Edificio moderno con fachada de patrones geométricos y autos estacionados al frente bajo un cielo parcialmente nublado
POLÍTICA

Córdoba firma acuerdos climáticos mientras ignora problemas reales de los ciudadanos

Un Picarro G2301 se instalará en Bosque Alegre para medir CO₂, metano y vapor de agua en un convenio entre Aprhi y la UNC

Córdoba anunció con entusiasmo la compra de un analizador de gases de efecto invernadero, pero la noticia no despierta más que sospechas sobre prioridades equivocadas. Mientras la presión fiscal sigue asfixiando a comerciantes y pymes, el gobierno opta por destinar fondos públicos a un equipo que pocos consideran esencial. La inseguridad y el gasto estatal crecen, pero los funcionarios celebran la incorporación de un aparato que mide dióxido de carbono y metano.

El nuevo dispositivo será instalado en Bosque Alegre y se complementará con otro ya existente en Ciudad Universitaria, según se adelantó oficialmente. Las autoridades aseguran que estos equipos ayudarán a obtener información clave para políticas ambientales, promesa repetida sin resultados visibles. El convenio se firmó con la UNC, lo que sirve para dar un barniz académico a un proyecto sin impacto en la vida cotidiana.

En este marco, la Administración Provincial de Recursos Hídricos (Aprhi) realizará las gestiones administrativas para concretar la compra del nuevo equipo. El convenio entre la Aprhi y la Facultad de Ciencias Exactas contempla tareas de monitoreo, creación de bases de datos y uso de sensores remotos. Según el discurso oficial, estos estudios aportarían evidencia para diseñar políticas ambientales, pero en la práctica implican más gasto y comisiones técnicas sin resultados concretos.

Los impulsores de la iniciativa argumentan que la tecnología permitirá identificar las emisiones y cuantificar sus efectos en la provincia. Sostienen que se medirán metano, vapor de agua y dióxido de carbono, gases que suelen usarse como excusa para avanzar en la agenda climática. La retórica sobre mitigación del cambio climático oculta que la provincia elude resolver los problemas de fondo que afectan a los cordobeses.

Seis personas posan sonrientes en una oficina mientras una de ellas sostiene un documento frente a una pantalla y un mapa en la pared.
Firma del convenio para adquirir nuevas tecnologías que midan gases de efecto invernadero | La Derecha Diario

Un convenio cargado de promesas verdes

El dispositivo que se instalará en Bosque Alegre es un analizador de concentración de gases conocido como Picarro G2301, según detallaron los responsables. Este equipo registra simultáneamente dióxido de carbono, metano y vapor de agua, presentándose como una herramienta de “alta precisión científica”. Lo curioso es que, aunque se lo presenta como novedad, apenas servirá para elaborar informes que difícilmente modifiquen la realidad provincial.

El convenio firmado con la UNC establece la creación de bases de datos específicas y el uso de sensores remotos para modelar procesos ambientales. También se contempla la creación de una comisión mixta que incluirá a representantes del gobierno y del ámbito académico, algo que inevitablemente generará más burocracia. En otras palabras, se multiplica la estructura estatal en lugar de reducirla como demandan los contribuyentes.

El plan oficial incluye capacitaciones, recorridas por laboratorios universitarios y reuniones técnicas que no ofrecen beneficios visibles a corto plazo. Mientras tanto, los comerciantes y trabajadores cordobeses enfrentan impuestos récord y un Estado que no recorta su gasto superfluo. La política climática se convierte así en una excusa para justificar proyectos costosos que priorizan el relato por encima de las necesidades reales.

Hombre de cabello corto y canoso con camiseta oscura en un evento al aire libre durante la noche con muchas personas al fondo
Federico García, Secretario de Ambiente de Córdoba | La Derecha Diario

Tecnología cara sin beneficios concretos

El analizador adquirido promete exactitud científica, pero no ofrece ninguna solución frente a la inseguridad o la presión fiscal que viven los vecinos. Los recursos públicos que deberían destinarse a reducir impuestos o recortar ñoquis terminan financiando equipos que refuerzan relatos ideológicos. La inversión en un medidor de gases refleja una estrategia política orientada a mostrarse moderna, no a dar respuestas a demandas reales.

Los funcionarios hablan de evidencia científica para diseñar políticas ambientales, mientras los contribuyentes siguen pagando impuestos abusivos. No sorprende que se multipliquen comisiones, capacitaciones y actividades paralelas, que sólo aumentan el tamaño del Estado sin aportar soluciones.

El gobierno provincial sostiene que con más tecnología logrará controlar emisiones y cumplir con estándares internacionales de monitoreo climático. Pero la realidad muestra que se siguen gastando recursos en gestos simbólicos mientras se posterga el debate urgente sobre ajuste del gasto. Los cordobeses no necesitan discursos globales ni aparatos importados, sino un Estado más austero, reducción de impuestos y seguridad en las calles.

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