
Taxistas cordobeses contra Uber: excusas, violencia y el miedo a competir en libertad
El Concejo debatió una posible regulación de Uber mientras taxistas denunciaban incidentes y supuesta pérdida de empleos
La regulación de Uber desató nuevos episodios de violencia en Córdoba, donde taxistas volvieron a justificar agresiones con argumentos legales. Durante el tratamiento del proyecto en el Concejo Deliberante, choferes de taxi y de plataformas digitales se enfrentaron en la vía pública. La tensión escaló al punto que un conductor de Uber fue agredido con agua caliente, según denuncias públicas.
Jorge Montes, referente de los permisionarios de taxis, criticó abiertamente el cupo propuesto por el municipio, al que calificó como “completamente nocivo”. Ese cupo limita la actividad a un conductor de aplicaciones cada 375 habitantes, lo que excluiría a unos 11 mil trabajadores del sistema. La propia queja de los taxistas confirma que esa regulación perjudica incluso a quienes pretenden frenar la competencia con agresiones.
“¿Qué hicimos con nosotros, las 15.000 familias que están desocupadas desde hace 6 años?”, preguntó Montes, reconociendo los efectos del cambio en el sistema. En lugar de adaptarse al nuevo escenario, volvió a apuntar contra lo que llama “aplicaciones ilegales”, apelando a la retórica de siempre. El reclamo apunta a una supuesta defensa del trabajo, pero se ejerce reprimiendo a quienes ofrecen un servicio más económico y eficiente.

Rechazo a competir, violencia y burocracia
Desde el gremio de choferes de taxi afirmaron que la protesta fue “pacífica”, pese a los incidentes ocurridos a plena luz del día. Claudio López, uno de sus voceros, denunció que el sistema burocrático perjudica a sus compañeros y les exige más que a Uber. En ese contexto, justificó el reclamo aunque reconoció que “el incidente con el agua caliente generó tensión”.
El argumento de “ilegalidad” ya no alcanza para tapar el rechazo a competir en condiciones de mercado y sin privilegios municipales. Los mismos que denuncian la existencia de 15 mil familias sin ingresos se oponen a la regularización de plataformas que hoy les ganan el mercado. La defensa del modelo tradicional de taxis no se basa en ofrecer un mejor servicio, sino en impedir el crecimiento de alternativas más demandadas.
Mientras miles de cordobeses eligen diariamente usar aplicaciones por costos más bajos y disponibilidad, el sector tradicional responde con patoterismo. Lejos de mostrar apertura o propuestas superadoras, algunos referentes del gremio se aferran a discursos que ya no convencen a nadie. La escena vivida esta semana muestra que la verdadera amenaza no es Uber, sino el miedo a perder beneficios garantizados por decreto.
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