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Economía

Uno por uno, todos los aumentos impositivos y nuevos impuestos que implementó el kirchnerismo en su primer año de gobierno

El gobierno de Alberto Fernández implementó un fuerte aumento impositivo en los primeros 12 meses de gobierno, mientras el tamaño del Estado es el más grande de la historia, con 165 impuestos vigentes.

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Con los gastos extraordinarios de la pandemia, las ayudas sociales y las erogaciones récord destinadas a mantener el congelamiento tarifario, el Gobierno kirchnerista expandió su tamaño a los niveles más elevados de la historia este 2020. 

Aún con 165 impuestos, el Estado no logra cubrir sus gastos con recaudación, y la expansión monetaria interanual superó el 70% entre agosto y septiembre, según informa el Banco Central argentino (BCRA). 

La AFIP relevó que el Sector Público Argentino, que incluye todos los niveles de gobierno, desde los gobiernos municiaples hasta el Gobierno nacional, cuenta con 42 impuestos nacionales, 41 impuestos provinciales y 83 tasas municipales. Esto supone gravar prácticamente cualquier tipo de actividad económica que se desarrolle en suelo argentino.

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Los aumentos impositivos y las nuevas cargas establecidas en el primer año de Alberto Fernández

Impuesto PAIS: carga una alícuota del 30% a la compra de dólares, todos los gastos con tarjeta de crédito y débito, y grava a todos aquellos argentinos que realicen gastos en turismo en el exterior. 

Esta nueva carga además se aplicó a diversos servicios ampliamente utilizados, como Netflix, Amazon, Disney+, Spotify, pasajes aéreos, navales y terrestres, suscripciones, licencias de software, entre otros. 

Impuesto a los Servicios Digitales: de acuerdo a la “Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva”, se fijó una alícuota del 8% extra sobre los servicios digitales como Netflix, Amazon, Disney+, etc.

Bienes Personales: el proyecto de diciembre de 2019 modificó las alícuotas del impuesto al patrimonio argentino. La tasa mínima pasó de 0,25% a 0,5%, y la máxima aumentó de 0,75% a 1,25%. 

Esto coloca a la Argentina como uno de los países con impuestos más altos sobre el patrimonio del mundo, incluso más elevado al que se aplica en Noruega y al mismo nivel que la tasa francesa. Además, la alícuota para los bienes en el exterior se estableció en un 2,5%

Impuesto al Valor Agregado: a pesar de que el Frente de Todos proponía eliminar el IVA para los productos de la canasta básica, el presidente Fernández eliminó por completo las extensiones implementadas por Mauricio Macri.

Cargas Sociales: la reforma impositiva del 2017 suponía establecer un régimen de reducción gradual en los impuestos al trabajo para empresas, con el fin de favorecer la contratación. El programa fue congelado por la administración Fernández, dejando fijo el mínimo no imponible y evitando que bajen los impuestos como se había establecido

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Impuesto al “lujo”: se trata de un impuesto interno que alcanza a los automóviles. En diciembre de 2019 se elevaron las tasas, aplicando así un 20% de impuesto sobre modelos de valores inferiores a los $1,7 millones, y 35% para los que superen los $2,4 millones. 

En septiembre de este año, la AFIP modificó las bases imponibles, y la nueva fórmula de ajuste dejó de contemplar el ritmo del IPC para tomar los precios mayoristas en su lugar. Esto implica ampliar la base del impuesto a largo plazo y que cada vez más argentinos paguen esta tasa, a pesar de que su riqueza no aumenta

Retenciones: en diciembre del año pasado el Gobierno decidió implementar un agresivo aumento de alícuotas sobre el campo. Se establecieron tasas ad-valorem de 30% para la soja; 12% para el trigo, girasol y el maíz; 9% a carnes, pescado, leche en polvo y legumbres; y otros productos pagarán un valor equivalente al 5%

En marzo de 2020, se estableció un nuevo aumento para la soja, pasando del 30% al 33%. Guzmán permitió una muy tenue rebaja entre septiembre y octubre, en un intento desesperado por calmar al mercado cambiario. La medida no fue suficiente y terminó fracasando. Hoy ya volvió a su más alto nivel nuevamente.

Ingresos Brutos y Sellos: Alberto Fernández decidió negociar un pacto fiscal con los gobernadores, y entre todos dispusieron ponerle fin a las rebajas de ingresos brutos y de impuesto a los sellos, los dos tributos más importantes a nivel provincial. 

El impuesto a los Ingresos Brutos supone fuertes distorsiones, y funciona como un sesgo anti-exportador y favorable a la importación, afectando la competitividad. 

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Impuesto Inmobiliario urbano y rural: el gobernador Axel Kicillof decidió un fuerte aumento segmentado para este impuesto. 

Para el sector urbano, el aumento promedio fue del 54%, mientras que el campo suportó uno del 75%. Ambos, muy encima de la inflación registrada.

Percepción de Ganancias y Bienes Personales: en septiembre de 2020, la AFIP implementó una alícuota del 35% a modo de “anticipo” para la compra de dólar ahorro y gastos con tarjeta en dólares. Este impuesto sería descontado del pago de Ganancias para aquellos individuos alcanzados por el tributo, pero no así para los exentos. 

Se trata de un sesgo en contra de la clase media y clase media-baja, diseñado para obstaculizar la compra de dólares y facilitar el impuesto inflacionario. Además, el BCRA decidió excluir a las clases populares de la compra de dólares.

Impuesto a los bienes electrónicos: el kirchnerismo desmanteló la rebaja gradual prevista en la reforma de 2017, y retomó la pauta proteccionista. Los bienes producidos en Tierra del Fuego pasan a pagar un 6,55% (antes no pagaban nada) y los importados o producidos en el resto del país pagan 17% (antes 7%). 

Impuesto a las apuestas y juegos de azar: por iniciativa de los diputados Carlos Heller y Máximo Kirchner, se estableció una alícuota del 5% para las apuestas digitales en el país, y 10% para las efectuadas en el exterior en países “no cooperantes” o sin convenios previos. 

Impuesto a la riqueza: también por iniciativa de Heller y Máximo, el oficialismo consiguió la aprobación de un gravamen extra sobre el patrimonio, que afecta a la misma base que Bienes Personales. 

Los patrimonios de entre $200 millones y $300 millones tributarán un 2%. Aquellos entre $300 millones y $400 millones un 2,25%, y los que superen esa cantidad pagarán 3,5%.

Los bienes situados en el exterior tendrán que afrontar un recargo del 50% sobre las alícuotas correspondientes de este impuesto, a menos que se produzca una repatriación de al menos 30% del patrimonio en cuestión.

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Este es un resumen de los impuestos más importantes que aprobó el Gobierno nacional o la Provincia de Buenos Aires, pero no son todos los que se implementaron en el país en los últimos 12 meses.

Este año también hubieron enormes aumentos a los impuestos locales, por parte de los gobernadores provinciales, que encima se sumaron a las tomas de tierras en el Interior y a las cuarentenas por el coronavirus, dejando al sector privado en el peor momento de la historia del país según los indicadores de actividad económica, incluso superando la crisis del ’75, del ’89 y del 2001.

La situación argentina es crítica: 44,2% de argentinos en la pobreza, 4 millones de empleos se perdieron en un año y otros 4 millones de personas están pasando hambre. 

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Economía

Tras la desregulación del mercado inmobiliario, la oferta de viviendas en alquiler se disparó casi un 200% en el AMBA

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Cada vez más personas pueden acceder al alquiler gracias al decreto de desregulación anunciado por el Presidente Milei en diciembre del año pasado. Se registró un explosivo crecimiento de la oferta inmobiliaria, el más drástico del que se tenga algún registro en los últimos años.

El proceso de desregulación del mercado inmobiliario cosechó un éxito contundente y arrollador, cada vez más difícil de negar incluso entre los más reaccionarios a las medidas que impulsó el oficialismo.

Desde que el Presidente Javier Milei decretó la desregulación inmobiliaria y el fin de la Ley de Alquileres del 2020, la cantidad de viviendas ofrecidas en alquiler se disparó hasta un 189% en el Área Metropolitana de Buenos Aires, según un reciente informe de la Universidad de San Andrés al término del mes de marzo.

La cantidad de inmuebles ofrecidos saltó drásticamente de las 6.696 unidades a un total de 19.069 en cuestión de solo unos pocos meses. Bajo el marco regulatorio anterior esto podría haber parecido una utopía, pero la mayor libertad de transacciones está permitiendo que miles de personas puedan acceder a la vivienda.

Asimismo, el sondeo de visualizaciones de Zonaprop registró que la cantidad de viviendas ofrecidas se duplicó desde diciembre del año pasado, convalidando así el éxito de la desregulación. Este fenómeno se explicó principalmente por los alquileres de índole permanente, en detrimento de los temporarios.

De acuerdo a Zonaprop, en el mes de marzo el precio promedio de los alquileres aumentó tan solo un 2,5% en el Gran Buenos Aires, mientras que la tasa de inflación informada por el INDEC cerró por encima del 11% en el mismo período.

En lo que va del año el precio promedio de los alquileres acumuló un aumento del 28,7%, una cifra muy inferior al 49,1% que se había acumulando durante el primer trimestre de 2023 (bajo el esquema regulatorio del kirchnerismo).

Se debe tener en cuenta, además, que la tasa de inflación minorista acumulada entre enero y marzo fue del 51,6%, y los precios mayoristas subieron un 37% en el mismo período. Sin importar contra qué métrica inflacionaria se los compare, el valor real de los alquileres cayó drásticamente en términos reales.

Este fue precisamente el efecto que se esperaba tras la aplicación del proceso de desregulación. Dada una demanda relativamente estable (sin ninguna perturbación particular), el explosivo crecimiento de la oferta permitió que cada vez más personas puedan permitirse pagar un alquiler al verse beneficiados de su drástico abaratamiento.

El éxito de la desregulación se convalida desde el punto de vista de las cantidades ofrecidas en el mercado, y también desde el punto de vista de los precios en términos reales. Hasta la fecha, no se registró ni una sola variable en el mercado inmobiliario que se haya visto afectada negativamente tras el levantamiento de los controles impuestos en 2020, más bien todo lo contrario. La propaganda kirchnerista encontró un amargo final al verse refutada por la realidad.

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Economía

Crisis fiscal en Estados Unidos: Las “Bidenomics” desataron un déficit por casi 2 billones de dólares al término de marzo

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Pese a que la economía estadounidense sigue creciendo, el Gobierno federal incurrió en un déficit histórico. y se está endeudando a un ritmo únicamente visto durante las grandes recesiones y en las guerras mundiales del siglo pasado. La trayectoria fiscal trazada por Biden es abiertamente insostenible.

Las políticas del Presidente Joe Biden provocaron el agujero fiscal más grande de la historia de los Estados Unidos en tiempos de paz. La visión económica del Gobierno cayó bajo la influencia del Caucus Progresista dentro del Partido Demócrata, la facción más radicalizada hacia la izquierda dentro del Congreso estadounidense.

La actividad económica del país logró recuperarse de la pandemia y continuó con su sendero de crecimiento, pero a pesar de esta muy esperable normalización, el Gobierno federal incurrió en un desequilibrio fiscal histórico que ascendió a los US$ 1,66 billones de dólares al término de marzo.

De hecho, el déficit financiero había llegado incluso a los US$ 8,36 billones en julio del año pasado, como resultado del amplio programa de rescates para préstamos estudiantiles que impulsó el Presidente Biden.

El Partido Demócrata que alguna vez había patrocinado los superávits presupuestarios de la era Clinton, ahora respalda a capa y espada los déficits más irresponsables que nunca se hayan visto en Estados Unidos.

La economía se normalizó una vez superada la pandemia, pero la posición fiscal del Estado jamás lo hizo. El resultado financiero del Gobierno federal representaba el 4,8% del PBI en febrero de 2020, mientras que hoy en día esa cifra se acerca a los 6 puntos del producto. Este brutal incremento se explica principalmente por el mayor peso de los intereses de deuda, que ya son los más altos desde mediados de la década del 90.

Para compensar esta brecha sin precedentes, el Gobierno federal se está endeudando a un ritmo similar al que cabría esperar durante la salida de una recesión o la ejecución de una guerra de grandes proporciones, pero como es bien sabido ninguno de estos escenarios es precisamente el caso. En caso de que la economía entrase en recesión en un futuro cercano, el Gobierno carece de mayor margen fiscal para actuar en consecuencia.

El total de la recaudación por impuestos federales (y otros ingresos por rentas) sólo alcanza a cubrir hasta el 73% de los gastos federales incurridos. El 27% restante se está compensando por la vía del endeudamiento, principalmente con instituciones locales o en el exterior.

Hasta ahora la Reserva Federal se mantuvo al margen de expandir su financiamiento al Tesoro por la vía de la compra de títulos públicos (como lo hizo durante la pandemia en 2020), pero eventualmente el Gobierno federal no puede quebrar, y cualquier tipo de incumplimiento vendría asociado a un latente inflacionario.

La proporción de crédito doméstico absorbido por el Gobierno federal se incrementa, y lo que es lo mismo, se reduce la cantidad de recursos disponibles para prestar a las empresas privadas o a las familias (por ejemplo el crédito hipotecario). Esto se ve reflejado por un piso de tasas de interés cada vez más elevado.

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Economía

Gracias al superávit y la estabilización inflacionaria de Milei, el Banco Hipotecario volvió a lanzar créditos hipotecarios

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Por primera vez en años vuelve a desarrollarse el crédito inmobiliario en la Argentina, de la mano del superávit fiscal anunciado por el equipo de Luis Caputo. Se lanzan nuevas opciones atadas a la variación del UVA.

Durante las últimas décadas los jóvenes argentinos han perdido la capacidad de acceder a una casa propia a través del crédito hipotecario, algo que ocurra en la totalidad de los países del mundo occidental.

Algo tan simple en el mundo se ha vuelto prácticamente en una fantasía en Argentina, y comprar una propiedad requiere un nivel de ahorro imposible para toda la clase media. Pero, ¿por qué paso esto? ¿Si la mayoría de nuestros padres pudieron? ¿Existe algún responsable? ¿Por qué Argentina perdió el mercado hipotecario?

La respuesta es extremadamente simple: el déficit fiscal. Explicarlo, puede tomar un poco más de desarrollo. Argentina hace 16 años que gasta más de lo que recauda. El déficit debió financiarse con los ahorros de los argentinos a través de la emisión constante de títulos públicos para cubrir el agujero fiscal.

Hay que entender que el sistema financiero no es otra cosa que el aparato sanguíneo de la economía, si todo el flujo debe financiar al Estado, crowding out, nada queda para el privado, y consecuentemente nada queda para el sueño de la casa propia.

El kirchnerismo buscó compensarlo con un limitado plan PROCREAR, donde solo se podía adquirir una vivienda designada por el político de turno y mediante un sorteo. Más allá de lo arbitrario del azar, no poder elegir donde uno quiere desarrollarse es un acto que atenta contra los derechos más fundamentales de los argentinos.

Este lunes, el presidente Javier Milei anunció el superávit fiscal de la cuenta corriente para el primer trimestre del año. Esto resulta de vital importancia porque ahora el sistema financiero posee recursos ociosos para colocar en el mercado. Esto genera las condiciones para un nuevo “noviazgo” entre el sistema financiero y el sector privado crowding in.

En la mañana de hoy nos enteramos que el Banco Hipotecario estará otorgando una nueva línea de crédito hipotecario, algo que no sucedía desde el año 2018. En su página, se pueden ver las condiciones comerciales que otorgan para la construcción, adquisición, terminación, y ampliación de vivienda.

El préstamo que otorgan es mediante la modalidad UVA que ajusta por inflación tanto el capital adeudado como las cuotas a pagar. La tasa de interés prevista es del 8,5% anual, es decir que la cuota ajustara por la variación de la UVA + 8,5% año a año.

Si bien estos créditos se habían hechos impagables desde 2018 a medida que empezó a escalar la inflación, con la estabilización monetaria que ya está consiguiendo la gestión de Milei y de Toto Caputo.

Para ilustrar un poco más, tomamos algunas métricas de la página, si uno solicita $100.000.000 (aproximadamente US$ 100.000), tendrá que tener un ingreso necesario de $3.128.000 y abonará una cuota de $782.000.

Tomando las palabras del presidente Milei, los argentinos están frente a la oportunidad de ser los arquitectos de nuestro propio destino, no la desaprovechemos.

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