Guardias suizos en uniforme tradicional marchan en un edificio histórico con un recuadro que muestra a un guardia siendo asistido con su armadura.
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Así saludó la Guardia Suiza del Vaticano al nuevo Papa León XIV

La Guardia Suiza honra al nuevo Pontífice León XIV con un ritual cargado de simbolismo y una lealtad centenaria

Cada vez que un nuevo Papa asume el liderazgo de la Iglesia,  la Guardia Suizadel Vaticano realiza un ritual lleno de tradición. Esta ceremonia, más simbólica que formal, refleja su rol histórico como cuerpo militar consagrado a la protección del Pontífice.

Compuesta por 135 soldados,  esta pequeña fuerza vigilaba el territorio de medio kilómetro cuadrado que ocupa la Ciudad del Vaticano. Todos sus miembros son hombres suizos, católicos, de entre 19 y 30 años, que ya han cumplido al menos cuatro meses de servicio militar obligatorio en su país de origen y superan el metro setenta y cuatro de estatura.

Así es el saludo oficial al nuevo Papa

El momento más representativo del ritual consiste en una ceremonia en la que los soldados reafirman su fidelidad.  Aunque el juramento formal anual ocurre cada 6 de mayo,  fecha que conmemora la defensa heroica de 147 guardias suizos durante el saqueo de Roma en 1527, cuando hay un nuevo Papa, toda la Guardia Suiza renueva su lealtad hacia él.

Durante la ceremonia, cada guardia avanzaba hacia el estandarte del cuerpo militar, apoya su mano izquierda sobre la bandera y alza la derecha con tres dedos extendidos, símbolo de la Trinidad. Luego pronuncia el juramento con palabras clave como:  “juro servir con fidelidad, lealtad y honor al Sumo Pontífice…”.

Los soldados desfilan en el Patio de San Dámaso o, en ocasiones, en la Sala Clementina, vistiendo su colorido uniforme renacentista de tonos azul, rojo, amarillo y naranja, y portando sus tradicionales alabardas. El nuevo Papa pasa revista a la tropa, saluda a los soldados uno por uno o les dedica unas palabras de gratitud y bendición.

Uniformes coloridos colgados en una fila con etiquetas visibles.
Los trajes de los soldados de la Guardia Suiza que se ponen sobre una armadura. | Redacción

A este gesto se suma un relevo simbólico de guardia en lugares emblemáticos como las puertas de los apartamentos papales o la Plaza de San Pedro, indicando que los soldados están oficialmente al servicio del nuevo líder de la Iglesia.

El Papa, por su parte, suele otorgarles su bendición apostólica y, en algunos casos, los recibe en una audiencia privada junto a los oficiales y capellanes del cuerpo.

Un legado militar que nació con Julio II

La Guardia Suiza nació en 1506, cuando el Papa Julio II, en su tercer año de pontificado, reclutó a 150 mercenarios suizos como su escolta personal. Estos combatientes gozaban de una sólida reputación desde finales del siglo XIV, gracias a su destreza con la pica y la alabarda, armas con las que habían derrotado a poderosas caballerías feudales.

Si bien no existe una ceremonia exclusiva denominada "juramento al nuevo Papa", la transición papal incluye actos simbólicos de fidelidad. Los guardias asumen su rol desde el instante de la elección del Pontífice, formalizando su servicio con gestos solemnes y un compromiso renovado.

En esencia, la ceremonia integra fe, tradición militar y devoción. El verdadero acto clave no es el juramento del 6 de mayo, sino el momento en que la Guardia Suiza se pone al servicio del nuevo Papa, perpetuando una lealtad que cruzó cinco siglos.

La Guardia Suiza y la lealtad al nuevo papa.

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