Hombre de cabello despeinado con traje azul levantando el puño derecho en señal de triunfo sobre un fondo con luces azules
OPINIÓN

Ni un paso atrás frente al kirchnerismo, las cucarachas del poder

No hay que retroceder frente a la maquinaria de poder que convirtió la empatía en chantaje y el Estado en botín.

Por Facundo Quiroga, Director General de Relaciones Institucionales del Ministerio de Defensa.


Las cucarachas no aparecen de golpe. Se infiltran de a poco, se esconden en las grietas, se alimentan de la mugre que ellas mismas generan. No les importa la luz ni la oscuridad: lo que buscan es sobrevivir, multiplicarse y apropiarse de cada rincón.

El kirchnerismo funciona igual. Se infiltra en cada institución, se alimenta del dolor social y lo convierte en botín. Como las cucarachas, no crean nada, solo degradan lo que tocan. Transforman la justicia social en negocio, la empatía en chantaje, el Estado en un festín interminable.

Las cucarachas resisten todo: el frío, el calor, hasta el veneno. El kirchnerismo también. Resiste denuncias, juicios, condenas sociales. Se reinventa con disfraces: hoy se llaman progresismo, mañana justicia social, pasado “derechos humanos”. En el fondo, siempre son lo mismo: insectos de poder, blindados frente a la vergüenza.

Por eso, no hay que ceder ni un milímetro frente a las cucarachas. No hay que ceder frente a los inútiles y los cínicos que llevaron a la Argentina a la pobreza, el subdesarrollo y la irrelevancia internacional. Cada vez que el país intenta levantarse, las cucarachas aparecen para frenar el desarrollo usando causas nobles como escudo.

Una mujer con cabello castaño rojizo y vestido verde está sentada frente a un fondo de madera con una bandera a su lado.
Cristina Kirchner, condenada por corrupción. | La Derecha Diario

Convierten la justicia social en un negocio, la sensibilidad en chantaje y el Estado en botín. Es momento de terminar con quienes prostituyen el dolor genuino de la sociedad para perpetuar su poder.

El proyecto golpista del Senado

Lo que ocurrió en el Senado lo resume todo. Los mismos que se subieron los sueldos a niveles obscenos aprobaron una ley que multiplica el gasto en pensiones a cifras imposibles de sostener. Lo hicieron amparándose en el argumento de que el Estado no brinda suficiente respaldo, pero no fue compasión sino cálculo. Buscan atar a más argentinos al clientelismo, fabricar dependencia e hipotecar el futuro para comprar presente a días de una elección.

Hablan de inclusión mientras fabrican cadenas. No les interesa el equilibrio de las cuentas ni el destino del país, les interesa que nadie se atreva a desarmar el sistema que los mantiene en el poder.

Lo sé porque lo vi. En Santiago del Estero fui testigo de cómo se entregaban pensiones por discapacidad en locales partidarios, de pueblos enteros donde la cultura del trabajo fue reemplazada por el cobro de planes. Esa maquinaria destruyó generaciones y convirtió a miles de jóvenes sanos en rehenes de un cheque.

Un hombre de cabello canoso sostiene un micrófono mientras está sentado junto a una mujer rubia que sonríe levemente en un evento formal con personas al fondo.
Senadores kirchneristas. | La Derecha Diario

Ahora quieren extender ese modelo a todo el país. Llaman justicia social a lo que en realidad es dominación. Y cuando alguien intenta desactivar esa bomba fiscal lo acusan de insensible. Es el mismo mecanismo que las cucarachas usan desde hace décadas: moverse entre las sombras, instalar culpa y hacer retroceder a quienes buscan cambiar las cosas.

La dictadura sanitaria del kirchnerismo

Durante la pandemia se les cayó la máscara. El zamorismo se convirtió en un régimen de control absoluto, con patrulleros en cada esquina y padres que perdieron a sus hijos por la violencia. Abigail fue obligada a ser cargada con cáncer terminal bajo el sol para cruzar una frontera absurda entre Santiago y Tucumán. Mauro Coronel fue torturado hasta la muerte y su video se difundió sin pudor por la policía local.

Franco Isorni apareció con un tiro en el mentón y quisieron venderlo como un accidente de tránsito. Las familias fueron silenciadas y el Estado negó derechos elementales en nombre del cuidado. No fue el virus el que suspendió las libertades, fue el autoritarismo.  Y mientras todo esto ocurría, los que se autoproclaman defensores de derechos humanos callaron, igual que cucarachas que huyen cuando se enciende la luz.

No es un problema local, es un modelo que el kirchnerismo perfeccionó en todo el país. Pactos con caudillos, licitaciones armadas, jueces funcionales, silencio comprado. El fiscal Luciani lo dejó claro cuando señaló que no fueron hechos aislados sino un plan sistemático de corrupción que drenó los recursos de la Nación durante años.

Un grupo de personas en la calle durante un evento público mientras una piedra vuela por el aire sobre ellos
El ataque contra el presidente Javier Milei. | La Derecha Diario

Cada peso robado fue una ruta menos, un hospital sin terminar, un aula que nunca se construyó. Ese saqueo es una de las principales causas de nuestra pobreza y nuestro atraso. En los bolsillos de Cristina Kirchner están los tratamientos que miles de personas con discapacidad necesitan para vivir con dignidad. Pero de eso no hablan.

Desde 1930 cada gobierno no peronista fue acorralado con el mismo libreto. El peronismo en la oposición se erige en árbitro de la moral, paraliza el país, incendia las calles y usa a las minorías como los pobres, discapacitados y jubilados como escudo humano hasta desgastar y derribar.

Son los mismas cucarachas que aplauden al grupo terrorista islámico Hamás incluso cuando decapitan bebés, que protegen al dictador Nicolás Maduro mientras mantiene secuestrado a un compatriota y que defienden a delincuentes con la teoría Zaffaroni que dejan indefenso al ciudadano común.

Los mismos que se disfrazaron de feministas mientras encubrían abusadores y sostenían a un presidente que golpeaba a su mujer embarazada mientras celebraba fiestas en Olivos o usaba el despacho presidencial y el sillón de Rivadavia como un hotel alojamiento. No tienen autoridad moral para marcarle el rumbo a la Argentina.

fabiola
Los golpes de Alberto Fernández contra Fabiola. | La Derecha Diario

Por eso no hay lugar para la duda. La libertad no se negocia y las ideas no se arrodillan. Cada medida que duele es una herida necesaria para sanar un cuerpo enfermo. Cada privilegio que se toca genera gritos porque hay negocios que se terminan. Pero el dolor reencauzar el camino al equilibrio fiscal es el precio de la Argentina que quiere dejar de ser un país condenado a la decadencia.

Nos toca completar la tarea que otros no pudieron terminar. Es un desafío generacional que exige coraje, sacrificio y convicción. Debemos elegir entre romper para siempre las cadenas del clientelismo, la corrupción y el miedo o volver a la oscuridad de siempre.

La historia no nos va a perdonar si bajamos los brazos. San Martín enseñó que la libertad exige decisión y sacrificio. Nosotros elegimos ser libres. No retrocederemos. No les entregaremos el país de nuevo. Hay que terminar con las cucarachas. Ni un paso atrás.

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