
El e-Peso: el Gran Hermano del Banco Central
El BCU quiere implementar la herramienta de parasitismo que probó hace 8 años.
El Banco Central nos quiere vender como innovación lo que en realidad es un grillete digital. Reflotan la idea de una “moneda digital”, como si Uruguay estuviera en la vanguardia del progreso. La verdad es mucho más siniestra: lo que se prepara es el sueño húmedo de todo burócrata, el Gran Hermano financiero con capacidad de vigilar hasta el último peso que gastemos.
Nos dicen que “hay que modernizarse”, que “en el mundo ya se prueba”. ¿Y desde cuándo copiamos a China como ejemplo de libertad? Allí el yuan digital ya se usa para premiar a los obedientes y castigar a los disidentes. Todo con el pretexto de la eficiencia. Lo que se viene es dinero que expira si no lo gastás rápido, cuentas congeladas si protestás demasiado, impuestos descontados al instante sin derecho a discutir. Orwell no lo habría imaginado mejor: el billete convertido en algoritmo y la libertad en ilusión.
El piloto del e-Peso en 2017 fue un fracaso, y con razón: nadie lo necesitaba. Pero como toda obsesión estatal, lo que fracasa se insiste hasta que cuaja. Y ahora lo revisten con palabras bonitas: “gobernanza”, “perspectiva fresca”, “mejores prácticas internacionales”. Palabrerío vacío para disfrazar lo que en el fondo es un simple asalto: el Estado metiendo la nariz en cada bolsillo, en cada feria, en cada café.

¿Querés privacidad? Olvidate. ¿Querés independencia? Imposible. El efectivo todavía es un refugio frente al ojo del poder: un billete pasa de mano en mano sin rendir cuentas. Pero con una moneda digital estatal, cada movimiento queda registrado. El dinero ya no sería tuyo, sería una licencia otorgada por el BCU que te la quita cuando quiere.
El problema no es técnico ni de “ciberseguridad”. El verdadero problema es político. Con una CBDC, el Estado se convierte en tu banquero, tu auditor y tu carcelero. Todo al mismo tiempo. Si hasta ahora el monopolio de emisión de dinero servía para devaluar y sacarnos riqueza silenciosamente, con el e-Peso el robo será a cielo abierto y con recibo digital.
No se trata de modernización, se trata de control. De un Estado que no soporta que existan rincones de libertad fuera de su radar. La respuesta debería ser clara: no al Gran Hermano monetario. Queremos competencia, no monopolio; innovación libre, no experimento burocrático. El dinero debe ser un instrumento de independencia, no la correa electrónica de un gobierno que sueña con controlarlo todo.
El e-Peso no es el futuro: es el pasado más oscuro con disfraz tecnológico. Es la versión charrúa del Gran Hermano, y si lo dejamos avanzar, no habrá rincón de la vida cotidiana que quede fuera de su ojo.
Más noticias: