Carta de Lectores
El costo de la corrección política en tiempos de crisis
#CartaDeLectores. Luciano Mondino, lector del diario y estudiante de Cs. Políticas, nos cuenta desde su perspectiva el costo de la corrección política en tiempos de crisis y pandemia y el daño que éste puede ocasionarlo a la población.
Luciano Mondino, es estudiante de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en La Plata. 26 años.
Aún con la pandemia y el plan de
confinamiento casi total que el Gobierno Nacional ensayó con el aval de los más
representativos sectores de la sociedad, en el sistema político y de partidos
en la Argentina no ha emergido una figura lo suficientemente contundente como
para plantear un discurso que abandone de manera parcial o total la corrección
de la política aún en estos tiempos de crisis.
Hay un consenso implícito en todo el
arco político de mayor representatividad de sostener los temas instalados en la
sociedad cuidando no esbozar ninguna idea o frase que vaya en contra de los
mismos. Esta situación se ubica en una ya ampliada brecha entre la política y
la sociedad civil: Una política decidida a custodiar de cerca el statu quo y
una sociedad civil que plantea medidas radicalmente opuestas. La fórmula
inversa a cualquier concepto de marketing político en donde el político dice
cosas que el elector no quiere escuchar.
Sin dudas que la carencia de un
representante que ponga en crisis los ideales establecidos hace que este
consenso de la política se presente–incluso a través de los voceros oficiales
como los grandes medios de comunicación-como hegemónico y que no deba resistir
la mínima crítica porque quien se atreva a hacerlas, casi de forma inmediata sería
condenado pública o quizás judicialmente. Tibiamente se producen modelos
alternativos pero no logran corporizar alguien que los canalice políticamente.
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En tiempos de crisis, los temas
instalados giran en torno al desarrollo de la pandemia y la cuarentena y cómo
hacer para contar con recursos desde el Estado a fin de afrontar el tan temido
pico de contagios evitando que el ya frágil sistema de salud no se sature. En
estos últimos cuarenta días quizás muchos argentinos entendieron un principio
básico de la economía y es que todos los recursos son escasos y que es función
del verdadero estadista poder administrarlos con criterio.
A pesar de estar atravesando una
angustiante situación mundial y de llevar a la sociedad argentina a ser
partícipe de una falsa dicotomía entre la salud y la economía o el “prefiero
10% más de pobreza antes que 100.000 mil muertos”, los sectores con mayor
representación en la política argentina han accedido a correr los riesgos de
mantener la corrección política: Reservar algunos temas para que no sean
alcanzados por el vendaval y administrar las restricciones ideológicas.
Haciendo una analogía con las restricciones que cualquier presupuesto tiene, en
las restricciones ideológicas se establece un límite de “se recorta hasta acá”.
En este sentido cabe resaltar como
muchos de ellos están decididos a defender entre otros el Ministerio de la
Mujer, Género y Diversidad con sus cercanos 270 millones de pesos asignados
mientras la misma política debe recurrir a la suba de los impuestos al sector
que hace un mes no factura o al impuesto a la riqueza. Resulta inentendible
como aún en estos momentos donde gran parte de la Administración Pública
Nacional no funciona y en donde el Estado Nacional en teoría necesitaría de un
sinfín de recursos para evitar el colapso sanitario, ningún sector
representativo de la política o el propio gobierno nacional proponga que esos 270
millones de pesos sean redistribuidos hacia la salud o hacia la seguridad que
son los únicos estamentos del Estado que
están funcionando y velando por el mantenimiento del confinamiento y de la
sanidad.
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Este consenso es como una especie de
contrato en donde está mal visto redistribuir y re-asignar presupuesto de los
temas instalados. Mientras tanto, el estado argentino debe recurrir a insumos
médicos de China denunciados por defectuosos o tolerar que los hospitales se
conviertan en focos infecciosos por la exposición del equipo sanitario a la
carga viral.
Otro caso. El Ministerio de Cultura
también podría sufrir una reasignación de sus 4.597.736.386 de pesos exceptuando únicamente
aquellas partidas que sean orientadas exclusivamente a garantizar estándares de
enseñanza mientras dure el confinamiento, en solo caso de ser necesario. Sobre
el Ministerio de Cultura en cualquier sociedad también es pasible de ser puesto
en discusión: ¿El Ministerio de Cultura es lo que el ministro dice que es la
cultura? Sin dudas que es algo llamativo considerando la experiencia del
mecenazgo durante el Renacimiento y el origen de los estados modernos en donde
los artistas fueron financiados y sus proyectos pudieron ser llevados a cabo.
Si no existiera una restricción
ideológica sobre estas dos partidas, el Estado Nacional podría hacerse de
recursos netos sin la necesidad de promover la creación de nuevos impuestos o
regulaciones sobre el patrimonio individual de los sectores que serán sumamente
necesarios al momento de abrir nuevamente la economía.
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El tercero de los casos es el enorme
espectro de Promoción y Asistencia Social y Seguridad Social donde se incluyen
las erogaciones no contributivas que aportan a la gobernabilidad y la
estabilidad según muchos y enfocado principalmente en el Gran Buenos Aires y
las grandes aglomeraciones con necesidades básicas insatisfechas ubicadas
principalmente en los alrededores de las grandes ciudades. Son muchos también los que íntimamente se
animarían a discutir esto pero decididamente muchos menos o ninguno de ellos lo
podría hacer en público sin obtener a cambio el veto de los pares o de los
sectores denunciantes que sirven como policías ideológicos. Esto es: ¿Qué
ocurriría si alguien dice que es momento de suspender parcialmente las
erogaciones destinadas a ciudadanos extranjeros? Leerlo suena impactante,
imaginen a alguien con aspiraciones presidenciales o a ganar las legislativas
del 2021 decirlo en un medio televisivo.
La respuesta más esperable será,
luego de un sinfín de epítetos y apelaciones a las falacias Ad-Hóminem, que el
mandato constitucional obliga a la equiparación de derecho entre los habitantes
y ciudadanos de la nación. Y aquí puede haber una verdad parcial desde el
momento en que la igualdad constitucional sí existe pero los recursos siguen siendo
escasos y muchos países no pueden –exceptuando a algunos- absorber una enorme
cantidad erogaciones no contributivas sin costos altísimos que serán agravante
de una situación dramática.
El costo más palpable de mantener la
corrección política en tiempos de crisis es que la sociedad deba volver a
sufrir experimentos ya realizados que desembocan en situaciones críticas y
dramáticas agravadas por el acecho de un virus cuya letalidad entiendo no debe
cuestionarse. Sin una real lectura de las circunstancias en donde se opten por
las restricciones ideológicas para preservar ciertos estamentos y se fomente un nuevo avance sobre el producto privado que
será fundamental a la hora de reabrir la economía, corremos el riesgo también
de desmoralizar nuevamente a numerosos sectores de la Argentina.
El fiel reflejo de esto es el
ensanchamiento cada vez mayor de una política que, paradójicamente, dice y hace
lo que gran parte de la sociedad no quiere escuchar.
Carta de Lectores
Un freno a la cubanización de Argentina
#CartaDeLectores. Rodrigo Di Giannantonio nos trae una reflexión a título personal, a lo largo de una reseña histórica, del accionar de las Fuerzas Armadas durante el Proceso de Reorganización Militar.
Carta enviada por Rodrigo Di Giannantonio, para el 24 de Marzo de 2020.
“El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera” Alexander Pope (1688-1744).
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Corría el año 1970 y el país era gobernado por un gobierno militar. Comienza aquí el nacimiento de las dos organizaciones mencionadas, que a fin de acabar con el gobierno militar comenzaron a reclutar gente, recibiendo apoyo financiero soviético y entrenamiento táctico cubano. Logrando un gran shock a nivel local e internacional, Montoneros perpetúa el secuestro y posterior asesinato del ex-presidente Aramburu. Por su parte el ERP, con una impronta trotskista mucho más ortodoxa y extremista planteó la guerra revolucionaria en el país con la intención de ganar la Argentina rural, instalándose en la provincia de Tucumán.
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Lastiri, el elegido de Perón, es nombrado como sucesor presidencial provisional hasta tanto se llamase nuevamente a elecciones. Seguidamente, Perón se presenta a elecciones junto con quien por entonces era su esposa, María Estela Martínez, a quién el General había conocido en un burdel de Panamá al ser ella la bailarina del lugar, con “Isabel” como su nombre artístico. Perón arrasa en las urnas y es proclamado Presidente de la Nación.
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López Rega e Isabel carecían del liderazgo necesario para encausar el país. La economía se destrozaba y se acercaba una hiperinflación. Los negocios estaban parados y la riqueza del país disminuía día a día, hora tras hora.
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Ya en el poder, el Teniente General Jorge Rafael Videla libra batalla contra el marxismo en todos los frentes. No es de interés para este artículo de opinión hablar de las medidas no-bélicas del mencionado gobierno militar, como las económicas o sociales. Es que, no salen más que críticas desde mi persona hacia las mismas.
Carta de Lectores
El espejismo de la “igualdad”: la mediocre satisfacción del fracaso colectivo
#CartaDeLectores. Dennys Caldera Boka, comunicador social y docente venezolano, se radicó en Argentina en 2012 escapando del socialismo chavista. Tras casi una década en el país advierte a los argentinos de lo cerca que están de caer en el mismo espejismo de la “igualdad”.
Dennys Caldera Boka, 41 años, comunicador social, docente e investigador, nacido en Venezuela y residiendo en Argentina desde 2012.
“Toda sociedad que priorice a la igualdad por sobre la libertad, no merece ninguna de ellas y terminará perdiendo ambas.” – Milton Friedman
Es un día cualquiera en Peronia, un “mundo paralelo” donde las cosas funcionan de manera muy diferente al resto de los mundos, a excepción de Chavezuela, mi mundo de origen y primo-hermano de Peronia, de donde partí hace poco más de ocho años para llegar aquí.
Las cosas siguen una lógica bastante particular en Peronia: el éxito es una palabra tabú, extrañamente estigmatizada por quienes creen que “denigra” a los menos afortunados. El deseo de superación es visto con sumo recelo, ya que aparentemente es señal de una inconformidad malsana. Es inevitable sentir el famoso deja vú; es que en Chavezuela ya respiraba el mismo aire, denso y pesado, cargado de culpa por querer ser un poco mejor cada día.
El mérito cada vez importa menos aquí. Aspirar a más y hacer un esfuerzo para obtener aquello que se anhela es síntoma de avaricia y mirado con recelo por los demás.
La sana competencia es tóxica en Peronia, así que solo “participar” es suficiente. Si llegaste en primer lugar, o fuiste el último, no hay diferencia (salvo en el fútbol, donde irónicamente la jerarquía sí es venerada). El trabajo duro paradójicamente termina jugando en contra, ya que, por cosas de la vida, quien menos esfuerzo hace parece terminar recogiendo los frutos.
Ser productivo es un concepto poco discutido en Peronia, excepto para criticar a quien lo sea y quitarle lo más posible, para redistribuirlo de manera “equitativa” entre todos aquellos que, por diversas razones, no produjeron en la misma medida. Ya lo había visto en Chavezuela, donde al grito de “¡exprópiese!”, se le “sustraía” al que tenía “demasiado” por “el bien común” (que comúnmente no hace ningún bien).
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Por algún misterio del universo, la legítima defensa ante la agresión criminal es considerada “inhumana” en Peronia. Es usual escuchar el calificativo “fascista”, palabra que se usa temerariamente para describir -con tinte despectivo- a todo aquel que pida mano dura para los delincuentes. Los derechos humanos, sorpresivamente, han perdido la “humanidad”. Así como en Chavezuela, donde por razones que escapan al sentido común, la honradez es un lujo de oligarcas, y delinquir es una necesidad de las pobres víctimas de la injusticia social que, por raro que parezca tras por lo menos 2 décadas de justicia social, nunca parece disminuir.
El lenguaje ha sufrido extrañas variaciones en Peronia, tendiendo a lo que muchos llaman la inclusividad. El simple hecho de no adherir al nuevo léxico y preservar el uso del vocabulario tradicional ahora es considerado discurso de odio, y oponerse a tal aseveración es discriminativo para con las minorías oprimidas que, a la luz de lo que se ve, hoy poseen más visibilidad y aceptación que nunca.
Y así en Peronia el concepto de libertad se ha erosionado con el tiempo, y ha quedado a la sombra de una de sus consecuencias lógicas: la desigualdad.
En otros mundos, donde la sensatez es de uso corriente, ser diferentes no representa un problema. Evidentemente uno no escoge donde nace, ni tampoco bajo qué circunstancias; es menester de quienes gobiernan garantizar la única igualdad que les compete: la igualdad ante la ley. La igualdad de oportunidades es una ilusión, por el mismo hecho de que no todos arrancamos desde el mismo punto de partida. Pavimentar el camino para que sea menos complicado de transitar para los menos privilegiados, es un objetivo más noble y accesible.
Sin embargo, la peor utopía de todas es la igualdad de resultados. Esa es la dictadura invisible que rige en Peronia; esa que va minando la iniciativa, el esfuerzo, la creatividad, el entusiasmo y el talento de todos aquellos que desean realizarse y vivir su vida en sus propios términos; esa que aniquiló a Chavezuela hace unos años, despojándola perversamente del esplendor que alguna vez llegó a tener. Es esa dictadura que hace de la mediocridad la norma, y del fracaso el único resultado aceptable.
Y es así como salí de la ya desértica y estéril Chavezuela, buscando mundos más fértiles, y aterricé con grandes esperanzas en Peronia, mundo lleno de gran riqueza, para al poco tiempo darme cuenta que, lamentablemente, estaba de nuevo frente al mismo espejismo, ese al que algunos llaman socialismo.
Carta de Lectores
¿”Científicos” negligentes, cínicos, demagogos o solo ignorantes?
#CartaDeLectores. Gabriel Álvarez nos narra como desde su profesión como agente de viajes vio venir la crisis del coronavirus cuando éste todavía estaba recluido en China, mientras que en el gobierno de Fernández estaban todavía cantando que Salud es Ministerio.
Carta enviada por Gabriel Álvarez, agente de viajes de profesión
Apenas terminada la explicación con diapositivas y la conferencia de
prensa, los memes no se hicieron esperar y las redes explotaron con la postura universitaria que tomó frente a
todos una vez más Alberto Fernández. Memes para Macri como alumno y Del Caño pidiendo
permiso para hablar con los estudiantes fueron la cargada de quienes apoyaron
todo lo que haga el gobierno incondicionalmente sin razonar por unos minutos si
el discurso oficial es tal como se expresa o hubo otra forma, más temprana, de
reaccionar y evitar la crisis económica que preocupa tanto como la salud.
La pregunto que debemos hacernos todos es, ¿quién sabía del coronavirus en enero del 2020 y
quién debería haberlo sabido?
Voy a contar mi experiencia personal
con el COVID-19 cuando todavía no era pandemia y China tomaba las primeras medidas de
aislamiento. Con esto no estoy diciendo que descubrí la pólvora; así
como tuve mi experiencia, la tuvieron miles de agentes de viajes en el
mundo y se publicó en cuanto periódico uno quisiera leer.
A mediados de enero me llega un correo
electrónico de un operador turístico importante en Europa cancelando los
servicios terrestres de los pasajeros Pérez, que tenían planeado viajar el 08 de
marzo a Pekín y recorrer el país en un itinerario de 11 días.
El motivo de la
cancelación fue algo nuevo para mí:
“Por decisión del gobierno chino de
impedir el ingreso de turistas nos vemos imposibilitados de brindar los
servicios ofreciendo cambio de destino o devolución del dinero al 100%”
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El problema era que la aerolínea seguía volando y eso me hacía dudar de la
veracidad del motivo de cancelación así que opté por reclamar a Qatar que tome
la misma medida y ese reclamo me llevó un mes, es decir, devolver los pasajes aéreos en febrero. Además, llamé a los pasajeros Pérez para
explicarles que así como decían en las noticias y en el diario, un
virus en China impedía que viajen debido a que podían volver enfermos.
Claro
que cuando uno recomienda a un cliente que no viaje no piensa en la posibilidad
de contagio sino en que esa persona no se enferme. Por eso quienes trabajamos
en la industria turística no nos sentimos obligados de avisar a ninguna
autoridad sanitaria y no somos responsables, pero, sino somos nosotros, ¿quién es el responsable de velar por la salud de los argentinos en el exterior?
Argentina tiene dos entidades que podrían haber tomado la posta. ¿En qué andaban el Ministerio de
Turismo y el Ministerio de Salud en febrero?
Supongo que quien ocupa un cargo de
ministro y tiene un presupuesto más amplio que muchas PyMEs para contratar la misma
cantidad de trabajadores privados pero llamados asesores públicos, en enero
leyeron algún diario, o alguno recibió un llamado de su agente de viajes
cancelando el viaje, o tuvieron un colega, amigo, pariente que volvía de China
y le contaba sobre el coronavirus.
Recuerden que el primer caso de aislamiento
en el país fue un médico que se aisló voluntariamente al regresar de su viaje y
que dio notas en todos los programas de noticias de televisión, eso fue en
febrero. Supongo que en el Ministerio de Salud (encima que ahora es Ministerio) trabaja gente ligada a la salud,
que algo sabe sobre salud y que pudo haber previsto, intuido, estudiado,
analizado el coronavirus y haberle prestado atención al significante nivel del
contagio que ya estaba teniendo en China, algo que yo no tenía por qué saber, pero ellos sí.
Quien trabaja en la gestión
pública tiene que saberlo porque para eso trabajan menos horas y ganan más,
para tener la cabeza más fresca en la gestión y no la cabeza quemada de
cualquier trabajador que va a una fábrica muchas horas por el sueldo del día y
convive con sus preocupaciones diarias, ¿no?. Mi pregunta es: ¿toda esa gente en esos ministerios, de que estaban trabajando en enero y febrero? Previniendo el dengue no estaban.
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Hubo una alternativa antes de la cuarentena y lo
hicieron mal.
Cuando en febrero volvían los
argentinos que estaban en el exterior, en Europa, en China o en cualquier país
que hoy está afectado ya había memes sobre la manera de controlar el ingreso en
Ezeiza. Nos enterábamos por boca de amigos sobre la falta de profesionalismo
para controlar las condiciones de salud y de dónde venían los turistas
argentinos y extranjeros (porque encima los extranjeros seguían llegando).
números con otros países de la región y con la proyección de contagios que
debería haber ahora sino tomaba la decisión de entrar en cuarentena y todos
aplaudimos que fue una decisión firme por parte del presidente en ese momento
que hoy arroja resultados positivos.
la mala decisión de haber dejado las fronteras abiertas y no haberlas cerrado
en el momento que tenían que hacerlo y dejar que decenas de miles de
argentinos viajaran así como miles de extranjeros ingresaban. Lo peor, lo
cínico, es que les echó la culpa públicamente diciendo que viajaron cuando él
advertía sobre una pandemia y los dejó varados sin medicamentos ni dinero, en
cualquier parte del mundo. Situación que hoy sigue.
Si cuando todos sabíamos que había un
virus propagándose en vez de decir que el sarampión o el dengue era nuestra
preocupación, Ginés advertía que 250.000 argentinos estaban en el exterior, y para
eso tenemos un Ministerio de Turismo, que cuenta con esa estadística de cuánta gente
hay en el exterior. Ginés interactuaba con Lammens y entre ambos hablaban sobre la
gente que está afuera que tiene que volver y nos podía contagiar.
Si hacían una
reunión entre ellos y el presidente y cerraban las fronteras en ese momento,
controlando y aislando a quienes llegaban, seguramente la cuarentena no hubiera
sido necesaria. Tampoco es muy descabellado lo que digo, Uruguay lo hizo con un gobierno que había asumido hace pocos días.
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El éxito del fracaso, el neuromarketing político
Macri tuvo a Durán Barba y Alberto quién sabe qué gurú tenga, pero el marketing político está presente en
el país desde mediados de los ’70.
Hoy, decir que la cuarentena es un éxito
omitiendo ese primer error, error que costó PyMEs cerradas y al borde de la quiebra, profesionales sin
trabajo, despidos, suspensiones (que siguen ocurriendo pese al decreto), desalojos por la
fuerza (que siguen ocurriendo pese al decreto), comercios con deudas inllevables, etc.
Una
economía en crisis y estancada sin saber por cuánto tiempo. El ánimo de la
gente en sus casas. La violencia de género obligada a convivir. Decir que esto
es un éxito es burlarse de todos, como siempre lo hizo la clase
política.
No verlo, no decirlo, omitirlo es conveniencia y para quien escribe,
Alberto en la conferencia no fue un profesor universitario, se pareció más a un empresario
mostrando números acomodados para que su área gane el premio que en este caso
ganó, apelando a ser un docente estatal, del crédito de quienes miraban para
continuar siendo lo que realmente es: un político más de este país, con lo que
eso implica.
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