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Bernie Sanders se bajó de la candidatura presidencial demócrata

El senador Bernie Sanders anunció este miércoles que suspende su campaña luego de una serie de derrotas en las internas y en medio de la crisis del coronavirus. Una crónica del fracaso del político que quiso hacer socialista a los Estados Unidos de América.

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Tras una serie de fuerte derrotas en las últimas elecciones primarias, el senador marxista por Vermont y líder del movimiento progresista radical dentro del Partido Demócrata, Bernie Sanders, ha anunciado el final de su campaña. Así, el camino a la candidatura queda allanado para el ex-vicepresidente de Barack Obama, Joe Biden.
Inicialmente comunicado por internas a su equipo de campaña, e inmediatamente filtrado a la prensa, Sanders confirmó finalmente su decisión a través de un tweet, acompañado de una transmisión en vivo desde su hogar en Burlington, Vermont.

Además de anunciar el fin de su campaña, Sanders felicitó a Biden y le ofreció su apoyo en la elección general, en la que el Partido Demócrata buscará desplazar al presidente Donald Trump, retener la Cámara de Representantes y recuperar el Senado.

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El anuncio de Sanders pone un punto final a una primaria demócrata que comenzó con un claro candidato en Biden, y finalizó de la misma manera, pero que tuvo en el intermedio momentos de protagonismo para muchos otros candidatos. 
Debido a la debilidad inicial de Biden como candidato y sus múltiples furcios en actos de campaña, el establishment del Partido Demócrata perdió confianza en el ex-vicepresidente como candidato, y buscó quién pudiera sustituirlo: por momentos las encuestas mostraron una fortaleza de la senadora Kamala Harris, quien hoy suena como posible vice-presidente de Biden, por su buen desempeño en los debates tempranos. Luego, la candidata parecía ser la también senadora Elizabeth Warren, quien a pesar de su perfil progresista buscó acercarse al centro y a los líderes partidarios. 
Al comenzar las votaciones, el ex-alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg, comenzó a figurar como un posible candidato, tras excelentes resultados en las dos primeras primarias, Iowa y New Hampshire. Buttigieg mostró un fuerte desempeño en los debates, al igual que la senadora Amy Klobuchar. Por un fugaz momento, el billonario Michael Bloomberg llegó a ser la opción para estos votantes. Sin embargo, debido a lo tarde que decidió postularse, no pudo participar de las primeras elecciones ni de los primeros debates. Y cuando empezó a participar de los debates, su desempeño fue desastroso.

Los 6 candidatos principales que se disputaban la interna demócrata hasta fines de febrero.
Esta división de los “demócratas moderados” causó que Sanders comenzara a liderar las encuestas, y comenzara a ser visto como el inevitable candidato. Una fuerte victoria en Nevada el 22 de febrero lo solidificó en esta posición de favorito. Hasta este punto, Biden no había lograr más que un lejano segundo puesto, y ya figuraba hasta tercero en las encuestas nacionales detrás de Sanders y Bloomberg.
Sin embargo, una semana después, cambió totalmente la historia: Biden logró una contundente victoria en el estado de Carolina del Sur, sacándole 30 puntos de ventaja a Sanders, mucho más de lo que le auguraban las encuestas.
La campaña de Biden parecía resurgir, pero no tenía chances si no lograba fuertes victorias en el “Súper Martes” que ocurriría 3 días después. Entonces, comenzaron las gestiones dentro del Partido Demócrata para allanarle el camino a Biden, y en los siguientes 2 días se bajaron de la carrera Buttigieg y Klobuchar, ambos anunciado su apoyo al ex-vice. Gracias a eso, Biden ganó 10 de las 15 elecciones disputadas ese “Súper-Martes”.

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Ese fue el comienzo del fin para la candidatura de Sanders. El camino ya estaba allanado para Biden, y para ayudarlo más aún, al día siguiente finalizó su campaña Bloomberg, anunciando también su apoyo al ex-vicepresidente. Un día después, se bajaría la última gran contendiente en la primaria nacional, Elizabeth Warren y, aunque ella no daría explícitamente su apoyo a ningún candidato, la falta de apoyo a Sanders en esta coyuntura fue vista por los seguidores del senador como una "traición" de Warren al "movimiento progresista."

Bernie Sanders y Joe Biden, los únicos candidatos en carrera durante marzo.

A partir de entonces, la primaria pasó a ser un mano a mano entre Biden y Sanders. El siguiente martes, en un “mini Súper Martes” donde se disputaron 6 estados, Sanders pudo ganar solo 1, North Dakota, el que menos delegados disputaba esa noche. Fue particularmente duro para Bernie perder esa noche los Estados de Michigan y Washington, que fueron clave en su campaña de 2016. Sin embargo, salió a anunciar que no se bajaba, y que participaría del próximo debate contra Biden, en el cual no se lució y no logró dar vuelta la pelea, en una discusión dominada por el virus chino. Y en lo que fue el último día de primarias para el senador Sanders, el siguiente martes le dio 3 fuertes derrotas en Arizona, Illinois y Florida, este último por casi 40 puntos.
La diferencia de delegados entre Biden y Sanders ya alcanzaba los 300, y las encuestas mostraban que Biden lideraba en todos los estados que faltaban votar. El camino de Sanders para alcanzar la candidatura había desaparecido, y no le quedó otra opción que bajarse y anunciar su apoyo al resurgido candidato del establishment partidario.

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En 2016, Bernie Sanders sabía que corría de atrás. El Partido Demócrata ya había elegido mucho antes a Hillary Clinton como la “candidata única”, ante la negativa del entonces vicepresidente Joe Biden de presentarse. Biden lideraba todas las encuestas y hubiera ganado fácilmente esa primaria, quizá con Clinton emergiendo como su vicepresidente. Pero el vicepresidente acababa de sufrir la muerte de su hijo, Beau Biden, por un cáncer cerebral, poco menos de 1 año atrás, y decidió que no sería el momento. O al menos esa es la versión oficial. 

Sin dudas existieron también fuertes presiones de parte de Clinton para allanarse el camino y lograr lo que no pudo en 2008, cuando fue derrotada en la primaria por Barack Obama, pero los votantes nunca aceptaron completamente a la ex-primera dama y ex-canciller, y vieron en el senador Sanders un voto protesta, tanto contra la figura de Hillary, como contra los 8 años de gobierno de Barack Obama, como en contra del “sistema” en general. 

Esa masa crítica de votantes anti-establishment, anti-Obama, anti-Hillary y anti-sistema, más una minoría de votantes de extrema izquierda, fueron suficiente para sostener la candidatura de Sanders mucho más de lo esperado: ganó 23 de las 57 primarias, cosechando 13.2 millones de los 30 millones de votos totales.

A pesar de todo eso, el partido fue más fuerte, y Clinton se quedó con la nominación. Poco después, la ex-primera dama perdería de manera histórica contra Donald Trump en la elección general de noviembre de 2016.

Bernie Sanders acompañando a Hillary Clinton el 12 de julio de 2016, en el acto de campaña en que anunció su apoyo a la ex-secretaria de Estado tras perder la primaria.

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Pero el movimiento que empezó Sanders no murió con su derrota en la primaria, y quizá hasta se vio fortalecido por la derrota de Clinton ante Trump. Para muchos, ese resultado fue una revalidación de que Sanders era el candidato indicado para esas elecciones, y aún sostienen, sin muchas pruebas, que si él hubiera sido el candidato, el Partido Demócrata habría ganado, y estaríamos hoy hablando del "Presidente Bernie Sanders." El movimiento radical de izquierda que inició el populista Sanders corrió de forma sustancial a los demócratas hacia la izquierda
Los efectos de este desplazamiento pueden verse reflejados en el surgimiento de figuras de extrema-izquierda dentro del Partido Demócrata, principalmente las representantes Alexandra Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib, Ilhan Omar y Ayanna Pressley, todas de ideología socialista y electas por primera vez al Congreso en la elección legislativa de 2018. Ocasio-Cortez, la más conocida de este grupo, comenzó su carrera política trabajando en la campaña de Sanders en 2016.
Con su movimiento revalidado en las elecciones de medio término, el Partido Demócrata más débil que nunca por una exitosa presidencia de Trump, y un candidato debilitado por sus propias falencias, en las primarias de 2020, Bernie Sanders se vio ganador. Por mucho tiempo las encuestas lo indicaban así, y los resultados electorales lo estaban avalando. Pero luego ocurrió Carolina del Sur, y la elección volvió a ser un mano a mano entre Sanders y el candidato del establishment demócrata, como en 2016. Pero esta vez ese candidato era Joe Biden.

El vicepresidente de Barack Obama, Joe Biden. Frustrado favorito en 2016, "candidato único" en 2020.

Biden, a pesar de sus muchos furcios y errores no forzados que preocupan aún a sus votantes y que serán un importante factor de cara a la elección general, cuenta con una imagen positiva mucho más alta que la de Hillary Clinton. Si en 2016 Sanders no logró ganar la primaria aún contando con el crucial “voto anti-Clinton”, menos podría hacerlo en 2020 sin ese factor. Biden representa el “Obamismo” tanto como Clinton lo hizo en 2016, por lo cual Sanders pudo contar esta vez también con el minoritario voto “demócrata anti-Obama.” 
El voto joven que lo acompañó en 2016, lo acompañó con aún más fuerza en 2020. Y aunque inicialmente tuvo competencia por el voto "progresista anti-establishment" de extrema izquierda, encarnada en Elizabeth Warren, luego del “Súper Martes” no quedaron dudas de que solo él representaba ese ala del partido.
Pero estos grupos de votantes combinados nunca iban a alcanzar para ganar, y Sanders no logró atraer a ningún otro público: el voto de los adultos y adultos mayores nunca lo acompañó, los latinos lo apoyaron pero en menor medida debido a su insistencia con defender a la dictadura cubana de los Castro, y el voto afroamericano, que en 2016 acompañó fuertemente a Hillary, volvió a darle la espalda para acompañar a Biden.
Bernie Sanders creyó que el Partido Demócrata “estaba listo para él,” pero nunca hizo un esfuerzo por modificar sus posturas o su discurso para adaptarse él al partido, para atraer a más sectores del mismo, o para buscar alianzas dentro del establishment partidario que le dieran sustento a su candidatura. Creyó que podía evitar “jugar el juego,” que solo debía repetir su discurso usual, promover las mismas políticas que siempre promovió, y que la pobre circunstancia del Partido Demócrata se encargaría de posicionarlo automáticamente por encima de los demás candidatos. 
Seguramente, Sanders pensó que “Trump lo hizo, así que funcionará para mí.” Esta arrogancia y un pésimo diagnóstico de la realidad de los Estados Unidos y del Partido Demócrata, llevaron a Sanders una nueva derrota, mayor aún que la de 2016.

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Estados Unidos

Trump le saca 6 puntos a Biden en una encuesta de CNN y suenan las alarmas en la campaña demócrata a cinco meses de las elecciones

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El equipo de campaña del Partido Demócrata entró en crisis esta semana tras la publicación de una encuesta del medio ultra-partidario CNN que solía dar a Biden más de diez puntos arriba de Trump, pero ahora reveló al republicano seis puntos por encima.

El expresidente Donald Trump está midiendo a niveles récord de cara a las elecciones presidenciales del mes de noviembre, obteniendo su mayor ventaja jamás registrada en una encuesta de CNN que se realizó esta semana.

Trump, con un 49%, está seis por ciento por delante del 43% de Biden, una diferencia en su favor nunca antes vista en las encuestas, ni siquiera cuando el republicano le ganó a Hillary Clinton en el 2016.

Cabe aclarar que la encuestadora de CNN, la empresa basada en Pensilvania, SSRS Research, suele tener un fuerte sesgo en favor de los demócratas. De hecho, nunca había medido a Trump por encima de un oponente demócrata hasta ahora.

La diferencia de Trump sobre Biden se agranda cuando se agrega a la encuesta candidatos de terceros partidos como el liberal Robert F. Kennedy Jr., la ecologista Jill Stein y el socialista Cornel West, la ventaja de Trump sobre Biden crece a casi dos dígitos.

Dado que todos estos candidatos de partidos menores le quitan votos a Biden, en ese escenario Trump tiene un 42%, Biden tiene un 33%, Kennedy tiene un 16%, West un 4% y Stein un 3%, poniendo al reppublicano nueve puntos por encima de la oferta demócrata.

Este escenario todavía no mide al candidato del Partido Libertario, que suele sacar entre un 2 y un 3 por ciento de los votos, y le suele robar íntegramente votos al Partido Republicano, por lo que se puede esperar que a fin de cuentas la balanza resulte más equilibrada.

De todos modos, esta medición, aunque indica un fuerte clamor popular por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no asegura su victoria. Las elecciones en Estados Unidos no se ganan por voto poular, si no que se ganan por quien se impone en la mayor cantidad de estados.

De esta manera, es importante mirar la intención de voto en los estados clave: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Georgia, Arizona, Carolina del Norte, Nevada y Virginia. Trump, para ganar, necesita no solo ganar los estados usualmente republicanos, sino que tiene que ganar en por lo menos 5 de éstos.

Según las últimas encuestas para estos estados, a la fecha y siguiendo el índice promedio de la agregadora de sondeos RCP, Trump se impone en todos los estados clave menos en dos: Minnesota y Virginia.

  • Pensilvania: Trump: 48,3%; Biden: 47,7%; Indecisos: 4,0%.
  • Michigan: Trump: 46,3%, Biden: 45,0%; Indecisos: 8,7%.
  • Wisconsin: Trump: 49,3%; Biden: 47,5%; Indecisos: 3,2%.
  • Minnesota: Trump: 40,7%; Biden: 43,0%; Indecisos: 16,3%.
  • Georgia: Trump: 49,2%; Biden: 45,2%; Indecisos: 5,6%.
  • Arizona: Trump: 49,3%; Biden: 44,3%; Indecisos: 6,4%.
  • Carolina del Norte: Trump: 48,4%; Biden: 43,0%; Indecisos: 8,6%.
  • Nevada: Trump: 48,8%; Biden: 44,0%; Indecisos: 7,2%.
  • Virginia: Trump: 42,0%; Biden: 46,3%; Indecisos: 11,7%.

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Estados Unidos

El Pentágono de Biden anunció el envío a Ucrania de un nuevo paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones

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El jefe del Pentágono afirmó que esta es la asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”, superando toda la ayuda que dio Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anunció este viernes que se enviará otro paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones para Ucrania, aumentando el acceso del gobierno de Kiev a misiles Patriot y drones que permitan responder a los avances rusos en el frente oriental.

Austin hizo este anuncio en una rueda de prensa al cierre de una reunión del grupo de Ramstein, en el que Estados Unidos confirmó que los primeros US$ 1.000 millones de nueva ayuda militar a Ucrania están en camino.

El jefe del Pentágono confirmó que Estados Unidos enviará con carácter de urgencia a Ucrania munición para baterías HIMARS, que permite atacar posiciones rusas lejos del frente, munición de artillería avanzada de 155 milímetros y sistemas de defensa aérea en vehículos blindados.

Estoy encantado de poder anunciar un compromiso adicional de USD 6.000 millones para la iniciativa de asistencia de seguridad de Ucrania. Eso nos va a permitir procurar nuevas capacidades para Ucrania por parte de la industria estadounidense”, dijo Austin, y aseguró que este es el paquete de asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”.

Esa nueva ayuda militar incluirá baterías de misiles Patriot y defensas tierra-aire, más sistema de defensa contra drones y “un monto significante de munición de artillería, municiones aire-tierra y apoyo de mantenimiento”, indicó Austin.

Según el jefe del Pentágono, la ayuda de los miembros del grupo de Ramstein “ha salvado incontables vidas ucranianas” con compromisos que rondan ya los US$ 95.000 millones y la coalición de estos 50 países se mantiene “fuerte” en su apoyo a Kiev.

Austin también dijo que el grupo trabaja en crear un Ejército ucraniano “autosuficiente” y capaz de contener a Rusia en el largo plazo.

El resultado en Ucrania determinará la trayectoria de nuestros días. Si (Vladimir) Putin permanece y gana en Ucrania las consecuencias serán graves y globales”, aseguró Austin.

Los anuncios hoy de nueva ayuda militar a Ucrania llegan después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, firmara esta semana un ley para dar progresivamente a Ucrania US$ 61.000 millones en asistencia militar y préstamos durante el año.

Estados Unidos ya proporcionó decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar a Kiev desde que Rusia anunció el inicio de su invasión a territorio ucraniano el 24 de febrero de 2022.

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Estados Unidos

La Justicia de Arizona, controlada por los demócratas, imputó y busca arrestar a todo el equipo de asesores de Trump

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Los demócratas hacen otro ataque contra la oposición y ahora buscan poner tras las rejas a todo el equipo que trabaja asesorando al expresidente republicano en su campaña presidencial.

La Justicia de Arizona imputó este jueves a varios aliados importantes del expresidente Donald Trump, incluido el exabogado de Trump y exalcalde de la ciudad de Nueva York, Rudy Giuliani, la expresidente del Partido Republicano de Arizona, Kelli Ward, y el exjefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, por denunciar que las elecciones del año 2020 fueron fraudulentas.

Junto con Ward, Meadows y Giuliani, la ex abogada de Trump Jenna Ellis y el ex asesor de campaña de Trump Boris Epshteyn, junto con varios miembros del Partido Republicano de Arizona, fueron imputados también, según publicó esta mañana el Washington Post .

Meadows, Giuliani, Ellis y Epshteyn fueron imputados por supuestamente intentar ayudar a Trump a recuperar los votos electorales de Arizona en las elecciones presidenciales de 2020, luego de que se comprobara que los demócratas habían robado votos por correo y la Legislatura votara que le darían los votos electorales a Trump si así la Justicia lo decidía.

Por su parte, Ward y los senadores del estado de Arizona, Jake Hoffman y Anthony Kern, también fueron acusados ​​de cargos por haber firmado documentos el 14 de diciembre de 2020, certificando que Trump era el ganador de las elecciones.

La acusación de varios aliados de Trump y miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras una encuesta de Bloomberg News/Morning Consult realizada entre el 8 y el 15 de abril encontró que el presidente Joe Biden está detrás de Trump en varios estados clave como Arizona, Georgia, Nevada y Carolina del Norte por seis o más puntos.

En Arizona, Trump lideró por siete puntos, recibiendo el 49 por ciento del apoyo de los votantes que indicaron que votarían por él, mientras que Biden recibió el 42 por ciento.

Los once republicanos de Arizona son:

  • Kelli Ward, ex presidenta del Partido Republicano en Arizona, y su esposo, Michael Ward.
  • Senador del estado de Arizona Jake Hoffman
  • Senador del estado de Arizona Anthony Kern
  • Tyler Bowyer, director de operaciones de Turning Point USA
  • Nancy Cottle
  • James Lamon
  • Roberto Montgomery
  • Samuel Moorhead
  • Lorena Pellegrino
  • Gregorio Safsten

Los aliados de Trump que supuestamente fueron acusados ​​incluyen a Mark Meadows, Jenna Ellis, Rudy Giuliani, John Eastman, Christina Bobb, ex abogada de Trump, Boris Epshteyn y Mike Roman, ex asistente de campaña de Trump, según el Washington Post .

La decisión judicial fue en respuesta a un pedido directo del Fiscal General de Arizona, el ultra-demócrata Kris Mayes, y es la última de una serie de esfuerzos por utilizar el sistema legal para perseguir a los conservadores y republicanos aliados de Trump.

En julio de 2023, la fiscal general de Michigan, Dana Nesselacusó a 16 “falsos electores” de ocho delitos graves, entre ellos conspiración y falsificación de leyes electorales, por su presunto papel en el intento de disputar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.

Meses después, en diciembre de 2023, la Justicia de Nevada imputó a varios miembros importantes del Partido Republicano del estado, acusados ​​de falsificar y presentar documentos falsos en relación con el complot de los “falsos electores”.

La acusación de varios de los principales aliados del expresidente y varios miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras Trump se encuentra actualmente en juicio y enfrenta 34 cargos de presunta falsificación de registros comerciales en primer grado en relación con los pagos realizados a la estrella porno Stormy Daniels durante las elecciones presidenciales de 2016.

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