
La Triple A, los decretos de aniquilamiento de Perón y el inicio de las desapariciones
A pesar de que lo intente ocultar el kirchnerismo, el terrorismo de Estado comenzó bajo el gobierno peronista.
Hace más de medio siglo, el 20 de enero de 1974, Juan Domingo Perón irrumpió en la televisión argentina con un mensaje que marcó un antes y un después en la historia del país.
Vestido con su uniforme de teniente general, el entonces presidente lanzó una dura advertencia tras el intento de copamiento del cuartel de Azul por el grupo terrorista de izquierda Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
"Es hora de que pongamos las cosas en claro y aniquilemos cuanto antes este terrorismo criminal que pretende desestabilizar al país", declaró Perón.
Aquellas palabras, pronunciadas con firmeza, no solo reflejaron el hartazgo de Perón ante las violentas acciones de la guerrilla de izquierda, sino que abrieron la puerta a una escalada represiva que dejó heridas imborrables en Argentina, pero que el kirchnerismo busca ocultar.

Perón había regresado al poder en octubre de 1973, tras 18 años de exilio, en medio de un país fracturado. El ERP, de orientación marxista, y Montoneros, surgidos del "peronismo revolucionario", multiplicaban sus ataques terroristas: secuestros, atentados y enfrentamientos armados.
El asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci en septiembre de 1973 y el asalto al Regimiento de Azul, que dejó muertos y secuestrados, fueron la gota que colmó el vaso.
Perón, que había sido visto como un símbolo de unidad, optó por la mano dura. Su llamado a "aniquilar" no quedó en retórica: bajo su gobierno, y especialmente tras su muerte en julio de 1974, se gestó un aparato represivo que anticipó los horrores de la dictadura.

La creación de la Triple A
Uno de los pilares de esta estrategia fue la creación de la Alianza Anticomunista Argentina, conocida como Triple A. Dirigida por José López Rega, el influyente secretario privado de Perón y luego ministro de Bienestar Social bajo Isabel Perón, la Triple A emergió como un grupo parapolicial dedicado a eliminar a militantes de izquierda vinculados con el terrorismo.
Desde fines de 1973, pero con mayor intensidad en 1974, sus escuadrones comenzaron a operar: asesinatos selectivos, amenazas y desapariciones marcaron su accionar.
Aunque Perón no vivió para ver su apogeo, su discurso de declaración de guerra contra el terrorismo de izquierda fue interpretado como una luz verde para López Rega y su gente.
Tras la muerte de Perón, María Estela Martínez de Perón, conocida como Isabel, asumió la presidencia. Su gobierno, débil y bajo la sombra de López Rega, dio un paso más allá al legalizar los crímenes de lesa humanidad.
Los decretos de aniquilamiento
El 6 de febrero de 1975, Isabel firmó los llamados "decretos de aniquilamiento" (Decretos 261/75 y 2772/75), que ordenaban a las Fuerzas Armadas "neutralizar y/o aniquilar" el accionar de "elementos subversivos" en Tucumán y, luego, en todo el país.
Estos decretos, que formalizaban la lucha contra el ERP y Montoneros, marcaron el inicio de acciones militares como el "Operativo Independencia" en Tucumán, que introdujeron detenciones ilegales, torturas y desapariciones sistemáticas, prácticas que la dictadura de 1976 perfeccionaría.
La Triple A, creada y apoyada de manera logística y financiera por el gobierno peronista, asesinó a más de 1.500 personas entre 1974 y 1976, según estimaciones de organismos de derechos humanos. L
Los decretos de Isabel, por su parte, legitimaron una represión que dejó miles de víctimas antes del golpe militar. Con el objetivo de frenar a las guerrillas de izquierda, se dio inicio a los "desapariciones forzadas" que, a pesar de que lo intente ocultar el kirchnerismo, comenzaron bajo el gobierno peronista.
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