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Economía

Mejoran las estimaciones de crecimiento para Estados Unidos, y la recuperación llegaría dos trimestres antes de lo previsto

Según las previsiones de Bloomberg, y con gran consenso en expertos incluso de izquierda, la economía norteamericana podría recuperarse antes de lo que estaba previsto. Se revisaron y modificaron al alza todas las estimaciones para el año que viene de reelegir Trump.

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La economía norteamericana parece dar señales sólidas de recuperación, y deja atrás el traumático shock que se experimentó en los primeros dos trimestres del año. Si bien el rebote se va desacelerando, el ritmo acumulado superó las expectativas. 

La recuperación formal de la economía, es decir, el punto en el cual la actividad recupera el nivel que tenía en febrero de 2020, parece estar cada vez más cerca. Según los expertos, la recuperación estaba prevista para el cuarto trimestre de 2021, una previsión similar a la que hay para varios países de la Unión Europea. 

Sin embargo, Estados Unidos se despegó de sus pares europeos y, según las estimaciones más recientes elaboradas por Bloomberg y Morgan Stanley, esta recuperación llegaría en el segundo trimestre del año 2021, seis meses antes de lo esperado. A partir de ese punto, la economía podría retomar el camino del crecimiento propiamente dicho. 

El rebote también sorprendió por sus rápidos efectos sobre el mercado laboral. Inicialmente se esperaba que la tasa de desocupación alcanzara un pico superior al 18% en abril, para estabilizarse en torno al 10% en diciembre, pero la realidad demostró ser muy diferente. 

La desocupación alcanzó un pico de 14%, para luego bajar rápidamente y perforar la barrera de los dos dígitos, y se situó en el 8,4% en agosto. De perdurar esta tendencia, Estados Unidos podría recuperar la situación de pleno empleo durante el año próximo. 

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La composición en la demanda agregada para este año, tendrá una fuerte participación del sector público, pero se estima una mayor recuperación del segmento privado para el cuarto trimestre del año y en adelante. Según expertos, la recuperación en el sector privado será más lenta, pero crucial en la reabsorción de puestos de trabajo. 

Se vislumbra una situación optimista, pero crecen las disputas entre distintas opiniones sobre lo cómo debería actuar el gobierno y la Reserva Federal. La FED respondió al shock expansivo en la demanda de dinero, proporcionando una impresionante cantidad de liquidez en el mercado, con el fin de evitar un escenario deflacionario. 

Esta idea sobre el impulso con inyección de liquidez, fue constantemente defendida por reconocidos economistas con prestigio internacional, como fue el caso del profesor Steve Hanke. Hanke, desde un principio, había recomendado este tipo de políticas para la Reserva Federal, apuntando a preservar la cadena de pagos. 

La conducta de la FED fue similar a lo que ocurrió en 2008 y 2009, como respuesta a la crisis financiera sub-prime. El plan de acción concentró sus esfuerzos en una política monetaria contracíclica, junto con una fuerte política fiscal contractiva para poner en orden las cuentas públicas. 

Hanke también se refirió al comportamiento en la bolsa, y señaló que no es posible predecir el comportamiento futuro, y que las fluctuaciones no necesariamente anticipan una corrección. Es preciso recordar que, tanto el S&P 500 como el índice Dow Jones Industrial, permanecen en máximos históricos. 

Siempre decimos que no se puede predecir el mercado, y este año lo ha demostrado: nadie hubiera esperado una recuperación tan rápida, o máximos en el mercado de valores durante una pandemia”, señaló Steve Hanke, en una entrevista para International Business Times. 

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Otros economistas muy reconocidos, como Daniel Lacalle, advirtieron sobre los riesgos de implementar políticas monetarias tan expansivas como las que se llevan a cabo actualmente en Estados Unidos, Europa, y los mercados asiáticos. 

Lacalle aseguró que las quiebras de empresas están creciendo, incluso a pesar de la inyección de liquidez, y que esta solamente disfrazaría el riesgo, pero no solucionaría el problema de solvencia que hay en el fondo de la cuestión.
Alertó sobre las desventajas que tiene rescatar “empresas zombies”, y sus efectos negativos sobre la producción y el empleo a largo plazo. 

Este fenómeno fue particularmente importante en Europa, registrando enormes cantidades de liquidez y un crecimiento que deja mucho que desear, aunque posiblemente el caso de Japón resulte característico de esta situación. 

Lacalle llamó a evitar los errores que se cometieron en la Unión Europea y Japón, y propuso una mayor flexibilidad en los trámites burocráticos, menor presión impositiva sobre las empresas, y mayor dinamismo en los sistemas de reestructuración de deuda. 

Desde 2017, Estados Unidos abandonó la idiosincrasia típicamente europea, y decidió dar un fuerte impulso con rebajas impositivas, en lugar de apostar por políticas monetarias excesivamente laxas. Queda pendiente el curso de acción que se tomara a partir del año que viene.

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Economía

El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50% y se espera un colapso de la inflación

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La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

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Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

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Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

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Economía

Con Milei, los bancos vuelven a cumplir su función fundamental: Prestarle dinero a familias y empresas y no al Estado

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Se redujo drásticamente la absorción de crédito a través del Estado nacional y el Banco Central, y se amplía la cantidad de recursos disponibles para ser prestados al sector privado productivo. La política económica del Gobierno produjo un punto de inflexión para el sistema financiero.

Desde la caída de la convertibilidad y el rebrote inflacionario en la Argentina, la proporción de crédito retenido deliberadamente por el sector público fue creciendo incesantemente en los últimos años.

El Estado se adueñó de una parte creciente en la cantidad de pesos disponibles generados por el ahorro del país, y en consecuencia se redujo la proporción canalizada por el sector privado (las familias y las empresas). Mientras que el crédito al sector privado superaba holgadamente el 20% del PBI durante el menemismo, al término del último experimento kirchnerista consiguió superar a duras penas el 7% del PBI en 2023

A partir de diciembre de 2023, la política económica ejecutada por el Presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo se propuso un giro drástico en la direccionalidad del crédito argentino. El superávit financiero del Sector Público Nacional (SPN) permitió liberar una gran masa de recursos para el sector privado, algo que hasta el momento parecía completamente imposible.

Por primera vez desde 2018 se produjo un rebrote de créditos hipotecarios, nuevamente atados a la unidad UVA más un cierto margen de rendimiento en términos reales. Estos créditos no solo permiten la reapertura del mercado de crédito inmobiliario, sino que además implican una fuerte presión para aliviar los aumentos sobre los precios de los alquileres.

A partir de la nueva política económica, los bancos privados debieron replantearse la canalización del crédito. El Gobierno nacional dejó de incurrir en amplias licitaciones por encima de sus posibilidades para financiar el déficit (las licitaciones actuales solo refinancian la deuda interna), y el Banco Central profundizó su agresiva política de rebajas en la tasa de interés que pagan los Pases (ahora hasta el 60% nominal anual).

Todo esto abrió la posibilidad de volver a financiar a las familias vía hipotecas, y a las empresas a través de diversos proyectos de inversión productiva. El Gobierno espera que este efecto, habitualmente llamado “crowding-in” o desplazamiento positivo, contribuya activamente a la reactivación de la actividad económica a partir del segundo semestre del año.

Dada la fuerte credibilidad en la política económica, el mayor ahorro del sector público (efecto recesivo) podría ser compensado por un repunte de la inversión del sector privado por la vía del crédito (efecto expansivo).

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