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Economía

Carlos Saúl Menem, el Presidente que conquistó una década de estabilidad y modernización

El ex mandatario recientemente fallecido marcó el rumbo económico y político del país. Bajo su administración desapareció la inflación, se recuperaron los servicios públicos, se desplomó la pobreza y mejoró la calidad de vida de los argentinos.

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A los 90 años, falleció el Dr. Carlos Saúl Menem, un símbolo de la década de los noventa y principal incursor de las reformas económicas y políticas que llevaron a la modernización del país

A pesar de haber recuperado la democracia en 1983, Argentina vivió a lo largo de los ochentas un profundo proceso de deterioro económico y social. 

El colapso de las empresas estatales, el aislacionismo económico y la pérdida definitiva de la moneda nacional, desembocaron en un episodio hiperinflacionario en 1989. 

Como explica Domingo Cavallo en su libro “Historia Económica de la Argentina”, Menem se propuso llevar adelante un profundo programa de reformas económicas, influenciado por personalidades como Álvaro Alsogaray y Bernardo Neustadt, y asesores del sector empresarial.

Por ejemplo, los dos primeros ministros de Economía de Menem fueron elegidos por la multinacional argentina Bunge & Born, quienes le garantizaron en un principio el apoyo del sector privado a cualquier reforma que quisiera impulsar para calmar la hiperinflación.

Tras las medidas tomadas bajo el llamado "esquema Bunge & Born", y los sucesivos programas de Erman González, el Gobierno menemista logró cambiar el paradigma económico que imperaba en Argentina.

Sin embargo, Menem no lograría la estabilidad monetaria hasta la Ley de Libre Convertibilidad, sancionada en 1991 por el novedoso ministro Domingo Cavallo, quien había servido como Canciller los primeros dos años, consiguiendo el apoyo del sector empresarial extranjero.

La Convertibilidad terminó con la inflación en cuestión de meses, una situación que perduró hasta su derogación a principios del 2002.

Su éxito arrollador dejó en evidencia el fracaso de las teorías económicas heterodoxas y, por primera vez en décadas de atraso, quedaba en evidencia que la inflación era un fenómeno exclusivamente monetario. 

Variación mensual de la inflación argentina entre 1970 y 2020.

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Argentina no solo había recuperado la estabilidad de precios, sino que lo hizo mediante una regla creíble para los agentes y aplicando un “shock” que recuperó la moneda nacional. 

La Convertibilidad fue el ancla para una serie de reformas que expandieron el nivel de actividad económica, y se logró dejar atrás casi dos décadas completamente perdidas en materia de crecimiento. 

Desempeño del Producto Bruto Interno entre 1973 y 2003. Elaboración propia.


La apertura económica, comenzada en agosto de 1989, y el proceso de desregulación de 1991, sentaron las bases para la transición de un esquema rígido, estatista y dirigista, hacia una economía de mercado, libre y sin inflación.

Menem fue un componente crucial en "venderle" las reformas liberales a los miembros de su partido, y el peronismo terminó votando a favor en el Congreso de la gran mayoría de las medidas de Cavallo, con el radicalismo como oposición.

Con una habilidad discursiva impresionante, hablaba de "economía popular de mercado" mientras implementaba una economía capitalista, hablaba de "liberar las fuerzas productivas" mientras abría las importaciones y dejaba de controlar las exportaciones, y hablaba de "ingresar al mundo" mientras reestablecía relaciones internacionales con Estados Unidos y Europa, destruidas por pasados gobiernos.

El propio Álvaro Alsogaray, el mayor referente liberal de la época, reconoció que se estaba viviendo un cambio de era, de la misma forma en que ocurría en todas partes del mundo. 

Bajo la influencia de Menem, el justicialismo contempló el panorama internacional y decidió avanzar en la misma dirección.

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La erradicación de la inflación permitió una mejora notable para la calidad de vida de los trabajadores. 

El salario real promedio, que se había hundido por casi dos décadas de estanflación, subió un 44,3% entre 1991 y 1999. Se alcanzó una recomposición salarial que no se veía desde el tercer peronismo en los 70s.

Evolución del salario real desde el inicio de la democracia. Elaboración propia.


A su vez, se produjo una histórica reducción en el nivel de pobreza. 

Según las estimaciones de la UCA, la pobreza había pasado del 62,3% en el segundo semestre de 1989 a 35,2% a fines de 1999, una reducción de casi 30 puntos porcentuales. Incluso se alcanzó un mínimo de 21,2% en 1994. 

Evolución histórica de la pobreza, con estándares actuales. Elaboración propia.

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La reforma previsional de 1994 y la privatización parcial del sistema jubilatorio pretendía terminar con el obsoleto esquema de reparto tradicional, que ya estaba dando señales de agotamiento, tal y como lo advertía el mismo Juan Domingo Perón en 1973

Evolución histórica de los haberes jubilatorios. Elaboración propia.


El kirchnerismo buscó instaurar el mito de la “des-industrialización de los 90s” como parte de un relato político socialista, pero lo cierto es que la industria manufacturera creció a tasas nada desdeñables entre 1991 y 1999, que hoy serían de gran envidia para el actual Gobierno.

Desempeño de la producción industrial entre 1973 y 1999


Se produjo un proceso de sustitución y reconversión industrial en el cual desaparecieron las manufacturas poco competitivas e ineficientes, para ser reemplazadas por un nuevo tipo de producción industrial capaz de exportar, generar divisas y competir sin asistencia del Estado y del contribuyente.

Las iniciativas del menemismo a la hora de consolidar la flexibilización laboral fueron insuficientes, una autocrítica compartida por ex funcionarios como Roque Fernández, Domingo CavalloCaro Figueroa, y el mismo Menem.

Aun así, antes de la llegada del “Efecto Tequila”, el aumento en la tasa de desocupación se produjo por un gran aumento en la población económicamente activa (PEA), principalmente mediante la incorporación de la mujer al mercado laboral, algo sumamente positivo al largo plazo. 

El empleo creció entre 1990 y 1993, y posteriormente volvió a crecer entre 1996 y 1998

La poca elasticidad entre crecimiento y empleo se debió a la falta de avances en materia de flexibilización, aunque el menemismo logró concretar una serie de reducciones en los impuestos al trabajo para empresas, alentando el empleo productivo en vez del estatal.

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La Ley de Reforma del Estado, llevada adelante en 1989, permitió la privatización masiva de empresas estatales deficientes, y redujo fuertemente el tamaño del Estado. 

La privatización permitió sanear las cuentas del sector público, pues se erradicó el déficit de casi 6 puntos del PBI que mantenían sus empresas

Evolución del tamaño del Estado en la economía. Elaboración propia.


Las pérdidas siderales de las empresas públicas dejaron de trasladarse al bolsillo de los argentinos.
Los cambios introducidos permitieron una histórica reducción en la cantidad de empleo público en la esfera nacional, y se redujeron fuertemente los gastos para el funcionamiento del Estado. 

El impacto sobre los servicios prestados fue extraordinario. Argentina recuperó y rediseño su sistema de telecomunicaciones, con ventajas que todavía llegan hasta el día de hoy. Las líneas telefónicas se duplicaron en 9 años, y las de telefonía móvil se multiplicaron por 48. Sin las reformas del Estado, la innovación de la telefonía celular hubiera llegado una década más tarde a Argentina. 

La privatización del sistema energético permitió terminar con los recurrentes cortes de luz generalizados que se vivían en la década de 1980, afectando incluso a hospitales.

La producción de energía volvió a crecer, y las tarifas solamente aumentaron un 9,2% en 10 años

Otros rubros, como los servicios de agua potable, incluso disminuyeron sus costos tarifarios a partir de la privatización. Este fue el caso de AYSA, cuyas tarifas se redujeron un 14,3% entre 1993 y 1999

Dimensión histórica del peso de las empresas públicas en el déficit fiscal del SPN. Elaboración propia.

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Probablemente, la privatización y desregulación de los servicios de petróleo y gas natural fue la más exitosa de todas

La producción de petróleo aumentó un 52,4% entre 1992 y 1998, mientras que la producción de gas aumentó más de un 60%. Estas cifras no se veían desde la apertura petrolera llevada a cabo por Frondizi, 30 años antes. 

La privatización de los ferrocarriles eliminó a una gran cantidad de ramales poco rentables para el sector privado pero, aun así, supuso un incremento del 107,6% en la cantidad de pasajeros transportados en diez años, así como un aumento del 100% en la carga productiva transportada (medida en miles de toneladas) en el mismo período. 

Después de una década de administración y reformas, gracias a Menem y al equipo económico que él eligió, Argentina había vuelto a su debido lugar en el concierto de las naciones del mundo, y consiguió el respeto internacional después de tantos años de aislamiento y fracasos.

Menem fue invitado por el Congreso de los Estados Unidos para explicar cómo hizo para impulsar esta reforma económica, respaldada a su vez por una reforma política y social, en un país que en los ojos de los norteamericanos venía de una dictadura atroz y de un gobierno democrático alineado a la Unión Soviética.


Germán Pérez Dalmau, para La Derecha Diario

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Economía

El mes de mayo arrancó con deflación en los precios de los alimentos y se derrumba la inflación de Massa

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Todas las mediciones privadas de alta frecuencia relevan deflación de precios sobre una amplia canasta de alimentos de consumo masivo. Las rebajas también se vieron reflejadas por descuentos, cada vez más frecuentes en las góndolas. El Gobierno erradicó el déficit fiscal y paralizó la expansión monetaria.

Los resultados de la consolidación fiscal y monetaria que está llevando a cabo el Gobierno están a la vista. Las consultoras privadas estiman deflación de precios en los principales productos de consumo masivo, de acuerdo a las mediciones para las últimas semanas de abril y los primeros días de mayo.

La medición de la consultora LCG registró una caída del 1% sobre el umbral de alimentos y bebidas relevados en supermercados al término de los últimos 7 días del mes pasado, y todo indica que se habría registrado el mismo efecto para la primera semana de este mes.

La tasa de inflación mensual para esta canasta de productos cayó a solamente el 1,4% con respecto al nivel de precios de la primera semana de abril, mientras que la variación promedio de 5 semanas retrocedió al 2,9% al cierre del mes pasado. Se produjo una drástica caída con respecto al salto inflacionario de diciembre, cuando los precios llegaron a aumentar a razón del 1% todos los días.

Incluso la tasa de inflación interanual para la canasta de precios de LCG comenzó a retroceder a partir del mes de marzo. Alcanzó un pico cercano al 280% a mediados de ese mes, para descender al 240% hacia la última semana de abril. Los registros mensuales aún no capturan esta rebaja por el efecto de arrastre estadístico de los meses pasados.

Del mismo modo, los relevamientos de Focus Market sugieren una serie de fuertes caídas en productos esenciales para el consumo a lo largo de abril: 

  • Detergente para ropa: -10.5%
  • Cremas dentales: -7.5%
  • Enlatados de pescado: -6.3%
  • Toallas femeninas: -6.2%
  • Azúcar -5.6%
  • Flanes: -4.7%
  • Café: -4.3%
  • Aceite: -4.3%
  • Desinfectantes: -4.2%
  • Papel higiénico:-3,8%

El programa económico ejecutado por el Ministro Luis Caputo desde el Gobierno nacional y Santiago Bausili desde el Banco Central está cosechando un éxito contundente. El déficit fiscal fue completamente erradicado durante el primer trimestre de 2023 (algo que no sucedía desde 2008), llegando incluso a una diferencia positiva entre los ingresos y los gastos incluyendo el pago de intereses.

Asimismo, los factores de expansión de la base monetaria lograron compensarse exitosamente con los factores de absorción (Pases y Bopreal), y en consecuencia el crecimiento de la cantidad de dinero circulando en la economía disminuyó fuertemente desde el 10 de diciembre del año pasado.

La base monetaria total se expandió un 41% desde diciembre del año pasado, la cantidad de pesos en poder del público creció un 37%, y los billetes y monedas en entidades financieras lo hizo en un 2%. En el mismo período, los precios acumularon una suba de por lo menos el 60%, con lo cual se produjo una notoria caída de la cantidad de dinero en términos reales. Asimismo, una gran parte de la expansión nominal de la base monetaria se contrarrestó con el superávit del Tesoro y las sucesivas licitaciones de pesos llevadas a cabo.

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Economía

El Banco Central rebajó la tasa de política monetaria de los Pases del 60% al 50% y se espera un colapso de la inflación

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La carga de intereses a cuenta de los pasivos remunerados es cada vez menor, después de la quinta reducción de tasas en lo que va de la presidencia de Javier Milei. La autoridad monetaria también tomó la decisión de incrementar nuevamente el encaje legal aplicado sobre las billeteras virtuales.

El Banco Central al frente del Presidente Santiago Bausili determinó una nueva reducción de la tasa de política monetaria de referencia, aquella a cuenta de los Pases, pasando del 60% al 50% nominal anual a partir del 2 de mayo. De esta forma, la tasa efectiva anual fue establecida en el 64,82% según informó el propio BCRA.

En otras palabras, los pasivos remunerados que emite el Banco Central pasan a abonar una tasa nominal equivalente al 4,2% por mes, a cuenta de los Pases que se renuevan cada día. 

La decisión oficial responde a la drástica caída de las expectativas de inflación para los próximos meses, un hecho que se refleja claramente en el informe de expectativas REM que elabora la autoridad monetaria. Las principales consultoras privadas del país también dan cuenta de esta situación, y proyectan un claro escenario de desinflación para 2024.

Las mediciones inflacionarias de alta frecuencia están reflejando el colapso de la variación de los precios minoristas en alimentos y bebidas. Para la consultora LCG, la variación semanal en este rubro fue negativa por más de 1 punto porcentual al término de la quinta semana de abril. 

Los sondeos de Alphacast también prevén una ligera caída de precios hacia la segunda mitad del mes pasado, considerando al rubro de los alimentos. En la misma dirección, el economista Alberto Cavallo (el hijo del exministro de Economía) anticipó mediante un índice diario de precios que la inflación ya está viajando al 5% mensual, descontando el efecto de las tarifas de los servicios públicos.

Entran en juego dos lógicas principales detrás de la rebaja de tasas. En primer lugar, la caída de la inflación efectiva y de la inflación esperada permiten una tasa de interés más baja, ya que de este modo se evita generar rendimientos excesivos medidos en dólares. Pero por otro lado, y más importante aún, la caída de la tasa de interés (en un contexto de cepo cambiario) permite sanear el balance del Banco Central y reducir la expansión monetaria a cuenta de los pasivos remunerados.

La carga de la deuda remunerada en pesos del BCRA es cada vez menor en relación al PBI, y lo mismo ocurre con el pago de sus respectivos intereses. Y desde el Gobierno nacional, el superávit fiscal concretado durante los primeros 3 meses del año permite anular cualquier tipo de financiación monetaria para el fisco.

El Banco Central de Bausili también tomó la decisión de elevar la tasa de encaje aplicado para billeteras virtuales del 10% al 15%, y de esta manera es altamente probable que disminuyan los rendimientos de alternativas como por ejemplo Mercado Pago, además del efecto que tuvo la reducción de tasas.

Se busca generar un marco de reglas de juego que genere incentivos para la compra de títulos públicos al Tesoro por parte del mercado. Esto responde a dos fines bien concretos: por un lado el rollover de la deuda interna en pesos a plazos más extensos, y en segundo lugar la retención de pesos para cancelar Adelantos Transitorios con el propio BCRA (una manera adicional para retirar pesos de la circulación).

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Economía

La reforma tributaria que propone Biden amenaza con destruir hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo para el año 2025

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Así lo sugiere un reciente informe de la Tax Foundation, estimando el efecto total de los aumentos impositivos que propone la campaña de Biden de cara a las elecciones. Se estima una reducción del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI en caso de aprobarse los cambios.

El Presidente Joe Biden lanzó una agenda económica completamente radicalizada hacia la izquierda, buscando contentar al ala más extremista de su partido (anteriormente representada por el excandidato Bernie Sanders en la contienda electoral del 2020).

En este sentido, el Presidente recuperó una profunda impronta favorable a subir generalizadamente los impuestos en Estados Unidos, tanto para empresas como para personas físicas y para productos importados. Se buscan gravar ingresos, patrimonios y bienes con tasas sustancialmente más elevadas que las actuales.

La Tax Foundation desarrolló un reciente informe estimando el impacto económico que podría desatar el plan fiscal de Biden para el año 2025. Se estima una reducción total del 2,2% en la tasa de crecimiento potencial del PBI, una caída del 3,8% en el capital social potencial acumulado en las empresas, una reducción del 1,6% sobre la masa salarial promedio, y finalmente la destrucción de hasta 788.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el sector privado, en relación a la cantidad que cabría esperar de no aprobarse las subas impositivas.

La agenda de los demócratas es, y por diferencia, la más ambiciosa y extremista desde la era de Franklin D. Roosevelt. El esquema tributario resultante de una eventual victoria de Biden en las próximas elecciones de noviembre queda resumido de la siguiente manera:

  • Aumento de la tasa del impuesto sobre la renta empresarial del 21 por ciento al 28 por ciento (a partir del año fiscal 2025)
  • Aumento del impuesto mínimo alternativo corporativo introducido en la Ley de Reducción de la Inflación del 15 por ciento al 21 por ciento (a partir de 2024)
  • Cuadruplicar el impuesto a la recompra de acciones implementado en la Ley de Reducción de la Inflación del 1 por ciento al 4 por ciento (a partir de 2024)
  • Hacer permanente la limitación de pérdidas comerciales excesivas para las empresas de paso
  • Limitar aún más la deducibilidad de la compensación de los empleados según la Sección 162
  • Aumento de la tasa impositiva global sobre ingresos intangibles de baja tributación (GILTI) del 10,5 por ciento al 21 por ciento, calcular el impuesto jurisdicción por jurisdicción y revisar las reglas relacionadas
  • Derogar la tasa impositiva reducida sobre los ingresos intangibles derivados del extranjero (FDII)
  • Ampliar la base del impuesto sobre la renta neta de inversiones (NIIT) para incluir ingresos comerciales no pasivos y aumentar las tasas del NIIT y el impuesto adicional de Medicare para alcanzar el 5 por ciento sobre ingresos superiores a $400,000
  • Aumento del impuesto sobre la Renta individual al 39,6 por ciento sobre ingresos superiores a $400 000 para declarantes solteros y $450 000 para declarantes conjuntos (a partir de 2024)
  • Gravar las ganancias de capital a largo plazo y los dividendos calificados a las tasas ordinarias del impuesto sobre la renta para Ingreso imponible por encima de US$ 1 millón de dólares, y gravar las ganancias de capital no realizadas en caso de fallecimiento por encima de una exención de US$ 5 millones, revirtiendo parcialmente la reforma de George Bush (2001-2003)
  • Triplicar los aranceles de importación para el acero y el aluminio provenientes de China, desatando una nueva guerra comercial con el gigante asiático

Pese a las subas impositivas, la administración Biden no propone un sendero sostenido de reducción del déficit fiscal, ya que la mayor parte del paquete tributario se vería acompañado por nuevas expansiones presupuestarias. 

Y a diferencia de la estrategia seguida por el expresidente Donald Trump, la guerra comercial con China que propone desatar Biden se produciría en un contexto de profunda caída en la competitividad fiscal de Estados Unidos, todo lo contrario a lo que ocurrió entre 2017 y 2020 (cuando las empresas estadounidenses disfrutaron de fuertes recortes impositivos).

Esto deja a Estados Unidos en una posición comparativamente difícil para forzar una nueva “tregua” con China en la cual se flexibilicen controles cambiarios o medidas arancelarias proteccionistas, como sí ocurrió tras el último acuerdo firmado en 2020.

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