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Economía

Solanet, escéptico con la meta fiscal del gobierno: “No creo que el FMI acepte una proyección de déficit del 4,5%”

El ex-secretario de Hacienda opinó sobre los lineamientos que planteó el Gobierno en el Presupuesto para 2021, así como la negociación entre el país y el Fondo Monetario Internacional. Aseguró que las negociaciones no serán fáciles y que el kirchnerismo peca de optimista.

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El primer borrador del oficialismo para el presupuesto 2021 despertó numerosas críticas, tanto por enunciar metas excesivamente optimistas como por falta de disciplina fiscal, incluso para los años venideros. 

El ingeniero y exsecretario de Hacienda, Manuel Solanet, se refirió al respecto del presupuesto planteado por el oficialismo (aunque aún no se trata de algo definitivo), en una entrevista para el diario Ámbito financiero. 

Anticipó que será muy difícil pretender objetivos fiscales tan laxos como los que espera Martín Guzmán para el año que viene, porque necesita lograr un consenso más grande para poder afrontar los pagos de la deuda externa. 

Solanet enunció que, esta vez, las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional no serán fáciles, pues el organismo tendrá como prioridad recuperar su inversión, y garantizar un programa de pagos coherente, aquellos tan temidos por el kirchnerismo. 

Cabe recordar que, hasta ahora, el FMI se mantuvo cercano a la posición argentina, pues era crucial un acuerdo con los bonistas privados para poder entonces avanzar hacia la restructuración del resto de la deuda externa. Logrado este acuerdo, el FMI volverá a plantear programas de normalización fiscal. 

Van a ser difíciles y duras las negociaciones porque en esta etapa el FMI va a exigir un programa. Va a exigir su cumplimiento y va a pedir un monitoreo. Ese programa tiene que apuntar a que el fisco esté en condiciones de devolverle la deuda al Fondo”, afirmó Solanet. 

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El ingeniero explicó que el FMI buscará un resultado más ambicioso, que le garantice un programa de pagos más consistente. El organismo buscaría reestructurar el Estado argentino para que sea capaz de lograr un superávit primario en el menor tiempo posible. 

El presupuesto del gobierno supone un incremento de la recaudación muy por encima de la previsión en el aumento de precios, aunque el panorama sobre el gasto público parece más incierto.
Solanet se refirió a la cuestión fiscal, y explicó que el gasto público tiene una enorme inercia de partidas acumuladas. 

Manuel Solanet, director de políticas públicas en la Fundación Libertad y Progreso, ex-secretario de Hacienda, consultor económico y docente de larga trayectoria en la UBA y el ESEADE.


Aún eliminando todos los gastos coyunturales y propios de la pandemia, que se piensan efectivamente eliminar, existe una gran presión por el atraso de salarios públicos y jubilaciones, cuestiones que el gobierno aún dejó sin resolver. 

El Gobierno tiene que presentar un programa que no pretenda hacer un ajuste inmediato, pero que en forma progresiva lo lleve a conseguir un superávit primario en dos o tres años”, añadió. 

Existe inflexibilidad en los gastos del Estado, teniendo en cuenta las reformas introducidas por el kirchnerismo y las pesadas cuentas que debe pagar la sociedad en consecuencia.
Afirmó que el ordenamiento en las cuentas públicas será altamente inefectivo si es que se pretende hacerlo vía aumentos impositivos. 

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Destacó que en el período 2003 – 2015, el gasto público subió 15 puntos en cuanto a su participación en el producto bruto interno, y que es preciso trabajar para volver a ordenarlo en niveles razonables. Explicó que, en el mismo período, el empleo en el Estado aumentó un 70% y llegó a récords históricos, algo totalmente insostenible. 

A propósito del mercado de divisas y la relativa “paz cambiaria” devenida del acuerdo con los acreedores, el ingeniero opinó que la situación tendrá que pasar por una serie de cambios, y que el esquema actual no durará mucho. 

Según su visión, y en coincidencia con muchos economistas y consultoras que se pronunciaron al respecto, el gobierno tendrá que aplicar necesariamente un desdoblamiento en el mercado cambiario, permitiendo un dólar financiero y otro comercial

Se trata de una organización cambiaria típica en la Argentina de los 70s y los 80s, en el medio de fuertes turbulencias de divisas, y fuertes brotes inflacionarios sobre la economía. Sin embargo, esta organización es sumamente ineficiente, y alienta a que, naturalmente, la gente encuentre maneras para especular (comprar dólares baratos y venderlos más caros). 

Solanet explicó que se trata de un simple mecanismo de carácter transitorio, solamente se buscaría retrasar una devaluación abierta y más pronunciada, pero que a fin de cuentas el resultado final sería el mismo. 

Lo lamentable es creer cuando hacen las cosas al revés. En vez de privatizar, estatizan, aumentan el gasto, y entonces no hay coherencia. Pero estas cosas se pueden corregir”, disparó Solanet contra la política de Alberto Fernández. 

Aseguró que la única manera de evitar un escenario devaluatorio y con alza inflacionaria descontrolada, es presentando un programa fiscal contundente que garantice los compromisos de pago, así como llevar a cabo otro tipo de reformas estructurales, como la reforma laboral y la reforma del Estado. 

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Economía

Tras la desregulación del mercado inmobiliario, la oferta de viviendas en alquiler se disparó casi un 200% en el AMBA

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Cada vez más personas pueden acceder al alquiler gracias al decreto de desregulación anunciado por el Presidente Milei en diciembre del año pasado. Se registró un explosivo crecimiento de la oferta inmobiliaria, el más drástico del que se tenga algún registro en los últimos años.

El proceso de desregulación del mercado inmobiliario cosechó un éxito contundente y arrollador, cada vez más difícil de negar incluso entre los más reaccionarios a las medidas que impulsó el oficialismo.

Desde que el Presidente Javier Milei decretó la desregulación inmobiliaria y el fin de la Ley de Alquileres del 2020, la cantidad de viviendas ofrecidas en alquiler se disparó hasta un 189% en el Área Metropolitana de Buenos Aires, según un reciente informe de la Universidad de San Andrés al término del mes de marzo.

La cantidad de inmuebles ofrecidos saltó drásticamente de las 6.696 unidades a un total de 19.069 en cuestión de solo unos pocos meses. Bajo el marco regulatorio anterior esto podría haber parecido una utopía, pero la mayor libertad de transacciones está permitiendo que miles de personas puedan acceder a la vivienda.

Asimismo, el sondeo de visualizaciones de Zonaprop registró que la cantidad de viviendas ofrecidas se duplicó desde diciembre del año pasado, convalidando así el éxito de la desregulación. Este fenómeno se explicó principalmente por los alquileres de índole permanente, en detrimento de los temporarios.

De acuerdo a Zonaprop, en el mes de marzo el precio promedio de los alquileres aumentó tan solo un 2,5% en el Gran Buenos Aires, mientras que la tasa de inflación informada por el INDEC cerró por encima del 11% en el mismo período.

En lo que va del año el precio promedio de los alquileres acumuló un aumento del 28,7%, una cifra muy inferior al 49,1% que se había acumulando durante el primer trimestre de 2023 (bajo el esquema regulatorio del kirchnerismo).

Se debe tener en cuenta, además, que la tasa de inflación minorista acumulada entre enero y marzo fue del 51,6%, y los precios mayoristas subieron un 37% en el mismo período. Sin importar contra qué métrica inflacionaria se los compare, el valor real de los alquileres cayó drásticamente en términos reales.

Este fue precisamente el efecto que se esperaba tras la aplicación del proceso de desregulación. Dada una demanda relativamente estable (sin ninguna perturbación particular), el explosivo crecimiento de la oferta permitió que cada vez más personas puedan permitirse pagar un alquiler al verse beneficiados de su drástico abaratamiento.

El éxito de la desregulación se convalida desde el punto de vista de las cantidades ofrecidas en el mercado, y también desde el punto de vista de los precios en términos reales. Hasta la fecha, no se registró ni una sola variable en el mercado inmobiliario que se haya visto afectada negativamente tras el levantamiento de los controles impuestos en 2020, más bien todo lo contrario. La propaganda kirchnerista encontró un amargo final al verse refutada por la realidad.

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Economía

Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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Economía

Gracias al superávit y la estabilización inflacionaria de Milei, el Banco Hipotecario volvió a lanzar créditos hipotecarios

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Por primera vez en años vuelve a desarrollarse el crédito inmobiliario en la Argentina, de la mano del superávit fiscal anunciado por el equipo de Luis Caputo. Se lanzan nuevas opciones atadas a la variación del UVA.

Durante las últimas décadas los jóvenes argentinos han perdido la capacidad de acceder a una casa propia a través del crédito hipotecario, algo que ocurra en la totalidad de los países del mundo occidental.

Algo tan simple en el mundo se ha vuelto prácticamente en una fantasía en Argentina, y comprar una propiedad requiere un nivel de ahorro imposible para toda la clase media. Pero, ¿por qué paso esto? ¿Si la mayoría de nuestros padres pudieron? ¿Existe algún responsable? ¿Por qué Argentina perdió el mercado hipotecario?

La respuesta es extremadamente simple: el déficit fiscal. Explicarlo, puede tomar un poco más de desarrollo. Argentina hace 16 años que gasta más de lo que recauda. El déficit debió financiarse con los ahorros de los argentinos a través de la emisión constante de títulos públicos para cubrir el agujero fiscal.

Hay que entender que el sistema financiero no es otra cosa que el aparato sanguíneo de la economía, si todo el flujo debe financiar al Estado, crowding out, nada queda para el privado, y consecuentemente nada queda para el sueño de la casa propia.

El kirchnerismo buscó compensarlo con un limitado plan PROCREAR, donde solo se podía adquirir una vivienda designada por el político de turno y mediante un sorteo. Más allá de lo arbitrario del azar, no poder elegir donde uno quiere desarrollarse es un acto que atenta contra los derechos más fundamentales de los argentinos.

Este lunes, el presidente Javier Milei anunció el superávit fiscal de la cuenta corriente para el primer trimestre del año. Esto resulta de vital importancia porque ahora el sistema financiero posee recursos ociosos para colocar en el mercado. Esto genera las condiciones para un nuevo “noviazgo” entre el sistema financiero y el sector privado crowding in.

En la mañana de hoy nos enteramos que el Banco Hipotecario estará otorgando una nueva línea de crédito hipotecario, algo que no sucedía desde el año 2018. En su página, se pueden ver las condiciones comerciales que otorgan para la construcción, adquisición, terminación, y ampliación de vivienda.

El préstamo que otorgan es mediante la modalidad UVA que ajusta por inflación tanto el capital adeudado como las cuotas a pagar. La tasa de interés prevista es del 8,5% anual, es decir que la cuota ajustara por la variación de la UVA + 8,5% año a año.

Si bien estos créditos se habían hechos impagables desde 2018 a medida que empezó a escalar la inflación, con la estabilización monetaria que ya está consiguiendo la gestión de Milei y de Toto Caputo.

Para ilustrar un poco más, tomamos algunas métricas de la página, si uno solicita $100.000.000 (aproximadamente US$ 100.000), tendrá que tener un ingreso necesario de $3.128.000 y abonará una cuota de $782.000.

Tomando las palabras del presidente Milei, los argentinos están frente a la oportunidad de ser los arquitectos de nuestro propio destino, no la desaprovechemos.

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