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China

Un informe revela cómo el Partido Comunista Chino utiliza los pesqueros ilegales como su milicia marítima clandestina

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Desde el ascenso de Xi Jinping al poder absoluto del Estado chino, el Partido Comunista ha utilizado fuerzas paramilitares para presionar a los países vecinos que tienen reclamos contra los intereses de la dictadura comunista.

En la última década y de la mano de Xi Jinping, China ha adoptado completamente la utilización de sus más de 70.000 pesqueros ilegales en todo el mundo como una milicia marítima informal, que usa para succionar recursos de otros países, violar sistemáticamente las fronteras extranjeras y presionar a los países vecinos que tienen reclamos territoriales en contra de ella.

A finales de 2022, el Instituto de Estudios de Defensa de Japón (IEDJ) publicó la edición 2023 de su informe anual de seguridad de China, donde se destaca como máximo desafío contra la soberanía japonesa el intento del Partido Comunista por conseguir el control del dominio cognitivo y las situaciones de zonas en disputa. En este informe, se dedica un apartado completo a explicar cómo China ha logrado implementar sus guardacostas y su flota pesquera ilegal como fuerza paramilitar de presión.

Desde la visita en 2013 a la provincia de Hainan, Xi Jinping diagramó un plan para que las unidades de milicias marítimas que operan en el Mar del Sur de China lo hagan encubiertas bajo la flota de pesca ilegal que el régimen chino dice no comandar pero que en Asia Pacífico nadie duda de quién la controla.

Según demostró Japón, el Partido Comunista ha otorgado subsidios al combustible y a las tareas de construcción y reparación de embarcaciones pesqueras que operan en aguas en disputa. Bien lo sabrán los argentinos que son una de las máximas víctimas de la depredación de sus mares por parte de esta flota.

El número de buques dedicados a la pesca ilegal se ha más que duplicado en los últimos años, registrando más de 70.000 barcos pesqueros chinos equipados con el sistema satelital local desde 2020, que responden indirectamente al Partido Comunista.

Flota de pesqueros ilegales.

¿Qué es la milicia marítima del Partido Comunista Chino?

Masaaki Yatsuzuka, coautor del informe del IEDJ, explicó en una entrevista para el Australian Strategic Policy Institute que la milicia marítima de China está bajo la dirección del Partido Comunista Chino y el Ejercito Popular de Liberación. Los cuadros de la milicia local a menudo ocupan cargos en los gobiernos locales y en las organizaciones del partido.

La milicia marítima no es simplemente un grupo de pescadores, sino que está compuesto por personal con diversos antecedentes, incluidos procesadores pesqueros, astilleros, constructores de puertos, trabajadores médicos, veteranos, funcionarios del gobierno local y miembros del Partido Comunista.

Esta milicia marítima china tiene una variedad de misiones, como actividades diarias de producción pesquera; operaciones de guerrilla marítima; cooperación y apoyo a las fuerzas de operaciones marítimas; y participación en actividades de zona gris en el mar.

Ejemplo del enlace entre los paramilitares y el Partido Comunista es Wang Shumao, comandante adjunto de la milicia marítima en Tanmen en la provincia de Hainan, quien también se desempeña como secretario de la rama de Tanmen del Partido y fue elegido como delegado al 20° Congreso Nacional de la agrupación comunista china.

Las organizaciones con las que colabora la milicia marítima varían según la situación, coordinando con las embarcaciones gubernamentales oficiales para hacer valer los intereses marítimos chinos en áreas de zona disputada de intensidad relativamente baja, como operaciones de comunicación en áreas en disputa y vigilancia de embarcaciones pesqueras y de investigación extranjeras.

También se informó que estos paramilitares trabajan con organizaciones militares para realizar operaciones de inteligencia en áreas disputadas, como así también actividades de presión contra embarcaciones militares extranjeras.

Japón ha sido uno de los objetivos principales de este modus operandi. Esto fue claro en 2016, cuando el entonces ministro de Defensa de China, Chang Wanquan, visitó la milicia marítima de Zhejiang y luego cientos de barcos pesqueros chinos invadieron las aguas que rodean las Islas Senkaku, que Japón controlaba efectivamente.

Titular de The Japan Times, 2016

Esto se hace para poner en disputa sus aguas, y busca una reacción militar del país agredido, dando excusas para sancionar al país que está defendiendo sus derechos territoriales.

La milicia marítima busca llevar a cabo provocaciones extremas para atraer a las fuerzas armadas del adversario a emprender acciones militares y justificar su propia represalia militar, lo que podría resultar en un aumento de las tensiones generales.

Según lo que describe Masaaki Yatsuzuka, “los gobiernos de Australia y Japón ya han expresado su preocupación por el uso peligroso de los buques de la guardia costera y las milicias marítimas por parte de China en declaraciones conjuntas”.

Arabia Saudita

Arabia Saudita se acerca a la Organización de Cooperación de Shanghái en un nuevo movimiento a favor de Beijing

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Arabia Saudita aprobó su estatus como socio de diálogo en la Organización de Cooperación de Shanghái. La decisión se produce en un momento en el que Riad busca construir una asociación a largo plazo con China, a pesar de las preocupaciones de seguridad de Estados Unidos.

El gabinete de Arabia Saudita aprobó el miércoles la decisión de unirse a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la alianza que impulsa China hace más de una década para que sea un contrapeso a la OTAN que encabeza Estados Unidos.

La medida que impulsa el Reino Saudí está enfocada en construir y afianzar una asociación a largo plazo con China, alejándose definitivamente de la esfera de influencia de los Estados Unidos. Un paso diametralmente opuesto al que casi toman en 2018, cuando durante el gobierno de Trump estuvieron en negociaciones para unirse a la OTAN.

Ahora, el gobierno con sede en Riad aprobó un memorando para otorgar al Reino el estatus de socio de diálogo en la Organización, confirmó la agencia estatal de noticias SPA, el primer paso para el ingreso como socio pleno.

La OCS fue fundada en 2001 sobre la base de los Cinco de Shanghái, que surgió luego de que Kazajstán, Kirguistán, China, Rusia y Tayikistán firmaran un acuerdo de confianza en la esfera militar en la frontera conjunta en 1996 . Un año después, estos cinco países firmaron un acuerdo para la reducción mutua de las fuerzas armadas en la región fronteriza.

Ambos documentos fueron la base para un mecanismo de cooperación en materia militar en las regiones fronterizas y contribuyeron a nuevas áreas cooperativas. En 2001, tras la adhesión de Uzbekistán, la organización cambió su nombre de los Cinco de Shanghái a la Organización de Cooperación de Shanghái.

Los principales objetivos de la organización son el fortalecimiento de la confianza mutua y de buena vecindad entre los países miembro; y la cooperación eficaz en diversas materias, sobre todo política, militar, comercial, económica, técnica y científica, entre otras.

El organismo se ha ampliado para incluir a India y Pakistán, con miras a desempeñar un papel más importante como contrapeso a la influencia occidental en la región. Adicionalmente, Irán también firmó documentos para la membresía plena el año pasado.

Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Samarcanda, Uzbekistán

Los países que pertenecen a la OCS planean celebrar un “ejercicio antiterrorista” conjunto en la región rusa de Chelyabinsk en agosto de este año. La potencial participación iraní y saudí en dichos ejercicios puede generar repercusiones en Occidente.

Unirse a la OCS se discutió durante una visita del presidente chino Xi Jinping a Arabia Saudita en diciembre pasado. El estatus de socio de diálogo será el primer paso para el reino antes de que se le otorgue la membresía plena a mediano plazo.

La decisión siguió a un anuncio de Saudi Aramco, que elevó su inversión multimillonaria en China, con vistas a finalizar y mejorar una empresa conjunta planificada en el noreste de China y adquirir una participación considerable en un grupo petroquímico controlado privadamente.

Los dos acuerdos, anunciados por separado el domingo y el lunes, verían a Aramco suministrando a las dos compañías chinas un total combinado de 690.000 barriles diarios de petróleo crudo, reforzando su rango como el principal proveedor de China de dicho producto.

Aramco dijo el lunes que había acordado adquirir una participación del 10% en la empresa privada Rongsheng Petrochemical Co Ltd por unos 3.600 millones de dólares. El acuerdo incluye el suministro de 480.000 barriles diarios de petróleo crudo a Zhejiang Petrochemical Corp (ZPC), controlada por Rongsheng, durante 20 años.

Los acuerdos son los más grandes que se anunciarán desde que el presidente chino, Xi Jinping, visitó el reino en diciembre, donde pidió el comercio de petróleo en yuanes, una medida que debilitaría el dominio del dólar estadounidense en el comercio mundial.

El logo Saudi Aramco se muestra en la instalación petrolera en Abqaiq

Los crecientes lazos de Riad con Beijing han planteado preocupaciones de seguridad en Washington, su aliado tradicional. No obstante, Washington asegura que los intentos chinos de ejercer influencia en todo el mundo no cambiarán la política de Estados Unidos hacia Medio Oriente.

En un acuerdo negociado por China, Irán y Arabia Saudita acordaron restablecer las relaciones diplomáticas a principios de este mes después de años de hostilidad que habían alimentado los conflictos en toda la región. El papel secreto de Beijing en el avance sacudió la dinámica en el Medio Oriente, donde Estados Unidos fue durante décadas el principal negociador.

Arabia Saudita y otros estados del Golfo han expresado su preocupación por lo que ven como una retirada de la región por parte del principal garante de seguridad, Estados Unidos, lo cual los ha obligado a movilizarse para diversificar los socios.

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Brasil

El Gobierno de Lula llega a un acuerdo con China para desplazar al dólar como medio de cambio comercial

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El acuerdo preliminar permitiría el comercio mediante el uso del real y el yuan, sin necesidad de usar el dólar como intermediario. Brasil no lidia con problemas de divisas o controles cambiarios, por lo que las medidas obedecen a un servilismo político con China.

El socialismo brasileño encabezado por el presidente Lula da Silva anunció un nuevo acuerdo con China, tras casi tres meses de negociaciones y un sello preliminar en enero, por medio del cual se instrumentará un mecanismo para desarrollar el comercio bilateral usando exclusivamente las monedas nacionales: el real y el yuan respectivamente.

Se trata de un acuerdo de gran relevancia para el comercio de ambos países. China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil en las últimas dos décadas (superando a la Argentina), y Brasil se transformó en el principal destino de la inversión extranjera directa de capitales chinos en América Latina. Asimismo, es un acuerdo importante por cuanto vincula a la segunda economía más grande del mundo con la economía más importante de sudamérica. 

La principal prioridad del acuerdo es desplazar el uso del dólar estadounidense como medio de cambio para realizar transacciones de comercio bilateral, inversiones de todo tipo o transacciones financieras. 

El Bank of Communications BBM, el Banco Industrial y Banco Comercial de China serán las instituciones financieras que garantizarán la vía directa de conversión de monedas, mientras que el banco BBM de Brasil tendrá la misma función. Asimismo, Brasil entrará formalmente en el sistema CIPS (la red interbancaria de pagos de China), el equivalente chino al sistema Swift internacional.

El comercio bilateral entre ambos países totalizó los US$150.500 millones en el año 2022, y las exportaciones brasileñas hacia el gigante asimático superaron los 89.000 millones de dólares en un año. El acuerdo tendrá un impacto sustancial sobre estas transacciones, pero verdaderamente no existen mayores razones económicas para justificar el acuerdo, sino más bien políticas

La Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil) justificó las medidas y aseguró que la conversión directa de rales a yuanes contribuirá a bajar los costos transaccionales para favorecer el comercio y la inversión. La moneda china no es convertible, y los controles de capitales podrían afectar los acuerdos entre ambos países. 

La principal razón por la cual se utiliza al dólar como medio de cambio comercial es su estabilidad, permitiendo así mantener inalterado el valor real de los contratos. El régimen chino, por el contrario, hizo uso de numerosas “devaluaciones competitivas”, restricciones e intervenciones cambiarias para apreciar o devaluar la moneda a discreción.

Por otra parte, Brasil no aplica controles de cambios y por lo tanto no debe lidiar con un problema de falta de divisas como ocurre en Argentina o Venezuela. En otras palabras, al tipo de cambio de mercado no existe ni escasez de dólares ni de cualquier otra divisa que pueda disponer.

El reemplazo del dólar por el uso de monedas nacionales no obedece a ningún objetivo de “ahorro” de dólares, como sí podría ser pertinente en la Argentina kirchnerista o la Venezuela chavista. Las principales motivaciones del acuerdo son políticas, y obedece a una situación de vasallaje político de Brasil con respeto al régimen de Xi Jinping

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China

Tras no crecer en los últimos tres meses del año pasado, China arrancó el año con caída del consumo y al borde de la recesión

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Los principales indicadores de la actividad económica de China muestran signos de agotamiento. El PBI observó un crecimiento nulo en el último trimestre del año pasado, y el Banco Mundial advierte por la ralentización del crecimiento mundial por la fragilidad de la economía china.

La Oficina Nacional de Estadísticas de China informó que el índice de ventas minoristas desestacionalizado sufrió una ligera caída del 0,02% en febrero de 2023. La preocupación en torno al dato no es por la caída puntual en sí misma, sino por el estancamiento secular que sufre el país desde hace 12 meses.

Las ventas acumularon una fuerte retracción del 0,6% en comparación con el nivel que tenían en febrero del año pasado, desde entonces China no logró producir ningún tipo de dinamismo desde octubre de 2021, algo especialmente dramático para uno de los sectores explicativos más importantes de su economía.

Asimismo, las estadísticas oficiales sobre la evolución de la actividad industrial manufacturera confirmaron una expansión de sólo el 0,12% al término de febrero. Con estos resultados, la actividad fabril acumuló 4 meses de estancamiento y perdió la tendencia de crecimiento que mantuvo antes de la pandemia

Los principales indicadores mensuales de la actividad económica china entre 2019 y 2023.

Tanto la evolución de las ventas minoristas como la actividad industrial son indicadores de referencia comúnmente utilizados como una suerte de anticipo para la evolución del PBI. El último dato disponible para este indicador marcó un crecimiento de 0% en el cuarto trimestre del año pasado, abortando abruptamente el proceso de reactivación de la postpandemia.

El dinamismo económico insuficiente observado en los primeros dos meses del año podría anticipar una variación muy modesta para el PBI del primer trimestre, poniendo a la economía china al borde de la recesión oficial por primera vez desde 1989.

El Congreso de la dictadura comunista fijó en marzo una meta de crecimiento anual de hasta el 5,7% para el año 2023. Sin embargo, el consenso de los analistas y organismos multilaterales de crédito sugiere un escenario mucho más pesimista. 

De hecho, el régimen había fijado una meta del 5,5% de crecimiento anual en marzo del año pasado pero la expansión efectivamente observada sólo alcanzó el 3% en 2022.

Para la agencia Moody’s el crecimiento potencial de China para 2023 tendrá un techo de 5%, un diagnóstico compartido por la calificadora de riesgo Fitch Ratings, mientras que Oxford Economics (líder en pronósticos económicos globales y análisis econométrico) proyecta un techo no superior al 4,5%.

El Banco Mundial advirtió por la desaceleración económica del gigante asiático en vista a los próximos años, anticipando el fin de las famosas “tasas chinas” observadas tras la reforma de Deng Xiaoping. El organismo calcula que la fragilidad de la economía china desembocará en una fuerte reducción de la tasa global de crecimiento, que caería por debajo del 2,2% anual en los próximos 10 años.

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