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Economía

España en la mayor crisis económica de su historia: cayó 18,5% en 3 meses

La economía española registró un derrumbe del 18,5% en el segundo trimestre, y un brutal 22% en comparación con el mismo período del año pasado. Se trata de la mayor caída de la que se tenga registro en la historia de España.

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El Instituto Nacional de Estadística español (INE) anunció los últimos datos referidos al comportamiento de la economía agregada del país, arrojando cifras verdaderamente preocupantes. 

El producto bruto español se desplomó un 18,5% en el segundo trimestre del año. Si se realiza una comparación interanual, el segundo trimestre del 2020 perdió un 22,1% del nivel que tenía en el mismo período del 2019. 

Esta caída supone el peor desempeño de la historia, al menos, en comparación con los datos históricos que dispone el INE. El derrumbe económico fue más de siete veces superior al que se registró en el primer trimestre del 2009, en el peor momento de la recesión por la burbuja inmobiliaria. 

Según el propio Banco de España, se registró la peor caída en la historia en tiempos de paz.
La depresión económica, sin precedentes en España, ya había registrado una importante merma del 5,2% en el primer trimestre de este año. 

La última caída registrada podría significar un “piso” en términos trimestrales, pero demoraría un tiempo sustancialmente mayor para que España recupere los niveles de actividad que tenía en 2019. 

A pesar de las expectativas a futuro, lo cierto es que los datos ya registrados en España son sumamente negativos en comparación con otros países de la Unión Europea. En este sentido, la economía alemana logró consolidar un equilibrio más eficiente entre aislamiento social y actividad económica, registrando una contracción del 10,1% en el segundo trimestre. 

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Francia registró peores resultados a los obtenidos en Alemania, así como una peor respuesta por parte de su sistema sanitario, pero logró limitar la contracción a un 13,8% en el mismo período de referencia, según las cifras oficiales del gobierno francés. 

La organización del mercado laboral español históricamente supuso serias dificultades, al menos, desde la década de 1980. El “efecto covid-19” y el colapso económico podrían generar cifras de desocupación similares a los peores momentos de la última gran recesión en España (entre 2008 y 2012). 

Según la Encuesta de Población Activa, se destruyeron un millón de puestos de trabajo, tan solo en el segundo trimestre. El gobierno socialista de Pedro Sánchez y su coalición parlamentaria, habían planteado una agenda para revertir la reforma laboral del expresidente Mariano Rajoy. 

La reforma laboral, aprobada por el parlamento español en febrero de 2012, había logrado reducir enormemente la tasa de desocupación, pasando de un 23,6% a menos del 14%. La tenue flexibilización laboral permitió bajar casi 10 puntos la tasa de desocupación, pero el gobierno socialista intenta revertir el camino elegido anteriormente. 

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Las medidas de aislamiento comenzaron a impactar el en nivel de actividad en marzo, y la tasa de desocupación empezó a subir gradualmente, pasando de un 13,6% a un 15,6% en junio. Revertir las medidas en torno a la flexibilidad y volver al sistema que regía a la economía española entre 1980 y 2012, podría significar la pérdida de millones de puestos de trabajo. 

En un acto desesperado por intentar rescatar la poca credibilidad política que le queda a Pedro Sánchez, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, intentó descalificar la performance norteamericana para poder justificar la contracción económica española. 

El ministro pretendía comparar la variación anualizada del segundo trimestre del año en la economía norteamericana con un dato trimestral sin anualizar de la economía española. 

Alberto Garzón, economista y político, actual ministro de consumo de España y activo militante del Partido Comunista Español. 

Garzón intentó inútilmente comparar la caída española (del 18,5%), con la caída trimestral anualizada en Estados Unidos (del 32,9%), pero esta comparación resulta ridícula. Aplicando el mismo criterio para la variación trimestral española, la contracción superaría cómodamente el 55%. 

Se demuestra ampliamente que la economía norteamericana se encuentra en una posición mucho más favorable a la que tiene España.

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Economía

Francia rumbo a la quiebra: Vuelve a bajar la calificación crediticia de los bonos franceses y el déficit fiscal alcanza valores récord

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El desequilibrio presupuestario en las finanzas del país galo ya es el más extremo registrado desde la pandemia, a pesar de que la actividad económica se recuperó del impacto desde hace dos años. El elefantiásico Estado francés se hace imposible de sostener.

La administración de Emmanuel Macron no solamente deja al país a merced de una peligrosa radicalización política encarnada por el espacio de Melenchon, sino que además deja una economía completamente desgastada tras años de un modelo que parece totalmente agotado.

La economía francesa registra las tasas de crecimiento más bajas de su historia, apenas pudiendo recuperar del impacto provocado por la pandemia entre 2020 y 2021, pero no pudiendo recuperar su tendencia de crecimiento anterior a dicho evento.

En los mercados financieros, los bonos franceses volvieron a sufrir un nuevo revés de confianza, ya que la mayoría de las agencias calificadoras de riesgo decidieron rebajar la puntuación de la deuda francesa hace solo un mes, después de haberlo hecho en junio del año pasado. Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s siguieron esta tendencia con respecto a la evaluación de los bonos que emite el Estado francés.

El déficit fiscal primario de Francia llegó a representar el 3,77% del PBI en el último trimestre del año pasado, según las más recientes estadísticas del Banco Central Europeo. Se trata del quinto trimestre conductivo en que empeora el resultado presupuestario, incluso antes del pago de intereses de deuda (cada vez mayores).

De hecho, y sin considerar el impacto que generó la pandemia, Francia mantiene el déficit primario más drástico de los últimos 12 años, y el incesante clima de inestabilidad política no arroja ninguna perspectiva medianamente optimista.

Si se suma el pago de intereses a cuenta de la deuda pública, el resultado consolidado del país galo marcó un rojo de casi el 5,5% del PBI en el último cuarto del año 2023, y no se veía un nivel semejante desde la salida de la crisis internacional de 2008 o la pandemia de 2020. La diferencia entre aquellos dos escenarios de crisis con respecto a la situación actual, es que en este momento la economía francesa no se encuentra en recesión, sino que continúa reteniendo un anémico crecimiento.

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Economía

El Gobierno anuncia la desregulación del mercado de Warrants, con el objetivo de favorecer el crédito para familias y empresas

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Desde diciembre del año pasado la administración de Milei desreguló una serie de mercados en tiempo récord, y los primeros resultados ya están a la vista en el caso del sector inmobiliario. La mayor desregulación permite aceitar mejor el funcionamiento del aparato productivo.

El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, anunció un importante avance en la desregulación y modernización del mercado financiero argentino: cesarán las restricciones inútiles y arbitrarias que hasta ahora existían para la emisión de Warrants.

Como explicó el propio Ministro, los Warrants permiten certificar la propiedad de un cierto bien por parte de un productor y con ello se facilita su trazabilidad en el mercado financiero. Son instrumentos que permiten convertir de manera muy sencilla algo físico, en una suerte de garantía para poder acceder a créditos.

Asimismo, estos instrumentos también se pueden intercambiar y vender en los mercados secundarios, lo cual habilita toda una serie de facultades para su emisor. En países como Estados Unidos, es común que los warrants se emitan y se negocien libremente en los mercados extrabursátiles.

Pero hasta ahora, Argentina se diferenciaba de la mayor parte de las economías modernas porque restringía excesivamente la emisión de estos instrumentos, hasta el punto de que únicamente 10 empresas en todo el país estaban autorizadas a hacerlo, algo completamente arbitrario y perjudicial para el desarrollo de este mercado (especialmente para las pequeñas y medianas empresas).

Por otra parte, se desregularon los diferentes usos permitidos para la emisión de Warrants, con lo cual podrán ser utilizados para canalizar el crédito hacia la actividad minera, la industria manufacturera, el sector energético, el sector agropecuario, etc.

Estas medidas, en conjunto con el mayor espacio para el crédito privado y la mayor estabilidad de precios, permitirán abaratar la financiación de múltiples proyectos de inversión, especialmente en donde más se necesitan. 

También supone un fuerte impulso para la competitividad de las empresas argentinas frente al exterior, ya que ahora dispondrán de una herramienta que sus competidores ya hacían uso desde hace tiempo en los mercados más modernos y desarrollados.

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Economía

El socialismo español está a punto de quebrar el sistema jubilatorio por cuarta vez en la historia del país

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La administración del PSOE se niega a permitir cambios profundos sobre el sistema de seguridad social español, y todas las proyecciones futuras sugieren que se volverá un verdadero agujero negro para las finanzas públicas y una masiva disparada del gasto estatal.

El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez está sentando las bases para una bomba fiscal que repercutirá sobre las finanzas del Estado español a lo largo de los próximos años, comprometiendo así el pago de las futuras pensiones.

Pese a las tímidas reformas esgrimidas por el Ministro socialista José Luis Escrivá, solamente al término de 2023 la seguridad social española registró un desequilibrio descomunal equivalente a los 8.200 millones de euros, y no hará más que empeorar año tras año en ausencia de reformas estructurales.

De esta manera, el sistema de reparto estatal de España se encamina a su cuarta quiebra histórica, y las consecuencias de este hecho ya son conocidas: los parámetros del sistema deberán nuevamente reformularse en detrimento del bienestar de la sociedad, sin ninguna otra alternativa posible dentro del sistema que ofrece el Estado

Bajo un régimen de capitalización individual, dichas reformas no serían necesarias, pero España no cuenta ni siquiera con la asistencia de una mínima participación privada en la inversión de los fondos públicos de pensión, y los planes privados existentes se encuentran sumamente regulados y restringidos.

Los resultados del sistema de reparto español y la falta de futuro

Tal y como se encuentra diseñado el esquema previsional español, y dada las políticas aplicadas por el oficialismo, se encamina hacia una nueva quiebra generalizada que repercutirá mediante menores beneficios para los cotizantes, y mayores impuestos para las generaciones futuras.

La primera gran quiebra del sistema de reparto se produjo en 1985, durante la presidencia socialista de Felipe González. Por aquel entonces, se decidió trasladar el problema hacia adelante: se decidió extender el período mínimo de cómputo (el tiempo para calcular el importe de la prestación social) de 2 a 8 años, y la base salarial para la cotización a partir de los 15 años anteriores a la jubilación (antes 10 años).

Pese a los cambios, en 1997 el sistema volvió a quebrar, y la administración de Aznar decidió extender el período de cómputo hasta los 15 años, y elevar el período de cotización de referencia de 15 a 35 años, lo cual redujo sustancialmente el valor de las jubilaciones reconocidas (generalmente los últimos años trabajados mantienen niveles salariales superiores a los primeros, en la vida laboral de cualquier persona).

Todo esto le dio holgura al sistema por casi una década más, pero finalmente en 2011 el sistema de reparto español quebró por tercera vez, y de manera alarmante. Para postergar el inminente colapso, se extendió la edad mínima de jubilación de 65 a 67 años (gradualmente), el período de cómputo subió de 15 a 25 años, y el período de años salariales de referencia se incrementó de 35 a 37 años. Paralelamente, las jubilaciones dejaron de estar indexadas a la inflación.

Las sucesivas reformas solo postergaron los mismos problemas hacia adelante, pero el dato más alarmante es que se agotan cada vez más rápido. Esta vez, el Gobierno socialista ni siquiera está dispuesto a cargar con el costo político que supondría una cuarta reforma restrictiva, condenando así a millones de personas a una eventual (y más violenta) reforma en el futuro cercano.

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