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Economía

El pos-plebiscito en la economía chilena: crece la incertidumbre y los mercados reaccionaron negativamente

Tras la votación a favor del cambio constitucional, el mercado chileno entra en pánico. La incertidumbre reina en el sector privado, las inversiones extranjeras empiezan a cortar la canilla y Piñera anticipó que seguirá permitiendo el desfinanciamiento del sistema jubilatorio.

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El plebiscito constitucional significó una de las mayores derrotas de la derecha en Chile y, al mismo tiempo, uno de los llamados a la acción más contundentes de la historia del país andino.

El presidente Sebastían Piñera, con una aprobación de menos del 15% y la pérdida de sus propios partidarios, se manifestó abiertamente a favor del "Apruebo" y encausó desde la centro-derecha hasta la extrema izquierda a un resultado desfavorable para la Nación chilena. En un intento por salvar su paso a la historia como el mandatario con peor imagen pública junto a Allende y Bachelet, se alineó rápidamente junto con el ala reformista de la política chilena.

A una semana de la votación, los indicadores económicos y financieros han expresado su opinión sobre el futuro del país: malo.

El jefe de Estudios Trading de Capitaria, Ricardo Bustamante, explica que "si bien el proceso constituyente será largo, donde recién el 2022 podría estar anunciándose la nueva Carta Magna, por lo pronto debiéramos ver una alta incertidumbre con respecto a lo que se viene en el país, especialmente en la mirada internacional, lo que puede provocar nuevas actualizaciones negativas en la clasificación de riesgo y salidas de capitales".

Entre una caída del precio del cobre y un desplazamiento al dólar, la primer semana pos-plebiscito ha sido de las más volátiles en el mercado financiero desde la insurgencia comunista del 18 de octubre de 2019. 

Si bien desde la semana anterior a la votación, el dólar comenzó un proceso bajista, probablemente viendo el fin del caos social luego del plebiscito, Bustamente añade que con un escenario "de poca claridad en los próximos meses, lo más probable es que veamos un dólar más apreciado frente al peso chileno, el cual podría volver a cotizar sobre los $800 en las próximas sesiones".

Volatilidad en el tipo de cambio dólar / peso chileno desde octubre 2019.

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Esta semana trascendió en todo el mundo un duro titular del Financial Times: "Chile, el Ángel Caído"

La realidad es que la caída del ángel ocurrió antes que este 25 de octubre. Ya desde 2019, Piñera había entregado el país a la extrema izquierda, por una oportunidad de terminar su mandato.

Desde entonces, y con una pandemia de por medio, la deuda de Chile por las medidas de Piñera llegará el 2021 al 45% del PIB; cabe recordar que era del 15% hace 10 años. En el 2030 será el 70%

Solo los intereses de esta deuda son de 3.500 millones de dólares anuales, habiendo sido menos de 500 millones hace sólo 5 años. Además, con el flojo 1,5% de crecimiento esperado, no hay manera posible de pagar estos intereses sin tener que subir impuestos o bajar el gasto publico. Todo indica que será lo primero.

Desde octubre del 2019, el país ha sido degradado dos veces por los organismos de clasificación de riesgo país, encareciendo los créditos y anunciándose, para los próximos años, fuertes restricciones de financiamiento internacional acompañado con una llamada fuga de inversiones. 

Con una derecha débil, cómplice y temerosa, la izquierda ha logrado convencer al país con el segundo PIB per cápita más alto de la región, que bajó la pobreza de un 64% a un 8% en 40 años, que es necesario abandonar el sistema capitalista y pasar a uno como el venezolano. La adoctrinación llegó hasta a convencer a la mayoría de los chilenos que su sistema de pensiones, el 7° mejor del mundo según Mercer, es un fracaso.

Tapa del Financial Times el 28 de octubre, del "Editorial Board".

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¿La nueva Constitución afectará la economía?

Existen numerosas posturas al respecto, pero crece el temor sobre los riesgos de modificaciones centrales en el modelo económico.
Si bien el 78% de los votantes optó por una nueva Constitución, esta todavía debe escribirse, debatirse, sancionarse y luego ratificarse en un nuevo plebiscito. El camino es largo.
A la hora de las reformas, jugará un rol central la cantidad de constituyentes que posea cada rama política, y los lineamientos que se defiendan. En 2021 se irá a una nueva elección, donde los chilenos votarán por sus constituyentes. En esta ocasión, de vuelta habrá un cruce entre candidatos de derecha y candidatos de izquierda.

La actual constitución, a pesar de las mentiras que se han dicho, no fue firmada por Pinochet si no que por el presidente socialdemócrata Ricardo Lagos en 2005, y ha tenido más de 240 modificaciones en los últimos años, pero siempre respetándose la libertad de culto, la propiedad privada, la igualdad ante la ley y el derecho a la vida del no nacido. 

Lo verdaderamente preocupante ahora son los postulados de los legisladores y los referentes de izquierda, principales impulsores de la reforma. Ideas descabelladas como la decretación de "servicios de interés público" a determinados rubros de la economía, o reformas sobre el exitoso modelo previsional privado de pensiones, son algunos interrogantes que determinarán el futuro del país andino. 

Además, algunos dirigentes radicalizados, aseguraron que servicios como la electricidad, el gas, el servicio de agua y la producción de hidrocarburos, deberían ser intervenidos por el Estado dado su "rol social".

Durante el periodo de redacción de la nueva constitución que demorará 2 años, se espera un desempeño bajo en materia de inversión privada, ya que una de las banderas de lucha durante la campaña fue el avance frente a la propiedad privada, y subir nuevamente los impuestos.

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La centro-derecha cómplice, sigue haciendo de las suyas

La aplastante victoria del cambio de constitución fue abiertamente avalada por sectores de la “centro-derecha”, que han visto un importante botín para apropiarse de nuevos poderes, y renunciando a los principios por los cuales fueron elegidos. 

Esta supuesta derecha, asociada con el presidente Piñera, aprobó en las últimas horas un nuevo retiro de dineros del sistema de pensiones. Sumado al retiro anterior, estaría dejando a mas de 4,5 millones de chilenos sin fondos para su jubilación, un 40% del total de los cotizantes. 

El proyecto incluye, en su primera etapa, el retiro de fondos de pensiones de personas ya jubiladas con el "Sistema de Rentas Vitalicias con compañías de seguro". Estos fondos están invertidos en créditos hipotecarios, y auguran fuertes litigios internacionales. 

El gobierno chileno, a partir de una campaña del terror por el COVID-19, generó la abstención histórica de más de un 13% de la población, que comprende el segmenta de la población conservadora de tercera edad. Por otro lado, en forma extraordinaria, los menores de 30 años (que rara vez votan), acudieron en masa a las urnas. Todo esto planificado y ejecutado según el plan de Piñera.

Sólo el 50% de la población votó, y nacerá una Constitución desde cero por una asamblea constituyente, impelida por la revolución y movimientos extremistas de izquierda que permanecen en las calles destruyendo todo desde hace 1 año. 

La izquierda chilena, seguidora de Gramsci, Felix Guattari y Slavoj Zizek, lograron su cometido. Después de décadas, lograron poner en duda eficientemente a los cimientos de un modelo ampliamente exitoso.

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Economía

El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50% y se espera un colapso de la inflación

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La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

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Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

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Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

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Economía

Con Milei, los bancos vuelven a cumplir su función fundamental: Prestarle dinero a familias y empresas y no al Estado

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Se redujo drásticamente la absorción de crédito a través del Estado nacional y el Banco Central, y se amplía la cantidad de recursos disponibles para ser prestados al sector privado productivo. La política económica del Gobierno produjo un punto de inflexión para el sistema financiero.

Desde la caída de la convertibilidad y el rebrote inflacionario en la Argentina, la proporción de crédito retenido deliberadamente por el sector público fue creciendo incesantemente en los últimos años.

El Estado se adueñó de una parte creciente en la cantidad de pesos disponibles generados por el ahorro del país, y en consecuencia se redujo la proporción canalizada por el sector privado (las familias y las empresas). Mientras que el crédito al sector privado superaba holgadamente el 20% del PBI durante el menemismo, al término del último experimento kirchnerista consiguió superar a duras penas el 7% del PBI en 2023

A partir de diciembre de 2023, la política económica ejecutada por el Presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo se propuso un giro drástico en la direccionalidad del crédito argentino. El superávit financiero del Sector Público Nacional (SPN) permitió liberar una gran masa de recursos para el sector privado, algo que hasta el momento parecía completamente imposible.

Por primera vez desde 2018 se produjo un rebrote de créditos hipotecarios, nuevamente atados a la unidad UVA más un cierto margen de rendimiento en términos reales. Estos créditos no solo permiten la reapertura del mercado de crédito inmobiliario, sino que además implican una fuerte presión para aliviar los aumentos sobre los precios de los alquileres.

A partir de la nueva política económica, los bancos privados debieron replantearse la canalización del crédito. El Gobierno nacional dejó de incurrir en amplias licitaciones por encima de sus posibilidades para financiar el déficit (las licitaciones actuales solo refinancian la deuda interna), y el Banco Central profundizó su agresiva política de rebajas en la tasa de interés que pagan los Pases (ahora hasta el 60% nominal anual).

Todo esto abrió la posibilidad de volver a financiar a las familias vía hipotecas, y a las empresas a través de diversos proyectos de inversión productiva. El Gobierno espera que este efecto, habitualmente llamado “crowding-in” o desplazamiento positivo, contribuya activamente a la reactivación de la actividad económica a partir del segundo semestre del año.

Dada la fuerte credibilidad en la política económica, el mayor ahorro del sector público (efecto recesivo) podría ser compensado por un repunte de la inversión del sector privado por la vía del crédito (efecto expansivo).

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