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Economía

Peligroso: Los precios en Estados Unidos subieron un 0,6% en mayo y la inflación interanual llegó al 5%

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La inflación norteamericana llegó a su nivel más alto desde el 2008. La política de la Reserva Federal demostró ser demasiado laxa, y la política fiscal expansiva de Joe Biden contribuyó a aumentar el exceso de liquidez en los mercados.

La Oficina de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos determinó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 0,6% solamente n mayo.

Esto dejó a la inflación interanual en el 5% en comparación al mismo mes del año pasado. La inflación llegó a su nivel más elevado desde 2008, cuando Estados Unidos vivía los efectos de una profunda crisis financiera. 

A su vez, el actual nivel de inflación en Estados Unidos es ampliamente superior al promedio que tenía en la segunda mitad de la década de 1990. Sustrayendo las variaciones de precios en alimentos y energía (que suelen ser muy volátiles), la "inflación-núcleo" habría superado el 3% en comparación a mayo de 2020. 

Bajo el liderazgo de Jerome Powell, la Reserva Federal continúa insistiendo en que se trata de un fenómeno principalmente temporal, y que los aumentos de precios se desacelerarán en la segunda mitad del año

Sin embargo, crecen las expectativas por una eventual suba de tasas por parte de la institución central. La emisión monetaria récord en el 2020 impulsó un gran dinamismo en todos los agregados monetarios, y la respuesta frente al shock por la pandemia resultó ser ligeramente desproporcionada. 

A diferencia de lo que ocurrió entre 2008 y 2012, el aumento de la demanda de dinero no fue tan robusto frente al paso del tiempo, y se concentró en los meses con mayores restricciones a la circulación. El shock del 2020 tuvo características más transitorias en comparación al que hubo en 2008. 

El economista y profesor de la Universidad de Johns Hopkins, Steve Hanke, criticó el enfoque de la política monetaria de Powell. 

Aseguró que “la inflación está a la vuelta de la esquina” y culpó a Powell por permitir una respuesta monetaria desproporcionada en comparación al shock de la pandemia. 

La oferta monetaria comprendida en el agregado "M3″ creció un 27% interanual en el pasado mes de febrero, aunque se inició una inmediata corrección a partir de marzo que continúa hasta el día de la fecha. 

Por su parte, la política fiscal agresivamente expansiva de Joe Biden no resultó neutral para la estabilidad macroeconómica. 

El presidente Biden decidió continuar con la entrega de transferencias y subsidios, una política que había sido resistida en los últimos meses de la administración Trump, y provocó un fuerte desequilibrio fiscal en los primeros tres meses del año. 

En la práctica, la masiva inyección de liquidez en los mercados vía transferencias y gasto público generó un importante aumento del circulante monetario efectivo dentro de la economía norteamericana. 

Bajo una política fiscal tan expansiva como la de Biden, la política monetaria de la Reserva Federal no logró ajustarse a las nuevas exigencias coyunturales. Y frente a un aumento récord en la oferta monetaria durante todo el año 2020, la prudencia macroeconómica recomendaría adoptar una política fiscal austera, pero Biden comenzó su administración profundizando los desequilibrios hasta abril.

La emisión monetaria tiene un letargo hasta su impacto en el nivel de precios, que puede oscilar entre pocos meses o más de un año. Sin embargo, en el contexto de hiper-liquidez de los mercados, promovido por las leyes de estímulo que pasó el Congreso demócrata, la emisión llega rápidamente a la economía e impacta en muy poco tiempo en los precios.

Esto implica que estas subas del nivel de precios corresponden a la masiva emisión que hubo en enero, febrero y marzo, principalmente durante el gobierno de Biden.

Pese a la masiva expansión monetaria inicial, el Gobierno demócrata tomó las primeras medidas de austeridad fiscal recién en abril, y el déficit financiero a nivel federal bajó 2,4 puntos del producto con respecto al mes anterior. 

En la misma dirección, el gasto público consolidado a nivel federal pasó del 33,9% del PBI en marzo a 32,3% del PBI en abril. 

Mientras tanto, la salud fiscal de Estados Unidos dependerá exclusivamente de las leyes que apruebe el Congreso, ya que los demócratas tienen en el tintero proyectos de ley que volverían a estimular el gasto, reavivarían la emisión, y pondrían al país nuevamente contra las cuerdas.

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Economía

Tras la desregulación del mercado inmobiliario, la oferta de viviendas en alquiler se disparó casi un 200% en el AMBA

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Cada vez más personas pueden acceder al alquiler gracias al decreto de desregulación anunciado por el Presidente Milei en diciembre del año pasado. Se registró un explosivo crecimiento de la oferta inmobiliaria, el más drástico del que se tenga algún registro en los últimos años.

El proceso de desregulación del mercado inmobiliario cosechó un éxito contundente y arrollador, cada vez más difícil de negar incluso entre los más reaccionarios a las medidas que impulsó el oficialismo.

Desde que el Presidente Javier Milei decretó la desregulación inmobiliaria y el fin de la Ley de Alquileres del 2020, la cantidad de viviendas ofrecidas en alquiler se disparó hasta un 189% en el Área Metropolitana de Buenos Aires, según un reciente informe de la Universidad de San Andrés al término del mes de marzo.

La cantidad de inmuebles ofrecidos saltó drásticamente de las 6.696 unidades a un total de 19.069 en cuestión de solo unos pocos meses. Bajo el marco regulatorio anterior esto podría haber parecido una utopía, pero la mayor libertad de transacciones está permitiendo que miles de personas puedan acceder a la vivienda.

Asimismo, el sondeo de visualizaciones de Zonaprop registró que la cantidad de viviendas ofrecidas se duplicó desde diciembre del año pasado, convalidando así el éxito de la desregulación. Este fenómeno se explicó principalmente por los alquileres de índole permanente, en detrimento de los temporarios.

De acuerdo a Zonaprop, en el mes de marzo el precio promedio de los alquileres aumentó tan solo un 2,5% en el Gran Buenos Aires, mientras que la tasa de inflación informada por el INDEC cerró por encima del 11% en el mismo período.

En lo que va del año el precio promedio de los alquileres acumuló un aumento del 28,7%, una cifra muy inferior al 49,1% que se había acumulando durante el primer trimestre de 2023 (bajo el esquema regulatorio del kirchnerismo).

Se debe tener en cuenta, además, que la tasa de inflación minorista acumulada entre enero y marzo fue del 51,6%, y los precios mayoristas subieron un 37% en el mismo período. Sin importar contra qué métrica inflacionaria se los compare, el valor real de los alquileres cayó drásticamente en términos reales.

Este fue precisamente el efecto que se esperaba tras la aplicación del proceso de desregulación. Dada una demanda relativamente estable (sin ninguna perturbación particular), el explosivo crecimiento de la oferta permitió que cada vez más personas puedan permitirse pagar un alquiler al verse beneficiados de su drástico abaratamiento.

El éxito de la desregulación se convalida desde el punto de vista de las cantidades ofrecidas en el mercado, y también desde el punto de vista de los precios en términos reales. Hasta la fecha, no se registró ni una sola variable en el mercado inmobiliario que se haya visto afectada negativamente tras el levantamiento de los controles impuestos en 2020, más bien todo lo contrario. La propaganda kirchnerista encontró un amargo final al verse refutada por la realidad.

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Economía

Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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Economía

Gracias al superávit y la estabilización inflacionaria de Milei, el Banco Hipotecario volvió a lanzar créditos hipotecarios

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Por primera vez en años vuelve a desarrollarse el crédito inmobiliario en la Argentina, de la mano del superávit fiscal anunciado por el equipo de Luis Caputo. Se lanzan nuevas opciones atadas a la variación del UVA.

Durante las últimas décadas los jóvenes argentinos han perdido la capacidad de acceder a una casa propia a través del crédito hipotecario, algo que ocurra en la totalidad de los países del mundo occidental.

Algo tan simple en el mundo se ha vuelto prácticamente en una fantasía en Argentina, y comprar una propiedad requiere un nivel de ahorro imposible para toda la clase media. Pero, ¿por qué paso esto? ¿Si la mayoría de nuestros padres pudieron? ¿Existe algún responsable? ¿Por qué Argentina perdió el mercado hipotecario?

La respuesta es extremadamente simple: el déficit fiscal. Explicarlo, puede tomar un poco más de desarrollo. Argentina hace 16 años que gasta más de lo que recauda. El déficit debió financiarse con los ahorros de los argentinos a través de la emisión constante de títulos públicos para cubrir el agujero fiscal.

Hay que entender que el sistema financiero no es otra cosa que el aparato sanguíneo de la economía, si todo el flujo debe financiar al Estado, crowding out, nada queda para el privado, y consecuentemente nada queda para el sueño de la casa propia.

El kirchnerismo buscó compensarlo con un limitado plan PROCREAR, donde solo se podía adquirir una vivienda designada por el político de turno y mediante un sorteo. Más allá de lo arbitrario del azar, no poder elegir donde uno quiere desarrollarse es un acto que atenta contra los derechos más fundamentales de los argentinos.

Este lunes, el presidente Javier Milei anunció el superávit fiscal de la cuenta corriente para el primer trimestre del año. Esto resulta de vital importancia porque ahora el sistema financiero posee recursos ociosos para colocar en el mercado. Esto genera las condiciones para un nuevo “noviazgo” entre el sistema financiero y el sector privado crowding in.

En la mañana de hoy nos enteramos que el Banco Hipotecario estará otorgando una nueva línea de crédito hipotecario, algo que no sucedía desde el año 2018. En su página, se pueden ver las condiciones comerciales que otorgan para la construcción, adquisición, terminación, y ampliación de vivienda.

El préstamo que otorgan es mediante la modalidad UVA que ajusta por inflación tanto el capital adeudado como las cuotas a pagar. La tasa de interés prevista es del 8,5% anual, es decir que la cuota ajustara por la variación de la UVA + 8,5% año a año.

Si bien estos créditos se habían hechos impagables desde 2018 a medida que empezó a escalar la inflación, con la estabilización monetaria que ya está consiguiendo la gestión de Milei y de Toto Caputo.

Para ilustrar un poco más, tomamos algunas métricas de la página, si uno solicita $100.000.000 (aproximadamente US$ 100.000), tendrá que tener un ingreso necesario de $3.128.000 y abonará una cuota de $782.000.

Tomando las palabras del presidente Milei, los argentinos están frente a la oportunidad de ser los arquitectos de nuestro propio destino, no la desaprovechemos.

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