Grupo de personas posando frente a un edificio moderno con fachada geométrica
POLÍTICA

Intendentes radicales vuelven a rendirse servilmente al PJ y apuntalan a Schiaretti

Más de cien alcaldes no oficialistas participan del acto y refuerzan el control del peronismo local sobre los municipios

Los intendentes radicales otra vez se muestran dóciles frente al peronismo y deciden respaldar sin reparos a Juan Schiaretti en plena campaña electoral. La foto que exhibirá el gobernador Martín Llaryora con más de cien alcaldes no peronistas confirma el servilismo radical ante el poder provincial. El oficialismo vuelve a mostrar su habilidad para seducir y apropiarse de "opositores" cuando más lo necesita.

La crisis de liderazgo en la UCR, marcada por la disputa eterna entre Mestre y de Loredo, abrió la puerta al desembarco en el PJ. Mientras tanto, Schiaretti aprovecha la fractura radical para seguir construyendo su armado nacional con Provincias Unidas y reforzar su perfil de “moderado”. Nada de esto sería posible sin la claudicación de intendentes que, con pragmatismo y servilismo extremos, cambian de camiseta según su conveniencia.

La excusa formal que esgrimen estos dirigentes es la alianza regional con Maximiliano Pullaro, pero la realidad es más terrenal y cruda. Los municipios se encuentran desfinanciados por el correcto ajuste nacional y la provincia aparece como la única caja disponible. En lugar de sostener autonomía y dignidad, los alcaldes radicales eligen entregarse a quien garantiza recursos inmediatos.

Seis hombres sentados alrededor de una mesa de reuniones en una oficina con el letrero Ministerio de Gobierno en la pared de fondo
Intendentes radicales reunidos con Manuel Calvo, Ministro de Gobierno de Córdoba | La Derecha Diario

Radicalismo sin rumbo y al servicio del PJ

El gobernador Martín Llaryora repite que “se puede trabajar juntos sin importar el signo político”, pero la frase encubre una sumisión constante. Schiaretti se mostrará agradecido, arengará a seguir sumando apoyos y exhibirá la enésima foto de radicales que abandonan sus banderas. Lo que se celebra como unidad no es más que la renuncia de un partido a sus propios principios históricos.

El ministro Manuel Calvo y Orlando Arduh fueron los encargados de recolectar a los intendentes que firmaron adhesiones con Provincias Unidas. Más de 90 jefes comunales ya quedaron alineados al oficialismo, con el pretexto de acompañar un “espacio de centro”. En rigor a la verdad, lo que hicieron fue ceder otra vez ante la lógica peronista de fagocitar opositores a fuerza de recursos y favores.

El radicalismo se muestra como un socio previsible del PJ, incapaz de construir una alternativa seria para la provincia ni para el país. Mientras tanto, Schiaretti utiliza esa debilidad ajena para engordar su armado, siempre a costa de un radicalismo sin dignidad. El resultado es un escenario donde el oficialismo gana poder y la falsa oposición se desangra en internas estériles.

Dos hombres sonrientes levantan los brazos entrelazados en señal de celebración en un evento bajo techo, acompañados de otras personas al fondo
En el peronismo cordobés celebran el servilismo radical | La Derecha Diario

Funcionalidad radical frente al avance peronista

En el peronismo celebran que hasta la lista de Mestre pueda ser funcional a sus objetivos, "debilitando" así a la Libertad Avanza. El cálculo es claro: dividir el voto opositor y asegurarse que Schiaretti encabece la victoria en las legislativas intermedias. El radicalismo, sin resistencia o posibilidad de competencia, se presta como un aliado perfecto para esa maniobra electoral.

Lo que se presenta como pragmatismo es, en realidad, una dependencia humillante del aparato provincial que financia y condiciona. Sin aportes nacionales, los municipios quedan atrapados en el vínculo desigual con Llaryora y Schiaretti, a quienes deben agradecer cada peso. El precio de esa relación es la renuncia abierta a cualquier idea de independencia política.

La escena de hoy en Córdoba no será más que la confirmación de un patrón histórico: radicales acomodados en brazos del peronismo. Ese “aporte opositor” a las filas del oficialismo no responde a convicciones, sino a la necesidad de sobrevivir en la coyuntura. Por eso, el radicalismo vuelve a ser lo que mejor sabe ser: un instrumento dócil del poder peronista.

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