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Economía

El legado de Ronald Reagan: de la "Revolución Conservadora" a una nueva escuela económica basada en el libre mercado

Un día como hoy, en 1911, nacía Ronald Reagan, considerado uno de los presidentes más influyentes de la historia de los Estados Unidos y de todo el mundo. Su gobierno marcó un antes y un después en la política norteamericana, la economía global y el mundo libre.

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Un 6 de febrero de 1911 nacía Ronald Wilson Reagan, probablemente uno de los presidentes más importantes de la historia de los Estados Unidos, y quien a través de su mandato transformó el mundo para siempre. 

A pesar del transcurso de casi tres décadas desde que terminó su gobierno, Estados Unidos sigue disfrutando del legado de Reagan

Con la llamada “Revolución Conservadora” de los 80s, Reagan logró consensos que ningún otro mandatario había logrado en décadas y reformó completamente la economía norteamericana y mundial, apuntando a terminar con la estanflación y promover la libertad económica. 

Con la asesoría del reconocido economista Milton Friedman, la agenda de los republicanos concentró sus esfuerzos para reducir el tamaño del Estado, bajar los impuestos, reducir el nivel de regulaciones en la actividad económica y controlar la oferta monetaria.

Políticamente, logró unir las dos facciones del Partido Republicano, concediéndole la vicepresidencia a la figura más prominente del establishment conservador de la época, George H.W. Bush. Algo que, por ejemplo, hoy en día Trump se negó a hacer y le terminó costando una enorme grieta interna que le facilitó a la oposición demócrata robarle la reelección.

Sus políticas económicas y culturales, apoyadas desde el Reino Unido por Margaret Thatcher, desde Alemania por Helmut Kohl y desde Francia por François Mitterrand, le permitieron crear un bloque de cooperación mundial capitalista contra la Unión Soviética, que culminó con la caída del Muro de Berlín y finalmente la disolución del bloque comunista en 1991, 2 años después de haber dejado la presidencia y sucedido por su Vicepresidente.

Milton Friedman, miembro activo del Partido Republicano, Premio Nobel de Economía en 1976, y asesor económico especial en las administraciones de Reagan, Nixon, Ford y Bush.

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La influencia del monetarismo y las reformas económicas de corte liberal tuvieron un éxito contundente en su gobierno y influenciaron gobiernos del mismo corte a lo largo de todo el globo.

A partir de las recomendaciones de la ortodoxia, el Presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, quien irónicamente había sido nominado por el izquierdista Jimmy Carter, llevó adelante un exitoso programa de estabilización de precios y controlando los agregados monetarios.

Cuando asumió en 1980, Reagan se encontró con una economía destrozada y por primera vez en la historia del país, una alta inflación que se estaba acelerando. Pisó la Casa Blanca con una inflación promedio del 15% anual, y trabajó con la escuela económica de la Universidad de Chicago para implementar un programa económica que atacara principalmente la inflación y el desempleo.

Descartando la hipótesis keynesiana que pretendía controlar los costos del petróleo para contener a la inflación, Reagan decidió eliminar los controles de precios que aún quedaban sobre ese sector, mientras que la inflación se estabilizó en bajos niveles controlando los niveles de emisión respecto a la demanda, una herencia que perdura hasta el día de hoy.

Variación anual del IPC de Estados Unidos. Fuente: U.S. Bureau of Labor Statistics.

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El equipo económico de Reagan había logrado una histórica rebaja impositiva, que incluso el ala moderada del Partido Republicano consideraba difícil de realizar. 

Se trató en términos porcentuales de la rebaja más grande de impuestos de la historia en los Estados Unidos, que recayó sobre los ingresos individuales y las ganancias empresariales. 

Todos los estratos de la sociedad se vieron beneficiados por las rebajas; sectores bajos, medios y altos. La clase media (entendida como aquellas personas con ingresos anuales por US$ 45.000 corrientes) fue la más beneficiada, y esto fue el motor que impulsó la reactivación económica

Si bien el Presidente Trump tuvo el gobierno con la menor tasa impositiva de la historia (Bush redujo los impuestos a un menor nivel entre 2005 y 2006 pero se fue de la Casa Blanca acordando con Obama la total anulación de estos recortes), la rebaja de de Reagan entre 1981 y 1987 fue la más pronunciada y que más cambió el paradigma que venía de los 70s, que engrandecía el Estado de Bienestar a través de impuestos distorsivos y muy dañinos para la economía.

Tasa de Impuestos que percibe un ingreso de 45.000 dólares por año. Fuente USA.gov/Taxes


Reagan fue el primer Presidente que propuso una cláusula de actualización sobre los impuestos a los ingresos, impidiendo que el efecto inflacionario pudiera distorsionar la base imponible del tributo, afectando a más personas en el futuro conforme aumentan los salarios nominales. 

La economía respondió a los estímulos por la rebaja impositiva y la desregulación. Después de casi tres años de estanflación, Estados Unidos entró en un período de fuerte crecimiento, conquistando una expansión histórica del PBI en torno al 32% entre enero de 1983 y enero de 1989

PBI mensual entre 1978 y 1989. Fuente: Banco de la Reserva Federal de San Luis.

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Todas estas reformas rindieron sus frutos y este éxito económico fue clave para la campaña republicana de 1984, donde Reagan consiguió una cómoda y aplastante victoria sobre el demócrata Walter Mondale, venciéndolo con el 58% de los votos y tiñendo el mapa de rojo republicano.

Su triunfo fue un batacazo al Partido Demócrata y a los medios, que habían pasado 4 años hablando de cómo Reagan estaba destruyendo a la clase media, de que tenía alzheimers y no podía gobernar correctamente al país. Finalmente, se impuso en todos los Estados del país menos Minnesota, de donde su oponente era oriundo.


La tasa de desocupación trepó al 10,8% en 1982 en el peor momento de la estanflación que heredó de Carter, y las reaganomics lograron bajarla al 5,3% hacia principios de 1989, el nivel más bajo desde 1974. 

Incluso con estas cifras, lo cierto es que el índice de desocupación no permite apreciar con total exactitud la verdadera dimensión del "boom económico" de Reagan.

La población económicamente activa (que componen la oferta laboral) creció sin pausa durante toda la administración Reagan y, aun así, la economía fue capaz de crear todavía más empleo. 

El nivel de empleo entre 1977 y 1989. Fuente: Banco de la Reserva Federal de San Luis.


No solo cada vez más personas ingresaban al mercado laboral, si no que el sector privado creó empleo a una tasa más alta que en el pasado. 

Como consecuencia, la tasa de ocupación se disparó desde 1983, evidenciando el verdadero impacto de la política económica sobre el mercado laboral. La tasa de empleo subió un 10,7% entre 1983 y 1989. 

La bonanza económica permitió reducir el nivel de pobreza a partir de 1983, y se mantuvo por debajo del 13% hacia 1989, un nivel más bajo del heredado por Jimmy Carter. La eliminación del impuesto inflacionario y la reactivación del empleo explican en gran medida las mejoras en el bienestar social.

Luego de un pico de pobreza luego de la crisis del 90, el nuevo presidente Bill Clinton tuvo la correcta decisión de no modificar las bases que había dejado Reagan para una economía de libre mercado, a pesar de haber sido del Partido Demócrata. De esta manera, hacia el año 2000 se logró la tasa de pobreza más baja en 30 años.

Tendrían que pasar otros 20 años y 4 años de otro gobierno republicano (Donald Trump) para que Estados Unidos logre romper el mínimo histórico. Hasta el día antes de la pandemia de coronavirus, la presidencia de Trump vio una pobreza menor al 11%, el dato más esperanzador para una nueva "Revolución Conservadora", que tomó muchísimas cosas de la gestión de Reagan.

Nivel de pobreza en Estados Unidos. Fuente: U.S. Census Bureau

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Por último, cabe destacar que el gobierno de Reagan fue tan revolucionario en materia económica y presentó resultados tan positivos que obligó al Partido Demócrata a reformarse, ungiendo a Bill Clinton como su nuevo líder, quien prometió no cambiar los preceptos de la economía liberal, con su famoso discurso: "La era del Estado gigante ha terminado".

La administración Reagan logró conseguir la adhesión de una gran porción del Partido Demócrata en el Congreso a la hora de aprobar amplios paquetes de rebajas impositivas, pero no ocurrió lo mismo cuando se intentó recortar el gasto público, lo que llevó a enormes déficits fiscales.

Probando la teoría del asesor presidencial William Laffer, la baja de impuestos no afectó el nivel de recaudación a largo plazo, y hacia 1989 éste se había recuperado totalmente.

Sin embargo, la negativa de los diputados demócratas de achicar los presupuestos del Estado federal obligó a las autoridades a operar con un nivel de déficit más elevado, y financiarlo de forma no inflacionaria, o sea vía aumento de la deuda pública.

En Estados Unidos, el tamaño del Estado nacional no depende tanto del Poder Ejecutivo así como del Poder Legislativo, que a través de sus comisiones controla totalmente los presupuestos federales.

La puja entre Reagan y los demócratas en la Cámara de Representantes, que mantenían la hegemonía parlamentaria desde 1955, se mantuvo durante toda la década de 1980, aunque se lograron ajustes nada desdeñables entre 1984 y 1988.

No fue hasta 1994 cuando los republicanos recuperaron el control de Diputados que se pudo aprobar una verdadera baja del gasto público, la cual le permitió a Bill Clinton achicar el déficit fiscal.

Gasto público federal en % del PBI. Fuente: Banco de la Reserva Federal de San Luis.


Germán Pérez Dalmau, para La Derecha Diario

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Economía

El mes de mayo arrancó con deflación en los precios de los alimentos y se derrumba la inflación de Massa

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Todas las mediciones privadas de alta frecuencia relevan deflación de precios sobre una amplia canasta de alimentos de consumo masivo. Las rebajas también se vieron reflejadas por descuentos, cada vez más frecuentes en las góndolas. El Gobierno erradicó el déficit fiscal y paralizó la expansión monetaria.

Los resultados de la consolidación fiscal y monetaria que está llevando a cabo el Gobierno están a la vista. Las consultoras privadas estiman deflación de precios en los principales productos de consumo masivo, de acuerdo a las mediciones para las últimas semanas de abril y los primeros días de mayo.

La medición de la consultora LCG registró una caída del 1% sobre el umbral de alimentos y bebidas relevados en supermercados al término de los últimos 7 días del mes pasado, y todo indica que se habría registrado el mismo efecto para la primera semana de este mes.

La tasa de inflación mensual para esta canasta de productos cayó a solamente el 1,4% con respecto al nivel de precios de la primera semana de abril, mientras que la variación promedio de 5 semanas retrocedió al 2,9% al cierre del mes pasado. Se produjo una drástica caída con respecto al salto inflacionario de diciembre, cuando los precios llegaron a aumentar a razón del 1% todos los días.

Incluso la tasa de inflación interanual para la canasta de precios de LCG comenzó a retroceder a partir del mes de marzo. Alcanzó un pico cercano al 280% a mediados de ese mes, para descender al 240% hacia la última semana de abril. Los registros mensuales aún no capturan esta rebaja por el efecto de arrastre estadístico de los meses pasados.

Del mismo modo, los relevamientos de Focus Market sugieren una serie de fuertes caídas en productos esenciales para el consumo a lo largo de abril: 

  • Detergente para ropa: -10.5%
  • Cremas dentales: -7.5%
  • Enlatados de pescado: -6.3%
  • Toallas femeninas: -6.2%
  • Azúcar -5.6%
  • Flanes: -4.7%
  • Café: -4.3%
  • Aceite: -4.3%
  • Desinfectantes: -4.2%
  • Papel higiénico:-3,8%

El programa económico ejecutado por el Ministro Luis Caputo desde el Gobierno nacional y Santiago Bausili desde el Banco Central está cosechando un éxito contundente. El déficit fiscal fue completamente erradicado durante el primer trimestre de 2023 (algo que no sucedía desde 2008), llegando incluso a una diferencia positiva entre los ingresos y los gastos incluyendo el pago de intereses.

Asimismo, los factores de expansión de la base monetaria lograron compensarse exitosamente con los factores de absorción (Pases y Bopreal), y en consecuencia el crecimiento de la cantidad de dinero circulando en la economía disminuyó fuertemente desde el 10 de diciembre del año pasado.

La base monetaria total se expandió un 41% desde diciembre del año pasado, la cantidad de pesos en poder del público creció un 37%, y los billetes y monedas en entidades financieras lo hizo en un 2%. En el mismo período, los precios acumularon una suba de por lo menos el 60%, con lo cual se produjo una notoria caída de la cantidad de dinero en términos reales. Asimismo, una gran parte de la expansión nominal de la base monetaria se contrarrestó con el superávit del Tesoro y las sucesivas licitaciones de pesos llevadas a cabo.

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Economía

El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50% y se espera un colapso de la inflación

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La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

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Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

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Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

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