
La UNC permite ingreso universitario sin secundario completo: ¿inclusión o desatino?
La universidad, al igual que otras, habilita el acceso a carreras a mayores de 25 sin estudios básicos finalizados.
La Universidad Nacional de Córdoba (UNC) mantiene abierta la inscripción para personas mayores de 25 años sin secundario completo. Esta posibilidad, amparada por la Ley de Educación Superior, permite cursar carreras de grado y pregrado. Sin embargo, la medida es poco difundida y escasamente debatida en la sociedad, a pesar de ser una política común en casi todas las universidades.
La normativa exige acreditar experiencia laboral relacionada con la carrera elegida y aprobar evaluaciones específicas. A pesar de estos requisitos, preocupa que se naturalice el acceso universitario sin formación secundaria. La falta de discusión pública sobre esta política impide evaluar sus verdaderos alcances y consecuencias.
Es fundamental analizar si esta iniciativa realmente promueve la inclusión o si, por el contrario, expone a los ingresantes a desafíos académicos para los que no están preparados. La ausencia de un debate profundo sobre el tema limita la posibilidad de mejorar el sistema educativo. La sociedad debe estar informada y participar activamente en estas decisiones.

El riesgo de un intento de inclusión que puede generar el efecto contrario
Permitir el ingreso a la universidad sin estudios secundarios completos puede generar expectativas difíciles de cumplir. Las carreras universitarias requieren conocimientos básicos previos que, sin una base sólida, dificultan la comprensión de temas complejos. Esto podría llevar a altos índices de abandono y frustración entre los estudiantes inscriptos bajo esta modalidad laxa y permisiva.
Además, la falta de preparación adecuada puede afectar el rendimiento general y la calidad académica de las instituciones. Es necesario evaluar si los mecanismos de apoyo existentes son suficientes para garantizar el éxito de estos alumnos. De lo contrario, la política podría ser contraproducente y generar más exclusión que inclusión.
Las universidades deben asegurar que todos los estudiantes tengan las herramientas necesarias para afrontar los desafíos académicos. Implementar programas de nivelación y acompañamiento podría ser una solución para evitar el fracaso estudiantil. Sin embargo, esto requiere recursos y planificación que deben ser considerados cuidadosamente.

Una medida con más impacto simbólico que educativo
No es la intención de este medio el pretender excluir o discriminar a quienes desean superarse académicamente pese a no haber completado el secundario. Sin embargo, permitir el ingreso universitario sin estudios previos adecuados puede ser perjudicial incluso para quienes desean progresar, especialmente si no cuentan con conocimientos básicos.
Abrir las puertas de la universidad, de esta manera particular, es un gesto demagógico. El proceso de ingreso debe ir acompañado de medidas que garanticen una experiencia educativa posible y efectiva.
Se trata, más bien, de evitar frustraciones que seguramente surgirán al enfrentar contenidos universitarios sin las herramientas mínimas necesarias. El debate debe centrarse en cómo lograr una verdadera inclusión sin descuidar la calidad académica ni la preparación previa de los estudiantes.
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