
Schiaretti y Manes se reunirán en La Plata: un nuevo y tibio experimento de 'centro'
Ambos dirigentes participarán de un conversatorio, buscando forjar una renovación del centro moderado que nadie pidió.
Juan Schiaretti y Facundo Manes darán este jueves su primera señal pública de sociedad política rumbo a 2027. Será en un conversatorio en La Plata, donde compartirán escenario para defender un modelo alternativo de país. La actividad llega tras varios encuentros reservados que buscaron consolidar un espacio común sin etiquetas partidarias tradicionales.
La escena elegida para este relanzamiento tiene el formato de acto académico: un auditorio formal, disertación abierta y foto final para documentar el momento. El tres veces gobernador cordobés y el diputado radical opositor al gobierno de Milei aspiran a interpelar a los decepcionados del sistema. Pero el gesto, más que convocante, parece una postal tibia de otros tiempos inciertos.
El mensaje del frente desabrido se apoya en lugares comunes y fórmulas generales sobre la moderación, la honestidad y la institucionalidad. En ese sentido, en una Argentina polarizada, no parecen ofrecer mucho más que buenos modales.

Un discreto intento de agite en medio del desgobierno peronista bonaerense
La irrupción del dueto apunta a capitalizar el desconcierto bonaerense, donde el peronismo oscila entre la unidad forzada y el desconcierto poskirchnerista. La reciente prisión domiciliaria de Cristina Kirchner tensó internas y puso a prueba los pactos de ocasión. Schiaretti y Manes quieren pescar en ese río revuelto con su insípida propuesta moderada.
El propio ecosistema opositor también atraviesa turbulencias. Mientras una parte de lo que fue Juntos por el Cambio se entrega al oficialismo libertario, otros sectores se resisten a diluir su identidad. En ese marco, la aparición de un frente centrista promete contención, aunque no movilización.
La previa incluye un cónclave de intendentes del conurbano bonaerense en Tigre. Aunque ni Schiaretti ni los hermanos Manes participarán, se espera que varios dirigentes de la UCR, el PRO y el PJ terminen posando en la foto de La Plata. El armado busca volumen, pero aún carece de propuestas políticas realmente efectivas.

Un rompecabezas sin vértice ni vocación de poder
La lista de presencias previstas para el acto incluye nombres dispersos, sin liderazgo claro ni narrativa común. Figuran dirigentes como Britos, Serenal, Mittelbach, De la Torre y Gray. La suma no garantiza coherencia ni peso electoral: parece más una exhibición de perplejidades que una construcción en marcha.
En paralelo, Schiaretti mantiene actividades académicas en el exterior y un discurso diplomático que evita confrontaciones directas con el gobierno nacional. Habla de confianza, verdad y dignidad, pero se cuida de incomodar al poder de turno. La apuesta parece ser agradar a todos, sin irritar a nadie.
En ese tono se mueve también Facundo Manes, quien no logra instalar un perfil propio ni romper con la imagen de outsider universitario. La alianza entre ambos, antes que un pacto de poder, parece un refugio discursivo ante la falta de definiciones claras y apuestas decididas.

Una pausa cordobesa y un protagonismo que no arranca
Mientras el foco está puesto en Buenos Aires y la Capital Federal, Córdoba queda en segundo plano dentro de este armado. A pesar de que Schiaretti lideró el modelo provincial durante dos décadas, su sucesor Llaryora se muestra distante. No hay contacto entre él y Manes, y la vicegobernadora Prunotto es apenas un nexo simbólico.
Schiaretti se cuida de tensar su relación con el gobierno libertario y evita interferir en la gestión provincial. Sus críticas a Milei se limitan a tres ítems: retenciones, obra pública y presencia del Estado. Nada que lo saque del molde del dirigente responsable y previsible, pero cada vez menos convocante.
Para algunos operadores cordobeses, el exgobernador aún tiene chances de jugar localmente. Para otros, su rumbo está marcado hacia el plano nacional. En cualquiera de los dos escenarios, su apuesta por un armado centrista corre el riesgo de pasar desapercibida en una escena que pide otra intensidad.
Así, siempre es conveniente recordar la acertada máxima de Margaret Thatcher: "Pararse en medio de la carretera es muy peligroso; te atropella el tráfico de ambos lados." En la Argentina que se viene no hay lugar para tibiezas o falsas moderaciones políticamente correctas.
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