
Córdoba: Passerini impulsa reformar un Código de Convivencia que casi no se aplica
Más del 58% de las normas sancionatorias del Código no se usan o tienen aplicación casi nula en Córdoba.
Más de la mitad del Código de Convivencia de Córdoba se encuentra en desuso o con aplicación mínima. El relevamiento surgió de un informe técnico elaborado por la propia Justicia de Faltas, tras años sin revisión seria.
La norma vigente fue sancionada en 2016, pero más de 130 artículos nunca superaron las 10 actas en una década.

Artículos obsoletos y un sistema burocrático
Entre los artículos con menor aplicación figuran normas que regulan cibercafés o exigen marcas específicas de preservativos. También hay sanciones imposibles de aplicar, como arrojar colillas o excrementos sin identificar a los infractores.
El diagnóstico oficial expuso superposiciones, contradicciones internas y vacíos que el municipio nunca corrigió.
Años de parálisis y normas sin efecto
El informe muestra que solo el 42% de las sanciones se aplicó con frecuencia aceptable. Mientras tanto, más del 58% de las reglas quedaron en letra muerta, debilitando toda autoridad normativa local.
Durante casi 10 años, el municipio operó con un código ineficiente sin impulsar ninguna mejora sustancial.

Sin control ni disuasión real
La falta de fiscalización efectiva convirtió al Código en una referencia decorativa para la convivencia urbana. Córdoba convive a diario con infracciones menores que quedan impunes, mientras se sancionan absurdos totales.
Ni el volumen de normas ni la digitalización evitaron la pérdida de legitimidad de las reglas municipales.
Propuesta tardía y con puntos polémicos
Ahora el municipio busca simplificar el Código y reintroducir sanciones más firmes como el arresto para casos graves. Se trata de una herramienta legal permitida por la Constitución provincial pero abandonada hace casi una década.
El anuncio llega sin plazos claros ni proyecto concreto, tras años de omisión institucional del problema.

Una gestión con prioridades poco claras
Más allá del discurso participativo, lo cierto es que recién ahora se admite que el Código no funciona. El sistema operó en automático, sin revisión normativa ni adaptaciones al contexto social y tecnológico actual.
Vecinos, profesionales y cámaras serán consultados, aunque aún no hay garantías de una solución efectiva y duradera.
Más noticias: