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Estados Unidos

Mientras acusan a Trump de golpista, los demócratas denunciaron fraude y disputaron las últimas 3 elecciones que perdieron

En las últimas dos décadas, en cada elección que perdieron, el Partido Demócrata deslegitimó a los presidentes republicanos y disputaron los resultados formalmente en el Congreso, denunciando fraude. 

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El próximo miércoles 6 de enero tendrá lugar la última oportunidad del presidente Donald Trump para revertir los resultados de la fraudulenta elección presidencial, cuando las dos cámaras legislativas se reúnan en la Sesión Conjunta del Congreso y debatan sobre certificar o no la victoria de Joe Biden en el Colegio Electoral. 

Como ya explicamos en La Derecha Diario, el proceso para disputar los resultados de los Estados donde se denuncia fraude es muy simple, ya que se requiere solamente una carta firmada por un sólo Diputado y un sólo Senador. 

Según estimaciones basadas en las declaraciones públicas de los legisladores, hasta el momento hay más 30 diputados que formalmente presentarán una moción para objetar las resultados en los Estados fraudulentos, otros 140 que apoyarán la moción y votarán en contra de certificar la elección y 12 senadores que se unirán a estos esfuerzos

Pese a ser un proceso esencialmente constitucional, avalado por la Ley de Conteo Electoral de 1877, en los últimos días el Partido Demócrata desplegó su maquinaria mediática para acusar a Trump y sus aliados de querer dar "un golpe contra la democracia".

Sin embargo, lo que los medios de comunicación intencionalmente ignoran es que esta no es la primera vez que se intenta hacer algo así en el Congreso, y de hecho los últimos tres intentos para revertir los resultados de la elección en las últimas dos décadas provinieron del mismo Partido Demócrata. 

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Demócratas disputaron la elección del año 2000

En la elección del 2000, que coronó de la manera más ajustada posible al republicano George W. Bush como ganador, el entonces Vicepresidente y candidato demócrata Al Gore lideró una cruzada judicial que perduró por 36 días, y que ponía foco en el recuento de votos en el Estado de Florida, donde los demócratas denunciaban fraude.

La persistencia de Gore, avalada desde la Casa Blanca por el entonces presidente Bill Clinton, tuvo que ser frenada por la Corte Suprema de los Estados Unidos el 12 de diciembre del mencionado año en el reputado fallo Bush v Gore, que afirmó a Bush como el ganador legítimo de la elección. 

A diferencia de las denuncias de fraude actuales del Presidente Trump, las denuncias de Gore sí fueron escuchas y tratadas por el máximo tribunal, permitiendo el desarrollo de audiencias y la presentación de evidencias del fraude y sus correspondientes argumentos legales. 

A pesar del fallo, decenas de diputados y senadores demócratas estaban listos para iniciar una ofensiva el día 6 de enero del año 2001 para revertir los resultados
en la Sesión Conjunta del Congreso e incluso algunos diputados llegaron a objetar los resultados.


Sin embargo, a último momento, esa misma mañana, tanto Gore como Clinton decidieron acatar el fallo judicial y ordenaron a los senadores de su partido no unirse a esos esfuerzos, en parte también gracias a la buena relación que Bush poseía con el establishment demócrata y el pedido de recambio que había internamente en el gobierno.

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Demócratas disputaron la elección del año 2004

En la elección presidencial del 2004, año en el que el Presidente Bush obtuvo la reelección, los demócratas decidieron redoblar sus esfuerzos y denunciar fraude nuevamente para intentar revertir la elección por sus irregularidades. 

El foco ahora estaba puesto en el Estado de Ohio, el cual Bush había ganado por un cómodo margen pero que en el que se reportaban irregularidades, especialmente relacionados a las máquinas electrónicas que se encargaban de la tabulación de estos votos (lo mismo que denuncia Trump ahora en Georgia).

El Partido Demócrata, en complicidad con los medios de comunicación, consideraba que Bush se había robado la elección al colocar máquinas electrónicas de la empresa Diebold, cuyo fundador se descubrió que fue un importante donador a la campaña de Bush años atrás. 

El candidato John Kerry contaba con mucha menos evidencia y pruebas testimoniales para defender sus denuncias de fraude que las que el Presidente Trump tiene ahora mismo, pero de igual manera su partido decidió llevar la batalla al Congreso y disputar la elección. 

Los esfuerzos estuvieron liderados por la senadora de California, Barbara Boxer, que presentó una moción para desconocer la elección junto a la diputada Stephanie Tubbs

En virtud de que tanto la Cámara de Representantes como el Senado gozaban de una mayoría republicana, la votación para reconocer los electorales y declararlo ganador a Bush pasó sin sobresaltos, con 267 votos a favor contra 31 negativos en la Cámara Baja y 75 a 1 en el Senado.

A diferencia que en el año 2000, los demócratas llegaron a someter la disputa al recinto, y fue la primera vez que ocurrió algo así desde la elección presidencial de 1877 y hasta la fecha la última vez que ocurrió en el país; una situación que el Presidente Trump quiere tratar de repetir este 6 de enero, aunque con un mayor éxito.
Trump buscará consolidar el apoyo de su propio partido y forzar a algunos legisladores demócratas que se abstengan; en particular aquellos que pertenecen a Estados muy conservadores como Joe Manchin de West Virginia, o aquellos que tienen una fuerte interna con Joe Biden, como Alexandria Ocasio-Cortez o Bernie Sanders.

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Los líderes demócratas en el Congreso en esa época, entre los que se encontraban Joe Biden, Nancy Pelosi y Hillary Clinton, se abstuvieron de votar la objeción porque ya sabían de antemano que no iba a llegar a buen puerto, pero sí le agradecieron a Boxer por su "compromiso con la democracia" y celebraron su actitud, sosteniendo las acusaciones de fraude contra Bush.

Pese a abstenerse a votar, Biden, Pelosi y Clinton se pasaron los siguientes años socavando la credibilidad de Bush como Presidente por lo ocurrido en Ohio

Así lo dejó claro Howard Dean, Presidente Nacional del Comité Demócrata, quien continuaba clamando ya en 2006 que la elección les fue robada y que el segundo término de Bush no era legítimo.

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Demócratas disputaron la elección del año 2016 

12 años más tarde, el Partido Republicano volvía a ganar una elección presidencial de la mano de Donald Trump, y los demócratas no perdieron el tiempo para volver a denunciar irregularidades.

Esta vez, valiéndose de una historia creada por el propio gobierno de Obama conocida como el RussiaGate, que sostenía que el Gobierno ruso había interferido en la elección para favorecer a Trump y que por eso debía ser revertida en el Congreso.

En la Sesión Conjunta del Congreso del 2016, la diputada demócrata Sheila Lee Jackson, acompañada por más de una treintena de sus compañeros, presentó formalmente una moción para disputar los resultados, pero las pruebas de una supuesta interferencia rusa eran tan débiles que ningún senador se unió a la iniciativa. 

Si bien el Congreso formalmente reconoció a Trump como Presidente, el Partido Demócrata utilizó la trama rusa para tratar a Trump como un mandatario ilegítimo y rápidamente colocaron un Fiscal Especial, el militante ultra-demócrata Robert Mueller, para investigar esta supuesta interferencia. 

2 años más tarde y millones de dólares malgastados, Mueller se vio obligado a cerrar su investigación por falta de pruebas y exoneró completamente al Presidente Trump.

De todos modos, la misma Hillary Clinton, luego de la investigación fallida de Mueller, todavía seguía sin reconocer su derrota en 2019 y afirmaba que Rusia era la culpable del triunfo de Trump.

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Hoy, figuras de la talla de Nancy Pelosi o Joe Biden, que se empeñaron en atacar y denunciar las irregularidades del sistema electoral norteamericano en las últimas dos décadas, ahora claman que es el más seguro del mundo.

Los mismos medios de comunicación que afirmaban sin ninguna prueba que se había cometido fraude electoral en la elección del 2004 ahora intentan hacerle creer a su público que Trump está atacando a la democracia por denunciar irregularidades.

En cada elección presidencial perdida en las tres últimas décadas, el Partido Demócrata adoptó una actitud hostil y ninguno de sus candidatos reconoció la derrota. Por el contrario, utilizaron cada oportunidad posible para minar la credibilidad del proceso institucional y del sistema electoral, el mismo que ahora defienden a rajatabla.

El Presidente Trump no está poniendo en riesgo la democracia, está tratando de que como mínimo el sistema electoral de Estados Unidos sea justo y así como escuchó las plegarias infundadas de los demócratas en 3 oportunidades distintas, lo haga una vez con él.

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Estados Unidos

Trump le saca 6 puntos a Biden en una encuesta de CNN y suenan las alarmas en la campaña demócrata a cinco meses de las elecciones

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El equipo de campaña del Partido Demócrata entró en crisis esta semana tras la publicación de una encuesta del medio ultra-partidario CNN que solía dar a Biden más de diez puntos arriba de Trump, pero ahora reveló al republicano seis puntos por encima.

El expresidente Donald Trump está midiendo a niveles récord de cara a las elecciones presidenciales del mes de noviembre, obteniendo su mayor ventaja jamás registrada en una encuesta de CNN que se realizó esta semana.

Trump, con un 49%, está seis por ciento por delante del 43% de Biden, una diferencia en su favor nunca antes vista en las encuestas, ni siquiera cuando el republicano le ganó a Hillary Clinton en el 2016.

Cabe aclarar que la encuestadora de CNN, la empresa basada en Pensilvania, SSRS Research, suele tener un fuerte sesgo en favor de los demócratas. De hecho, nunca había medido a Trump por encima de un oponente demócrata hasta ahora.

La diferencia de Trump sobre Biden se agranda cuando se agrega a la encuesta candidatos de terceros partidos como el liberal Robert F. Kennedy Jr., la ecologista Jill Stein y el socialista Cornel West, la ventaja de Trump sobre Biden crece a casi dos dígitos.

Dado que todos estos candidatos de partidos menores le quitan votos a Biden, en ese escenario Trump tiene un 42%, Biden tiene un 33%, Kennedy tiene un 16%, West un 4% y Stein un 3%, poniendo al reppublicano nueve puntos por encima de la oferta demócrata.

Este escenario todavía no mide al candidato del Partido Libertario, que suele sacar entre un 2 y un 3 por ciento de los votos, y le suele robar íntegramente votos al Partido Republicano, por lo que se puede esperar que a fin de cuentas la balanza resulte más equilibrada.

De todos modos, esta medición, aunque indica un fuerte clamor popular por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no asegura su victoria. Las elecciones en Estados Unidos no se ganan por voto poular, si no que se ganan por quien se impone en la mayor cantidad de estados.

De esta manera, es importante mirar la intención de voto en los estados clave: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Georgia, Arizona, Carolina del Norte, Nevada y Virginia. Trump, para ganar, necesita no solo ganar los estados usualmente republicanos, sino que tiene que ganar en por lo menos 5 de éstos.

Según las últimas encuestas para estos estados, a la fecha y siguiendo el índice promedio de la agregadora de sondeos RCP, Trump se impone en todos los estados clave menos en dos: Minnesota y Virginia.

  • Pensilvania: Trump: 48,3%; Biden: 47,7%; Indecisos: 4,0%.
  • Michigan: Trump: 46,3%, Biden: 45,0%; Indecisos: 8,7%.
  • Wisconsin: Trump: 49,3%; Biden: 47,5%; Indecisos: 3,2%.
  • Minnesota: Trump: 40,7%; Biden: 43,0%; Indecisos: 16,3%.
  • Georgia: Trump: 49,2%; Biden: 45,2%; Indecisos: 5,6%.
  • Arizona: Trump: 49,3%; Biden: 44,3%; Indecisos: 6,4%.
  • Carolina del Norte: Trump: 48,4%; Biden: 43,0%; Indecisos: 8,6%.
  • Nevada: Trump: 48,8%; Biden: 44,0%; Indecisos: 7,2%.
  • Virginia: Trump: 42,0%; Biden: 46,3%; Indecisos: 11,7%.

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El Pentágono de Biden anunció el envío a Ucrania de un nuevo paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones

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El jefe del Pentágono afirmó que esta es la asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”, superando toda la ayuda que dio Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, anunció este viernes que se enviará otro paquete de ayuda militar por US$ 6.000 millones para Ucrania, aumentando el acceso del gobierno de Kiev a misiles Patriot y drones que permitan responder a los avances rusos en el frente oriental.

Austin hizo este anuncio en una rueda de prensa al cierre de una reunión del grupo de Ramstein, en el que Estados Unidos confirmó que los primeros US$ 1.000 millones de nueva ayuda militar a Ucrania están en camino.

El jefe del Pentágono confirmó que Estados Unidos enviará con carácter de urgencia a Ucrania munición para baterías HIMARS, que permite atacar posiciones rusas lejos del frente, munición de artillería avanzada de 155 milímetros y sistemas de defensa aérea en vehículos blindados.

Estoy encantado de poder anunciar un compromiso adicional de USD 6.000 millones para la iniciativa de asistencia de seguridad de Ucrania. Eso nos va a permitir procurar nuevas capacidades para Ucrania por parte de la industria estadounidense”, dijo Austin, y aseguró que este es el paquete de asistencia “más grande” que Washington ha anunciado “hasta la fecha”.

Esa nueva ayuda militar incluirá baterías de misiles Patriot y defensas tierra-aire, más sistema de defensa contra drones y “un monto significante de munición de artillería, municiones aire-tierra y apoyo de mantenimiento”, indicó Austin.

Según el jefe del Pentágono, la ayuda de los miembros del grupo de Ramstein “ha salvado incontables vidas ucranianas” con compromisos que rondan ya los US$ 95.000 millones y la coalición de estos 50 países se mantiene “fuerte” en su apoyo a Kiev.

Austin también dijo que el grupo trabaja en crear un Ejército ucraniano “autosuficiente” y capaz de contener a Rusia en el largo plazo.

El resultado en Ucrania determinará la trayectoria de nuestros días. Si (Vladimir) Putin permanece y gana en Ucrania las consecuencias serán graves y globales”, aseguró Austin.

Los anuncios hoy de nueva ayuda militar a Ucrania llegan después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, firmara esta semana un ley para dar progresivamente a Ucrania US$ 61.000 millones en asistencia militar y préstamos durante el año.

Estados Unidos ya proporcionó decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar a Kiev desde que Rusia anunció el inicio de su invasión a territorio ucraniano el 24 de febrero de 2022.

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Estados Unidos

La Justicia de Arizona, controlada por los demócratas, imputó y busca arrestar a todo el equipo de asesores de Trump

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Los demócratas hacen otro ataque contra la oposición y ahora buscan poner tras las rejas a todo el equipo que trabaja asesorando al expresidente republicano en su campaña presidencial.

La Justicia de Arizona imputó este jueves a varios aliados importantes del expresidente Donald Trump, incluido el exabogado de Trump y exalcalde de la ciudad de Nueva York, Rudy Giuliani, la expresidente del Partido Republicano de Arizona, Kelli Ward, y el exjefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, por denunciar que las elecciones del año 2020 fueron fraudulentas.

Junto con Ward, Meadows y Giuliani, la ex abogada de Trump Jenna Ellis y el ex asesor de campaña de Trump Boris Epshteyn, junto con varios miembros del Partido Republicano de Arizona, fueron imputados también, según publicó esta mañana el Washington Post .

Meadows, Giuliani, Ellis y Epshteyn fueron imputados por supuestamente intentar ayudar a Trump a recuperar los votos electorales de Arizona en las elecciones presidenciales de 2020, luego de que se comprobara que los demócratas habían robado votos por correo y la Legislatura votara que le darían los votos electorales a Trump si así la Justicia lo decidía.

Por su parte, Ward y los senadores del estado de Arizona, Jake Hoffman y Anthony Kern, también fueron acusados ​​de cargos por haber firmado documentos el 14 de diciembre de 2020, certificando que Trump era el ganador de las elecciones.

La acusación de varios aliados de Trump y miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras una encuesta de Bloomberg News/Morning Consult realizada entre el 8 y el 15 de abril encontró que el presidente Joe Biden está detrás de Trump en varios estados clave como Arizona, Georgia, Nevada y Carolina del Norte por seis o más puntos.

En Arizona, Trump lideró por siete puntos, recibiendo el 49 por ciento del apoyo de los votantes que indicaron que votarían por él, mientras que Biden recibió el 42 por ciento.

Los once republicanos de Arizona son:

  • Kelli Ward, ex presidenta del Partido Republicano en Arizona, y su esposo, Michael Ward.
  • Senador del estado de Arizona Jake Hoffman
  • Senador del estado de Arizona Anthony Kern
  • Tyler Bowyer, director de operaciones de Turning Point USA
  • Nancy Cottle
  • James Lamon
  • Roberto Montgomery
  • Samuel Moorhead
  • Lorena Pellegrino
  • Gregorio Safsten

Los aliados de Trump que supuestamente fueron acusados ​​incluyen a Mark Meadows, Jenna Ellis, Rudy Giuliani, John Eastman, Christina Bobb, ex abogada de Trump, Boris Epshteyn y Mike Roman, ex asistente de campaña de Trump, según el Washington Post .

La decisión judicial fue en respuesta a un pedido directo del Fiscal General de Arizona, el ultra-demócrata Kris Mayes, y es la última de una serie de esfuerzos por utilizar el sistema legal para perseguir a los conservadores y republicanos aliados de Trump.

En julio de 2023, la fiscal general de Michigan, Dana Nesselacusó a 16 “falsos electores” de ocho delitos graves, entre ellos conspiración y falsificación de leyes electorales, por su presunto papel en el intento de disputar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.

Meses después, en diciembre de 2023, la Justicia de Nevada imputó a varios miembros importantes del Partido Republicano del estado, acusados ​​de falsificar y presentar documentos falsos en relación con el complot de los “falsos electores”.

La acusación de varios de los principales aliados del expresidente y varios miembros del Partido Republicano de Arizona se produce mientras Trump se encuentra actualmente en juicio y enfrenta 34 cargos de presunta falsificación de registros comerciales en primer grado en relación con los pagos realizados a la estrella porno Stormy Daniels durante las elecciones presidenciales de 2016.

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