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Opinión

Le faltan 40 mil votos a Javier Milei en Capital, que podría garantizar Gómez Centurión

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Por Facundo Bello Gutiérrez, miembro de Jóvenes NOS CABA


Hoy el panorama electoral porteño es desde cualquier lugar que se lo mire absolutamente impredecible. En este contexto repleto de candidatos progresistas y edulcorados, más preocupados en traicionarse entre ellos que en defendernos frente a los atropellos del gobierno nacional, no son pocos los conservadores y nacionalistas que ven con buenos ojos la candidatura del economista liberal Javier Milei en la Ciudad. 

Podríamos dedicar páginas enteras a interesantes discusiones doctrinales sobre los principios que separan al liberalismo y al conservadurismo desde hace siglos, pero hoy quiero hablar de algo mucho más tangible: los enemigos que los unen. 

Milei es una personalidad mediática, un brillante economista que ha logrado convertirse en un auténtico y genuino referente. Sin dudas el optimismo con respecto a su candidatura es algo muy bueno, el triunfo de quienes tienen rectas intenciones y comparten valores no debe ser motivo de desaliento. Pero escribir para halagar o endulzar los oídos del lector es algo muy peligroso. Es muy fácil e inocente soñar, pero es extremadamente peligroso confiarse con aires triunfalistas.

Javier Milei sabe despertar grandes pasiones, pero también muy profundas antipatías entre quienes lo escuchan; quizás infundadas, pero a fin de cuentas reales. Esto lo lleva a tener una notable imagen positiva pero también una gran imagen negativa, que en el pequeño microclima de las redes sociales no se llega a comprender; los candidatos polémicos se ven encerrados entre un piso y un techo, por eso nuestra casta política siempre apela a quedar bien con Dios y con el diablo. 

La sociedad suele encasillar a las figuras públicas según su percepción del fin que persiguen. Hasta no hace mucho, Milei era visto no como un político (algo de lo que él mismo se distanciaba) sino que aparecía en el imaginario popular como “un excéntrico economista” que montaba un show mediático para muchos cargados de magistrales verdades económicas mientras que para otros, usualmente de la izquierda, repetía un discurso plagado de insultos y dogmas monetaristas.

Más allá de las apreciaciones particulares y de las críticas (así y todo, fue esta la forma en que logró notoriedad) se evidencia que hacer una transición de personaje mediático a político no siempre es efectiva y automática, y depende mucho del contexto en el que se haga. La decisión del economista de ser candidato de un día para el otro resultó para algunos una contradicción con su discurso pero para otros tantos un destello de esperanza.

Un caso concreto

Respecto a estos casos de transiciones de figuras mediáticas a figuras políticas alrededor del mundo (y especialmente en los nuevos movimientos de derechas) hay un factor común que pretendo mostrar con el ejemplo de Donald Trump.

El excéntrico empresario no logró su triunfo electoral de 2016 por cuenta propia. Esto requirió del extensivo apoyo de la mayoría silenciosa (en Estados Unidos: religiosos, usuarios de armas, veteranos de guerra, movimientos provida, sectores rurales, etc.) de todos lados del país. Sin el acompañamiento de un reconocidísimo político ultraconservador de carrera que homologó y articuló su candidatura, el carismático multimillonario no hubiese llegado tan lejos: ese hombre fue Mike Pence, cuya actuación en la recta final del mandato de Trump fue seriamente cuestionada, pero a fin de cuentas fue esencial para su victoria en 2016.

Creo fundamental que la transición de la figura mediática de Javier Milei a una figura política (sin perder el componente antisistema) solo puede darse con el respaldo del conservadurismo argentino. He oído varias veces una frase que si bien no comparto desde lo doctrinal me parece razonable desde lo político: “el vehículo histórico del liberalismo ha sido el conservadurismo”.

Prueba de esto son las múltiples medidas fiscales que han emprendido y defendido conservadores como Bolsonaro, Abascal u Orbán, mientras liberales progresistas de sus propios países defendían políticas de género o subsidios a clínicas de abortos, y se olvidaban de su propia agenda que los llevó al poder.

He aquí mi primera conclusión personal: Javier Milei difícilmente podría llegar per se a los sectores católicos o evangélicos más conservadores, a las fuerzas armadas y de seguridad, al nacionalismo católico y al peronismo conservador si no es con el respaldo de una figura como Juan José Gómez Centurión, héroe de guerra, abanderado de la causa provida y quien en 2019 se nutrió de un gran aporte proveniente del peronismo ortodoxo, el componente de base que se necesita para dejar de arañarle al macrismo “votos gorilas” de barrios de clase media alta. 

El candidato a diputado nacional de NOS, subestimado por muchos, necesitará de 250 mil voluntades bonaerenses que lo acompañen (en 2019 obtuvo más de 170 mil votos solo en Buenos Aires) para consagrarse con por lo menos una banca este año.

Por supuesto, de más está decirlo que nada de esto es “gratis” políticamente. En primera instancia no puede ser cualquier liberal quien ocupe ese lugar. La mayoría de los economistas que hoy llenan los espacios de televisión son ignorantes de la realidad política y de la “rosca” como tal; desconocen y minimizan la verdadera batalla cultural contra el progresismo (los lobbys abortistas, ecologistas, feministas, LGBT, etc.) y por último, son financiados desde fundaciones extranjeras que necesariamente los formatean para destilar un marcado antiperonismo, una afinidad con el macrismo y muchas veces como alfiles de intereses extranjeros

Javier Milei evidentemente no es perfecto, podemos discrepar en varios aspectos con él; pero ciertamente carece de los mencionados defectos. Invocando a la buena memoria del lector, en 2018 el economista liberal se plantó en la televisión abierta frente a la farándula y manifestó no solo su rechazo al aborto sino que incluso al aborto producto de las 3 causales, algo que muchos activistas celestes suelen esquivar frente a las cámaras… 

En números…

Esto no se trata de un proyecto nacional ni de un gobierno en 2023, ambas cosas distan mucho de la realidad política actual y estas cuestiones todavía son muy lejanas a nosotros. Hoy hago referencia a los acontecimientos en la Ciudad de Buenos Aires, distrito muy favorable para el liberalismo y a la vez muy hostil para el peronismo y el conservadurismo.

Para ir a los números, que he estado analizando desde mediados del año pasado, pretendo primero tener presente una consideración no menor. De 38 encuestas variopintas realizadas en 2019 tras el cierre de listas, el Frente Despertar de José Luis Espert obtuvo en todas ellas una mayor estimación de votos que el resultado final (2,23%). Por el contrario, Gómez Centurión obtuvo en todas ellas menor estimación que el resultado que finalmente alcanzó (2.72%). El promedio total de las encuestas del primero casi duplicaba al segundo. Con este dato solo busco mencionar la usual infrarrepresentación del voto conservador en la escena pública.

En segunda instancia, y a efectos de evitar el sesgo de los consultores financiados por el gobierno nacional y porteño (cuya finalidad es reducir las fuerzas que podrían restarle votos), apelo a fomentar un equilibrio entre estas, aquellas encargadas por el kirchnerismo (que buscan inflar esos sectores para erosionar a Juntos por el Cambio) y otras encuestas más sensatas.

Si prestamos detenida atención a esto podemos estimar a fines de junio la intención de voto de Javier Milei entre un 5% y un 7% (algunas encuestas que lo combinaban erróneamente con Ricardo López Murphy se acercan al 10%, otras en lugar de mencionar al economista porteño miden a un Frente Libertario apoyado por Espert que ronda un 4%). Por supuesto estamos considerando encuestas públicas circunscritas a la Ciudad de Buenos Aires.

La Consultora Clivajes, por ejemplo, le da a Milei un 2,3% (favoreciendo a Juntos por el Cambio y a Vidal especialmente). Giaccobe, por otro lado, le da a un 5,4% (en 2019 pronosticó a Espert con cerca de 8 puntos). La consultora Proyección un 6,2% con Vidal como cabeza de lista de Juntos por el Cambio. Por otro lado, Tendencias un 4,4%, esta consultora es favorable al Frente de Izquierda. Management & Fit le da a los libertarios en CABA un 4,4% encuestadora afín a Larreta y Schiaretti. Por último, Opinaia le otorga a los liberales un 7% (aunque refiriéndose a un espacio común entre Milei y López Murphy). Recordemos que la cifra repartidora por el sistema D´hont se sitúa en torno a un 7% en la Ciudad de Buenos Aires.

El voto conservador porteño

Uno de cada 100 porteños votó a Gómez Centurión en 2019. La boleta presidencial de NOS en la Ciudad de Buenos Aires obtuvo poco más del 1% de los votos en las PASO de 2019. Claro está que es un margen muy escaso, pero de la ciudad más progresista de Argentina no se puede esperar mucho más.

Por otro lado, la boleta presentada con el sello de la Democracia Cristiana y llevando al pastor Gabriel Ballerini como candidato a diputado obtuvo en esa misma elección simultánea algo más que el 0,90% de los votos. Lo que es menester destacar es que si bien ambas boletas fueron separadas obtuvieron una cantidad proporcional de votos, un poco más de 20 mil votos.

En conclusión, y cruzando datos a nivel comunal, estamos hablando de un electorado bastante cohesionado que responde a mismos patrones de voto, un sector esencialmente provida y religioso, descontento con la tibieza del PRO, un nacionalismo y peronismo repelido por el progresismo K, y un sector representado por las consignas de mano dura y favorables a las fuerzas armadas y de seguridad.

Se podría objetar que pasada la discusión del aborto (que en su momento supo unirlo) ese electorado yace extinto. No obstante, el último Termómetro Ciudadano de Opinaia (una de las pocas consultoras que mide a NOS en la Ciudad de Buenos Aires) muestra como no solo permanece sino que se duplica, de un escaso 1% pasa a representar un 2% que en valores nominales (ignorando la diferencia de participación) representaría unos 30 a 40 mil votos.

Opinaia había medido la intención de voto de NOS en la Ciudad de Buenos Aires en enero dando también un 2% como resultado. NOS no solo retiene, sino que aumenta al voto conservador en el distrito más hostil a sus ideas.

Debe constar que este voto no representa a ningún candidato porteño específico sino que más bien representa a un sólido grupo de votantes que se identifican con la figura de Juan José Gómez Centurión en la Ciudad de Buenos Aires. Con un candidato propio no cabe la menor duda que NOS podría estirar mucho más ese margen.

Javier Milei necesita de NOS

Frente a estos números, para muchos podría tratarse de un panorama desolador o demasiado pesimista. Pero siendo que hablamos de espacios antisistema que compiten por fuera de la grieta parece más bien un panorama muy alentador

Muchos no son conscientes de la maquinaria que está detrás de los candidatos del macrismo y el kirchnerismo, del dinero que mueven y del poder y experiencia que poseen. La sola posibilidad de que ingresen al Congreso Juan José Gómez Centurión por la Provincia de Buenos Aires, Javier Milei por la Ciudad y, con mucha esperanza, algún diputado conservador del interior, es suficiente para trazar una alternativa por derecha para 2023 que condicione la forma de hacer oposición.

Voces totalmente disruptivas que ganarían sus bancas con total mérito y respaldo popular en un Congreso plagado de acomodos e ineptitud producto de las listas sábana.

Existen en estas elecciones porteñas dos opciones. La primera opción es que en esta recta final Javier Milei realmente supere ese evidente techo momentáneo que muestran multitud de encuestas desde hace un tiempo y obtenga algo más que un 7%, quizás escalando hasta un 10%, recolectando votos indecisos y superando holgadamente los 130 mil votos que necesita. Ese caso, sería desde ya, muy bien acogido por muchos entre los que me incluyo.

Pero también existe otra opción: que realmente ese techo exista, que esa transición a una figura “más política” todavía no esté completa y que el voto indeciso se reparta proporcionalmente entre los principales candidatos como usualmente ocurre.

Existe la posibilidad de que el segmento joven y libertario, muy activo en las redes sociales, realmente no alcance para compensar el desencanto en otros sectores de más edad (la Ciudad de Buenos Aires tiene la población más longeva del país), que se sientan capturados por el liberal Ricardo López Murphy o por cualquier candidato moderado del PRO (los porteños son extremadamente moderados) y que las encuestas que hablan de entre un 5% y un 7% sean efectivamente ciertas o que el porcentaje sea incluso menor.

En este último caso, ignorando las variables producidas por el alto absentismo electoral (previsto tras las jornadas electorales de Misiones y Jujuy) y considerando que la cifra repartidora se sitúe en un 7% (o incluso más) producto del alto voto en blanco y de los partidos que no obtengan escaños, sería un panorama mucho más riesgoso para Javier Milei (el año pasado el Frente de Izquierda superó con creces el 6% con más de 120 mil votos y aun así no logró conseguir la banca de Myriam Bregman debido a la alta polarización entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos).

Tal como mencionamos, podríamos especular en un Congreso repleto de diputados conservadores, nacionalistas y liberales para 2021. Pero eso solo serviría para acrecentar egos e ilusiones que puertas para afuera no sirven de nada. Estas líneas tienen como fin para evitar justamente ese excesivo optimismo que caracteriza a muchos y por eso concluyo esta nota advirtiendo sobre el costo de ignorar a la poderosa maquinaria del larretismo, dispuesta a emplear todo tipo de medios para ganar a cualquier costo la elección y la mayoría en el Congreso y la Legislatura.

Ese peligroso optimismo guiado por la ilusión infantil desconoce pronósticos alternativos (muchas veces más realistas que los oficiales) y puede llevar a cometer el imperdonable error de que el candidato libertario se quede a 40 mil votos de ser diputado… 

40 mil votos porteños cuya llave tiene nada menos que el Mayor Juan José Gómez Centurión. 

Argentina

Marcha universitaria: La crónica de una sociedad transigente y cómplice, que deja que la política tome sus banderas

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La manifestación del martes pasado expuso la compleja trama que permanece en la sociedad sobre la naturaleza y la necesidad de una educación superior que sea pública como herramienta de movilidad social.

El pasado martes 23 de abril se llevó a cabo en Argentina una marcha en “defensa de la educación pública”. Entre las pancartas de los manifestantes se pudo apreciar consignas tales como “Educación libre y gratuita”, “La universidad es de todos”, o “La educación es la base de la movilidad social”.

Lo más probable y siendo justo con muchos de los que marcharon, es que las mencionadas consignas hayan sido levantadas con las mejores intenciones, tal vez movilizadas por una sentido de pertenencia, agradecimiento para con la universidad pública o bien por una cuestión de pensamiento filosófico.

Sin embargo, un amplio espectro de quienes vemos este reclamo desde una óptica diferente, percibimos que hubo otra gran parte de manifestantes cuya única intención era la de defender sus intereses económicos y personales, que no necesariamente se correspondían con el funcionamiento o la existencia de la educación pública.

Ejemplo de ello lo podemos encontrar con la presencia de agrupaciones sindicales enemistadas con el Gobierno, agrupaciones políticas opositoras y hasta ex ministros de economía que ajustaron el presupuesto de las defendidas universidades en años anteriores, incluso, ajuste de mayores dimensiones que el que se reclama actualmente.

Soy graduado de una universidad pública, tuve excelentes docentes, y la volvería a elegir, pero jamás diría que mí paso por la educación pública fue "gratuita", ya que la pagué con mis impuestos, todavía la sigo pagando y y pagaré la de próximos alumnos.

Es por eso que, analizando la temática de las “consignas levantadas”, he descubierto que Argentina es un país donde la mayor parte de sus habitantes “romantiza la épica” por encima de la razón y, por sobre todo, ignora los hechos concretos que la realidad impone.

Sospecho que es por ignorancia o simplemente como menciono en el título de esta nota, por una arraigada, crónica y cómplice transigencia hacia un sistema que nos devora como seres libres y racionales.

¿Es necesario acaso analizar si la “educación pública gratuita” es un herramienta de “movilidad social ascendente” cuando estamos sumidos en la más profunda decadencia económica, moral, cultural y con niveles de pobreza como no se veían en décadas?

Con esto no quiero decir que la educación no sea importante, solo digo que existen otras herramientas para la prosperidad de una sociedad, especialmente en tiempos de crisis, donde no se piensa en la movilidad de una generación a otra, sino en salir de la pobreza ahora mismo a través del trabajo.

Vale aclarar también que la universidad no es “de todos”, ni mucho menos es “gratuita”. Para ilustrar esta situación basta con mirar cuántas personas estudian una carrera, qué porcentaje de la sociedad. Si bien todos los argentinos contribuyen al funcionamiento de las unversidades públicas, en un año aproximadamente entre 3 y 5% de la población estudia una carrera universitaria.

Habría que preguntarle al otro 95% de la población, quienes “no consumen” la universidad pública (por los motivos que fuere) si piensan que la universidad “es de ellos” y si están contentos pagando impuestos de forma directa (por ejemplo, Ganancias o Bienes Personales) o por vía indirecta (IVA, impuesto a los combustibles, o ingresos brutos), para financiarla.

Es decir, una parte de la sociedad paga la cuenta que no consume en favor de quienes sí la consumen. Además, como nota de color, la educación pública se paga de por vida ya que una vez producida la graduación y hasta tanto no se produzca la derogación de los impuestos que la financian, los egresados pagarán la cuenta hasta el fin de sus días. Esto es una gran diferencia con una universidad privada cuya financiación es limitada en el tiempo.

En libertad, sin un conjunto de burócratas estatales defendiendo la diatriba mentirosa de que la educación es “un derecho universal” con la única finalidad de aumentar el poder de dominación sobre una sociedad, las universidades privadas podrían ofrecer múltiples alternativas de financiación de contenidos educativos para aquellas personas que no puedan acceder a ella.

Brevemente, cito algunos ejemplos: becas que cubran la totalidad o parte de la carrera; convenios multi empresas que permitan a los trabajadores obtener beneficios para educar a sus hijos en diversas instituciones; convenios entre bancos y clientes para financiar las cuotas, como ocurre en Estados Unidos; o empresas que cubran la educación de “potenciales talentos” como ocurre en Europa.

Un mercado actuando en verdadera libertad, sin ningún tipo de intervención estatal, es capaz de lograr una amplia inclusión de las personas que por cuestiones económicas no pueden acceder a la educación universitaria. Y si hay intervenciones del Estado, que estén dirigidas a estos grupos, como ocurre con los vouchers que se entregan a las personas de bajos recursos, terminando con la falacia de la universalidad.

Sin lugar a dudas, la marcha del martes sirvió para ilustrar que muchos conciudadanos viven en una nebulosa levantando consignas de la década del ’40, tales como que “el hijo del obrero puede educarse”, cuando en plena era del internet, la inteligencia artificial, la globalización y la tecnificación, el acceso a la educación se hizo mucho mas accesible y diverso haciendo que una cuota universitaria obligatoria, tenga cada vez menor validez.

Tampoco pueden ver que la pobreza crónica de Argentina tiene que ver con la matriz de intervencionismo estatal salvaje a la que estuvo sometida durante décadas y que el problema es el Estado y no los “empresarios codiciosos”.

Si la mayor parte de la sociedad pudiera darse cuenta que el mensaje de fondo no es “educación gratuita para todos” sino más bien “ustedes son tan inútiles e incapaces de poder autofinanciarse la educación que por ello van a necesitar que nosotros, los políticos iluminados y seres superiores a ustedes, se lo tengamos que conceder”.

Dentro de este “paquete de mentiras” también se nos habló de educación en términos que solo ellos (los burócratas del Estado y sus cómplices morales) pueden hablar o mencionar. Cómo si esta fuera una especie de contenido indisoluble, de valor y significado único y que solo quienes la defienden tienen el “derecho moral” de dictaminar que debe ser un “contenido educativo” y que no.

La Educación no se limita en los contenidos obligatorios impuestos por un Ministerio, sino que también es provista a través de las diversas vivencias y/o contextos sociales de cada individuo. Un viaje, una película, una función de cine o teatro, un deporte, la cultura familiar, un oficio, comercio, profesión, entre tantos otros, pueden ser grandes fuentes de educación a lo que no necesariamente toda la población puede acceder en la misma forma y cantidad.

La educación no es monopolio del Estado, sino más bien un patrimonio difuso y divisible de la subjetividad de cada individuo y su contexto. Nos han mentido, nos han empobrecido, nos han dominado y, por si fuera poco. nos dicen que sin ellos “seremos brutos”.

Mí obligación ética y moral no se debe al levantamiento hueco y pasivo de consignas transigentes que solo contribuyen a mantener viva esta dominación estatal, sino más bien a la intransigencia de la razón liderada por las ideas correctas.

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Argentina

Es hora de que Elon Musk ponga una Gigafactory de Tesla en el Norte de Argentina

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Todas las condiciones están dadas para que el hombre más rico del mundo, que ya está mirando a la Argentina con Starlink, piense en invertir con su otra empresa: Tesla.

El triunfo de Javier Milei, las características de los recursos argentinos y el aspecto socio-económico del país indican que ha llegado una situación muy favorable para que Tesla, la mega-compañía de autos eléctricos de Elon Musk, abra una fábrica (conocidas como Gigafactory) en Argentina.

El presente análisis, tiene como objetivo abordar los aspectos más relevantes de esta pregunta, y romper con una serie de mitos sobre el litio, el daño ambiental y la economía argentina. Permítame presentarme: soy Félix, un profesional con cinco años de experiencia en el sector de las Energías Renovables.

He trabajado en proyectos de escala eléctrica en Chile y proyectos de generación distribuida en Argentina. Mi función involucra la gestión de proyectos y la supervisión de asuntos relacionados con los impactos ambientales. Además, soy licenciado en Gestión Ambiental.

Análisis Ambiental Preliminar

Cercanía al litio y amplios recursos eólicos y solares.

Argentina es un país rico en recursos naturales y tiene amplio territorio disponible para nuevos proyectos. Desde el punto de vista eléctrico, particularmente en Energías Renovables, el país posee condiciones óptimas para el desarrollo del sector.

El territorio argentino tiene un potencial significativo para el desarrollo de la Energía Solar, particularmente en las regiones andina y subandina, desde Jujuy hasta Neuquén. La Puna y la Quebrada de Humahuaca también exhiben niveles sustanciales de radiación, con una irradiancia horizontal global (GHI), que oscila entre 2400 y 2700 kWh/m2.

Además, Argentina es un participante notable en la energía eólica, ubicándose entre los seis primeros países con patrones eólicos consistentes, con un factor de capacidad promedio anual del 20%. En consecuencia, una potencial Gigafactory en el país podría utilizar y suministrar fácilmente energía limpia a todo el complejo. Además, existe potencial para establecer un Parque Solar para generar energía para el sistema eléctrico argentino.

En el ámbito del desarrollo de baterías eléctricas, el recurso más importante es el litio, del cual Argentina ocupa el segundo puesto con reservas mundiales con 98 millones de toneladas de carbonato de litio (LCE). Aún con una severa subinversión, es el cuarto productor a nivel mundial, después de Australia, Chile y China, con una capacidad de producción anual de 37.500 toneladas. El triángulo del litio -formado por Argentina, Bolivia y Chile- posee alrededor del 65% de los recursos mundiales de litio.

Esto no sólo ha atraído la atención de las empresas mundiales de vehículos eléctricos, sino que también ha estimulado las inversiones en Argentina. Ejemplos notables incluyen el Grupo Chery, que planea construir una planta en el país para producir vehículos eléctricos y baterías de litio.

Asimismo, Stellantis, producto de la fusión de FCA (Fiat-Chrysler) y PSA (Peugeot-Citroën), anunció una inversión de 90 millones de dólares para adquirir una participación del 19,9% en la empresa argentina Lithium & Energy (ALE). Este movimiento estratégico tiene como objetivo asegurar un suministro anual de 15.000 toneladas de litio, facilitando su uso en baterías de vehículos eléctricos.

Establecer una Gigafactory cerca de una de las reservas de litio más grandes del mundo podría generar algunos de los costos de producción más bajos para vehículos eléctricos a nivel mundial, especialmente considerando los abundantes recursos solares en la región.

Además, la proximidad de Argentina a la Cordillera de los Andes contribuye a tener uno de los sectores mineros más ricos del mundo. Entre los recursos minerales del país destacan nitratos, yodo, sal común, sales de litio y potasio, boratos, áridos, arcillas, calizas, yeso, cuarzo, barita, caolín, feldespato, talco, diatomita, bentonita, dolomita, guano, apatita, zeolitas y perlita.

También es fundamental resaltar que el precio del litio alcanza consistentemente máximos históricos año tras año. Así, Tesla no sólo podría establecer su Gigafactory en Argentina, sino también involucrarse en el sector minero para reducir los costos de producción.

  • 2022: US$ 78.032
  • 2021: US$ 17.000
  • 2020: US$ 6.800
  • 2019: US$ 11.310
  • 2018: US$ 14.660
  • 2017: US$ 12.070
  • 2016: US$ 8.840
  • 2015: US$ 5.110
  • 2014: US$ 4.680
  • 2013: US$ 4.750
  • 2012: US$ 4.450

El triángulo del litio

Habiendo trabajado personalmente en el desarrollo de proyectos en Chile y Argentina y habiendo discutido permisos ambientales con colegas, puedo dar fe de que obtener la aprobación para la construcción no es tan burocrático como en algunos países vecinos, como en Chile.

La evaluación de impacto ambiental y el desarrollo del proyecto podrían procesarse en un período relativamente corto para iniciar el proyecto. Se requerirán estudios ambientales con consultores locales según sea necesario tanto para el proyecto minero como para la Gigafactory, pero la perspectiva es muy positiva.

En conclusión, creo que Argentina está estratégicamente posicionada por su cercanía a recursos, lo que la convierte en uno de los países donde los costos de construcción de vehículos eléctricos son más económicos de la región. Los recursos solares podrían generar energía para la minería, la Gigafactory, y el excedente de energía podría venderse a la red.

La proximidad de la Gigafactory a su fuente de litio podría reducir significativamente los costos de litio de Tesla para la producción de vehículos, mejorando la eficiencia en comparación con la competencia. Además, la disponibilidad de diversos recursos en la región andina y la facilidad para obtener permisos de construcción hacen que Argentina sea ambientalmente ideal para tales emprendimientos.

Aspecto Social Preliminar

Históricamente, Argentina fue uno de los países más innovadores de la región durante tiempos de mayor libertad económica. A continuación se detallan algunos de los inventos más importantes creados por argentinos, que demuestran la capacidad y talento para el trabajo en nuestro país:

1. Amortiguador hidroneumático (Francisco Abolio, 1930).

2. Bolígrafo.

3. Bypass coronario de René Favaloro.

4. Sistema de autobuses públicos (Colectivo).

5. Corazón artificial (Domingo Liotta y Denton Cooley, 1969).

6. Método Galli Mainini para el diagnóstico precoz del embarazo.

7. Dibujos animados.

8. Encendedor piezoeléctrico Magiclick de Hugo Kogan (1969).

9. Helicóptero de Pescara.

10. Identificación dactilar de Vucetich.

11. Instrumentos médicos de Favaloro, Finochietto y otros.

12. Instrumento de navegación nocturna para aeronaves (Almonacid, 1925).

13. Jeringa desechable (Carlos Arcuzzi, 1979).

14. Marcapasos cardíaco (Francisco de Pedro, 1979).

15. Membrana de colágeno curativa (Celia Mohadeb, 1999).

16. Método de conservación de sangre con citrato de sodio por Agote.

17. Motor de combustión interna "Péndulo" (Eduardo Taurozzi, 1970).

El talento argentino en innovación y persistencia siempre se ha destacado en el tiempo. Lamentablemente, los problemas económicos y las excesivas regulaciones han reducido la capacidad de innovación, pero las capacidades de los argentinos siguen siendo evidentes, demostrando dedicación en todos sus emprendimientos.

A medida que Argentina comience a crecer económicamente, podemos esperar ver mentes brillantes brillar una vez más en nuestro país. A pesar de soportar años de desafíos económicos, muchos argentinos han brillado tanto en el país como globalmente por sus capacidades, y muchos otros aún tienen que demostrar su potencial.

Pero lo más importante, el desarrollo de la Gigafactory generará oportunidades de empleo de alta calidad en la zona, ya que será necesario emplear una gran parte del personal utilizando mano de obra local, además de ingenieros, geólogos, y expertos que conozcan la zona. Esto también tendrá un impacto positivo en los servicios de la zona, como alojamiento, sanidad, luz, ya que deberán ser desarrollados como apoyo a la mega-fábrica.

Respecto a la locación, la región norte del país cuenta con extensos terrenos, minimizando la posibilidad de impactar negativamente las actividades sociales. Las comunidades indígenas más conflictivas se encuentran en en el Sur del país. Optar por el desarrollo en la región Norte, donde la Gigafactory y las actividades mineras se consideran óptimas, minimiza la probabilidad de encontrar problemas con las comunidades locales.

Debajo se adjunta una imagen que muestra la distribución geográfica de las comunidades indígenas en Argentina, para dar sustento a los puntos previamente mencionados:

Aspecto Económico Preliminar

Sin duda, uno de los factores más cruciales a destacar es la situación económica de Argentina. El país ha experimentado intervenciones gubernamentales prolongadas, interfiriendo con el sector privado y provocando un empobrecimiento cada vez mayor debido a la falta de inversión y generación de riqueza.

Las medidas de justicia social, destinadas a redistribuir la riqueza de los productores a los pobres, han demostrado conseguir el efecto inverso en Argentina, lo que ha resultado en que el 50% de la población viva en la pobreza, con 6 de cada 10 niños enfrentando inseguridad alimentaria.

Estas políticas sociales no sólo no han logrado beneficiar a la sociedad como se esperaba, sino que también han impactado negativamente al sector privado. Hace pocas semanas, Javier Milei, el primer economista libertario en asumir la Presidencia, señaló un posible cambio en el futuro de Argentina con reformas liberales.

Aquí hay una breve descripción de las reformas económicas propuestas por Milei

1. Reforma monetaria: La adopción del dólar estadounidense como moneda oficial significa un cambio monumental en el panorama económico de Argentina. Al vincular la moneda a un estándar reconocido mundialmente, Milei pretende infundir confianza a los inversores, mitigar las preocupaciones sobre las fluctuaciones monetarias y fomentar un entorno financiero más estable.

2. Reducción de la intervención gubernamental: La propuesta de Milei de minimizar las funciones del Estado se alinea con los principios económicos liberales. Esto incluye simplificar los procesos regulatorios, reducir los obstáculos burocráticos y crear una atmósfera más favorable a los negocios para las corporaciones extranjeras.

3. Impacto potencial en las inversiones extranjeras: Si se implementan efectivamente, estas políticas económicas propuestas pueden atraer a inversionistas extranjeros que buscan estabilidad y oportunidades de crecimiento. El énfasis en soluciones impulsadas por el mercado y la reducción de la interferencia gubernamental podrían posicionar a Argentina como un destino atractivo para empresas, como Tesla, que buscan expandir sus operaciones.

4. Desregulación de la economía: A solo una semana de la presidencia de Milei, se están realizando esfuerzos para implementar importantes reformas de desregulación económica. Se han eliminado numerosos ministerios redundantes y se han derogado más de 300 leyes que perjudicaban a la economía.

Si bien invertir en Argentina todavía puede plantear riesgos, con el ambicioso plan de Javier Milei y el rápido inicio de reformas, podríamos estar ante el surgimiento de una nueva potencia económica en la región. Ser uno de los primeros socios del gobierno en un período tan transformador podría ser una medida estratégicamente inteligente, que podría generar beneficios y oportunidades sustanciales para quienes participan.

Conclusión

La sinergia potencial de factores sociales, ambientales y económicos en Argentina crea una narrativa convincente para que Tesla explore el establecimiento de una Gigafactory y una operación minera en el Norte argentino.

Si bien los desafíos persisten, la perspectiva de alinearse con un panorama político y económico cambiante, aprovechar recursos abundantes y contribuir al desarrollo sostenible posiciona a Argentina como una frontera prometedora para la expansión estratégica de Tesla.

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Argentina

El dilema del orden público en la Capital: ¿Es hora de volver a darle el control a la Policía Federal?

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El fallido operativo de la Policía de la Ciudad para acatar el Protocolo Antipiquetes en la marcha de este 20 de diciembre vuelve a poner en tela de juicio la necesidad de que la Policía Federal intervenga en la dispersión de manifestantes que atacan el microcentro porteño.

En ocasión de la primera marcha piquetera de protesta contra el gobierno del Presidente Javier Milei, resulta de mucha utilidad repasar algunos conceptos fundantes que hacen a la siempre conflictuada noción de “orden público” en el territorio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Capital de la República Argentina.

No es sorpresivo que el accionar piquetero tienda a concentrarse en la Capital. Después de todo, el objetivo final de las organizaciones que marchan es condicionar al poder político a fin de obtener privilegios y beneficios para las supuestas situaciones de vulnerabilidad que revistan. Párrafo aparte merecería el destino de los fondos que mensualmente perciben de parte de los organismos del Estado Nacional, pero dejando de lado ese detalle es que nos remitimos a la cotidianidad de los trabajadores que deben transitar por las zonas afectadas por las marchas piqueteras.

En la Ciudad de Buenos Aires circulan más de diez millones de personas por día por motivos laborales. Gran parte de esta cifra, se ve obligada a transitar por el llamado “microcentro”, zona geográfica predilecta para el desarrollo de actividades económicas, y por eso también, la favorita para los piqueteros.

Durante más de veinte años la sociedad se ha acostumbrado al sometimiento que las organizaciones sociales ejercen sobre el pueblo trabajador: desde cambiar el recorrido diario, llegar más tarde al trabajo o inclusive la suspensión de la jornada laboral en días de marcha, son solo algunas de las cientos de consecuencias que las movilizaciones producen.

Sin embargo, y pese a la ilegalidad manifiesta del accionar piquetero, el poder político no había abordado la tortuosa temática por un mismo motivo que fue denominador común sin importar el color partidario del gobernante de turno: la corrección política.

Este miércoles, finalmente, el flamante Presidente Milei decidió que era hora de cortar con los intentos extorsivos. En el marco de un operativo de seguridad sin precedentes, la Gendarmería Nacional, Policía Federal, Prefectura Naval, Policía de Seguridad Aeroportuaria y el Servicio Penitenciario Federal blindaron las calles aledañas a Plaza de Mayo, no sin previamente cerciorarse de disponer delegaciones tácticas en estaciones de tren, accesos automotores, peajes y en localidades del Gran Buenos Aires donde se desactivaron células piqueteras durante toda la noche.

El operativo de seguridad tenía como objeto impedir que los piqueteros cortasen la circulación en las principales arterias de la Ciudad de Buenos Aires y por ende permitir a todos los ciudadanos ejercer su derecho a la libertad de movimiento.

Sí bien los lineamientos generales del plan fueron ampliamente cumplidos generando un “antes y un después” en la manera que el Gobierno Federal aborda la temática de los cortes piqueteros, corresponde hacer una desafortunada observación: el limitado accionar de la policía de la Ciudad de Buenos Aires.

Con el afán de estar a la altura de las circunstancias, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) ordenó un operativo paralelo presuntamente coordinado con el Comando Unificado de las Fuerzas Federales.

El Centro de Monitoreo Urbano (CMU) de la Policía de la Ciudad fue el escenario donde montó su Cuartel General el Ministro de Seguridad porteño Waldo Wolff quien, desde tempranas horas de la mañana se encontraba en comunicación con Patricia Bullrich.

Durante los momentos previos al apogeo de la marcha alrededor de las 16:00 todo parecía marchar coordinadamente: las Fuerzas Federales y la Policía de la Ciudad conducían ordenadamente a los manifestantes hacia Plaza de Mayo, mayoritariamente por la vereda.

Empero, al aumentar el grosor de las columnas, los manifestantes comenzaron a tensionar la situación. En primera instancia, actuó la Policía de la Ciudad en Diagonal Sur mientras su Jefe y Viceministro de Seguridad porteño, Diego Kravetz (quien se encontraba en el teatro de operaciones), alegaba que “no necesitaban del apoyo de las Fuerzas Federales”.

Tal fue así que cuando los manifestantes decidieron avanzar sobre la Policía capitalina, no encontraron mayor resistencia y las prolijas líneas de efectivos fueron fácilmente rebasadas con empujones e insultos mediante. Por este motivo, se ordenó a la Policía Federal hacerse cargo luego de que las columnas -que ya copaban el ancho completo de la Diagonal- pasaron la estatua ecuestre del General Julio A. Roca ubicada en la intersección con la calle Perú.

Una vez restablecido el orden y conducidas las poco nutridas columnas manifestantes a Plaza de Mayo por parte de las Fuerzas Federales, los medios de comunicación pudieron averiguar que el Viceministro Kravetz había dialogado con el líder piquetero Eduardo Belliboni, autorizándolo a avanzar sobre la totalidad del ancho de las calles, produciendo indefectiblemente el corte total.

Más allá del intento de connivencia de Kravetz con Belliboni -lo cual coloca en una muy poco confortable situación al gobierno de Jorge Macri- corresponde remitir a la cuestión neurálgica de estos problemas, que es la superposición de facultades entre las Fuerzas Federales y la Policía de la Ciudad.

En 1995, un año después del otorgamiento de autonomía a la Ciudad de Buenos Aires por parte de la reformada Constitución Nacional de 1994, el Congreso de la Nación sancionaba la popularmente denominada “Ley Cafiero”, o “Ley que garantiza los intereses del Estado Nacional en la Ciudad de Buenos Aires”.

Dicha pieza normativa impedía al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a tener una policía propia puesto que disponía que la seguridad armada fuera garantizada por la Policía Federal en el territorio de CABA mientras esta sea la Capital de la República.

Tras largos debates y pujas de poder, el Congreso modificó la Ley Cafiero en 2007, mediante la Ley 26.288 para permitirle a CABA montar su propio cuerpo policial y establecer el marco de coexistencia con la Policía Federal.

Con la fundación de la Policía de la Ciudad en 2017 luego del traspaso de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana de la PFA, CABA obtuvo finalmente su tan deseado brazo armado. Sin embargo, la evidencia empírica arroja que en cuanto al mantenimiento del orden público se refiere, la Policía de la Ciudad tiene importantes oportunidades de mejoras respecto de lo que fue la gestión de la PFA.

El problema principal radica en que se trata de una policía heterogénea, dado que sus miembros provienen de diferentes fuerzas y nunca se logró el aseguramiento de un criterio único de tropa y formación.

En los tiempos que se avecinan, donde la resistencia anti-democrática al cambio que necesita nuestro país puede volverse cada vez más violenta, es indispensable contar con un criterio unificado a fines de hacer frente a las amenazas y asegurar la vigencia plena del orden público y del Estado de Derecho.

La Ciudad de Buenos Aires debe estar a la altura de las circunstancias o en su defecto, quizás la alternativa sea volver a modificar la Ley Cafiero a fines de aclarar que las operaciones de establecimiento del orden sean únicamente desarrolladas por el Estado Nacional y sus Fuerzas Federales siempre que el Gobierno Nacional sea el foco de la concentración.

Sea del modo que fuere, la Argentina entró en un cambio de época irreversible. Seremos testigos de cómo cada responsable institucional se adapta a las circunstancias.

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