
Gestión Passerini: Córdoba, bajo asedio y con el tránsito al borde del colapso
Obras superpuestas, calles en buen estado destruidas, canteros, bicisendas y caos vial exponen una gestión desastrosa.
La ciudad de Córdoba se encuentra sumida en un caos vial. La inoperancia del intendente capitalino, Daniel Passerini, se evidencia una vez más entre los vecinos, debido a su desidia institucional que empeora día a día la movilidad urbana.
Esta política errática, que sacrifica la circulación vial a cambio de obras inútiles, solo demuestra la improvisación de la gestión Passerini. Críticas presentes desde el inicio de su mandato hoy apuntan a obras públicas, bicisendas y canteros que entorpecen el tránsito local.

Obras superpuestas y sin lógica
En distintos puntos de Córdoba, las obras públicas avanzan sin coordinación ni criterio técnico evidente. Calles en buen estado son destruidas sin justificación clara, mientras el tránsito se vuelve intransitable. Vecinos, automovilistas y peatones sufren demoras y desvíos constantes, con una ciudad cada vez más paralizada.
Varias obras se ejecutan al mismo tiempo sobre avenidas troncales y zonas céntricas clave: un ejemplo de ello fue la modificación del cruce de Av. Colón y Avellaneda. La histórica esquina de Plaza Colón sufrió remodelaciones inexplicables que, día a día, generan un caos absurdo y embotellamientos por la dificultad de los automovilistas para doblar en dicha intersección.

El municipio abre calles recientemente repavimentadas, generando sospechas sobre el uso de fondos públicos. No hay comunicación oficial que explique la prioridad ni la urgencia de estas intervenciones.
El transporte público se ve obligado a alterar recorridos, afectando la frecuencia y el servicio. La situación también complica el trabajo de servicios esenciales como ambulancias o repartidores, que no pueden circular con normalidad.
Más canteros y bicisendas
En avenidas de alto tránsito, como Boulevard San Juan y Avenida Maipú, se colocan canteros centrales que reducen la calzada útil. Estas obras, más estéticas que funcionales, profundizan los conflictos entre ciclistas, peatones y automovilistas. Lejos de ordenar el tránsito, generan cuellos de botella y puntos ciegos peligrosos.
Sumado a ello, obras de refacción en calles troncales o avenidas principales —que ya habían sido arregladas— generan aún más caos. Automovilistas deben desviarse más de lo habitual por embotellamientos o cortes, mientras peatones circulan por la calzada o bordean obras sin garantías mínimas de seguridad.

Inoperencia municipal
Esto solo demuestra, una vez más, la improvisación total que es el municipio de Daniel Passerini. El intendente electo en 2023, que forma parte del peronismo cordobés, acumula en su bitácora de gestión escándalos productos de su desidia institucional. Esto lo dejó a entrever a finales de abril pasado, cuando le pidió la renuncia a la totalidad de su gabinete sin previo aviso, en medio de tensiones internas en su partido.
El despilfarro, el abandono y las tasas abusivas son ejemplos de una gestión inútil que solo ahoga al ciudadano y complica la vida cotidiana con decisiones mal ejecutadas y peor justificadas. Los cordobeses enfrentan cada día un escenario caótico, sin respuestas claras desde la gestión Passerini.
Porque, tal como lo ha dicho Javier Milei en múltiples ocasiones: “Cuando un político te habla del Estado eficiente, solo se trata de una máscara para robarte.”
El Estado nunca puede ser eficiente, y Passerini lo demuestra una vez más con su abandono municipal en la ciudad de Córdoba capital.
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