
El caso del Neonatal en Córdoba entra en etapas finales
Corrupción y colapso sanitario: 13 víctimas, 11 imputados, renuncias de funcionarios y un silencio que ensordece.
En marzo de 2021 comenzaron a reportarse muertes sospechosas de recién nacidos en el Hospital Materno Neonatal "Dr. Ramón Carrillo", un establecimiento público de la ciudad de Córdoba. Lo que en principio se intentó hacer pasar como una sucesión de casos aislados terminó por convertirse en una de las tragedias institucionales más oscuras y aberrantes de los últimos tiempos.
¿El lugar? Un hospital estatal. ¿La presunta responsable directa? Una enfermera profesional. ¿Los responsables políticos? Funcionarios públicos que miraron para otro lado y dejaron que bebés inocentes murieran en manos del sistema.
Según la acusación judicial, la enfermera Brenda Agüero habría inyectado sustancias en dosis letales a recién nacidos. Esto derivó en cinco homicidios y ocho intentos más.

Más allá del accionar individual, lo que queda claro es que el Estado falló en todos los niveles posibles. Nadie controló, nadie actuó, nadie asumió responsabilidades.
La actualidad del caso
Esta semana comenzaron los alegatos finales del juicio. El tribunal anunciará su veredicto el próximo 18 de junio.
La fiscalía solicitó prisión perpetua para Agüero. A su vez, también apuntó con dureza contra la exdirectora del hospital, Liliana Asís, y otros nueve imputados por encubrimiento y omisión de deberes.
La defensa de la enfermera, por su parte, insiste en que no hay pruebas suficientes. Un clásico: el expediente avanza con lentitud, como siempre sucede cuando los responsables están pegados al poder.

Lo sucedido en el Neonatal de Córdoba debería ser un llamado de atención urgente. El monopolio estatal de la salud no garantiza derechos, los destruye. Y si no se desmonta esta maquinaria ineficiente, politizada y sin controles, seguiremos contando tragedias como esta.
El 18 de junio se conocerá el fallo judicial, pero el fallo moral ya está dictado. El Neonatal expone un modelo de país al que no queremos volver, donde nadie responde y la vida vale menos que un contrato.
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