
Inseguridad: Asaltaron a un músico de 85 años a punta de pistola a metros del Obelisco
El robo ocurrido en plena tarde en el corazón de Buenos Aires refleja la creciente ola de inseguridad en la Ciudad.
A tan solo metros del Obelisco, un músico de 85 años fue despojado de su invaluable bandoneón bajo amenaza de muerte, en un acto de violencia que pone en evidencia la falta de control y protección para los ciudadanos.
La historia de Enrique Fasuolo, una vida dedicada a la música y marcada por la tragedia, resalta no solo el drama personal, sino también la desprotección que se vive a diario en las calles de la Ciudad.
La seguridad en la Ciudad de Buenos Aires sigue siendo una preocupación constante para los vecinos y transeúntes. En pleno centro de la ciudad, a plena luz del día y ante la indiferencia de cientos de testigos, un asalto armado despojó a Enrique Fasuolo, de 85 años, de su bandoneón, un símbolo de su vida artística y de su pasión por la música.

A escasos metros del Obelisco, un ladrón le apuntó con una pistola en el pecho y lo obligó a entregarle el instrumento, un bandoneón marca Germania de 1930, cuyo valor no solo es económico, sino profundamente sentimental para el músico.
El músico, visiblemente afectado, declaró: "Me pusieron un arma en el pecho, quedé paralizado y lo entregué". Agregó con profunda tristeza: "Ahora no me puedo comunicar ni expresar, el bandoneón era mi compañero de vida, lo cuidaba, limpiaba y afinaba como a un ser querido".
En un acto de dignidad, y pese a la violencia vivida, Fasuolo agregó: "No tengo rencor, solo confío en que puedo reencontrarme con él".
Este robo, que ocurrió en pleno horario laboral y en una de las zonas más transitadas de la ciudad, resalta la falta de seguridad que experimentan los porteños, quienes a menudo se ven impotentes ante la creciente ola de criminalidad que azota tanto la capital como la provincia.

Sin policías cerca y sin que nadie interviniera, Fasuolo entregó su tesoro sin poder hacer nada para defenderlo. La noticia generó una ola de indignación en la comunidad artística, que denuncia la desprotección y la creciente violencia urbana.
En su relato, Fasuolo también expresó su conmoción por el robo: "Me robaron antes, pero nunca algo tan traumático como esto. Me robaron la plata, pero el bandoneón es todo para mí".
La incertidumbre de no saber qué será del bandoneón y el sufrimiento del músico, quien ya fue víctima de robos previos pero nunca de una amenaza tan violenta, subraya la necesidad urgente de un cambio en las políticas de seguridad pública en la Ciudad.
Mientras tanto, Fasuolo, quien con su bandoneón ha emocionado a miles, sigue esperando que su compañero de vida, perdido en la oscuridad de la inseguridad, regrese a sus manos.
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