Un hombre con sombrero de copa y traje oscuro, con una imagen circular de otro hombre mayor en la esquina superior derecha.
SOCIEDAD

La dudosa fortuna del príncipe Andrés: lujo, deudas y un estilo de vida insostenible

El hermano del rey Carlos lleva una vida de lujo que no puede costear con la pensión que cobra de la Marina Británica

El príncipe Andrés, el hermano del rey Carlos, es conocido por su amor por el lujo y el dinero. A pesar de su vida ostentosa y después de la retirada de su millonaria pensión anual y el escándalo de Epstein, vive tiempos difíciles. 

El único ingreso fijo es una pensión anual de tan solo 24.000 euros, insuficiente para cubrir ni siquiera dos semanas de alquiler de la lujosa propiedad donde vive.

Un futuro incierto tras el escándalo de Epstein

El príncipe Andrés estuvo envuelto en diversos escándalos que afectaron gravemente su imagen. En 2021, su último intento de generar ingresos fue frustrado. El príncipe había buscado una oportunidad como comisionista internacional para una empresa holandesa, pero este proyecto se vino abajo después de que se revelara que uno de sus socios, Yang Tengbo, había sido señalado como espía al servicio de China. Esta revelación resultó en el fracaso de un proyecto que parecía su última esperanza laboral.

Tres personas vestidas formalmente caminan al aire libre en un entorno soleado.
Carlos III y sus hermanos, la princesa Ana y el príncipe Andrés. | Redacción

El mantenimiento del  Royal Lodge,su lujosa residencia de 30 habitaciones, tiene un gasto anual de aproximadamente 800.000 euros. De esa cifra, más de 300.000 euros se destinan al alquiler de la propiedad,  que fue firmado a principios de siglo y tiene una vigencia de 75 años. El príncipe no cuenta con los recursos para cubrir esos gastos, ya que sus ingresos principales no superan los 20.000 euros anuales de su pensión como oficial de la Marina Real británica.

El estilo de vida de lujo y las polémicas de la realeza

A pesar de su penosa situación económica, Andrés siguió llevando una vida de lujo.  En 2021 fue visto en el funeral de su padre a bordo de un Bentley Flying Spur  personalizado, valorado en más de 265.000 euros. Este coche sustituyó a un modelo similar que había comprado en 2015 y que vendió por una fracción de su precio original. También es conocido por lucir relojes de gran valor, como un Rolex de 190.000 euros, y por mantener propiedades de lujo, como chalets en Suiza.

En 2007 vendió Sunninghill, su antigua residencia en la que vivió con su esposa Sarah Ferguson y que había sido un regalo de la reina Isabel, por 15 millones de libras, un precio considerablemente superior al que se pedía originalmente. El comprador, Timur Kulibayev, un oligarca kazajo, pagó tres millones más de lo estipulado. Esta transacción generó sospechas debido a los vínculos del príncipe con figuras poderosas y su implicación en actividades comerciales cuestionables.

La relación de Andrés con el dinero no se limita a sus propiedades y vehículos.  En 2017, un préstamo de más de dos millones de euros fue cubierto por su asesor financiero, David Rowland, ex tesorero del Partido Conservador. A pesar de las deudas y los escándalos, el príncipe continuó viviendo por encima de sus posibilidades, confiando en sus conexiones para mantenerse a flote.

Deudas y problemas financieros: el lado oscuro del lujo

El príncipe Andrés acumuló una serie de deudas que le costaron caro. En 2019, la vendedora de una propiedad suiza le demandó por un impago de casi ocho millones de euros. Finalmente, en 2022, la mujer aceptó una reducción del 50% en la deuda como única forma de recuperar algo del dinero adeudado.

El hermano del rey se enfrentó a un acuerdo extrajudicial de 15 millones de euros con Virginia Giuffre, tras el escándalo de abusos sexuales relacionados con Jeffrey Epstein. Este acuerdo fue financiado en parte por su madre, la reina Isabel II, y su hermano Carlos.

En diciembre de 2022, Andrés vendió la propiedad suiza por unos 22 millones de euros, lo que le permitió cubrir algunas de sus deudas.

Mientras tanto,  su hermano Carlos comenzó a reducirle sus privilegios, como la seguridad privada y el mantenimiento de sus propiedades.  Se sugirió que Andrés se mudara a Frogmore Cottage, una opción que no le agradó, por lo que comenzó a considerar otras alternativas, incluida la posibilidad de trasladarse a Bahréin, donde mantiene buenas relaciones con la familia real de Hamad bin Isa Al Khalifa. 

El futuro financiero del príncipe sigue siendo incierto, pero su historia refleja la difícil situación de un hombre acostumbrado al lujo, pero que ahora debe lidiar con las consecuencias de sus decisiones pasadas.

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