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Economía

Estados Unidos pone en la mesa repatriar sus empresas de China

El éxodo de China ha comenzado. El gobierno de Trump considera seriamente un plan de repatriación de sus empresas radicadas en suelo chino, bajo un contexto donde ya muchos decidieron volver a su tierra natal por la crisis mundial.

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El éxodo de China ha comenzado. Según la Consultora Kearney, desde principios de 2019 que la guerra tarifaria que enarboló Trump está cambiando la tendencia comercial del mundo, y más compañías estadounidenses se están yendo de China que las que se establecen allá.

Esto fenómeno se mide con el Business Reshoring Index (índice de repatriación de empresas) que en 2019 estuvo en su punto máximo histórico, rompiendo con una tendencia de 5 años que dejaba en claro que, si no fuera por Trump, Estados Unidos iba en camino a terciarizar por completo su producción al país comunista. A su vez, con la crisis del coronavirus, Kearney avisa que las empresas estadounidenses van a terminar de comprometerse con esta repatriación, y el índice va a seguir subiendo.
Las empresas tomaron las oportunidades que dio el gobierno de Trump (beneficios fiscales, menos impuestos laborales y menos regulaciones) para poner en orden un cambio integral de su cadena de abastecimiento. Cualquier empresa del mundo prefiere tener su producción en EE.UU. antes que en China, donde tienen su producción a decenas de miles de kilómetros de su casa matriz. A su vez, tienen que lidiar directamente con el Partido Comunista Chino y con su burocracia. La única razón que ata a la cadena de valor a China es la mano de obra regalada y los beneficios fiscales que, inteligentemente, otorga el gobierno de Xi Jinping a las grandes multinacionales.
Trump atacó este problema de cuajo. Primero, apuntó con tarifas contra estas ganancias extraordinarias que sólo existen porque el empresariado tiene acceso a mano de obra cuasi-esclava en China; recordar que en el país asiático la propiedad privada es sólo un lujo de los millonarios, que el desempleo es ilegal y que los sueldos son pagados por el Estado, no por las empresas que contratan. 
Las tarifas también solucionaron un problema que viene dañando la economía de EE.UU. desde la década del ’80: el dumping del gobierno chino. Para poder ganar en el mercado altamente competitivo occidental, las empresas que se radican en China no sólo tienen beneficios fiscales, sino que reciben subsidios directamente del gobierno para poder poner precios brutalmente bajos.
El autor del reporte que saca a relucir la actual realidad de la matriz productiva global, Patrick Van Bossche, explica esta nueva dinámica:

"Hace 3 décadas, los productores de EE.UU. empezaron a fabricar y a radicarse en China por una sola razón: los costos. La guerra comercial trajo una nueva dimensión a la ecuación: el riesgo. El COVID-19 trae una tercer dimensión a la mezcla, y consolida la segunda: la resiliencia – la habilidad para predecir y adaptarse a los shocks sistémicos inesperados".

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Bajo esta premisa, y luego de que Japón anunciara al mundo un fondo multimillonario del gobierno para ayudar a repatriar a sus empresas de China, el principal asesor económico de la Casa Blanca, el economista monetarista Larry Kudlow, anunció que se está considerando seriamente pagar desde el gobierno los costos relacionados a la repatriación de las principales empresas multinacionales radicadas actualmente en China.

"Defiendo en un 100% la idea de cubrir inmediatamente los costos de traer las compañías de vuelta a casa – nuevas fábricas, equipos, propiedad intelectual, estructuras, renovaciones – en otras palabras, si tuviéramos el presupuesto podríamos literalmente pagar los costos de la mudanza de compañías en China de vuelta a Estados Unidos".

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Definitivamente la pandemia de coronavirus sacó a la luz todo lo que el Presidente Trump venía denunciando hace tiempo. El libre mercado funciona, pero no puede existir libre mercado con un país que miente, que no simpatiza con las libertades civiles y empresariales que definen el pilar fundamental del capitalismo. Trump lo llama fair trade (comercio justo) y, en otras palabras, propone comerciar libremente entre los países que no abusan del sistema, y a los que lo abusan, habrá que ponerle estándares más altos que "tienen" que cumplir.

En una conferencia de prensa del día lunes, Donald Trump comentó sobre el tema y dio su total apoyo a un plan que signifique ayudar a las empresas a volver a Estados Unidos o, en su lugar, mudarse de China a países que no sean liberticidas, como India o países del este de Europa.

China está gobernada por una oligarquía que somete al pueblo a la miseria, no reconoce la propiedad privada de más del 80% de sus habitantes, prohíbe la acumulación de capital—el ahorro genuino—y opera constantemente en detrimento de sus principales socios comerciales. 

La dictadura de Xi Jinping se queja de las tarifas de Trump mientras devalúa su moneda para mejorar sus condiciones de intercambio, se queja de la decisión de abandonar los tratados ecologistas cuando su país es el que más contamina del planeta, y se queja del liderazgo de EE.UU. cuando ellos liberaron un virus pandémico al resto del mundo, y ahora no quieren hacerse cargo.

Las mentiras, la soberbia y la censura del Partido Comunista Chino deberían ser la gota que rebalse el vaso para que los líderes de Occidente finalmente entiendan que financiar a tu propio enemigo no va más. Terminar con la hegemonía económica de China no es una problemática económica, es una problemática política, social y moral.

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Economía

Fuerte caída de la inflación: El mes de mayo arranca con rebajas en los precios de los alimentos

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Todas las mediciones privadas de alta frecuencia relevan deflación de precios sobre una amplia canasta de alimentos de consumo masivo. Las rebajas también se vieron reflejadas por descuentos, cada vez más frecuentes en las góndolas. El Gobierno erradicó el déficit fiscal y paralizó la expansión monetaria.

Los resultados de la consolidación fiscal y monetaria que está llevando a cabo el Gobierno están a la vista. Las consultoras privadas estiman deflación de precios en los principales productos de consumo masivo, de acuerdo a las mediciones para las últimas semanas de abril y los primeros días de mayo.

La medición de la consultora LCG registró una caída del 1% sobre el umbral de alimentos y bebidas relevados en supermercados al término de los últimos 7 días del mes pasado, y todo indica que se habría registrado el mismo efecto para la primera semana de este mes.

La tasa de inflación mensual para esta canasta de productos cayó a solamente el 1,4% con respecto al nivel de precios de la primera semana de abril, mientras que la variación promedio de 5 semanas retrocedió al 2,9% al cierre del mes pasado. Se produjo una drástica caída con respecto al salto inflacionario de diciembre, cuando los precios llegaron a aumentar a razón del 1% todos los días.

Incluso la tasa de inflación interanual para la canasta de precios de LCG comenzó a retroceder a partir del mes de marzo. Alcanzó un pico cercano al 280% a mediados de ese mes, para descender al 240% hacia la última semana de abril. Los registros mensuales aún no capturan esta rebaja por el efecto de arrastre estadístico de los meses pasados.

Del mismo modo, los relevamientos de Focus Market sugieren una serie de fuertes caídas en productos esenciales para el consumo a lo largo de abril: 

  • Detergente para ropa: -10.5%
  • Cremas dentales: -7.5%
  • Enlatados de pescado: -6.3%
  • Toallas femeninas: -6.2%
  • Azúcar -5.6%
  • Flanes: -4.7%
  • Café: -4.3%
  • Aceite: -4.3%
  • Desinfectantes: -4.2%
  • Papel higiénico:-3,8%

El programa económico ejecutado por el Ministro Luis Caputo desde el Gobierno nacional y Santiago Bausili desde el Banco Central está cosechando un éxito contundente. El déficit fiscal fue completamente erradicado durante el primer trimestre de 2023 (algo que no sucedía desde 2008), llegando incluso a una diferencia positiva entre los ingresos y los gastos incluyendo el pago de intereses.

Asimismo, los factores de expansión de la base monetaria lograron compensarse exitosamente con los factores de absorción (Pases y Bopreal), y en consecuencia el crecimiento de la cantidad de dinero circulando en la economía disminuyó fuertemente desde el 10 de diciembre del año pasado.

La base monetaria total se expandió un 41% desde diciembre del año pasado, la cantidad de pesos en poder del público creció un 37%, y los billetes y monedas en entidades financieras lo hizo en un 2%. En el mismo período, los precios acumularon una suba de por lo menos el 60%, con lo cual se produjo una notoria caída de la cantidad de dinero en términos reales. Asimismo, una gran parte de la expansión nominal de la base monetaria se contrarrestó con el superávit del Tesoro y las sucesivas licitaciones de pesos llevadas a cabo.

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Economía

El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50% y se espera un colapso de la inflación

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La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

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Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

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Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

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