
Desde Córdoba, la CGT busca jubilar a La Cámpora… con otra kirchnerista
La central gremial impulsa a Natalia de la Sota como recambio del modelo K que dice cuestionar
Lejos de mostrar signos de renovación, la CGT Córdoba se lanza a disputar espacios de poder dentro del peronismo con la lógica de siempre. Bajo el pretexto de “representar lo que no está representado”, ensayan una receta vieja con nuevos voceros y el mismo manual de siempre. La elegida para encabezar el operativo es Natalia de la Sota, hija del exgobernador, hoy aliada al massismo y afín al modelo kirchnerista.
La CGT de Ilda Bustos impulsa un armado sindical y progre, aunque atado al aparato peronista que hace décadas controla esas estructuras. El sábado 26 de julio habrá plenario en Canillitas, con gremialistas de peso que buscarán lanzar un espacio con eje en la “identidad peronista”. El objetivo es llegar con algo competitivo al 2027, aunque ya se preparan para irrumpir en las legislativas de este mismo año.
El nuevo espacio se presenta como alternativa al cordobesismo, pero no logra ocultar su ADN justicialista ni su funcionalidad al kirchnerismo. No ofrecen nada distinto: son los de siempre, con críticas ensayadas al oficialismo local y resentimientos viejos contra el “dedo porteño”. “La amplitud cuesta, pero hoy en Córdoba no tenemos un espacio alternativo al llaryorismo y al kirchnerismo, que sigue pensando que puede manejar todo y a la distancia”, dicen desde la CGT, sin advertir que su solución no es más que un regreso a lo mismo.

Más que renovación, reciclaje de gremialistas y militantes de siempre
El proyecto lo impulsan históricos de la CGT mediterránea como Ilda Bustos, junto a dirigentes como Salamone, Galán y Mandakovic. También se suman referentes sociales y sindicales que orbitan el progresismo peronista, con abierta simpatía hacia el kirchnerismo. Todos ellos, aseguran, se sienten decepcionados con el PJ local por su “distancia” de los valores históricos del peronismo y por priorizar a “las patronales”.
Las críticas a Martín Llaryora no apuntan a su gestión, sino a lo que describen como una “ambigüedad de conveniencia” respecto al gobierno nacional. El verdadero blanco parece estar más cerca: el kirchnerismo, en su versión local, que para este armado resulta insuficiente, aunque no por sus ideas, sino por sus nombres. “Una de las cuestiones que nos une es que queremos apartarnos de todo eso”, reconocen.
Lejos de una autocrítica por haber apoyado a estos dirigentes en el pasado, ahora buscan desplazar a quienes no les dan resultados. Lo que en otro momento celebraron como “conducción militante”, hoy lo denuncian como “verticalismo porteño”, en una jugada que no disimula el oportunismo. El armado que encabezan no es otra cosa que una reedición del mismo esquema de poder, con el aval implícito de gremialistas que buscan seguir siendo actores centrales del reparto político.

La CGT quiere correr a La Cámpora para quedarse con su sillón
El operativo también tiene nombre y apellido: Gabriela Estévez. La CGT le exige a Gabriela Estévez, referente de La Cámpora en Córdoba, que dé un paso al costado por el bien del nuevo armado. “No creo que lo hagan, pero que quede claro que no los queremos ya como representantes”, deslizó una fuente del armado, que también apunta a Pablo Carro y Fabián Francioni.
A Carro le reprochan la falta de peronismo y a Francioni desgaste, aunque callan cuando se trata de otros que llevan décadas en escena. En definitiva, no critican el contenido político del kirchnerismo, sino su efectividad para sostener la cuota de poder que pretenden disputar. No hay una ruptura ideológica, hay una reconfiguración del reparto.
Bajo una aparente búsqueda de independencia y federalismo, lo que se esconde es una feroz interna por el control de las candidaturas. El discurso de “construcción alternativa” se diluye rápidamente cuando el recambio se resume en cambiar unos kirchneristas por otros. Lo que molesta de La Cámpora no es su ideología, sino que no les deja lugar en la mesa de decisiones.

La heredera massista y un modelo que hasta José Manuel De la Sota combatió
La CGT quiere a Natalia de la Sota para liderar esta nueva etapa, una diputada nacional cercana al massismo y al Frente Renovador. No sorprende que suene como candidata: es parte del mismo dispositivo político que ha gobernado el país con recetas fracasadas y un discurso progresista cada vez más alejado de la realidad.
Lo llamativo es que pretenda representar un recambio, cuando su filiación política la conecta de lleno con el kirchnerismo, ese mismo modelo que su padre enfrentó con firmeza cuando fue gobernador. José Manuel de la Sota se avergonzaría al ver cómo su apellido se convierte hoy en herramienta útil de un modelo político que supo combatir.
Los dirigentes sindicales admiten que confían en que la diputada rompa con el “Partido Cordobés” y se alinee definitivamente con el massismo. Es decir, que deje un espacio filokirchnerista para meterse en otro, sin salir nunca del mismo ecosistema político. Las temáticas que prometen discutir, como seguridad, son las mismas que el kirchnerismo ignoró y ahora dice querer priorizar.
Más noticias: