Edificio de la jefatura de policía visto desde el exterior con ramas de árboles en primer plano
OPINIÓN

Caminera de Córdoba: cuando los vicios del poder se vuelven ley

La prisión preventiva al exjefe de la Caminera expone los vicios de un sistema que gobierna hace 26 años y convirtió al Estado en botín.

La detención del exjefe de la Policía Caminera, Maximiliano Ochoa Roldán, acusado de liderar una asociación ilícita, no es un hecho aislado ni sorpresivo. Es apenas un síntoma más de lo que ocurre cuando el poder político se enquista durante 26 años en la misma estructura.

La Justicia investiga maniobras de extorsión, enriquecimiento ilícito y uso de recursos estatales para fines privados. Pero lo grave no es solo el delito: lo grave es el sistema que lo permite.

Hombre con uniforme militar oscuro y charreteras doradas mirando al frente sobre fondo claro
La detención del exjefe de la Policía Caminera, Maximiliano Ochoa Roldán, acusado de liderar una asociación ilícita, no es un hecho aislado ni sorpresivo. | La Derecha Diario

El poder que se hereda, los privilegios que se perpetúan

Durante más de dos décadas y media, Córdoba fue gobernada por el mismo espacio político. Se creó una cultura de impunidad en la que determinados sectores viven del Estado como si fuese un patrimonio propio.

No sorprende, entonces, que policías con más de veinte años de servicio, formados dentro de esa lógica, hayan terminado operando como una organización mafiosa. El “Estado paralelo” no nació ayer: es la consecuencia de los vicios enquistados en el poder.

Edificio grande de la Central de Policía con estructura gris y detalles rojos rodeado de árboles y personas en la entrada
La Justicia investiga maniobras de extorsión, enriquecimiento ilícito y uso de recursos estatales para fines privados. | La Derecha Diario

Un Estado para ellos, nunca para la gente

La investigación detalla cómo móviles, horarios de servicio y bases de datos oficiales se utilizaron para negocios privados. El poder policial al servicio de unos pocos, mientras el ciudadano común queda desprotegido frente a la inseguridad creciente.

Esto no es casual: es la muestra de cómo el Estado se convirtió en herramienta de privilegios, no en garante de derechos.  La corrupción no se da en los márgenes, se da en el corazón mismo de las instituciones.

Fachada de un edificio histórico de estilo neoclásico con columnas y escalinatas bajo un cielo despejado
La investigación detalla cómo móviles, horarios de servicio y bases de datos oficiales se utilizaron para negocios privados. | La Derecha Diario

Córdoba necesita un cambio real

El fiscal González habló de “gravedad institucional”. Y tiene razón: cuando los que deberían proteger a los cordobeses terminan actuando como bandas criminales, el contrato social se rompe.

Pero ese quiebre no es obra de un individuo, sino del sistema político que los cobija. Hoy, mientras el cordobés paga impuestos récord y vive con miedo de salir a la calle, algunos utilizan el poder como negocio propio.

Es hora de terminar con este ciclo de privilegios y corrupción estructural. Córdoba necesita recuperar la institucionalidad y la transparencia, y eso solo será posible si se pone fin al cordobesismo eterno que gobernó como dueño del Estado. Porque lo que hoy vemos en tribunales no es una excepción: es la consecuencia natural de un poder que nunca quiso soltar la caja.

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