
El gran negocio climático: cómo la izquierda convirtió al CO₂ en religión
El negocio del miedo: Si no hay crisis, la inventan.
La izquierda ha prostituido el clima. Se ha desarraigado su abordaje científico para que políticos, tanto nacionales como internacionales, lo utilicen como excusa para promover sus intereses.
Tras la caída del Muro de Berlín, las izquierdas del mundo acordaron una estrategia de colonización ideológica basada en causas sociales. La táctica era clara: fomentar discursos divisivos (entre clases, razas, géneros, etc.) para justificar la intervención estatal.
https://derechadiario.com.ar/uruguay/politica/apagon-mas-cortesia-del-monopolio-estatal
Uno de esos conflictos artificiales es el climático, donde organismos supranacionales imponen cómo debe vivir la humanidad. Esto se materializa en la Agenda 2030, mediante los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
A primera vista, los ODS parecen inofensivos: “fin de la pobreza”, “hambre cero”, etc. Pero al profundizar, emergen medidas que atentan contra derechos básicos como la libertad y la propiedad.

Esta Agenda no fue sometida a votación por los ciudadanos de ningún país, y, sin embargo, la ONU exige su cumplimiento a 200 naciones. Ya sucedió con los Objetivos del Milenio en los años 90, y ya están cocinando los nuevos objetivos para 2050–2075, todo para perpetuar este negocio.
El negocio del cambio climático
El clima genera interés y, con él, financiación. Organismos como el Banco Mundial, el BID y la ONU destinan fondos a consultorías inútiles que nadie lee, mientras las élites roban.
Ya no importa si el cambio climático es real o no. Da igual si el carbono en la atmósfera aumenta, si hay agujero en la capa de ozono, o si directamente dejó de importar lo que el método científico sugiera.
Lo único relevante es que los comunistas diseñaron un pronóstico climático apocalíptico para cagarte.
https://derechadiario.com.ar/uruguay/politica/resultados-elecciones-2025-uruguay
Por si fuera poco, la hipocresía es evidente: los mayores emisores son China, Europa y EE.UU., pero Europa, por ejemplo, exige “sostenibilidad climática” a sus socios comerciales.
Los zurdos le dieron a Bruselas una carta más para extorsionar en negociaciones. Los conceptos son insostenibles.
A nivel nacional
En Uruguay, este circo lo maneja la izquierda caviar, que —como todo zurdo— odia al interior y a la propiedad privada.
Un ejemplo reciente fueron las declaraciones de María Fernanda Souza, hija de Blanca Rodríguez. Esta última, flamante nueva senadora que en teoría vino a enaltecer la política, en un gesto de nepotismo y bajeza fue quien colocó a su hija como directora nacional de Cambio Climático.

María Fernanda se hizo presente en redes defendiendo una injustificable compra por parte del INC: una estancia de 4.400 hectáreas por 32,5 millones de dólares.
Un acto de total falta de respeto al contribuyente, que reafirma algo que el zurdo promedio no quiere entender: los recursos públicos deben administrarse como lo que son, ajenos.
Algunos de los conceptos que María Fernanda mencionó:
- “Demasiadas S.A. comprando tierras”
¿Y? La libertad individual y la meritocracia son pilares del desarrollo. Más inversión = más progreso y mejores precios. - “Extranjerización”
Se construyó con inmigrantes. No se entiende ese grado de xenofobia. Además, necesitamos su inversión por el bien de todos. - “Impacto ecológico”
Incluso una huerta orgánica altera el ecosistema. Lo único que importa es que el sistema sea sostenible. - “Pérdida de soberanía”
La soberanía no se mide en hectáreas, sino en libertad. - “Concentración de riqueza y desigualdad”
Comunismo disfrazado. Friedman lo dijo: “Los que priorizan la igualdad sobre la libertad pierden ambas...” - “Autonomía”
Muy irónico hablar de autonomía mientras se pide más intervención estatal. - “Las críticas solo ven el gasto, no su dimensión política”
El gesto es el escándalo. No se garantiza nada con esa compra. - “Redistribuir tierra es un acto de poder”
Desde el Estado es autoritarismo. Desde la gente es libertad.
Un concepto que el zurdo no entiende: el Estado no produce
Quien produce es la gente.
La gente demanda, la gente ahorra, la gente invierte, la gente trabaja. Eso es el mercado.
María Fernanda también critica el modelo agroexportador. Fue ese modelo el motor del crecimiento durante los años del Frente Amplio.
Con la soja a 600 USD/tonelada y pasando de 10 mil hectáreas en 1999 a 1,4 millones en 2016, eso no fue el Estado, María:
Fue el esfuerzo de los productores. Fue el capitalismo.
Ese crecimiento volcó 6,23 dólares a la economía nacional por cada dólar generado (María Inés Terra, 2010).
Trump lo dijo mejor:
“Cuando se trata de impacto climático, siempre escucharé a un productor antes que a un radical de izquierda o a un burócrata de traje.”
La estabilidad del productor depende del cuidado de su activo. Su sistema debe ser sostenible.
El modelo comunista frena esa máquina, frena el desarrollo, frena el progreso. Todo para cumplir con los caprichos de una manga de comunistas.

Por suerte, Uruguay está despertando
Y muy pronto habrá una boleta sobre la mesa de votación que defienda los tres derechos fundamentales: la vida, la propiedad y la libertad.
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