
Asesinato de funcionaria cercana a Clara Brugada expone red de corrupción en CDMX
Testimonios revelan extorsión, abuso de poder y complicidad institucional detrás del crimen
El reciente asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz ha desatado una ola de versiones que distan mucho del discurso oficial. Ambos eran figuras cercanas del equipo de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada.
Pero lejos de ser simples funcionarios públicos, sus actividades eran variadas y hasta dudosas. De acuerdo con diversos testimonios, ambos operaban una red de corrupción y abuso de poder desde las entrañas del gobierno capitalino.
Ximena Guzmán manejaba dinero ilícito, según testigo
Según declaraciones del exservidor público Jorge Enrique Terán, quien laboró en el sistema penitenciario capitalino, Guzmán operaba desde las sombras con acceso directo a la jefa de Gobierno. Ella daba órdenes para trasladar droga, cajas de dinero y lujos hacia y desde los reclusorios, como si se tratara de un negocio privado.
Terán, quien ganaba un salario mínimo como funcionario público, se negó a obedecer una orden: ingresar al Reclusorio Norte con una camioneta oficial cargada de dinero. La orden venía directamente de Guzmán. Su negativa derivó en una persecución laboral y amenazas.
"Después que me negué, ahí sí me hicieron la vida imposible en el trabajo."
El testimonio también vincula a Guzmán con el cobro sistemático de “diezmos” a empleados del gobierno. Se le acusa de exigir comisiones de préstamos y favores dentro del sistema penitenciario. Esta práctica data del viejo PRD, cuando Brugada ya operaba con una lógica de extorsión institucionalizada.
Además, otros implicados incluyen familiares de Brugada, quienes presuntamente controlaban la renta de celulares en los penales. Estos dispositivos eran usados para redes de extorsión, permitiendo incluso lujos como dormitorios con productos de marcas alemanas.
“Se avorazó y no respetó acuerdos”, señala exfuncionario
El asesinato de Guzmán no fue un ataque aleatorio, sino un ajuste de cuentas dentro de una estructura corrupta y voraz.
Terán afirmó que los funcionarios comenzaron a exigir cuotas exageradas a los directores de prisión, lo que generó múltiples conflictos:
"Su actitud no ayudaba, eran prepotentes. Pero lo que me consta es que se llevaban el dinero en cubetas, en ollas de tamales. Es mucho dinero lo que se junta en cada turno."
El testigo detalló cómo se deterioró el control del sistema penitenciario. Según él, “la gente de Clara” exigía cantidades cada vez más altas, rompiendo acuerdos existentes.
"La gente que conozco y que todavía está allí dice que se avorazaron. Empezaron a pedir cuotas exageradas, cuando ya había un arreglo previo."
Relató el testigo a Los Angeles Press, en los Estados Unidos.
"Pero la gente de Clara dijo que tenían que dar más, que ese cacho lo iban a poner ellos. Eso era lo que hacía esta chica. Por eso, el asesinato artero."
Red de corrupción protegida desde las alturas
Se suma la denuncia del encubrimiento tecnológico del doble homicidio de Guzmán y Muñoz.
Según el experto en videovigilancia Rómulo Catalán, las cámaras del C5 fueron manipuladas y la zona fue despejada para facilitar el crimen. El experto habla de complicidad institucional en un ataque planeado.
El caso de Guzmán expone no solo corrupción personal, sino un sistema de complicidad, amenazas y beneficios compartidos entre criminales y autoridades.
Lejos de ser una mártir, Guzmán habría sido pieza clave de un sistema de corrupción que finalmente cobró su propia factura.
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