Seguinos en redes

Economía

La gestión económica de Macri y el origen de la crisis que "le quebró el gobierno y le quebró la cabeza"

Publicado

en

Después de un triunfo marcado por el optimismo en 2015, la gestión de Mauricio Macri fracasó a la hora de concretar reformas estructurales. A partir de 2018 la situación derivó en una recesión que destruyó moralmente al expresidente hasta el último día de su mandato.

El gobierno de la alianza Cambiemos había llegado al poder en 2015 con el ideario de instalar una agenda reformista sobre la economía argentina, pero las reformas estructurales necesarias para el país jamás llegaron a concretarse

La falta en la corrección de desequilibrios derivó en una aguda crisis económica que terminó implosionando al gobierno de Macri y posibilitó el triunfo electoral del kirchnerismo. 

Esto fue confirmado recientemente en una entrevista que dio Macri a Juana Viale (en el programa de Mirtha Legrand), donde dijo que la crisis del 2018 "quebró al gobierno y a mí me quebró la cabeza". Pero, ¿Cómo se desenvolvió esta reciente crisis en Argentina?


El programa de estabilización de 2016 

La gestión del expresidente Mauricio Macri comenzó con una rápida liberalización del mercado de cambios en diciembre de 2015, una medida que logró unificar los precios de las divisas y eliminó la cotización paralela o informal. 

Al mismo tiempo, el expresidente del Banco Central Federico Sturzenegger jugó un rol importante dentro del programa de estabilización, pues logró sortear exitosamente el problema conocido como “sobrante monetario” que había dejado el kirchnerismo, a través de la emisión de pasivos remunerados llamados LEBACs para absorber los "pesos sobrantes” en la plaza financiera, y así evitar mayores niveles de inflación. 

Sturzenegger estableció un programa de metas de inflación a partir del control de la tasa de interés como un método para influir en la formación de expectativas, conocido como “Inflation Target”. La credibilidad del Banco Central se sostenía en su independencia y las expectativas por la disminución gradual de la financiación monetaria del déficit. En una primera instancia el programa logró credibilidad

Desde el punto de vista de los movimientos de capital y el acceso al crédito internacional, el gobierno de Cambiemos había decidido normalizar relaciones con acreedores internacionales, adquirir crédito para financiar los gastos del Tesoro, permitir nuevamente la entrada de capitales al país y concretar un blanqueo forzado o “exteriorización de capitales” que resultó exitoso

El gradualismo y la reforma tributaria del 2017 

Desde el primer día de la gestión de Cambiemos se optó por una estrategia fiscal gradualista que suponía un esfuerzo reducido pero proyectado por un tiempo extenso, y principalmente sostenido por una fuerte corrección de tarifas públicas. Sin embargo, la política fiscal en los primeros 2 años de Macri no logró ni siquiera revertir el aumento del déficit primario y financiero, y prácticamente no se consiguió ningún tipo de resultado. 

El gradualismo fiscal se transformó en estancamiento fiscal. El déficit primario del Sector Público Nacional había pasado de representar el 3,3% del PBI en diciembre de 2015 al 3,8% en diciembre de 2017 según las estadísticas de la Oficina Nacional de Presupuesto. 

Considerando los intereses de deuda, el déficit aumentó de 5,3% del PBI a 5,9% del PBI en el mismo período

Evolución de las finanzas públicas en las presidencias de Cristina Fernández y Mauricio Macri. Elaboración propia.

Excluyendo las transferencias provistas por el Banco Central y la ANSES (que no eran ingresos genuinos del Estado), el déficit nacional pasó del 6,9% del PBI en 2015 al 9,5% del PBI en 2016, y volvió a estabilizarse en el 6,7% del PBI en 2017

El desequilibrio financiero total llegó incluso a superar los 10 puntos del producto en 2016 si se tiene en consideración el déficit de las provincias. El gradualismo fiscal también se vio plasmado en la reforma tributaria del 2017

La reforma buscaba un alivio fiscal para las ganancias empresariales reinvertidas, bajando la alícuota sobre los resultados no asignados y compensando con una mayor carga sobre la distribución de dividendos, con lo cual la carga consolidada se veía inalterada y postrada en el 35%.

A su vez, se incluyó un ligero aumento de distintos impuestos internos (con algunas excepciones), y se implementó un gravamen sobre la renta financiera, que afectaba intereses devenidos de la inversión en plazos fijos e incluso la compra-venta de títulos públicos. Este último tributo resultó ser increíblemente perjudicial para la economía y ni siquiera logró un gran desempeño recaudatorio.

La crisis del 2018 y el colapso de las metas de inflación 

La trayectoria fiscal, las señales distorsivas que provocó la tributación sobre la renta financiera y la intervención del Banco Central terminaron por colapsar el programa de estabilización. El 28 de diciembre de 2017 el gobierno de Macri, apuntalado por Marcos Peña, decidió avanzar sobre la independencia del BCRA y se modificó el esquema de metas de inflación para "potenciar el crecimiento". 

Esta acción sepultó la credibilidad de la política monetaria y disparó las expectativas de inflación. La reglamentación del impuesto a la renta financiera en abril de 2018 y la falta de ajuste fiscal impactaron sobre la confianza de los tenedores de bonos públicos, que se negaron a seguir financiando al Gobierno, así como la de otro tipo agentes que ingresaban capitales al país.

Evolución de la actividad económica mensual en la gestión de Mauricio Macri. Elaboración propia.

En un contexto de ligera contracción de liquidez global para emergentes y en medio de una fuerte sequía, a causa de las malas decisiones Argentina experimentó una detención súbita en la entrada de capitales, o “Sudden-Stop”, que generó una aguda crisis económica y una fuerte corrida contra el peso. 

La economía se derrumbó un 3,3% solamente en abril de 2018, y posteriormente un 1,8% en mayo. La corrida contra el peso provocó una abrupta devaluación que terminó por destruir la confianza en las metas de inflación, situación que terminó con la renuncia de Sturzenegger en junio y el retorno del país al FMI

Según las propias palabras del expresidente Macri esta recesión “quebró su cabeza”; el caos económico se mantuvo presente por el resto de su gestión y desembocó en la pérdida de poder para su alianza política.

En su mismo testimonio, Macri dijo que a partir de ese momento tuvo enormes problemas de estrés a tal punto que llegaba a la Quinta de Olivos a las 7 u 8 de la noche y apagaba la televisión y los teléfonos y se ponía a ver Netflix.

Aunque el Gobierno recurrió a un crédito Stand-By del FMI en junio de 2018 para evitar el default, la detención súbita de capitales y la espiral inflacionaria no lograron superarse con éxito, desencadenando una segunda corrida contra el peso entre agosto y septiembre de ese año.

Para paliar la desorganización económica, Guido Sandleris como nuevo Presidente del BCRA introdujo un programa de control de la base monetaria y estableció “bandas de flotación” para intervenir en el mercado, en conjunto con un ajuste fiscal gradualista impulsado por Nicolás Dujovne, el entonces ministro de Economía.

Pero las medidas fueron tomadas demasiado tarde, pues llegaban en un contexto carente de toda la confianza que se había conseguido en 2016.

Colapso de la economía y derrota electoral en 2019

Sin ninguna credibilidad en el programa, la demanda de dinero continuó su sendero bajista entre 2018 y 2019 y, pese a la restricción de la oferta monetaria, se produjo una tercera corrida contra el peso en marzo de 2019 y un alza de la inflación. 

Las medidas de estabilización fiscal, el apoyo del FMI y el programa de Sandleris comenzaron a tener un efecto positivo sobre la economía real que se visibilizó entre abril y julio del 2019. 

Sin embargo, las consecuencias de casi 2 años de crisis se empezaron a notar en la calle. El desempleo, la caída de salarios frente a una inflación que nadie podía controlar y el cierre de empresas resultaron en un inesperado triunfo electoral del kirchnerismo en las primarias, que terminó de sepultar cualquier tipo de posibilidad de recuperación.

El pánico por el retorno de Cristina Kirchner al poder y su agenda del "Socialismo del siglo XXI" provocó una fuerte caída de los depósitos privados, un alza en las expectativas inflacionarias, caída en la demanda de dinero y una cuarta corrida contra el peso en agosto de ese año.

Con este último golpe el gobierno de Macri colapsó y retrocedió en las pocas reformas que había logrado implementar entre 2016 y 2017

Antes de irse del poder reintrodujo el control de cambios, volvió a instalar a las retenciones al campo como un mecanismo de financiamiento y se volvió a recurrir abiertamente a la emisión monetaria para financiar al Tesoro

Para diciembre de 2019 el país no solamente se encontraba inmerso en una profunda recesión sino que "las reglas de juego" eran indistinguibles a las que había en 2015, con mejores fundamentos macroeconómicos pero sin reformas estructurales, y nuevamente frente al retorno del kirchnerismo al poder.

Haga clic para comentar

Usted debe estar conectado para publicar un comentario Inicio de sesión

Deja una Respuesta

Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

Publicado

en

Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

Seguir Leyendo

Economía

Con Milei, los bancos vuelven a cumplir su función fundamental: Prestarle dinero a familias y empresas y no al Estado

Publicado

en

Se redujo drásticamente la absorción de crédito a través del Estado nacional y el Banco Central, y se amplía la cantidad de recursos disponibles para ser prestados al sector privado productivo. La política económica del Gobierno produjo un punto de inflexión para el sistema financiero.

Desde la caída de la convertibilidad y el rebrote inflacionario en la Argentina, la proporción de crédito retenido deliberadamente por el sector público fue creciendo incesantemente en los últimos años.

El Estado se adueñó de una parte creciente en la cantidad de pesos disponibles generados por el ahorro del país, y en consecuencia se redujo la proporción canalizada por el sector privado (las familias y las empresas). Mientras que el crédito al sector privado superaba holgadamente el 20% del PBI durante el menemismo, al término del último experimento kirchnerista consiguió superar a duras penas el 7% del PBI en 2023

A partir de diciembre de 2023, la política económica ejecutada por el Presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo se propuso un giro drástico en la direccionalidad del crédito argentino. El superávit financiero del Sector Público Nacional (SPN) permitió liberar una gran masa de recursos para el sector privado, algo que hasta el momento parecía completamente imposible.

Por primera vez desde 2018 se produjo un rebrote de créditos hipotecarios, nuevamente atados a la unidad UVA más un cierto margen de rendimiento en términos reales. Estos créditos no solo permiten la reapertura del mercado de crédito inmobiliario, sino que además implican una fuerte presión para aliviar los aumentos sobre los precios de los alquileres.

A partir de la nueva política económica, los bancos privados debieron replantearse la canalización del crédito. El Gobierno nacional dejó de incurrir en amplias licitaciones por encima de sus posibilidades para financiar el déficit (las licitaciones actuales solo refinancian la deuda interna), y el Banco Central profundizó su agresiva política de rebajas en la tasa de interés que pagan los Pases (ahora hasta el 60% nominal anual).

Todo esto abrió la posibilidad de volver a financiar a las familias vía hipotecas, y a las empresas a través de diversos proyectos de inversión productiva. El Gobierno espera que este efecto, habitualmente llamado “crowding-in” o desplazamiento positivo, contribuya activamente a la reactivación de la actividad económica a partir del segundo semestre del año.

Dada la fuerte credibilidad en la política económica, el mayor ahorro del sector público (efecto recesivo) podría ser compensado por un repunte de la inversión del sector privado por la vía del crédito (efecto expansivo).

Seguir Leyendo

Argentina

De la mano del superávit financiero, Toto Caputo anunció rebajas de impuestos y de aranceles para la industria automotriz

Publicado

en

El ministro de Economía impulsó una rebaja de tributos y aranceles sin precedentes para liberalizar el mercado de los autos en Argentina.

Este viernes, el ministro de Economía Luis Caputo pateó el tablero con un fuerte anuncio en favor de los argentinos. A través de sus redes sociales, anunció un paquete de reducciones impositivas destinadas a brindar mejores condiciones de competitividad a las fábricas y autopartistas en cuanto a sus exportaciones.

Las medidas, tomadas apenas 15 días después de su reunión con los ejecutivos de las terminales automotrices agrupadas en ADEFA, están diseñadas para reducir aranceles e impuestos con el objetivo de mejorar las condiciones de producción en el sector automotor argentino.

Durante la reunión, las fábricas locales expresaron su preocupación por la elevada carga impositiva que afecta a la industria nacional y su falta de competitividad frente a los fabricantes de la misma marca en otros países. Estas medidas están principalmente orientadas a fortalecer las exportaciones.

El ministro de Economía destacó "una rebaja de aranceles e impuestos dirigida a beneficiar a un sector que representa el 10% de la producción total industrial y que genera más de 75,000 empleos".

Caputo también señaló que se mantendrá la exención de derechos de exportación para las exportaciones incrementales, un beneficio que estaba en vigor desde 2021 y que se aplicará a aquellos fabricantes que superen sus volúmenes de ventas al exterior año tras año. Además, anunció la sistematización y digitalización del régimen de Reposición de Existencias (Repostock).

Esta medida tiene como objetivo proporcionar un incentivo a las empresas que aumenten sus exportaciones con respecto al año 2020, eximiéndolas del pago del 4,5% de aranceles de importación habitual sobre el porcentaje de exportaciones que representen un incremento.

La digitalización del proceso de producción y stock, como parte del Régimen de Reposición de Existencias, aborda una preocupación fundamental del sector autopartista al permitir la discriminación entre las partes destinadas a la exportación y las destinadas al mercado interno. Esto facilitará la aplicación de reducciones o exenciones de impuestos y aranceles sobre las mercaderías producidas para exportar, lo que beneficiará a los fabricantes de autopartes.

En este sentido, el ministro de Economía destacó que estas medidas posibilitarán que los proveedores vendan partes a las terminales con una rebaja de aranceles e impuestos, lo que resultará en una disminución del costo de las autopartes nacionales destinadas a la exportación.

En cuanto a los aranceles específicos, mencionó que los aranceles de moldes de metal utilizados por la industria automotriz se reducirán del 35% al 12,6%, mientras que los aranceles de moldes de inyección plástica pasarán del 24% al 12,6%.

Aunque el anuncio no especifica el monto exacto de la reducción ni la fecha exacta de entrada en vigencia, estas medidas representan un paso significativo para mejorar la competitividad del sector y promover las exportaciones de autopartes argentinas.

La decisión de reducir la carga impositiva sobre los moldes y matrices para fabricar autopartes busca incentivar la inversión en la industria autopartista local y promover la instalación de nuevas empresas en Argentina. Anteriormente, los altos impuestos asociados a estos componentes hacían más conveniente importar repuestos terminados desde otros países, como Brasil o China. Esta reducción de costos contribuirá a hacer más competitiva la producción nacional de autopartes y a fomentar la fabricación local.

Además, la medida de homologar los ensayos de Licencias para la Configuración de Modelos (LCM) con Brasil a partir de junio reducirá la duplicación de ensayos entre ambos países. Esto no solo impactará en la reducción de costos de homologación de nuevos modelos de autos, sino que también agilizará el proceso al eliminar la necesidad de realizar pruebas redundantes en ambos países.

En consecuencia, esta medida no solo beneficiará a la industria automotriz en términos de costos y eficiencia, sino que también facilitará el comercio entre Argentina y Brasil en este sector.

Vemos como una excelente señal las medidas que enumero el Ministro de Economía, Luis Caputo. Forman parte del trabajo que veníamos realizando de manera conjunta con el fin de contar con herramientas que contribuyan a mejorar la competitividad exportadora de la industria automotriz”, destacó Martín Zuppi presidente de ADEFA.


De Kevin Frank para La Derecha Diario.

Seguir Leyendo

Tendencias