Un hombre sonriente con traje oscuro saluda desde un balcón decorado con una bandera celeste y blanca.
OPINIÓN

La Revolución de Mayo no le llegó a los kirchneristas

Solo Milei se animó a romper el pacto de saqueo. Nos alzamos contra España por 10 impuestos y hoy tenemos 167.

La Corona Española nos sometía con menos de 10 tributos y bastó para que los patriotas se jugaran la vida en 1810. Hoy, los políticos argentinos multiplicaron por 16 la carga impositiva y se pasean por los actos patrios como si fueran héroes. Degenerados fiscales: ¡ustedes son el virrey moderno! Solo Milei se animó a romper el pacto de saqueo. La verdadera revolución sería contra esta casta parasitaria.
 
Mientras en los actos oficiales se escuchan discursos de funcionarios con moño patrio y palabras vacías  sobre libertad, independencia y patria, la realidad que vive el argentino medio es mucho más opresiva que la de cualquier súbdito del Imperio Español en 1810. En nombre de la justicia social y el Estado presente, los gobiernos nacionales, provinciales y municipales han tejido una telaraña de 167 impuestos —sin contar tasas locales que exprimen cada centavo que produce un ciudadano honesto.
 
Sí, 167. Y con los impuestos provinciales como Ingresos Brutos, Sellos, tasas viales, de seguridad e "innovaciones" como la tasa por cartelería digital o por metros cuadrados de sombra, el saqueo es total. Hoy, el ciudadano está más expoliado que en tiempos de la colonia.
 
Y sin embargo, festejan el 25 de Mayo con sonrisas y discursos de cartón, como si no fueran ellos los mismos opresores  contra los que nuestros próceres lucharon hace más de dos siglos.
 
Del Virrey Cisneros a la casta tributaria del siglo XXI
 
En 1810, el malestar no era solo político, era económico. El monopolio comercial y la presión fiscal de la Corona eran grilletes que los criollos no estaban dispuestos a seguir tolerando. Por eso rompieron con el viejo orden. Pero hoy, esa lucha fue traicionada por una clase política que multiplicó los tributos, inventó cargas "solidarias", fondos compensadores y contribuciones ilegales disfrazadas de justicia.
 
Son los nuevos virreyes, pero en vez de rendirle cuentas a Madrid, se reparten la recaudación entre burócratas, ñoquis, sindicatos amigos y estructuras clientelares. ¿Cómo puede alguien que cobra 167 veces más que el Rey de España pararse frente a una bandera y hablar de libertad?
 
 En este contexto apareció una figura que no pidió permiso ni usó eufemismos. Javier Milei, con sus formas rupturistas y su lenguaje sin filtro, puso en palabras lo que millones sentían: que la casta política es el enemigo, que el sistema tributario es una estafa legalizada y que el verdadero acto revolucionario hoy no es ondear una bandera, sino reducir impuestos y cortar privilegios.
 
Mientras los que nos hundieron siguen participando de actos oficiales con cara de póker, Milei eliminó más de 200 cargos políticos, avanzó con la baja de retenciones, sacó elimpuesto PAIS de algunos sectores estratégicos, eliminó ministerios inútiles y frenó la fábrica de impuestos que gobernadores y legisladores usaban como cajero automático. Es el primero en décadas que entiende que la verdadera independencia empieza por la independencia del Estado respecto del bolsillo de los argentinos.
 
Los que celebran el 25 son los que traicionaron su espíritu
 
El colmo de la hipocresía  es ver a gobernadores socialistas, intendentes feudales y diputados impresentables hablando de los "valores de la patria" mientras viven del esfuerzo ajeno, se aferran a cajas negras y lloran por cada peso que se les deja de girar desde Nación. Festejan una revolución  que, si ocurriera hoy, los tendría a ellos del lado del virrey.
 
Porque los revolucionarios de 1810 soñaban con un pueblo libre y soberano, no con uno esclavizado por la AFIP, por ARBA o por alguna agencia de recaudación que cobra tasas hasta por respirar. No lucharon para cambiar de amo, sino para ser dueños de su destino. Y hoy, Milei es el único que entendió que la libertad económica es la piedra angular de esa promesa incumplida.
 
La casta festeja, el pueblo paga. La revolución real recién empieza
 
La Argentina  está cansada de parásitos fiscales. De un sistema en donde el que produce es castigado y el que parasita, premiado. De gobernantes que se llenan la boca con la palabra "soberanía" mientras funden al que trabaja con impuestos confiscatorios.
 
El 25 de mayo fue una revolución contra la opresión y el saqueo. Hoy, la única figura política que encarna ese espíritu es Javier Milei, que no se disfrazó de patriota, sino que tomó la motosierra  y apuntó directo al corazón del monstruo fiscal.
 
167 impuestos. Y tienen la cara de hablar de libertad. Degenerados fiscales: ustedes son el nuevo virreinato.
Y la verdadera revolución, esta vez,  es contra ustedes

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