Un hombre con barba y traje oscuro aparece junto a un texto que dice "Dr. Raúl Tortolero" y el logo de "La Derecha Diario" sobre un fondo oscuro.
OPINIÓN

La mística de la Nueva Derecha mexicana arrasará al socialismo

El espíritu conservador se levanta frente al caos progresista y el socialismo destructor

Todo México es un campo de exterminio. Teuchitlán es solo un rancho de seguridad más, que fue descubierto. Pero todo terreno en poder de un cartel narco-terrorista sirve para ocultar toneladas de droga, armas, tráfico de personas, y para reclutar, entrenar, asesinar y cremar gente.

Pero hay una violencia igualmente profunda, un ataque al espíritu de una patria que históricamente ha encontrado su identidad en la fe. Morena, el partido que gobierna desde 2018, no es solo un proyecto político. Es una maquinaria que promueve el anticristianismo con un odio digno de la revolución cultural maoísta.

Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum jamás han ido a una misa, pero sí han presidido rituales de brujería con adoración a Quetzalcóatl, el dios azteca, mientras en Morelos, en la casa de un colaborador del exgobernador Cuauhtémoc Blanco, se hallaron cráneos en cazuelas que sugieren rituales satánicos.

Éste no es un gobierno laico, como plantea la Constitución, sino uno de perfil anticristiano, que se regodea en el mal. Pruebas de ello sobran: con fondos públicos se ha promovido "La Mama Cabaret", una obra que ridiculiza a la Virgen de Guadalupe, y se han instalado exposiciones plásticas como "La venida del Señor" de Fabián Cháirez, que ataca la fe católica con ojo depravado.

Sheinbaum, como jefa de Gobierno, permitió la destrucción de una parroquia en Tlalpan, y en Los Reyes La Paz, Edomex, la Parroquia San Juan Diego fue clausurada por Morena hace unos días. México ostenta un récord macabro: más sacerdotes asesinados que en cualquier otro país, con al menos 30 desde 2018, según el Centro Católico Multimedial. Éste es un régimen que no respeta a Dios ni a los ciudadanos.

La política de "Abrazos no balazos" prometió paz, pero trajo un infierno y no fue sino una artimaña para encubrir la franca complicidad del socialismo con el crimen organizado, ya sea por inacción o por corrupción.

Desde que AMLO asumió el poder, más de 200 mil personas han sido asesinadas (INEGI), y según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hubo un aumento del 30% respecto al sexenio anterior.

Las desapariciones, un dolor que carcome a las familias mexicanas, superan las 110 mil bajo su mandato, y con Sheinbaum, en apenas unos meses de 2025, se suman 12 mil más, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas.

Los narco-terroristas, alineados de facto con las conveniencias del Dragón Rojo, lejos de ser contenidos, han encontrado en el fentanilo un arma letal que ha matado a 200 mil estadounidenses por año, según el Departamento de Justicia de EE.UU.. Éste es el saldo de una estrategia que abraza a los criminales mientras abandona a las víctimas, y de paso que se entrega geopolíticamente a China en la cara del Tío Sam.

La educación, que debería ser un buque hacia tierra firme y darnos esperanzas, ha sido pervertida por Morena. Marx Arriaga —un delirante progre que en el nombre lleva la penitencia—, al frente de la Nueva Escuela Mexicana, ha impuesto un currículo que destila socialismo, colectivismo y supremacismo indigenista, mientras fomenta la hipersexualización y la ideología de género.

Este modelo no solo rechaza la meritocracia, sino que siembra odio contra empresarios, ricos, clase media y todo aquel que no comulgue con su visión. Es una guerra neo-maoísta que busca borrar nuestra herencia cristiana —e hispana— y reemplazarla con un paganismo luciferino disfrazado de justicia social.

A esto se suma la infame campaña permanente de la 4T por imponer el aborto en todo México, una agenda que pisotea el derecho a la vida desde la concepción. Morena ha logrado despenalizarlo en varios estados. Ésta es la "cultura de la muerte" que la 4T quiere extender a cada rincón del país, traicionando los valores que millones de mexicanos defendemos.

La corrupción de Morena no tiene límites. Las Fuerzas Armadas, antaño guardianas de la soberanía, han sido coptadas con negocios multimillonarios: administran 12 aeropuertos, incluyendo el Felipe Ángeles, operan el Tren Maya, controlan puertos y aduanas, y hasta poseen hoteles de lujo, según el Grupo Aeroportuario Olmeca-Maya-Mexica, creado en 2022.

Este poder económico asegura su lealtad al régimen y silencia cualquier posibilidad de oposición interna. Mientras tanto, buques de huachicol roban millones de litros de hidrocarburos en un atraco descarado que el gobierno tolera.

Figuras como Mario Delgado, exlíder nacional de Morena, vinculado a la secta sexual NXIVM, o Ricardo Monreal, masón y rey del nepotismo con decenas de propiedades, solo son dos de muchos ejemplos de la podredumbre de un partido que forma parte del Foro de Sao Paulo, una red socialista que desprecia la libertad. La senadora Andrea Chávez fue denunciada por el PAN de Jorge Romero por financiamiento ilegal y delincuencia organizada.

Pero el golpe más grave que devasta el corazón de una república es la ambición de la 4T por destruir la separación de poderes: Morena busca subordinar al Poder Judicial, para someter a los jueces a su voluntad. Esto no es un “ajuste”; es el paso final hacia una dictadura de socialismo blando (aquel que no llega al poder por las armas, sino por las urnas y el mega asistencialismo, pero se va perpetuando en el trono), donde no haya contrapesos ni justicia.

Frente a este mar de corrupción y muerte, la Nueva Derecha mexicana se presenta como la auténtica oposición, porque encara al mal, como debe ser, en todos los frentes: parte de la defensa de la fe, de la vida y la familia, y continúa con la defensa de la propiedad privada, la patria, las libertades y los derechos, así como de la democracia, el anti-presidencialismo y la lucha contra la corrupción. Y todo esto, sin jamás olvidar nuestro combate permanente contra el socialismo, el progre-globalismo, la ideología de género y todo el marxismo posmoderno.

No podemos —ni deseamos para nada— igualar el mega asistencialismo de Morena, que compra voluntades con migajas, pero sí podemos ofrecer algo más grande: una mística que despierte, motive e inspire a la gente. Una que surge desde lo más profundo de la honestidad, de los valores, del amor y del sacrificio.

Nuestra fuerza no está en las monedas, sino en los valores cristianos que han sostenido a México en sus horas más oscuras. Es hora de inspirar, de recordar a cada mexicano que la fe, la vida, la familia, la libertad, valen más que cualquier dádiva. Es la hora de luchar.

Pensemos en esas madres que buscan a sus hijos en fosas clandestinas, a los niños que rezan en iglesias profanadas, a los hombres y mujeres que sudan al trabajar honradamente mientras el narco y el gobierno los aplastan. Ellos son nuestra causa. No luchamos solo por ganar elecciones, sino por salvar un país que hemos amado y que está en sus horas más bajas.

"Si es necesario, moriremos por estos ideales, porque hay batallas que trascienden la vida misma. Las lágrimas de nuestra gente hoy siembran el fuego renovado de mañana, y nuestra fe derrotará al mal. México volverá a ser para Cristo Rey, y tierra de Santa María de Guadalupe."

¡Con todo, soldados!

¡Oración y Acción: Contrarrevolución!

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