiables de encuestadoras demócratas, que los americanos no poseen una visión positiva frente a las políticas duras contras las sustancias prohibidas. 

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Pese a que la legislación aprobada por la Cámara Baja causó fervor entre los defensores de la legalización y los consumidores habituales de la marihuana, al proyecto aún le falta la aprobación del Senado para que se convierta en ley. 

Es altamente improbable que el proyecto sea aprobado en el Senado, que actualmente cuenta con una mayoría republicana de 53 votos contra 47 demócratas. Republicanos entre los cuales hay solo 1 libertario que podría votar a favor, el senador por Ketucky, Rand Paul.

Como ya lo manifestó el senador republicano Mitch McConnell, Líder de la Mayoría en la Cámara Alta, los demócratas parecen más preocupados en tratar y aprobar proyectos relacionados a la legalización de la marihuana antes que aprobar un nuevo paquete de estímulo financiero que provea alivio a las millones de personas que continúan desempleadas producto de la crisis producida por el COVID-19.

La lógica de McConnell fue seguida por el jefe de bancada del Partido Republicano en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, quien también puso el foco en la baja preocupación que los demócratas le dan a la crisis actual. 

Tanto Kamala Harris como Joe Biden se mostraron a favor de la idea de despenalizar la marihuana. La candidata a Vicepresidente incluso presentó un proyecto de acompañamiento en el Senado que fue frenado por la mayoría republicana en dicha cámara.

Biden, por su parte, anteriormente se había mostrado con una postura conservadora sobe el tema, pero con el pasar de los años y con la creciente radicalización de su partido el ex-Vicepresidente se vio obligado a cambiar su postura y ahora dice estar a favor de la legalización. 

No es de sorprender que, si los demócratas finalmente acceden al poder en enero del próximo año, Biden guíe proyectos similares al recientemente aprobado por la Cámara de Representantes para contentar a ciertos sectores de izquierda de su partido.

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Economía

¿Nueva guerra comercial con China? Biden apunta a triplicar los aranceles para la importación de acero y aluminio

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La administración Biden amenaza con lanzar una nueva ofensiva arancelaria contra el ingreso de productos chinos, una maniobra que podría conducir a una pronta respuesta por parte del gigante asiático.

El giro proteccionista de la Casa Blanca bajo la presidencia de Joe Biden se hace cada vez más evidente. Pese a prometer lo contrario en su campaña electoral, Biden promete redoblar los aumentos tarifarios contra China y otros países del mundo.

Hasta ahora, las medidas proteccionistas del Gobierno se focalizaron en subsidios encubiertos, como por ejemplo los dispuesto en la llamada “Ley de Reducción de la inflación” del 2021. Pero esta vez se estudia abiertamente un nuevo rediseño del sistema arancelario.

El Presidente Biden propuso triplicar el arancel de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, del 7,5% al 25%. Esta resolución amplía una anterior que ya había adoptado el expresidente Donald Trump, en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial (establecida en 2018). Pero la ley sancionada durante la administración anterior sólo alcanzaba a unos productos específicos, y la propuesta de Biden es generalizar el aumento arancelario sin excepción en todo el sector.

Estados Unidos se constituye actualmente como el cuarto productor mundial de acero, mientras que China ocupa el primer lugar. Semejante participación en el mercado haría muy efectivo el impacto de un arancel sobre la importación de China (con beneficios positivos para la industria local), pero este tipo de medidas resultan en su mayoría estériles, debido a que se espera una pronta respuesta por parte de China y la situación volvería al punto de inicio (o aún peor debido a la persistente volatilidad).

Siguiendo el mismo patrón, la administración Biden intervendrá deliberadamente en la adquisición de US Steel por parte de inversores japoneses, un acto populista y desesperado en medio del clima de la campaña electoral.

Asimismo, el Presidente Biden propuso incrementar los aranceles para la importación de madera canadiense del 8% al 14%, sin ningún tipo de justificación convencional. Esto supone un golpe hacia uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos en la región.Queda en evidencia que la política comercial de Biden no se limita exclusivamente a China.

Biden despliega este paquete de propuestas como respuesta a las medidas prometidas por Trump, entre las cuales se encuentra el establecimiento de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones, y una tasa especial del 60% sobre todas las importaciones de China.

Como es de amplio conocimiento, la dictadura comunista en China se negó a cumplir con la liberalización total de su mercado de divisas, un requisito al que se había expresamente comprometido tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el año 2000. En lugar de ello, solo se dio lugar a una serie de desregulaciones parciales y progresivas que, hasta el momento, no llegaron a desembocar en un mercado libre.

Las políticas proteccionistas se utilizaron como una medida coercitiva para forzar la liberalización cambiaria de China durante la administración de Donald Trump, aunque una vez finalizada la guerra comercial (2018-2020) se llegó a un nuevo status-quo sin mayores cambios en esta materia y con aranceles más elevados entre ambos países (la relación final entre ellos favoreció ligeramente a Estados Unidos).

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Estados Unidos

Tras fracasar en las negociaciones con Maduro, Biden restableció las sanciones contra el petróleo y el gas de Venezuela

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En un intento por garantizar elecciones libres en Venezuela, Biden había quitado todas las sanciones que había impuesto Trump contra el régimen chavista. Sin embargo, Maduro inhabilitó a toda la oposición y se cayó el Acuerdo de Barbados.

La gran apuesta de Joe Biden en Venezuela se convirtió en otro gran fracaso de su administración en materia de política internacional. Estados Unidos confirmó que no renovará las licencias que expirarán el jueves y volverán a entrar en vigencias las sanciones petroleras a Venezuela.

Luego de criticar la postura que había adoptado Estados Unidos durante la presidencia de Trump, cuando el republicano sancionó masivamente al régimen chavista, Biden ingresó a la Casa Blanca e implementó una estrategia de disuasión, levantando sanciones a cambio de garantías institucionales por parte de Maduro.

De esta manera, Biden llegó a levantar todas las sanciones contra el petróleo y gas, y alcanzó en 2023 el Acuerdo de Barbados, donde Maduro se comprometió a tener elecciones libres y democráticas a cambio de que le levantaran las prohibiciones.

Pero en vez de hacer un levante gradual y condicionado al proceso electoral, Biden levantó todas las sanciones y le dio un año de regalías petroleras a Maduro. Recién a unos meses del proceso electoral, el dictador chavista reveló su plan maestro, inhabilitó a toda la oposición y ahora irá a unas elecciones que legitimarán su régimen.

En este año sin sanciones, donde Chevron pudo operar abiertamente en Venezuela dejando enormes caudales de dinero que terminaron en las arcas del régimen, Maduro potenció su control del país, y no está ni cerca de ser removido del Palacio de Miraflores.

Washington había amenazado repetidamente en los últimos meses con restablecer las sanciones energéticas a menos que Maduro cumpliera sus promesas electorales que llevaron a un alivio parcial de las medidas desde octubre, pero el astuto dictador aprovechó todo el tiempo que pudo conseguir para llenar el Tesoro de petrodólares.

Biden también aprovechó el petróleo venezolano en los últimos años como una alternativa al petróleo y el gas ruso, que sí está fuertemente sancionado por Estados Unidos y que cada vez cuesta más que llegue a Occidente.

En Estados Unidos temen que las sanciones a Venezuela lleven a un nuevo recorte en la oferta mundial de barriles y que esto presione a la suba el precio del petróleo justo en un año electoral. Es por eso que Anthony Blinken, Secretario de Estado de Biden, ha dejado en claro que reinstaurar las sanciones no quiere decir que vuelvan al escenario de máxima presión contra el régimen chavista, y que seguirán permitiendo que el sector privado pida licencias específicas para operar en Venezuela.

Cualquier actividad bajo la licencia vencida deberá completarse antes del 31 de mayo, pero las empresas aún pueden volver a solicitar individualmente licencias específicas, aseguraron desde Washington. Obtener la aprobación dependerá de qué tan permisivo decida ser Estados Unidos.

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Estados Unidos

Un informe revela el lado oscuro de Powell en la Reserva Federal y expone sus intentos por bloquear las medidas de Trump

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Un nuevo archivo videográfico del periodista James O’Keefe revela como la máxima autoridad de la FED junto a otros empleados de la banca central colaboraron para impedir el éxito del expresidente.

En la última semana, un nuevo proyecto investigativo de James O’Keefe logró sacar a la luz las verdaderas intenciones del actual presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, para entorpecer las políticas monetarias que el presidente Donald Trump propuso durante su mandato con el fin de imposibilitar su reelección.

Conjuntamente con otros empleados de la máxima autoridad monetaria en el país, Powell buscaba posicionarse como una figura moderada, bloqueando todas las medidas que tomaba Trump desde el Poder Ejecutivo, a lo largo de sus 4 años de gestión.

Si bien Powell fue designado por el propio Trump al principio de su mandato, el funcionario fue elegido por la cúpula del Partido Republicano, que en aquel entonces era anti-trumpista. Así, el entonces presidente debió lidiar todo su mandato con un “rebelde” en el Banco Central estadounidense. Hoy, permanece en sus funciones y fue ratificado en el cargo por Joe Biden, con quien colabora de cerca y sin rispideces.

La cámara oculta

A partir de una cámara oculta a la que fue sometido uno de estos altos empleados del órgano gubernamental, se descubrió un entramado de corrupción detrás de las políticas de la FED.

a la construcción de un relato asociado a políticas progresistas vinculadas a temáticas como teoría racial; feminismo y políticas medioambientales, las cuales nada tienen que ver con la estabilidad económica de un país.

Aurel Hizmo, quien se desempeña como economista en jefe de la Reserva Federal, es el encargado de elaborar los discursos de Jerome Powell en sus declaraciones públicas. También trabajó en el mismo rol durante la presidencia de Janet Yellen, quien hoy se desempeña como Secretaria del Tesoro de Biden.

Durante la cámara oculta, Hizmo aseguró que durante la administración de Trump, el presidente buscaba mantener una política de estabilidad económica, pero que Powell desde la Reserva Federal entorpecía a propósito los objetivos macroeconómicos del gobierno.

Hizmo es un especialista en finanzas pero mantiene una ideología de izquierda muy marcada, de corte progresista en sus visiones sociales y dentro del espíritu de su profesión, aboga por políticas que se relacionan con las visiones socialistas de la economía.

En la conversación que no pensaba que estaba siendo grabada, se rio de que todo esto se hablaba libremente en las reuniones de la FED, pero que nunca había salido a la luz ya que todo lo relacionado a la Reserva Federal se encuentra bajo el concepto de “información clasificada“.

La relación entre Trump y Powell

El economista de la FED tildó a Trump de ser una ”persona loca” y lo caracterizó con términos peyorativos, antes de admitir que es un fanático de Joe Biden, en relación a sus ideas económicas.

Para describir la relación entre Trump y Powell, Hizmo aseguró que ambos se llevaban extremadamente mal entre sí, al punto de que el expresidente intentó en múltiples ocasiones despedirlo del cargo, pero no podía ya que no contaba con los suficientes votos en el Senado para nombrar un reemplazo.

Según contó, en la reunión que tuvieron previo a la nominación de Powell, Trump le dijo que buscaba a alguien que sea capaz de subir las tasas de interés al principio del mandato para luego ir relajándolas a medida que creciera la economía. Sin embargo, Powell boicoteó esta visión macro de Trump ni bien llegó a la FED.

En una sintonía contraria a las intenciones de Trump por mantener una economía estable, la gestión de Joe Biden busca constantemente mantener las tasas de interés elevadas con el objetivo adicional de mantener los índices inflacionarios bajos, luego del bochornoso accionar de Powell durante la pandemia.

Hizmo incluso llegó a mencionar que Powell tiene el deseo de pasar a la historia como una clase de ”mártir que intentó detener a Trump a toda costa” mediante la desobediencia en sus políticas y establecerse él como quien reflotó la economía luego de la crisis del coronavirus.

Ante los preocupantes índices de inflación que los Estados Unidos han tenido durante toda la administración Biden, Powell ahora busca impedir la recesión para beneficiar a Biden en las elecciones de noviembre y evitar que Trump regrese a la Casa Blanca.

En otra parte de la conversación, Hizmo aseguró que los sectores conservadores son ”estúpidos” y aseguró que no existen personas con dicha ideología en el campo de la economía, a pesar de que el propio Powell se considera un conservador.

Entre risas, el desubicado economista de la FED dijo con mucha confianza que si Trump regresa a la presidencia este año, todos los empleados de la entidad monetaria buscarán nuevamente entorpecer las políticas económicas del Ejecutivo.

Cambio climático y políticas de género

Hizmo destacó que Powell, a pesar de ser un conservador, hoy mantiene una excelente relación con Biden y con los sectores más progresistas del Partido Demócrata, y que en los últimos 3 años ha implementado cambios en favor de la promoción de políticas medioambientales, políticas de género y temáticas raciales.

Uno de los mayores cambios que Powell ha implementado en la Reserva Federal desde la llegada de Biden, ha sido la promoción de espacios dentro del banco central en el cual solo se discuten temas relacionados al cambio climático y a cuestiones de género.

Powell además se ha gastado millones en un programa a través del cual la Reserva Federal contrata a “científicos” ecologistas, especializados en género o expertos en cuestiones raciales, para que “estudien maneras de enriquecer las discusiones del directorio de la Reserva Federal“.

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