OPINIÓN

El fracaso del INC: clientelismo, despilfarro y reforma agraria a lo criollo

El escándalo de la estancia y la lógica del subsidio político.

“El INC no tiene razón de existir”. Así lo afirmó el Ing. Agr. Roberto Vázquez Platero el pasado 19 de mayo en el programa Punto de Equilibrio. Vázquez Platero no es un improvisado: fue ministro del MGAP, presidente del INAC y gestor de la fundación del INIA. En su intervención, denunció que el Instituto Nacional de Colonización (INC) no solo no contribuye al desarrollo del país, sino que funciona como un mecanismo de corrupción y clientelismo.

En cualquier país serio, estas declaraciones habrían generado un escándalo nacional. Pero estamos en Uruguay.

El motivo del revuelo fue la reciente compra por parte del INC de una estancia de 4.400 hectáreas por 32,5 millones de dólares. El gobierno justificó la operación diciendo que estaba dentro de sus prioridades. Vázquez Platero, con ironía, recordó que también estaba entre esas prioridades que “los uruguayos sean felices”.

Como no lo dijo él, lo digo yo: esto es una reverenda pelotudez. Una falta total de respeto a la ciudadanía y a su esfuerzo. El INC se usa para estafar al contribuyente.

El proyecto planea fraccionar la estancia para asignarla a 16 familias. ¿Resultado? Un subsidio disfrazado de obra social que implica más de 2 millones de dólares por familia. Una inversión que no será devuelta en productividad, pero que sí será una deuda para nuestros nietos. ¿Los únicos beneficiados? Los destinatarios del campo regalado. Ni siquiera se cuida la decencia: el INC asegura que la inversión tendrá un retorno de 8 millones de dólares anuales, es decir, un 24,7% de rentabilidad. Una cifra absurda, más del doble de lo que prometía Conexión Ganadera. Es decir, el Estado resulta ser más del doble de “cagador” que Basso y Carrasco juntos.

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2. El INC y el delirio de la planificación estatal

Según su sitio web, el INC tiene como misión “revertir procesos de exclusión”, “promover la sustentabilidad”, “consolidar la seguridad alimentaria”, etc. Un relato romántico que enamora mentes frágiles y que, como todo proyecto de planificación estatal, produce el efecto contrario al que proclama.

Un hombre de cabello canoso y traje claro gesticula con intensidad mientras habla con otra persona en la calle rodeado de cámaras y micrófonos.
Tabaré Vázquez, uso información del INC para extorsionar a un manifestante | Redacción

La experiencia histórica es clara. La colectivización en la URSS bajo Stalin produjo hambre y colapso agrícola. En Brasil, la colonización de la Amazonía generó abandono, deforestación y violencia. En Venezuela, los “fundos zamoranos” de Chávez arruinaron la autosuficiencia alimentaria y llenaron de corrupción el sistema. En todos los casos, el resultado fue el mismo: caída de la producción, pérdida de soberanía y dependencia de las importaciones.

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Y aún así, Uruguay insiste.

El intervencionismo estatal destruye el mercado: asigna tierras no al más eficiente, sino al más cercano al poder. Distorsiona los precios, frena la inversión y multiplica la corrupción. En pleno siglo XXI, con mercados globales y agricultura de precisión, hablar de “colonización” es ridículo. No queda nada por colonizar. El INC es un obstáculo para la competitividad, un enemigo del progreso.

3. La verdadera función del INC: lavar capital político

¿Y el clientelismo? ¿Nos sorprende? Enrique Antía, Álvaro Delgado, Gustavo Basso, supuestamente Manini Ríos, y hasta el actual presidente del INC durante el gobierno del Frente Amplio han explotado campos del instituto. ¿Y cuántos más? Decenas. De todos los colores.

Un hombre con gafas y suéter azul sentado en una oficina.
Presidente del INC | Redacción

El INC no es una herramienta de justicia social, sino un casino estatal para lavar capital político. Así como los narcos blanquean dinero en hoteles y discotecas, la política lava privilegios con campos de colonización. Todo esto pagado por nosotros: los giles que, a diferencia de ellos, cumplimos religiosamente con la contribución inmobiliaria.

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Conclusión

El INC debe desaparecer. No redistribuye riqueza: la destruye. No genera desarrollo: lo sabotea. Su existencia perpetúa una lógica perversa de subsidios, corrupción y estancamiento. Uruguay no necesita más colonos: necesita más libertad, más competencia y más respeto por el esfuerzo del que trabaja.

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