
Cuáles son las condiciones de Trump para regularizar las relaciones con Siria
El presidente de los Estados Unidos anunció hoy el levantamiento de las sanciones que pesaban sobre Damasco y dio una serie de requisitos para normalizar sus relaciones.
El presidente estadounidense Donald Trump y el presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, se reunieron por primera vez en Riad, Arabia Saudita, en un encuentro sin precedentes que tuvo lugar al margen de la cumbre del Consejo de Cooperación del Golfo.
La reunión, celebrada en una sala privada con la presencia del príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien participó por videollamada, marcó el primer contacto directo entre un líder estadounidense y un presidente sirio en más de una década.
Este encuentro representa un cambio radical en la política exterior de Estados Unidos hacia Siria. Trump, en su segundo mandato, ha optado por levantar las sanciones impuestas al país árabe desde 2011, abriendo la puerta a una posible normalización de relaciones.

Sin embargo, esta apertura no es incondicional: Estados Unidos presentó una serie de exigencias estratégicas, centradas en seguridad regional y realineamientos diplomáticos.
Uno de los principales pedidos de Trump fue que Siria se una a los Acuerdos de Abraham, un conjunto de tratados impulsados por su administración en 2020 que normalizaron las relaciones entre Israel y varios países árabes.
Aunque Siria históricamente no reconoce al Estado de Israel, Trump dejó claro que este paso es indispensable para integrarse en el nuevo orden regional que Washington busca consolidar.
La presencia virtual de Erdogan en la reunión, líder de un país con relaciones tensas con Israel, refuerza la idea de un rediseño de las alianzas en Medio Oriente, con Siria como posible nuevo actor alineado.

En materia de seguridad, Trump exigió a al-Sharaa la deportación de todos los combatientes yihadistas extranjeros aún presentes en Siria, incluidos algunos grupos palestinos.
Aunque no mencionó organizaciones específicas, el pedido apunta al desmantelamiento de estructuras como el Frente Popular para la Liberación de Palestina – Comando General, activo en Damasco desde la era de Hafez al-Assad.
También se discutió la amenaza persistente del Estado Islámico (ISIS), y Trump propuso cooperación directa en inteligencia y control territorial para prevenir su resurgimiento.
Otra demanda importante fue la transferencia del control de las prisiones donde están detenidos miembros del ISIS, actualmente en manos de fuerzas kurdas aliadas de Estados Unidos, hacia el Estado sirio.

Esta solicitud marca un giro significativo en la postura estadounidense, al implicar el reconocimiento de al-Sharaa como la única autoridad legítima sobre todo el territorio sirio, un cambio tras más de una década de aislamiento diplomático hacia el régimen en Damasco.
Aunque no se emitió una declaración conjunta ni se celebró una rueda de prensa, las imágenes del encuentro fueron cuidadosamente difundidas, reflejando un tono sobrio y técnico.
Trump busca proyectar orden, mientras al-Sharaa aspira a legitimidad internacional. Ambos líderes son conscientes de que las sanciones levantadas solo se mantendrán si se cumplen las condiciones pactadas.

Trump elogió a al-Sharaa, de 42 años, describiéndolo como ''joven, atractivo y duro''. Aunque su pasado como combatiente en Al Qaeda en Irak y fundador del Frente al-Nusra genera polémica, Trump parece confiar en su capacidad de liderar una Siria reconstruida.
El mandatario destacó el respaldo del presidente Erdogan, quien considera que al-Sharaa ''tiene una oportunidad real de hacer un buen trabajo'' en un país profundamente devastado.
En declaraciones posteriores a la reunión, Trump reafirmó que espera que Siria eventualmente firme los Acuerdos de Abraham, aunque reconoció que el país aún enfrenta numerosos desafíos internos. ''Tienen mucho trabajo por hacer'', afirmó.

La posible normalización entre Siria y Estados Unidos, mediada por potencias regionales como Turquía y Arabia Saudita, podría reconfigurar completamente el tablero geopolítico de Medio Oriente.
No obstante, la profundidad de los cambios dependerá del cumplimiento de los compromisos asumidos y del manejo de las tensiones internas y externas que aún sacuden a Siria.
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