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Trump reconoció que el Sáhara Occidental es de Marruecos: el hecho que puede poner fin a un conflicto de 50 años en África

Tras la firma del histórico acuerdo de paz entre Israel y Marruecos auspiciado por el presidente Donald Trump, Estados Unidos reconoció que el Sáhara Occidental es del Reino marroquí. El importante giro a la guerra que genera esta decisión.

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Con la firma del histórico acuerdo de paz auspiciado por el gobierno estadounidense de Donald Trump entre Israel y Marruecos, la guerra por el Sáhara Occidental ha tomado un importante giro.

Trump le prometió al rey marroquí que reconocería su soberanía sobre ese territorio a cambio de que él reconozca al Estado de Israel.

Con este reconocimiento de parte de Estados Unidos, la geopolítica en torno a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que actualmente le disputa esa zona a Marruecos, ha cambiado fundamentalmente.

Unos días antes del tratado presentado por Trump, el Presidente sudafricano y líder de la Unión Africana (UA), Cyril Ramaphosa, había expresado en la apertura de la Sesión Extraordinaria sus intenciones de exigirle conjuntamente a Marruecos la celebración de un referéndum para los saharauis sobre su independencia, un reclamo que este pueblo viene pidiendo desde hace décadas.

Ahora con esta decisión de Trump, la iniciativa de Ramaphosa ha quedado en la nada, y Marruecos anunció unilateralmente que completará su soberanía sobre el Sáhara Occidental.

El propio Trump aseguró que el Reino de Marruecos tiene una propuesta “única para la paz y la prosperidad duradera".

El Secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, junto a la delegación diplomática de Marruecos. Fuente: ShareAmerica.

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La RASD es un Estado no reconocido internacionalmente proclamado por el pueblo saharaui, los históricos habitantes del Sáhara Occidental.

Este grupo es liderado por el Frente Polisario, un grupo paramilitar terrorista que tiene una estructura de gobierno sobre el territorio y que se ve a sí mismo como un partido político.

Este Frente es de ideología marxista, íntima aliada de la dictadura chavista de Venezuela y la castrista de Cuba. Esto no siempre fue así: cuando fue fundada en la década del ’70, los polisarios aseguraban no tener una agenda política y que una vez que la RASD sea reconocida internacionalmente llamarían a elecciones multi-partidarias, donde esperaban que todas las ideologías (desde el marxismo al liberalismo) estén expresadas.

En los últimos años, sin embargo, la financiación de los países socialistas llevó al Frente Polisario y a todo el movimiento independentista saharaui al castrochavismo.

Trump afirmó públicamente que no reconoce el reclamo de los saharaui y por ende no considera realista la opción de crear un Estado saharaui. Anunció que pronto procederá a abrir un consulado estadounidense en la ciudad de Dakhla, ocupada por Marruecos pero reclamada como propia por el Frente Polisario.

Rápidamente, tras conocer los hechos, varios países comenzaron a comentar sobre el histórico tratado. Por ejemplo, el Gobierno español, importante actor diplomático y económico en África del Norte, aplaudió el nuevo acuerdo de paz entre Marruecos e Israel y reconoció que “no les ha pillado por sorpresa”, dando a entender que ya tenían conocimiento del hecho.

De todos modos, también llegó la noticia desde España que se retrasará la cumbre bilateral entre su país y Marruecos, que se iba a llevar a cabo el 17 de diciembre y ha sido postergada hasta febrero de 2021, con la justificación de no poder cumplir todas las garantías sanitarias para la celebración de la reunión por la situación epidemiológica. 

El presidente español Pedro Sánchez (izquierda) con el rey de Marruecos Mohamed VI (derecha). Fuente: El Español.

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Los Polisarios saharauis tampoco esperaron para manifestar su posición, y rechazaron íntegramente el anuncio de Trump. 

El representante polisario en Estados Unidos, Mouloud Said, afirmó en una conferencia de prensa: Lamentamos la decisión de Trump, pero la realidad es que Marruecos está ocupando parte del territorio de un Estado de la Unión Africana. La decisión de Trump no cambiará la naturaleza ni el estatus del Sáhara.”

Otro país que no tardó en posicionarse contra Estados Unidos y Marruecos fue Rusia, que ha calificado la decisión del mandatario norteamericano de “unilateral” y la ha acusado de exceder los límites del Derecho Internacional y de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

A su vez, Rusia recalcó que “no se deben sacrificar los intereses del pueblo palestino”, en referencia a que Marruecos, por primera vez en su historia, reconocerá al Estado judío, lo que indirectamente deslegitima el reclamo palestino.

Sobre la cuestión palestina, el propio Rey de Marruecos, Mohamed VI, llamó personalmente al dictador palestino Mahmud Abbas para transmitirle que desde Marruecos siguen apoyando la solución de dos Estados a pesar de firmar la paz con Israel. Aunque es claro que este acuerdo legitima a Israel y no a Palestina.

Por otro lado, Francia ha defendido la postura estadounidense sin posicionarse directamente de su lado, pero afirmando que apoyan una solución política justa y duradera y indicando que la propuesta de Marruecos es por ahora la más seria y creíble.

El presidente francés Macron (izquierda) con su homólogo estadounidense Trump (derecha). Fuente: France 24.

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Las propias autoridades palestinas también se han hecho eco del asunto mediante los grupos terroristas islámicos Jihad Islámica Palestina y Hamás, que han denunciado el acuerdo y lo han tachado de ser “odioso” y acusaron a Marruecos de cometer “traición” y un “pecado”. 

Cabe recalcar que la Autoridad Nacional Palestina siempre tuvo buenas relaciones con Marruecos, por lo que no se espera que salgan de manera frontal a criticar la decisión ni a enemistarse diplomáticamente con el Reino.

El que si tiene malas relaciones con Marruecos y no ha dudado en demostrarlo nuevamente es Irán. En un comunicado, los iraníes han afirmado que el tratado de paz Israel-Marruecos es una “puñalada en la espalda a Palestina”. 

Sin embargo, si hablamos de puñaladas por la espalda, no se puede no hablar de la relación Marruecos-Irán. Hasta 2018, Irán aparentaba una buena relación con los marroquíes pero ese año se reveló que tanto las operaciones militares del Frente Polisario como la estructura política de la RASD eran financiadas en gran parte por el régimen iraní. A su vez Marruecos descubrió que el grupo terrorista libanés Hezbollah le otorgó apoyo logístico y armamentístico a los ataques de la Brecha del Guerguerat que controla Marruecos. Ese año, el rey Mohamed VI decidió cortar toda relación con la teocracia.

A su vez, otro que se ha posicionado del lado del Frente Polisario y por ende en contra de Marruecos es Argelia, uno de los principales aliados históricos del pueblo saharaui y cuyo Primer Ministro advirtió que hay países extranjeros, sin mencionar ni a Israel ni a Estados Unidos, que están haciendo “operaciones de desestabilización” sobre el Sáhara Occidental.

A pesar del gran revuelo internacional de países a favor de la postura estadounidense y países en contra, Donald Trump no tiene ningún tipo de intención de dar marcha atrás con su decisión, sino que todo lo contrario.

El medio Reuters logró acceder a información que asegura que Estados Unidos estaría negociando con Marruecos la venta de 4 importantes drones aéreos de uso militar, lo que podría armar al Ejército marroquí de cara a la guerra contra la RASD y ponerle un final abrupto al conflicto. Como en la guerra entre Azerbaiyán y Armenia, el uso de los drones turcos fue devastador para el Ejército armenio, que se rindió luego de un poco más de un mes de guerra.

Segpun Reuters, los 4 drones serían de la última generación de los MQ-9B SeaGuardian, fabricados por General Atomics, con un tanto de 6 mil millas náuticas y una buena carga de combustible haciéndolos capaces de explorar o atravesar grandes territorios.

Dron MQ-9B. Fuente: Reuters.

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África

Otro golpe para Francia en África: Tras los golpes de Estado patrocinados por Putin, el G5 del Sahel está a punto de caer

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Tras el abandono de Burkina Faso y de Níger de la alianza destinada a combatir el terrorismo en la región patrocinada por Francia, Chad y Mauritania avanzarán en la disolución del G5 del Sahel.

Chad y Mauritania, los dos Estados miembros restantes del G5 del Sahel, afirmaron el miércoles en un comunicado conjunto que estaban tomando las medidas necesarias para disolver el grupo creado con el fin de combatir el terrorismo islámico luego de que los otros tres países fundadores se retirarán de él.

En un comunicado conjunto, Chad y Mauritania informaron que "toman nota y respetan la decisión soberana" de Burkina Faso y Níger de abandonar la alianza, siguiendo los pasos de Malí, que lo hizo en 2022.

Además, agregaron que "implementarán todas las medidas necesarias de acuerdo con la convención fundacional del G5, en particular el artículo 20", el cual establece que la alianza puede ser disuelta a petición de al menos tres Estados miembros.

El sábado, pasado, Burkina Faso y Níger anunciaron su retirada de la alianza. Según un comunicado conjunto, ambos países "han decidido con plena soberanía abandonar todas las instancias del G5 Sahel, incluida la fuerza conjunta" a partir del 29 de noviembre.

"La organización está fallando en lograr sus objetivos. Peor aún, las ambiciones legítimas de nuestros países, de hacer del G5 Sahel una zona de seguridad y desarrollo, se ven obstaculizadas por la burocracia institucional de una época anterior, que nos convence de que nuestro proceso de independencia y dignidad no es compatible con la participación del G5 en su forma actual", agregaron las juntas militares nigerinas y burkineses.

Fuerzas conjuntas del G5 del Sahel

Haciendo una clara referencia a Francia, patrocinador del G5, añadieron que "el G5 Sahel no puede servir a intereses extranjeros en detrimento de nuestros pueblos, y menos aún a los dictados de cualquier potencia en nombre de una asociación que los trata como niños, negando la soberanía de nuestros pueblos".

Si bien, al anunciar su retirada, los oficiales militares burkineses y nigerinos no pidieron explícitamente su disolución, el destino de la agrupación anti terrorista parecía sentenciado incluso antes de que la junta de Malí anunciara su retiro en 2022.

Además, lo cierto es que, sobre el terreno, se han llevado a cabo pocas operaciones conjuntas del G5 y la situación de seguridad ha continuado deteriorándose con el pasar de los años. Por esto, los resultados del G5, creado en 2014, han sido pobres en comparación a las expectativas iniciales.

Recordemos que, en 2017, los líderes de Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger acordaron desplegar una fuerza antiterrorista conjunta respaldada por Francia, pero los gobernantes militares de los tres países que han abandonado el grupo han acusado a París de tener un papel desmedido después de años de despliegues de tropas francesas en sus territorios.

Junta militar nigerina que tomó el poder en el pasado mes de julio

Asimismo, a pesar de la creación de la fuerza conjunta, la violencia de los grupos armados ha seguido extendiéndose, dejando un saldo de víctimas que alcanza los miles de civiles y combatientes, y el desplazamiento de millones de personas. También, ha proliferado la inestabilidad política en la región, que ha sido testigo de una sucesión de golpes militares en muchos de los países que la integran.

Por último, es menester recordar que, en septiembre de este año, solo dos meses después del golpe de Estado, la junta militar de Níger firmó un pacto de defensa mutua con Burkina Faso y Malí para apoyarse mutuamente, incluso en materia de defensa, contra cualquier amenaza de rebelión armada interna o agresión externa. La carta se conoce como la Asociación de Estados del Sahel (ASS).

En el mismo sentido, los ministros de Relaciones Exteriores de los tres países recomendaron la semana pasada la creación de una confederación como parte de un objetivo a largo plazo de unir a los países de África Occidental dentro de una federación.

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En medio de una guerra civil contra un grupo terrorista islámico, Somalia se adhiere a la Comunidad de África Oriental

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Tras más de una década de intentos fallidos, Somalia se une a la Comunidad de África Oriental en medio de su lucha interna contra al-Shabab, vinculado a al-Qaeda.

Somalia se unió oficialmente a la Comunidad de África Oriental (CAO) el viernes, según anunció la organización regional que anhela a convertirse en un mercado único. "Somalia se une oficialmente a la Comunidad de África Oriental, reforzando los lazos y abriendo nuevas puertas para el progreso y la asociación", publicó en X Daud Aweis, ministro de Información, Cultura y Turismo de Somalia.

De esta manera, Somalia ha sido admitida como el octavo miembro de la comunidad regional, poco más de un año después de la admisión de la República Democrática del Congo (RDC) al bloque. Además de los dos países mencionados, forman parte de la CAO Burundi, Kenia, Ruanda, Tanzania, Sudán del Sur y Uganda, completando así los ocho miembros. 

La admisión de Somalia en el bloque fue aprobada por los líderes de la región durante la 23ª cumbre ordinaria de jefes de Estado de la CAO celebrada en Arusha tras unas serie de negociaciones que duraron alrededor de un año.

Los países miembros han "decidido admitir a la República Federal de Somalia en virtud del tratado de adhesión" tras una reunión a puertas cerradas que duró más de cinco horas, declaró el jefe de Estado de Burundi y presidente saliente de la CAO, Évariste Ndayishimiye.

El anuncio se hizo desde Arusha en presencia del presidente de Somalia, Hassan Cheikh Mohamoud, quien expresó su "profunda gratitud". "Este momento no es solo la culminación de una aspiración, sino un rayo de esperanza para un futuro lleno de posibilidades y oportunidades", afirmó el mandatario somalí.

"Será más sencillo para la gran diáspora somalí que vive en África Oriental acceder a servicios y productos financieros", dijo Shuayb Haji Nur Mohamed, director gerente del Salaam Somali Bank, uno de los principales bancos del país africano.

Hassan Cheikh Mohamoud, presidente de Somalia

La entrada de Somalia en la CAO es un "paso decisivo en la expansión del bloque en África Oriental", señalaron desde el Heritage Institute for Policy Studies, un think tank con sede en Mogadiscio, aunque también resaltaron que "el pobre historial de Somalia en materia de gobernanza, derechos humanos y Estado de derecho" podría obstaculizar su integración en el bloque regional.

El país del este africano se ha visto envuelto en disputas con sus vecinos, fundamentalmente con Etiopía, Yibuti y Kenia, algunas de las cuales han culminado en la ruptura de las relaciones diplomáticas. Sin embargo, en los últimos años, el gobierno con sede en Mogadiscio ha tomado medidas para reparar los lazos regionales, y su ingreso a la CAO debe entenderse como un paso más en la cooperación regional.

Recordemos que el gobierno somalí, apoyado por la comunidad internacional, ha estado luchando contra la insurgencia del grupo islamista al-Shabab, un grupo afiliado a al-Qaeda, durante más de 16 años.

Kenia y Uganda son dos de los países que están contribuyendo con tropas a una fuerza regional de la Unión Africana, que fue desplegada por primera vez en Somalia en 2007 para aplastar a al-Shabab. En noviembre del año pasado, la CAO también envió tropas al este de la RDC tras el resurgimiento del grupo rebelde M23.

Cabe resaltarse que Kenia pospuso a principios de este año un plan de reapertura de su frontera con Somalia tras más de una década de cierre producto del aumento de los ataques en el norte de Kenia, presuntamente, por parte de combatientes de al-Shabab.

Somalia expresó por primera vez su interés en unirse a la CAO en 2012, pero su solicitud fue rechazada debido a sus problemas internos con al-Shabab y a la falta de un entorno jurídico y político estable en aquel entonces. 

Sin embargo, las esperanzas de Mogadiscio de unirse al bloque regional se reavivaron cuando Sudán del Sur, que también enfrentaba problemas internos, fue admitido en 2016, y la República Democrática del Congo, país con múltiples conflictos dentro de sus fronteras, fue aceptada en 2022.

Con el regreso del presidente Mohamud, que había iniciado el primer intento de adhesión a la CAO durante su primer mandato en 2012, Somalia renovó su candidatura para unirse al bloque y, en enero de este año, se envió una misión de verificación para confirmar su disposición a unirse al bloque.

En agosto, los funcionarios somalíes entablaron negociaciones con funcionarios de la CAO, tras lo cual se redactó un informe que se remitió al Consejo de Ministros de la CAO para su discusión, antes de remitir a la cumbre de jefes de Estado, celebrada este viernes.

De esta manera, es pertinente señalar que es probable que la entrada de Somalia en la CAO allane el camino para la admisión de sus vecinos, Eritrea y Djibouti, que también han estado buscando unirse a la CAO y así integrar a todo el Cuerno de África en el bloque de África del Este.

Miembros de la Comunidad Africana Oriental previo a la adhesión de Somalia. Fuente: East African Community (EAC)

Fundada en el año 2000, uno de los objetivos de la CAO es facilitar el comercio transfronterizo mediante la supresión de los derechos de aduana entre sus Estados miembros. Posteriormente, en 2010, la CAO estableció un mercado común.

Excluyendo Somalia, los países de la CAO cubren un área de 4,8 millones de kilómetros cuadrados y tienen un producto interno bruto combinado de 305.000 millones de dólares, según el sitio web de la organización, que también resalta el hecho de que el comercio total de la CAO en 2022 fue de 78.750 millones de dólares.

Con una población de unos 17 millones de habitantes, Somalia tiene la costa más larga del continente africano-más de 3.000 km-, que además tiene potencial de explotación de petróleo y gas en su Mar Territorial y su Zona Económica Exclusiva, lo que eleva el mercado potencial de la CAO.

Aunque la CAO ha avanzado a lo largo de las décadas en la integración económica, al igual que muchos otros bloques comerciales, ha tenido dificultades para superar ciertas barreras al comercio, como la excesiva burocracia, la inestabilidad política, la infraestructura deficiente y las disputas comerciales.

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Italia y Libia reanudan los vuelos comerciales tras 10 años: Se había cortado por la Guerra Civil

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Un vuelo MT522, operado por la aerolínea libia Medsky Airways, partió del Aeropuerto Internacional de Mitiga en Trípoli hacia el Aeropuerto Leonardo da Vinci-Fiumicino de Roma. Un vuelo de regreso estaba programado para aterrizar en Trípoli el sábado por la tarde.

Italia y Libia, país devastado por la guerra, reanudaron el sábado los vuelos comerciales por primera vez en una década, confirmaron las autoridades de la capital libia. Habrá un vuelo de ida y vuelta entre las capitales libia e italiana los sábados y miércoles, según el anuncio del aeropuerto de Mitiga.

El vuelo MT522, operado por la aerolínea libia Medsky Airways, partió del Aeropuerto Internacional de Mitiga en Trípoli hacia el Aeropuerto Leonardo da Vinci-Fiumicino de Roma. Un vuelo de regreso estaba programado para aterrizar en Trípoli el sábado por la tarde, según el Aeropuerto Internacional de Mitiga.

El gobierno del primer ministro Abdul-Hamid Dbeibah en Trípoli elogió la reanudación de los vuelos, teniendo en cuenta que Italia y otras naciones occidentales prohibieron los vuelos desde el país norafricano en un contexto en el que Libia se sumió en levantamientos populares en el marco de la Primavera Árabe en 2011, lo cual dio pie a una intervención militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que acabó con la vida del dictador Muammar Gadafi.

En este tiempo, Libia sólo ha tenido vuelos directos a destinos limitados, incluidas ciudades en Egipto, Túnez y Jordania.

Todo terminaría en una guerra civil entre el Este y el Oeste del país que, en uno u otro sentido, continúa hoy en día. Cada bando está respaldado por milicias armadas y gobiernos extranjeros. Desde entonces, Libia está dividida entre dos gobiernos rivales.

Uno de ellos tiene su sede en el este del país y está respaldado por Khalifa Haftar. En el oeste, el gobierno liderado por el empresario Abdel Hamid Dbeibah se estableció en 2021 bajo un acuerdo mediado por las Naciones Unidas (ONU).

Visita de Giorgia Meloni, primera ministra italiana, a Libia

Esta última administración debió celebrar elecciones presidenciales y legislativas, supuestamente para reunir a todas las instituciones libias, que han estado divididas desde la caída de Gadafi en octubre de 2011. Aunque planeadas para diciembre de 2021 y enero de 2022, las elecciones se retrasaron indefinidamente debido a los desacuerdos entre las facciones occidental y oriental.

En este contexto, en marzo de 2022, el parlamento con sede en el este de Libia nombró a un nuevo gobierno y un nuevo primer ministro, Fathi Bashagha, quien posteriormente fue suspendido de su cargo en mayo de 2023. Así las cosas, el país sigue estancado.

Se supone que una nueva iniciativa de la ONU permitirá la celebración de elecciones simultáneas antes de finales de 2023. Sin embargo, Jalel Harchaoui, investigador de RUSI, un think tank británico especializado en defensa y seguridad, advierte que las elecciones podrían retrasarse por la tragedia en Derna, al este del país.

El paso de la Tormenta Daniel, la cual generó una serie de inundaciones en el este de Libia, ha hecho aún más compleja la vida diaria de los civiles libios y ha provocado grandes cuestionamientos sobre la infraestructura del país devastado por la guerra.

Las represas en Derna, en el este de Libia, no se han mantenido durante más de dos décadas, ha afirmado Ahmed Madroud, vicealcalde de la ciudad; quien también agregó que la destrucción de la tormenta Daniel en Derna será difícil de reparar.

La tormenta Daniel "es ilustrativa del tipo de inundación devastadora que podemos esperar cada vez más en el futuro" a medida que el mundo se calienta, dijo Lizzie Kendon, profesora de ciencias del clima en la Universidad de Bristol.

Tormenta Daniel, Libia

El servicio de monitoreo climático de la Unión Europea, Copernicus, aseguró que el aumento de las temperaturas globales de la superficie del mar estaba impulsando niveles récord de calor en todo el mundo.

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