
El Papa León XIV marca el fin del progresismo eclesial y revive el legado de León XIII
Con la elección del cardenal Prevost como nuevo Sumo Pontífice, el Vaticano parece dar un giro hacia la ortodoxia.
Con la elección del cardenal Robert Francis Prevost como nuevo Sumo Pontífice bajo el nombre de León XIV, el Vaticano parece dar un giro decisivo hacia la ortodoxia doctrinal y la reafirmación de los principios tradicionales.
En un mundo sacudido por la confusión moral, el avance de las ideologías posmodernas y la crisis de autoridad espiritual, el nuevo Papa se posiciona como un defensor de la fe, la justicia y la verdad trascendente.
Un nombre que pesa: el eco de León XIII
El nuevo Pontífice no eligió su nombre al azar. León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum en 1891, fue un defensor del orden capitalista contra los embates del socialismo y del colectivismo que empezaban a asfixiar Europa. En medio de una crisis social e ideológica, León XIII no dudó en señalar que el verdadero remedio no estaba en más Estado ni en más regulación, sino en reconocer los derechos naturales del individuo, empezando por la propiedad privada.
“El principal fundamento en que debe apoyarse el orden de las cosas humanas es la inviolabilidad del derecho de propiedad privada.” (RN, n. 6).
Lejos de cualquier simpatía hacia ideas estatistas o colectivistas, León XIII arremete con claridad contra el socialismo, al que acusa de destruir la libertad individual y el tejido mismo de la civilización.“El socialismo[...]suprime la propiedad individual, y una vez hecho esto, destruye las libertades del hombre.” (RN, n. 15).

La libertad como base de una sociedad justa
En Rerum Novarum, la libertad no es una concesión del Estado sino un derecho inherente al ser humano, y cualquier poder que pretenda usurparla se convierte en tiránico. Por eso, la encíclica defiende que el obrero tiene derecho a negociar libremente su trabajo, y que la intervención estatal debe ser mínima y subsidiaria.
“Es erróneo que el Estado se entrometa en la vida interior de las familias y que sustituya la iniciativa individual o la acción de los cuerpos intermedios.” (RN, n. 35).
Frente a un mundo obsesionado con la redistribución forzada, León XIII propone algo revolucionario: libertad, mérito, trabajo y respeto por el orden natural. “Es contra la justicia que los capitales se conviertan en propiedad colectiva de la sociedad.” (RN, n. 51).
León XIV: el Papa que se inspira en el capitalismo
Con la elección de León XIV, la Iglesia parece recuperar una voz firme que, sin medias tintas, se opone al estatismo, a la cultura de la victimización y al colectivismo posmoderno. Ya no se trata de contentar a todos ni de dialogar con el error, sino de proclamar con fuerza que la verdadera justicia surge del respeto a la libertad y a la dignidad de cada individuo.
León XIV recoge el guante de su antecesor y apunta a restaurar la claridad: condena el igualitarismo compulsivo, alerta contra la expansión ilimitada del Estado, y reivindica la responsabilidad individual como base de una sociedad virtuosa. El eco de Rerum Novarum resuena con fuerza en este nuevo Pontífice que no teme hablar de propiedad privada como “garantía de libertad” y de libre asociación como expresión legítima de la autonomía de los ciudadanos.

Roma habla: el socialismo es injusticia
En tiempos donde muchos relativizan, o incluso promueven, nuevas formas de socialismo disfrazadas de “justicia social” o “bien”, lacomúns palabras de León XIII vuelven a resonar con fuerza en Roma, ahora de la mano del nuevo Papa, León XIV.
“El socialismo, aun después de haber sido condenado, no ha dejado de infiltrarse bajo otras formas.” (RN, n. 58) La advertencia no pierde actualidad: el socialismo no se ha ido, se ha transformado en asistencialismo, en clientelismo, en hiperregulación, en corrección política y cancelación cultural. Y la respuesta sigue siendo la misma: libertad, propiedad, orden.
Un rugido necesario
Con León XIV, el Vaticano parece haber despertado del letargo. Ya no hay espacio para ambigüedades ni coqueteos con las ideologías del siglo XX. Roma vuelve a hablar con claridad: no hay justicia sin libertad, no hay bien común sin propiedad privada, y no hay orden sin reconocer a Dios como fundamento del derecho.
Vuelve el león. Y no ruge por venganza ni por poder, sino por verdad. Y en tiempos de oscuridad moral, la verdad es el acto más radical de caridad.
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