Jorge O'Reilly: 'La Agenda 2030 amenaza nuestra identidad nacional'
En esta entrevista exclusiva, el empresario habló sobre la gestión de Milei y la intromisión del globalismo en el país.
En esta entrevista exclusiva de La Derecha Diario con Jorge O'Reilly, empresario comprometido con la defensa de los valores tradicionales y la batalla cultural, se abordan temas cruciales para el contexto político y social actual. O'Reilly analiza el impacto de la Agenda 2030 en Argentina, que, según él, ha permeado durante décadas en diversos estamentos de la sociedad, erosionando la identidad nacional y dividiendo a la ciudadanía. También reflexiona sobre el cambio que representa el gobierno de Javier Milei, destacándolo como una oportunidad histórica para recuperar la soberanía, reducir la intervención estatal y reactivar el mercado laboral desde una perspectiva de libertad económica.
Además, O'Reilly enfatiza la importancia de la lucha cultural frente al avance de las ideologías globalistas y "woke", señalándolas como amenazas para la cohesión social y el tejido productivo del país. Durante la charla, el empresario también comparte su visión sobre el rol de los sindicatos, las relaciones con el Papa y los desafíos de la inmigración, siempre desde un enfoque que prioriza la tradición y el sentido común. La entrevista se cierra con una invitación a otros empresarios para comprometerse en esta batalla por el futuro de la nación, lejos del cortoplacismo y el miedo.
Jorge O'Reilly: "La Agenda 2030 amenaza nuestra identidad nacional" | La Derecha Diario
La entrevista completa de Javier Negre a Jorge O’Reilly
Negre: Muy buenas a todos, espectadores de La Derecha Diario y de EDA TV. Estamos con Jorge O’Reilly, que es un empresario valiente, que da la batalla cultural, que va a la batalla contra la cultura woke, contra la cultura globalista, contra esa Agenda 2030 que tiene arruinados a nuestros agricultores y a nuestros ganaderos. Son empresarios que, como digo, en estos momentos de señalamiento por parte de la izquierda y criminalización de esas personas que quieren invertir, que quieren dar el debate de las ideas, que quieren bancar a gobiernos como el de Javier Milei, dan un paso al frente y quitan ese miedo que algunos empresarios, veamos Venezuela, veamos Cuba, tuvieron en su momento y que dijeron: "Bueno, en Venezuela y Cuba no hay dictadura". Pues fíjense lo que ha pasado y ahora pontifican desde mansiones.
Su ejemplo no es el mismo. El de la batalla cultural a pie del terreno crea riqueza, crea empleo, crea emprendimiento y ahora también está en la batalla de las ideas. Bueno, cuéntanos, si te tuviese que hacer una pregunta, ¿quién es Jorge O'Reilly cuando te miras al espejo?
O’Reilly: Depende a quién le preguntes, pero si el preguntado soy yo, bueno, soy alguien que quiere mejorar, quiere progresar, quiere ser feliz y quiere lo mismo para su familia y los que tiene cerca, su prójimo.
Negre: Ha sido noticia. Los Cucas se han puesto muy cabreados contigo porque te invitó mi amigo Agustín Laje a la Fundación Faro, te vieron ahí en la mesa de personalidades y no entendieron muy bien qué hacías ahí.
O’Reilly: Bueno, yo celebro que haya muchos jóvenes ahora que hayan empezado a dar la batalla cultural, es la misma que yo vengo dando hace muchos años. Y de Agustín soy amigo hace bastante tiempo, leo todos sus libros y nos saludamos en lo que podemos. Por eso, cuando me invitó, me puse muy contento y asistí.
Negre: ¿Por qué es importante la batalla cultural?
O’Reilly: Porque la cultura es lo que nos hace ser lo que somos, y nuestra identidad como Nación se ha visto en peligro y está en peligro. Está muy castigada por una Agenda 2030, como decías tú, que es una agenda que no se sabe bien quién la diseñó o se sabe que son muy poquitos, que nosotros ni elegimos ni votamos, pero que pretenden decirnos cómo pensar y cómo vivir.
Negre: ¿Ves muy instalada la Agenda 2030 en Argentina?
O’Reilly: Absolutamente. Hace 20 años que permea todos los estamentos de nuestra sociedad.
Negre: ¿Cómo luchas contra la Agenda 2030? ¿Cómo se puede luchar contra un enemigo que no tiene ojos ni caras, que tiene muchos recursos económicos y que lleva 20 años con un proyecto ideológico, un proyecto mediático, un proyecto de streaming, de youtubers, de gente de la sociedad civil, de asociaciones? Es una lucha como David contra Goliat, podemos decir.
O’Reilly: Sí, es así. Gracias a Dios, hoy, después del advenimiento del nuevo gobierno de Javier Milei, hemos perdido la vergüenza de decir lo que pensamos, porque antes no podíamos ni decir lo que pensábamos. De hecho, si uno habla de familia y dice que la familia, como digo yo, es una cosa obvia, que es un hombre y una mujer que se juntan y comparten un proyecto en común para educar a sus hijos, bueno, eso hoy supuestamente es un discurso de odio, es discriminatorio, y es una cosa absurda.
Las cosas tienen su naturaleza y debemos respetar esa naturaleza. Es lo que tenemos que hacer a partir de ahora, que hemos tomado conciencia muchos de que la cultura hace a nuestra esencia y nuestra identidad como país y que debemos gobernarnos solos y no por los mandatos de un montón de organizaciones internacionales que nadie sabe bien qué es lo que quieren, o peor, saben que lo que quieren es destruir nuestro tejido social para después disponer de nosotros como se les dé la gana.
Negre: Anda la izquierda radical muy nerviosa por el acto de las Fuerzas del Cielo, ¿no? El cordobán y compañías. ¿Qué te pareció, no? Que, dijo irónicamente, los de brazos armados con un teléfono móvil hayan perdido la batalla de las redes sociales y que se hayan dedicado a criminalizar a un chico de veinte y pico años.
O’Reilly: Sí, me parece que son unos hipócritas, que si hay alguien, si hay un sector que ha hecho una bandera de la violencia, ha sido la izquierda históricamente. Y que siempre, a pesar de eso, pretenden y muchas veces lo han logrado, tal vez por nuestra pasividad en combatirlos, pasar como los defensores de las causas buenas, cuando muchas de esas causas son solo un título bonito, pero detrás traen una cultura de muerte y decadencia.
Negre: ¿Quién es Javier Milei para usted y qué le explica?
O’Reilly: Para mí, Javier Milei es una oportunidad que no tenemos que desaprovechar. Es una persona que no pertenecía a la clase política y que ha decidido anteponer el destino del país a sus intereses personales. Así que creo que es una oportunidad que tenemos que aprovechar.
Negre: Si él le ofreciese la posibilidad de dar el salto a la política, ¿dejaría sus negocios privados?
O’Reilly: Yo creo que la cosa pública, la res pública, es una obligación de todos, y tal vez la desatención de esa convicción es la que nos ha llevado al presente de postración en el que estamos. Es decir, si las personas que son capaces y honestas, y que tienen una vocación por el bien común, abandonan el manejo de la cosa pública, bueno, nos tenemos que resignar a lo que han sido estos últimos 50 o 60 años de decadencia de nuestro país.
Creo que todos tenemos la obligación de poner el hombro, y son muchos los ejemplos de gente que está en el gabinete con Javier que podemos señalar como una esperanza porque han dado todo, están dando todo de sí y están resignando mucho en lo personal, perdiendo mucho en lo personal, pero anteponiendo el bien común al bien personal.
Negre: Como empresario inviertes en generación de empleo, has vivido el kirchnerismo, has vivido el peronismo, has vivido lo que es el estancamiento económico, la corrupción, las coimas, las mordidas. ¿Qué te supone esta nueva etapa de Javier Milei? ¿Ves al mercado económico diferente, si se abre una ventana de oportunidad, de optimismo? ¿Ya lo notas a nivel económico en tus empresas?
O’Reilly: Absolutamente. Yo creo que, primero, la inflación ha sido una peste para toda la sociedad y, obviamente, para las empresas también. Creo que lo que nos trae esta nueva etapa es cierta sensatez que habíamos perdido respecto de cuál tiene que ser el papel del Estado en la vida de los ciudadanos. Y el Estado tiene que ser lo mínimo indispensable. Es decir, el principio de subsidiariedad dispone que el Estado debe dejarle a los individuos y a las entidades intermedias hacer lo que ellos pueden hacer sin intervención del Estado. Ese rumbo se había perdido y hoy el Estado está por encima de los individuos. Lo que necesitamos es que dejen crear a los individuos y a las entidades intermedias, y que el Estado haga lo que no pueden hacer los demás.
Negre: Háblame del concepto de la soberanía nacional. ¿Está en riesgo con tanta agenda globalista?
O’Reilly: Bueno, yo creo que es evidente que hay una serie de cuestiones que ahora se han naturalizado y que lo único que pretenden es dividirnos. Lo dijo Agustín Laje el otro día con mucha más precisión y conocimiento del que puedo dar yo, pero es evidente, aun para la gente de a pie, que hay un montón de cuestiones que antes eran completamente ajenas y que ahora pretenden dividirnos: el hombre contra la mujer, los ricos contra los pobres (que era el clásico de Marx), pero ahora es todos contra todos.
Cualquier excusa para dividirnos se ha convertido en una cuestión que antes era completamente ajena. Por ejemplo, el tema racial nunca fue un problema en la República Argentina, nunca lo tuvimos, y ahora están queriendo forzar una división que nunca existió. Somos todos argentinos. Esta Agenda 2030 y esta pretensión de dividirnos creo que llegó a un momento en que la sociedad entera dijo: "Hasta acá llegamos". Y por eso Javier Milei.
Negre: Para atacarle, la izquierda intenta buscar en su pasado y su relación con Massa, que ha ostentado cargos de gobierno, por ejemplo. Usted, como empresario, entiendo que ha tenido que tener relaciones institucionales con todo tipo de cargos políticos. ¿Qué opina de que utilicen su pasado con Massa para tratar de atacarle?
O’Reilly: Yo me honro de lo que hice en aquel momento, porque una persona con la cual tenía poca relación, pero que conocía acotadamente, porque él era intendente del municipio donde yo trabajaba, me pidió ayuda para resolver a nivel nacional un tema que para mí fue siempre importante, como fue la relación de la sociedad con las empresas y la sociedad con la Iglesia. Había una pelea ridícula entre el gobierno y la Iglesia que me pidieron que tratara de resolver, y creo que lo hicimos con bastante éxito. Por supuesto, hay cosas en las que no coincidí en aquel entonces, y el paso del tiempo y la evolución de Massa hicieron que las coincidencias fueran aún menores.
Así que, si yo estaba dispuesto a dar una mano en aquel entonces con gente con la que compartía poco, bueno, ¿cuánto más dispuesto debo estar ahora que comparto muchísimas más cosas con él?
Negre: Milei está descabezando los sindicatos, todo el poderío del movimiento sindical. Usted, como empresario, entiendo que a lo mejor también ha sido víctima. Moyano acaba de anunciar que deja el liderazgo de la CGT, algo que se consideraba impensable. ¿Qué habría que hacer, usted como empresario, con los sindicatos en Argentina?
O’Reilly: Yo creo que lo que hay que hacer es volver las cosas a un sentido común. A mí no me parece mal que existan los sindicatos, en la medida en que cumplan el papel de asistir a los trabajadores.
Últimamente se desmadró tanto el rol del Estado, que avasalla a los individuos, y me parece que pasa algo parecido en el resto de las instituciones. Está muy bien que existan los sindicatos en la medida en que ayudan a los trabajadores, pero en la medida en que esa ayuda o esa ayuda pretendida sea falsa, y que en realidad sean negocios para los mismos representantes de los trabajadores, que se representan a sí mismos y no a los trabajadores, ese es un problema. Y eso me parece que es una cosa que también tenemos que resolver.
Negre: Lo que ha pasado en Estados Unidos es una oportunidad ahora con la victoria de Donald Trump, que iba frontalmente contra la cultura "woke", contra el Black Lives Matter, contra la Agenda 2030. ¿Le llena de optimismo, de tranquilidad, ahora que se forme ese eje entre Estados Unidos y Argentina? Porque viendo lo que está pasando en México, cómo están tomando las instituciones, cómo están dando alas a los movimientos indigenistas en países como Ecuador, ¿cómo vivió usted la batalla de Estados Unidos?
O’Reilly: Yo la viví con un enorme alivio el hecho de que haya una persona como Trump, que, por supuesto, tiene un montón de cuestiones con las que podemos no coincidir, pero uno tiene que estar mirando más allá de las formas y de cuán simpáticos nos caen los distintos personajes que estamos analizando, y ver qué fue lo que hicieron y qué es lo que esperamos que hagan. Entonces, esta postura de Trump, en la que coincide con nuestro presidente respecto de la vocación de autonomía y soberanía de los estados frente a una pretensión global de una suerte de gobierno mundialista, me parece súper auspiciosa. Y el hecho de que haya una buena relación personal entre nuestro presidente y el presidente electo Trump, es de esperar que se traduzca en beneficio para un montón de reformas que es imperioso hacer en nuestro país. Javier necesita todo el apoyo que podamos conseguir. Tener el apoyo de Estados Unidos es un alivio enorme.
Negre: Una de las cosas que me dicen mis colegas argentinas es que no te fíes mucho, que el argentino siempre vuelve a cagarla y que volverá al kirchnerismo, volverá a la izquierda. ¿Usted cree que ahora nos toca un período de prosperidad, un período de estabilidad económica, de estabilidad política? ¿O que hay un riesgo de que en las próximas legislativas la gente piense que lo está pasando mal a corto plazo, no entienda los movimientos económicos que son de largo plazo y de importante calado, y haya posibilidades de que vuelva a dominar la izquierda la política argentina?
O’Reilly: A ver, posibilidades siempre existen. Yo creo que una enorme porción de la sociedad está esperanzada con este cambio y está dispuesta a hacer los sacrificios que haga falta. Ya lo han hecho, lo hicieron todo este año y ya ahora están viendo el resultado de ese esfuerzo.
Están viendo la estabilidad, están viendo la erradicación de la inflación, ya hay cierta tranquilidad a la hora de establecer precios. Uno, como empresario, muchas veces en este país depende más de las cosas que decide el gobierno que de la eficiencia como empresario. Hoy eso se terminó.
Tenemos que empezar a hacer bien nuestro trabajo, a recuperar la cultura del trabajo y no esperar que el Estado nos dé todo porque sí. Eso significa que cada vez eran menos los que trabajaban para pagar un montón de gente que no quería trabajar. En la Carta de San Pablo dice: "El que no quiera trabajar que no coma", dice San Pablo, no dice que el que no pueda trabajar. Entonces, el que no pueda trabajar, ahí sí el Estado tiene un rol que es asistirlo.
Ahora, eso es una cosa distinta de que todo me es debido, trabajar no hace falta, estudiar no hace falta, ser virtuoso pasó de moda. Con eso creo que la sociedad ya llegó a la conclusión de que es inviable. Así que creo que hay una enorme proporción que está dispuesta a acompañar a Javier Milei en este cambio, aunque entiendo que hay una minoría que todavía se siga resistiendo, la minoría de los privilegios.
Negre: Usted sonó como embajador ante la Santa Sede. ¿Qué opina del Papa actual? Porque a veces se mete en política, sale escaldado y no gusta mucho a los seguidores de Milei.
O’Reilly: Bueno, no tiene por qué haber un conflicto con la Iglesia ni con el Papa. La Iglesia tiene una misión que no es temporal; la Iglesia tiene una misión de llevar almas al cielo. Entonces, eso es lo que debiera ser la mirada primordial de la Iglesia.
No estoy hablando del Papa, pero cuando cualquier cura u obispo se inmiscuye en temas que son personales, son políticos, bueno, está equivocando el rumbo. Lo mismo que cuando los políticos pretenden meterse en temas de Iglesia o en temas espirituales. Lo que tienen que hacer el Estado y la Iglesia es lo que también dijo en su momento nuestro Señor Jesucristo: dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. No debiera ser de otra manera.
Negre: Usted tiene pasado irlandés. ¿Le duele Europa? Acabo de estar en Londres y aquello parece un emirato árabe o una capital de Pakistán. Hay una invasión migratoria sin precedentes, barrios donde no se ve la cultura europea por ningún lado. Son culturas islámicas, no se quieren integrar. ¿Cómo lo ve?
Porque yo, cuando estoy en Argentina, no veo que tenga ese problema, afortunadamente. O sea, las familias argentinas respetan tradiciones, respetan la bandera, los símbolos, la religión. En cambio, estamos viendo cómo se está islamizando la sociedad europea y eso ha provocado también que líderes europeos como Meloni, Wilders en Holanda, o Santiago Abascal o Ayuso en Madrid estén tratando de ganar posiciones.
O’Reilly: Sí, yo miro a Europa con preocupación, por supuesto, pero la miro como una advertencia para nosotros mismos. Nosotros solemos traer estos problemas 10 o 15 años después que Europa. Entonces, me parece que estamos a tiempo de frenar la inmigración.
La política de inmigración masiva y sin condiciones es absurda, es suicida, y ya lo estamos viendo en Europa. Nosotros hemos sido un ejemplo, lo mismo que Estados Unidos, de recibir a todos los que quieran habitar el suelo argentino, pero con ciertas condiciones. Es decir, no para que sigan aislados viviendo como vivían en el lugar del que vinieron, sino para que se integren, se asimilen y compartan nuestra identidad.
Nosotros tenemos derecho de seguir siendo lo que somos y de proponerle a quienes quieran venir que se integren. Si no se quieren integrar, pues entonces no son bienvenidos. Es lo que debiera haber sido la política en Europa.
Negre: ¿Qué le diría a esos empresarios que les hablan de batalla cultural, de apoyar a medios como La Derecha Diario y que te miran con cara extraña y prefieren financiar medios comunistas, por ejemplo, medios que van contra los empresarios? Es decir, el típico empresario que ve la barrera de la política desde la distancia, como que no va con ellos y no se involucra, no se implica, que a lo mejor te da una palmadita en la espalda o te dice: "Jorge, ¿por qué te mezclas en política? ¿Por qué vas a la Fundación Faro?". Seguro te habrá pasado con colegas empresarios, ¿no? Que te dicen: "No te politices".
O’Reilly: Sí, yo creo que la cosa pública, como te decía, es una obligación. Y el abandono que hemos hecho durante muchos años de esa obligación es la que nos llevó a esta situación trágica en la que nos encontramos. Les diría que no sean cortoplacistas, que el lucro es ciertamente una obligación de todo empresario, el afán de lucro, pero esto tiene que ser de la mano de una sociedad en la que todos puedan progresar. La cultura "woke", la Agenda 2030 y todas estas recetas absurdas que nos han venido vendiendo durante sus últimos años atentan primero contra nuestra identidad cultural y nuestra identidad como país, pero además atentan contra nuestro negocio.
Entonces, lo que hay que hacer, aunque más no sea por una cuestión de supervivencia del negocio de cada uno, quienes no tengan una mirada un poco más trascendente sobre lo que hacen, tendrían que ser lo suficientemente inteligentes como para ver que, en el mediano plazo, la destrucción de nuestras familias, que ha supuesto esta cultura "woke", es la destrucción de nuestras empresas también.
Negre: Muchas gracias, Jorge O'Reilly, empresario y fiel defensor de la identidad cultural.
O’Reilly: Gracias a ustedes.
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