
#NiUnaMenos en Córdoba: feministas levantaron la bandera de Hamas, verdugo de mujeres
Con la insignia palestina marcharon contra Milei y el FMI, olvidando que el islamismo autoritario somete a las mujeres
En Córdoba se apreciaron escenas insólitas de feministas marchando contra el gobierno de Milei, en conmemoración por los 10 años de la primera marcha por #NiUnaMenos. Hablamos de agrupaciones que reivindicaron el terrorismo islámico desfilando por las avenidas centrales de la ciudad capital, levantando orgullosamente la bandera de Palestina.
Enarbolar la bandera palestina, ¿ignorancia contextual o legimitación implícita al terrorismo islámico?
Los izamientos de estas banderas no manifiestan apoyo a las mujeres palestinas que luchan por liberarse del patriarcado islámico y del autoritarismo. En su lugar, se muestra apoyo implícito a un grupo terrorista (Hamas) cuyos líderes han sido abierta e históricamente misóginos y opresivos hacia la mujer.
Cuando se porta una bandera palestina en una marcha feminista como la de "Ni Una Menos" no se está señalando explícitamente una solidaridad con las mujeres palestinas oprimidas. Al contrario: aunque sea de forma indirecta se está expresando respaldo a una causa nacionalista. La cual, en su forma actual, es en gran medida liderada por organizaciones autoritarias y teocráticas como Hamas, especialmente en la Franja de Gaza.
Marcha NiUnaMenos con bandera de Palestina
La contradicción de enarbolar una bandera palestina en una marcha feminista radica en adoptar sin filtros símbolos políticos que representan gobiernos y estructuras que violentan directamente a las mujeres. Y todo esto en el marco de una movilización cuyo eje central es, supuestamente, combatir esa misma violencia.
En las protestas de este martes, un cordón policial bloqueó el paso con el objetivo de evitar el corte total del boulevard y así facilitar la circulación vehicular. Esta medida adoptada por las fuerzas de seguridad generó reclamos por parte de distintos referentes de organizaciones presentes en la marcha.

¿Quién gobierna y qué representan?
Hamas es un grupo palestino, terrorista e islámico que llegó al poder en Gaza en 2007. Este gobierna bajo una interpretación estricta de la ley islámica (sharía). Su visión política y religiosa no sólo es abiertamente enemiga de valores democráticos, sino también de los derechos de las mujeres, tal como los concibe el feminismo contemporáneo.
En Palestina las mujeres se encuentran en una situación de sumisión total, en donde:
- No pueden circular libremente sin la compañía de un varón.
- Están obligadas a cumplir códigos de vestimenta estrictos, como el uso del hiyab o niqab.
- Su palabra vale menos en un juicio que la de un varón.
- Tienen acceso muy limitado a cargos políticos o jerárquicos, incluso dentro de sus propias comunidades.
- No tienen derecho a decidir sobre su salud reproductiva o matrimonio sin la autorización masculina.

Además, otras minorías defendidas por la causa feminista también se encuentran gravemente amenazadas. Así, por ejemplo, las relaciones homosexuales están penalizadas, y las mujeres LGBT+ son perseguidas o forzadas a huir.
Es decir, no se trata simplemente de una "cuestión religiosa" o "cultural". Es una estructura legal, institucional y política de opresión sistemática hacia las mujeres y diversidades sexuales. Y ésta estructura es promovida por los mismos "actores políticos" que dominan el escenario palestino actual: los terroristas.
A esto, le sumamos la llamativa postura de estas agrupaciones feministas que marchan contra un gobierno que, sin Ministerio de la Mujer, redujo la tasa de homicidios de mujeres. Durante el 2024, las víctimas directas se redujeron un 8% respecto al último año del gobierno del expresidente kirchnerista procesado por golpear a su mujer, Alberto Fernandez.

¿Dónde queda la mujer palestina?
Existen, por supuesto, mujeres palestinas que luchan por sus derechos, por la igualdad de género, y que rechazan la opresión interna. Muchas de ellas han sido perseguidas, silenciadas o excluidas tanto por las autoridades palestinas como por el entorno social profundamente patriarcal en el que viven.
Alzar la bandera palestina en una manifestación como la de "Ni Una Menos" no visibiliza a estas mujeres, ni a sus luchas internas contra el autoritarismo de sus propios líderes. En cambio, invisibiliza su sufrimiento al homologar la causa palestina a una única narrativa de opresión externa, omitiendo el patriarcado interno que las castiga diariamente.

No se puede exigir “ni una menos” mientras se apoya, aunque sea simbólicamente, a regímenes que multiplican los abusos contra todas las mujeres. La solidaridad feminista, si realmente existe y es genuina, debe ser crítica e informada, no ideológica y selectiva.
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