
Rosario Ibarra propone desaparecer la CNDH: No somos autónomos, somos parte del Estado
La misma presidente de la CNDH sugirió la desaparición de la comisión al considerarla un "invento del salinismo"
Rosario Piedra Ibarra, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), ha sugerido eliminar la comisión que preside. Ibarra afirmó que el organismo no es un contrapeso del poder, ni debe serlo, ya que forma parte del Estado mexicano.
Esta declaración confirma lo que muchos ya temían, que es la subordinación total de la CNDH al Ejecutivo federal.
Lejos de defender su autonomía o asumir un papel crítico ante los abusos del poder,Piedra Ibarra se lanzó contra el modelo que dio origen a la CNDH hace tres décadas.

Lo calificó como una “simulación del pasado” y justificó la necesidad de desaparecer el formato actual para dar paso a una nueva figura. Para ello, se propuso una figura que, según ella, representa mejor al pueblo en nombre de la Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo.
Este viraje definitivamente pone en duda el papel de la CNDH como garante de los derechos humanos. Pero también abre la puerta a un nuevo órgano oficialista, más afín al régimen que a la ciudadanía.
La desaparición silenciosa de los contrapesos
Las palabras de Rosario Piedra no fueron improvisadas. Responden a una línea política impuesta desde Palacio Nacional. Cabe recordar que ni siquiera Claudia Sheinbaum simpatizaba con su perfil.
Voces opositoras acusan que AMLO fue quien la impuso al frente de la CNDH, precisamente para evitar que “estorbara” a su administración.

Hoy, México es testigo de cómo uno a uno van desapareciendo los organismos autónomos. Primero fue el INAI, luego el ataque constante al INE, ahora toca el turno a la CNDH.
La Comisión, que alguna vez denunció tortura, desapariciones forzadas y represión, hoy guarda silencio ante militares en las calles, violaciones a los derechos humanos y asesinatos de periodistas. La presidente, lejos de cuestionar estas omisiones, acusa de “simuladores” a quienes exigen rendición de cuentas.

Sin autonomía, sin democracia
La existencia de organismos autónomos en una democracia no es un “invento del salinismo”, como despectivamente afirmó la CNDH.
Son herramientas fundamentales para mantener el equilibrio de poderes y garantizar que el gobierno no se convierta en un aparato autoritario.

Sin órganos independientes, el poder se vuelve absoluto. La falta de contrapesos convierte al Estado en juez y parte. Eso nos coloca en una peligrosa ruta hacia el totalitarismo institucionalizado, donde los derechos ya no se defienden, sino que se subordinan al discurso oficial.
La pregunta ya no es si México perderá sus instituciones, sino cuántas más permitirán los ciudadanos que destruyan.
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