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Quién es Kamala Harris, la candidata de Biden para la vicepresidencia

La actual senadora por California fue elegida para completar la fórmula del Partido Demócrata. A pesar de sus actuales posturas de extrema izquierda, su pasado la pone en conflicto con el ala progresista del partido. Qué significa su elección en plena guerra civil demócrata.

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El martes 11 de agosto, el candidato presidencial del Partido Demócrata, el ex vicepresidente Joe Biden, anunció a través de su cuenta de Twitter a la senadora por California, Kamala Harris, como su compañera de fórmula para la elección general del 3 de noviembre.

El anuncio fue escueto, sin conferencia de prensa ni video. Biden no dedicó más que 2 tweets al anuncio, que puso fin a meses de especulación y rumores. 

Harris se impuso por sobre la ex-asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, las congresistas Karen Bass y Val Demings, y la alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms, entre otras candidatas rumoreadas para el cargo.
Harris era la «elección obvia» para el establishment demócrata: desde que Biden se comprometió a seleccionar a una mujer para ese puesto, en pleno auge del movimiento Black Lives Matter, todo indicaba que la elegida sería una mujer negra
Esto le dio desde el inicio una «ventaja» por sobre candidatas más populares entre las bases demócratas, como las también senadoras Elizabeth Warren y Amy Klobuchar, y otras con experiencia en el aspecto ejecutivo, como las gobernadoras de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, y Michigan, Gretchen Whitmer.
Y por sobre Bass, Demings y Lance Bottoms, Harris podría considerarse sensiblemente más experimentada, habiendo servido por 7 años como Fiscal Distrital de San Francisco, luego 6 como Procuradora General del Estado de California, y ahora 3 años como senadora por dicho Estado. La decisión hasta último momento había quedado entre Harris y Rice.
La elección de Harris como compañera de fórmula resulta entonces poco sorpresiva, pero el perfil actual y pasado de la senadora genera ya decenas de interrogantes, tanto sobre sus aportes (positivos y negativos) a la campaña de Biden, como a qué significa en la interna del Partido Demócrata su ascenso por sobre Rice y el resto de las candidatas.

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Una carrera acomodada y en constante ascenso

Las dudas sobre Harris comienzan incluso con su propio nacimiento: Kamala Devi Harris, nacida en Oakland, California, el 20 de octubre de 1964, es hija de una científica de la India y un economista de Jamaica, quienes emigraron hacia los Estados Unidos en 1960 y 1961 respectivamente, para estudiar en la Universidad de California en Berkeley. Es decir que, a pesar de su color de piel, resulta muy difícil siquiera catalogar a Harris como afroamericana, a pesar de que todos los medios progresistas hayan publicado que es la primer candidata mujer y afroamericana de la historia.
La misma Harris, en una entrevista al Washington Post en febrero de 2019, evitó las etiquetas de identidad racial y decidió definirse como simplemente «americana». 
Sin embargo, más que un rechazo a las políticas identitarias del Partido Demócrata actual, esa auto-definición es de índole estratégica: le permite catalogarse como afro-americana, hindú-americana, o asiática-americana según le convenga en cada situación. Incluso, algunos medios destacan su naturaleza «bi-racial» similar a la del ex-presidente Barack Obama, hijo de una mujer americana blanca de descendencia europea y un inmigrante keniata.
De posición económica y social alta, Harris perteneció desde temprano a la élite política californiana: en 1990, a los 26 años, recién graduada y sin experiencia laboral, fue contratada para trabajar como Fiscal Distrital suplente en el condado de Alameda, puesto en el que permaneció por 4 años.
En 1994, gracias a su relación sentimental con el entonces presidente de la Asamblea de California, Willie Brown, Harris fue designada a diversos cargos estatales poco relacionados a su experiencia, incluyendo un puesto en la Comisión de Asistencia Médica de California, a pesar del conocimiento nulo de Harris en el ámbito de la medicina.
Durante este período, en 1998 el Fiscal Distrital de San Francisco, Terence Hallinan, le otorgó su mayor ascenso hasta entonces: el liderazgo de la División de Reincidentes de dicha ciudad. Allí permaneció hasta el año 2000, cuando decidió renunciar por una disputa política con Hallinan, pero no sin antes conseguir otro cargo, esta vez en el Ayuntamiento de San Francisco.

El Presidente parlamentario y luego Alcalde de San Francisco, Willie Brown, a sus 60 años, se puso de novio con una Kamala Harris de tan 25 años, y la ayudó a impulsar su carrera política y judicial.

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En 2003, Kamala decidió presentarse a elección para la Fiscalía Distrital de San Francisco, el puesto de su ex-jefe Hallinan. En dicha elección, perdió la primera vuelta por tan solo 4.332 votos (2,2%), lográndose imponer en la segunda vuelta con el 56,5% de los votos. En 2007 sería reelecta sin oposición. 
Durante sus 7 años a cargo de la fiscalía de San Francisco, Harris tomó controvertidas decisiones, como el fin de la cooperación con las víctimas de abuso infantil para atrapar pedófilos.
Harris no perdió el tiempo y dedicó su tiempo como Fiscal de San Francisco a construir fuertes lazos con las figuras más poderosas de la política californiana, comenzando con ambas senadoras por el Estado, Dianne Feinstein y Barbara Boxer, la influyente congresista Nancy Pelosi, el alcalde de Los Ángeles entre 2005 y 2013, Antonio Villaraigosa, el entonces procurador general y posterior gobernador del Estado, Jerry Brown, y el alcalde de San Francisco, Gavin Newsom, posterior vice de Brown y actual gobernador. Todos acérrimos miembros del establishment demócrata y precursores del ala más izquierdista del partido.
Gracias a estos contactos, Harris se impuso con comodidad en la primaria para el cargo de Procuradora General de California, en 2010, obteniendo el 33,6% frente a 6 candidatos. En la elección general, sin embargo, el perfil controversial de Harris casi le cuesta a los demócratas una impensable derrota a nivel estatal en California: el republicano Steve Cooley estuvo a tan solo 74.157 votos (0,8%) de vencerla, en una elección plagada de irregularidades con votos fraudulentos que se enviaron por mail.
Tras su ajustada victoria en 2010, Harris revalidó su cargo en 2014 con el 57,5% de los votos, en un Estado de California cada año más corrido hacia la izquierda. 
Sin embargo, como Procuradora General, en la carrera para el Senado de 2016, Harris se declaraba alegremente a sí misma como la «policía más importante» («top cop») del mayor Estado del país, haciéndola la policía más importante del país.

Ese año se presentó para ocupar la banca en el Senado que abandonaba su amiga Barbara Boxer tras su retiro, logrando acceder al cargo tras derrotar a la demócrata conservadora Loretta Sánchez con el 61,6% de los votos.

En 2019, tan solo 3 años después de su paso a la política nacional, Harris intentaría en la primaria presidencial demócrata obtener la candidatura del partido. Tras alcanzar un pico de 15% en algunas encuestas en julio de 2019, su intención de voto se desplomó rápidamente debido a su mal desempeño en los debates. 
El 3 de diciembre de 2019, Harris finalizó su campaña, exactamente 2 meses antes de la primera elección primaria, en Iowa, mientras las encuestas la situaban casi última entre todos los contendientes con 2 – 3% de intención de voto entre los demócratas.
Tras el abandono de su candidatura, Harris se negó a apoyar a un candidato durante más de 3 meses. Su apoyo a Biden solo ocurrió cuando el mismo ya había logrado su victoria del Súper-Martes que lo consolidó como el favorito en la primaria demócrata.

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¿Biden eligió a Harris?

La decisión del Partido Demócrata de nominar a Kamala Harris para la vicepresidencia tiene mucho para decir sobre su situación interna, y la de su candidato presidencial, Joe Biden, quien cada día pareciera tener menos influencia en el armado de su campaña.
En una de sus pocas declaraciones al respecto del proceso de selección de su candidata a vice, Biden había afirmado en julio de 2019, mucho antes de asegurarse la candidatura, que su principal prioridad era conseguir un compañero o compañera de fórmula con quien tuviera una buena relación personal, utilizando la palabra «simpático», que al utilizarse en inglés se refiere a buena química personal.
Biden incluso mencionó en diciembre de 2019 que no descartaba convocar a un miembro del Partido Republicano como su compañero de fórmula, pero volvió a enfatizar la buena relación personal como una prioridad.
Sin embargo, tras casi garantizar su candidatura en el Super-Martes electoral del 3 de marzo de 2020, Biden llevó a cabo una entrevista con MSNBC donde cambió su mensaje: esta vez dijo que su candidata a vicepresidente (ya había confirmado que sería mujer) debía tener buena relación con sus posturas políticas, más que con él personalmente.
Este punto es de principal relevancia cuando se recuerda el áspero cruce entre Harris y Biden en el debate demócrata del 27 de junio de 2019. En el mismo, cuando los moderadores preguntaron sobre cuestiones raciales, Harris comenzó su tiempo hablando de su pasado, para luego apuntar específicamente contra Biden, por ese entonces el favorito en las encuestas, acusándolo de ser el candidato demócrata menos afín con la «perspectiva racial» que deben tener los políticos.

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Harris comenzó su ataque a Biden afirmando que «no lo considera racista», pero que se sintió personalmente lastimada por la defensa de Biden a dos de sus colegas en el Senado, defensores del segregacionismo racial.
Harris le recriminó a Biden haber trabajado con los senadores James Eastland y Herman Talmadge, demócratas simpatizantes del KKK, para oponerse a la práctica del «busing«, una medida anti-segregacionista que tendía a incluir niños afro-americanos en escuelas típicamente blancas.

El ataque personal de Harris hacia Biden en ese debate, con lágrimas incluidas, fue considerado un «golpe bajo« por muchos especialistas y opinólogos, incluso de medios progresistas y de izquierda. 

La esposa del candidato presidencial, la doctora Jill Biden, en marzo de 2020, más de 7 meses después de dicho debate, describió dicho ataque como «un puñetazo al estómago«.

Pero las críticas personales y filosas hacia Biden de parte de Harris se remontan más atrás: en abril de 2019, cuando el ex vicepresidente se encontraba bajo asedio por diversas denuncias de acoso sexual de parte de 3 mujeres distintas, Harris afirmó que ella «le creía» a dichas denunciantes
El equipo de campaña del presidente Donald Trump destacó ese comentario este martes tras el anuncio de Harris como la candidata a vice. Hasta ahora ni Biden ni Harris han emitido respuesta ni han mencionado este delicado tema.
Todos estos factores, especialmente el fuerte énfasis que Biden puso siempre en su relación personal con quien sería su elección para secundarlo, generaron dudas sobre la viabilidad de Harris en ese puesto, y más aún sobre si la decisión de que Harris sea la candidata vino o no del mismo Biden.
Los vínculos de Harris con poderosos jugadores de la élite política, financiera y mediática de los Estados Unidos hacen pensar que la vice de Biden no fue elegida por su buena relación con el candidato, sino más por su capacidad de traer dinero e influyentes voluntades a bordo de la campaña.
Dichos vínculos incluyen dinero recibido en julio de 2019 de parte de la firma legal del fallecido financista Jeffrey Epstein; el ex secretario de Comunicaciones de Harris, Nick Pacilio, hoy maneja las comunicaciones de la red social Twitter; y tal como reportó Tucker Carlson, incluso Harris habría sido impulsada como candidata a vice por Jeff Bezos, CEO de Amazon y el hombre más rico del mundo.

Más aún, en una revelación que bordeo el ridículo, una foto filtrada de la videollamada de Biden a Harris para confirmarle su selección como candidata a vice, muestra lo que parece ser un guion preparado para el candidato presidencial para dicha llamada. Además, se lo ve con un celular en plena llamada, apuntando el micrófono hacia el de su laptop, indicando la posibilidad de que habría una tercera persona en dicha llamada, hablando desde el celular de Biden e indicándole qué decir.

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¿Qué significa la elección de Harris en la interna demócrata?

El Partido Demócrata se encuentra sin dudas en medio de una «guerra civil» interna. El «ala progresista radical» del partido, liderada por el senador socialista Bernie Sanders, sufrió una fuerte derrota en las urnas de parte del «ala moderada» liderada por el ex-presidente Obama y su candidato, Joe Biden. 

Pero desde entonces, las posturas de extrema izquierda de Sanders, Elizabeth Warren y Alexandra Ocasio-Cortez, entre otros, ya han llegado a presionar al «ala moderada» al punto que las han comenzado a promover.

Esto incluye la delirante propuesta de desfinanciar y cerrar los Departamentos de Policía, debido al «racismo sistémico» que supuestamente los atraviesa, según los ideólogos de extrema izquierda del partido. Biden ha dudado públicamente su apoyo a esta postura, pero sí se ha corrido firmemente a la izquierda en otras posturas, particularmente en lo que respecta a cambio climático, y se rumorea también en lo que respecta a cobertura de salud.

La elección de Harris como compañera de fórmula envía mensajes confusos: por un lado, la flamante candidata exhibe posturas de izquierda radical, que apuntan a seducir al ala más progresista, en aspectos como aborto, inmigración y salud.

Pero por el otro, el pasado como procuradora y fiscal de Harris genera choques entre la candidata a vice y dicho sector. Y respecto del sector más moderado del partido, el efecto es exactamente el mismo, pero a la inversa: aunque el historial de Harris los pueda convencer, las posturas que ahora exhibe pueden parecerles muy radicales.

Lo que exhibe de forma certera el ascenso de Harris es una apatía en el liderazgo demócrata. La selección de la senadora por California pareciera ser una decisión de compromiso, poco debatida y más utilitaria que política dentro de las distintas facciones del «ala moderada» que dominan el partido.

Este sector del Partido Demócrata podría considerarse subdividido en distintos «sub-liderazgos»: los 2 principales responden al ex-presidente Barack Obama por un lado, y a la ex-secretaria de Estado y ex-Primera Dama, Hillary Clinton, por otro.

Tras 8 años de mandato, Obama dio un paso al costado en 2016 para ceder el liderazgo partidario a Clinton, quien, tras su histórica derrota en noviembre de ese año, se alejó también del primer plano de la política, dejando un vacío de poder en el Partido Demócrata. 

Clinton coqueteó con la posibilidad de volver a intentar con una candidatura en 2020, pero finalmente desistió. A inicios de este año, todo indicaba que finalmente se daría la revancha de Sanders, que hace casi 30 años está intentando ser la cara del Partido Demócrata, y la posibilidad de que su ala socialista dominara el partido.

Pero el «ala Obama» hizo su regreso a inicios de marzo de 2020. A través de una gestión personal del ex presidente, los demás candidatos considerados como «demócratas moderados» (Tom Steyer, Pete Buttigieg, Amy Klobuchar, Mike Bloomberg) dieron un paso al costado para allanarle el camino a Biden. Entre el 29 de febrero y el 2 de marzo de 2020, todos ellos finalizaron sus campañas y anunciaron sus apoyos a Biden, en la previa del Super-Martes, para garantizar una derrota de Sanders.

Incluso, se sospecha que Obama habría intercedido ante Elizabeth Warren, para asegurarse que no retirara su candidatura hasta después del Super-Martes del 3 de marzo, para asegurar que sus votos no fueran a Sanders. Warren finalizó su campaña el 5 de marzo, 2 días después del Super-Martes, cuando Biden ya había obtenido la mayoría de los votos. 

Posterior a las primarias, Obama comenzó a hacer campaña personalmente por Biden, demostrando su total apoyo a quien fuera su ex vicepresidente.

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Mientras que el «ala Clinton» es donde Kamala Harris más identificada podría sentirse, no puede asegurarse con certeza que la ex-Primera Dama haya intercedido en su favor, debido a su lejanía actual de la política. Y por el lado del «ala Obama», al cual Biden pertenece firmemente, sus preferencias sin dudas yacían con Susan Rice, del riñón interno del ex presidente.

Así, la selección de Harris pareciera ser más un abandono al liderazgo del partido, especialmente en una elección en la cual, por sus repetidos episodios de inestabilidad mental, Joe Biden es considerado un posible «presidente de 1 solo mandato», y se discute abiertamente la posibilidad de que no llegaría a completar ni siquiera el primero

En tal escenario, la decisión de un vicepresidente es crucial, y cuesta creer que el entorno de Barack Obama esté dispuesto a perder tanto poder ante Kamala Harris.

Existe la posibilidad, entonces, de que el Partido Demócrata esté preparándose para una derrota este 3 de noviembre, y haya decidido no jugar ninguna «carta fuerte» en 2020, guardándolas todas para 2024. 

Incluso, por la falta de contacto y relación personal entre Biden y Harris, no sería descabellado imaginar que eligieron a Harris para aprovechar su influencia y su capacidad de recaudación de donaciones, mientras la arrastran hacia una derrota.

Lo que es seguro, es que el presidente Donald Trump y su equipo de campaña ya han preparado todos los argumentos necesarios para rebatir a la figura de Harris, y sus propuestas. Incluso, el republicano aseguró hoy en conferencia de prensa que Kamala «era su opción número uno» para vencer en noviembre, frase que sin dudas habrá resonado fríamente entre las paredes del equipo Biden.

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Estados Unidos

Biden firmó un decreto para promover el voto de los presos, que históricamente votan mayoritariamente por los demócratas

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El gobierno de Biden está manteniendo reuniones con ONGs para conseguir movilizar a la población carcelaria para que voten en las elecciones nacionales.

En marzo de 2021, el recientemente asumido presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva titulada “Promoción del acceso al voto”, que presentó como un esfuerzo “no partidista” de todo el gobierno para lograr expandir las maneras de sufragar de los ciudadanos, de manera de “ampliar las oportunidades de los ciudadanos de registrarse para votar y obtener información y participar en el proceso electoral”.

Luego de la firma del decreto, la administración Biden celebró una “sesión de escucha” con varias ONGs para poner en funcionamiento el decreto, el cual, entre otras cosas, faculta a las organizaciones sin fines de lucro a realizar campañas de afiliación y de votación en lugares donde «hay bajos niveles de acceso al voto».

Según una investigación del Oversight Project, que accedió a notas de dicha reunión, los funcionarios hablaron principalmente sobre registrar a los convictos para votar y crear una masa de votantes masiva.

Cabe aclarar que hay más de 5 millones de personas arrestadas o detenidas en Estados Unidos, lo que implica casi un 2% del padrón electoral, que de votar, certeramente lo haría por el Partido Demócrata, que tiene entre sus propuestas reducir las penas y ser más laxo con el crimen.

En una nota particular, un funcionario del Sentencing Project mencionó la importancia de que la Oficina de Prisiones notifique a los “votantes recién elegibles sobre su derecho a votar”. Ese funcionario también sugirió que “la privación del derecho al voto por un delito grave es supresión de votantes”.

Otro funcionario del Campaign Legal Center dijo que quieren que la Oficina de Prisiones implemente un sistema de registro de votantes que informe a los convictos sobre su derecho a votar después de salir de prisión.

Otras notas de la sesión de escucha se centraron en facilitar que los inmigrantes, presumiblemente ciudadanos recién naturalizados, ingresen en las listas de votantes del país.

Cabe aclarar que en Estados Unidos los presos tienen derecho al voto, pero como el sufragio no es obligatorio, la gran mayoría de los reos no lo hacen, y los niveles de participación electoral de la población carcelaria en el país es ínfima.

Un funcionario de Mexican American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF) dijo: “Inmigrantes y no ciudadanos: apoyamos los esfuerzos de registro de votantes. Queremos asegurarnos de que se hagan con cuidado. Todos los empleados federales deben recibir capacitación en esto. Hay que promover la necesidad de confiar en que las personas actúan dentro de los límites de la ley. Especialmente cuando hay problemas de idioma”.

Otro funcionario de Asian Americans Advancing Justice dijo que la “información de registro de votantes debería ser obligatoria en las ceremonias de naturalización” y que el sitio web oficial del gobierno para el registro de votantes debería traducirse a muchos idiomas.

El informe que reveló estas reuniones, calificó la medida de Biden como “un esfuerzo partidista de movilización de votantes” que busca “influir en el resultado de futuras elecciones mediante el uso de recursos, infraestructura y alcance federales”.

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Estados Unidos

Trump le saca 6 puntos a Biden en una encuesta de CNN y suenan las alarmas en la campaña demócrata a cinco meses de las elecciones

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El equipo de campaña del Partido Demócrata entró en crisis esta semana tras la publicación de una encuesta del medio ultra-partidario CNN que solía dar a Biden más de diez puntos arriba de Trump, pero ahora reveló al republicano seis puntos por encima.

El expresidente Donald Trump está midiendo a niveles récord de cara a las elecciones presidenciales del mes de noviembre, obteniendo su mayor ventaja jamás registrada en una encuesta de CNN que se realizó esta semana.

Trump, con un 49%, está seis por ciento por delante del 43% de Biden, una diferencia en su favor nunca antes vista en las encuestas, ni siquiera cuando el republicano le ganó a Hillary Clinton en el 2016.

Cabe aclarar que la encuestadora de CNN, la empresa basada en Pensilvania, SSRS Research, suele tener un fuerte sesgo en favor de los demócratas. De hecho, nunca había medido a Trump por encima de un oponente demócrata hasta ahora.

La diferencia de Trump sobre Biden se agranda cuando se agrega a la encuesta candidatos de terceros partidos como el liberal Robert F. Kennedy Jr., la ecologista Jill Stein y el socialista Cornel West, la ventaja de Trump sobre Biden crece a casi dos dígitos.

Dado que todos estos candidatos de partidos menores le quitan votos a Biden, en ese escenario Trump tiene un 42%, Biden tiene un 33%, Kennedy tiene un 16%, West un 4% y Stein un 3%, poniendo al reppublicano nueve puntos por encima de la oferta demócrata.

Este escenario todavía no mide al candidato del Partido Libertario, que suele sacar entre un 2 y un 3 por ciento de los votos, y le suele robar íntegramente votos al Partido Republicano, por lo que se puede esperar que a fin de cuentas la balanza resulte más equilibrada.

De todos modos, esta medición, aunque indica un fuerte clamor popular por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no asegura su victoria. Las elecciones en Estados Unidos no se ganan por voto poular, si no que se ganan por quien se impone en la mayor cantidad de estados.

De esta manera, es importante mirar la intención de voto en los estados clave: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Georgia, Arizona, Carolina del Norte, Nevada y Virginia. Trump, para ganar, necesita no solo ganar los estados usualmente republicanos, sino que tiene que ganar en por lo menos 5 de éstos.

Según las últimas encuestas para estos estados, a la fecha y siguiendo el índice promedio de la agregadora de sondeos RCP, Trump se impone en todos los estados clave menos en dos: Minnesota y Virginia.

  • Pensilvania: Trump: 48,3%; Biden: 47,7%; Indecisos: 4,0%.
  • Michigan: Trump: 46,3%, Biden: 45,0%; Indecisos: 8,7%.
  • Wisconsin: Trump: 49,3%; Biden: 47,5%; Indecisos: 3,2%.
  • Minnesota: Trump: 40,7%; Biden: 43,0%; Indecisos: 16,3%.
  • Georgia: Trump: 49,2%; Biden: 45,2%; Indecisos: 5,6%.
  • Arizona: Trump: 49,3%; Biden: 44,3%; Indecisos: 6,4%.
  • Carolina del Norte: Trump: 48,4%; Biden: 43,0%; Indecisos: 8,6%.
  • Nevada: Trump: 48,8%; Biden: 44,0%; Indecisos: 7,2%.
  • Virginia: Trump: 42,0%; Biden: 46,3%; Indecisos: 11,7%.

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Estados Unidos

El Pentágono de Biden anunció el envío a Ucrania de un nuevo paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones

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El jefe del Pentágono afirmó que esta es la asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”, superando toda la ayuda que dio Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anunció este viernes que se enviará otro paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones para Ucrania, aumentando el acceso del gobierno de Kiev a misiles Patriot y drones que permitan responder a los avances rusos en el frente oriental.

Austin hizo este anuncio en una rueda de prensa al cierre de una reunión del grupo de Ramstein, en el que Estados Unidos confirmó que los primeros US$ 1.000 millones de nueva ayuda militar a Ucrania están en camino.

El jefe del Pentágono confirmó que Estados Unidos enviará con carácter de urgencia a Ucrania munición para baterías HIMARS, que permite atacar posiciones rusas lejos del frente, munición de artillería avanzada de 155 milímetros y sistemas de defensa aérea en vehículos blindados.

Estoy encantado de poder anunciar un compromiso adicional de USD 6.000 millones para la iniciativa de asistencia de seguridad de Ucrania. Eso nos va a permitir procurar nuevas capacidades para Ucrania por parte de la industria estadounidense”, dijo Austin, y aseguró que este es el paquete de asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”.

Esa nueva ayuda militar incluirá baterías de misiles Patriot y defensas tierra-aire, más sistema de defensa contra drones y “un monto significante de munición de artillería, municiones aire-tierra y apoyo de mantenimiento”, indicó Austin.

Según el jefe del Pentágono, la ayuda de los miembros del grupo de Ramstein “ha salvado incontables vidas ucranianas” con compromisos que rondan ya los US$ 95.000 millones y la coalición de estos 50 países se mantiene “fuerte” en su apoyo a Kiev.

Austin también dijo que el grupo trabaja en crear un Ejército ucraniano “autosuficiente” y capaz de contener a Rusia en el largo plazo.

El resultado en Ucrania determinará la trayectoria de nuestros días. Si (Vladimir) Putin permanece y gana en Ucrania las consecuencias serán graves y globales”, aseguró Austin.

Los anuncios hoy de nueva ayuda militar a Ucrania llegan después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, firmara esta semana un ley para dar progresivamente a Ucrania US$ 61.000 millones en asistencia militar y préstamos durante el año.

Estados Unidos ya proporcionó decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar a Kiev desde que Rusia anunció el inicio de su invasión a territorio ucraniano el 24 de febrero de 2022.

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