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Estados Unidos

El jefe del Pentágono promete una mayor presencia militar de tropas estadounidenses en Irak

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Desde Bagdad, en una visita no anunciada, el secretario de Defensa estadounidense prometió la presencia continua de tropas estadounidenses para mantener la lucha contra ISIS.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, que realizó un viaje no anunciado a Irak este martes, casi 20 años después de la invasión liderada por Estados Unidos que derrocó a Saddam Hussein, dijo que Washington estaba comprometido a mantener su presencia militar en el país e incluso expandirla.

La invasión de 2003 provocó la muerte de decenas de miles de civiles iraquíes y creó inestabilidad que finalmente allanó el camino para el surgimiento de militantes del Estado Islámico después de que Estados Unidos retirara sus fuerzas en 2011 durante el gobierno de Barack Obama, solo para volver en 2014 tanto a Irak como a Siria para luchar contra el terrorismo yihadista.

"Las fuerzas estadounidenses están listas para permanecer en Irak por invitación del gobierno de Irak", dijo Austin a los periodistas locales después de reunirse con el Primer Ministro iraquí, Mohammed al-Sudani, un aliado de la Casa Blanca demócrata, que Biden colocó recientemente tras un inusual acuerdo con Irán. "Estados Unidos continuará fortaleciendo y ampliando nuestra asociación en apoyo de la seguridad, estabilidad y soberanía iraquíes", señaló.

Al-Sudani dijo más tarde en un comunicado que el enfoque de su gobierno es mantener relaciones equilibradas con los gobiernos regionales e internacionales, en una referencia a esta extraña etapa de relaciones simultáneas con Estados Unidos e Irán, ya que "la estabilidad de Irak es la clave para la seguridad y la estabilidad de la región".

Posteriormente, el Primer Ministro iraquí reafirmó el "entusiasmo de su gobierno por fortalecer y consolidar las relaciones con los Estados Unidos de América en varios niveles y campos".

Estados Unidos tiene actualmente 2.500 soldados en Irak, y otros 900 en Siria, los cuales ayudan y asesoran a las tropas locales en la lucha contra el Estado Islámico, que en 2014 se apoderó de franjas de territorio en ambos países y proclamó el Califato.

A pesar de su derrota territorial en Irak a finales de 2017 durante el gobierno de Trump, los combatientes de ISIS siguen lanzando ataques en el país, al igual que en Siria. Los ataques de ISIS han matado y herido a docenas de soldados iraquíes en los últimos meses gracias a la actividad de células militantes que han sobrevivido en partes del norte de Irak y el noreste de Siria.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, es recibido junto a un avión por el mayor general Matthew McFarlane, durante su viaje no anunciado a Bagdad, Irak

"Estamos enfocados en la misión de derrotar a Daesh, y no estamos aquí para ningún otro propósito", remarcó Austin. "Cualquier amenaza o ataque contra nuestras fuerzas solo socava esa misión", agregó, aparentemente refiriéndose a los combatientes respaldados por Irán que han sido culpados por ataques contra instalaciones que albergan tropas estadounidenses en Irak.

El viaje de Austin también se trata de apoyar el rechazo de al-Sudani contra la influencia iraní en el país, dijeron ex funcionarios y expertos en Medio Oriente. Las milicias respaldadas por Irán en Irak han atacado ocasionalmente a las fuerzas estadounidenses y su embajada en Bagdad con cohetes.

Estados Unidos e Irán estuvieron cerca de un conflicto a gran escala en 2020 después de que las fuerzas estadounidenses mataran al comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, el general Qassem Soleimani, en un ataque con aviones no tripulados autorizado por el entonces presidente, Donald Trump.

Lloyd Austin habla durante una conferencia de prensa después de participar en una reunión virtual del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania en el Pentágono en Arlington, Virginia

"Creo que los líderes iraquíes comparten nuestro interés en que Irak no se convierta en un campo para el conflicto entre Estados Unidos e Irán", dijo un alto funcionario de defensa de Estados Unidos, que habló bajo condición de anonimato.

Austin se reunió no solo con Sudani, sino también con el presidente de la región del Kurdistán iraquí, Nechirvan Barzani, en medio de una larga disputa sobre las transferencias presupuestarias y el reparto de los ingresos petroleros entre el gobierno nacional y Erbil, así como también de las divisiones internas de los kurdos.

"Erbil y Bagdad deben trabajar juntos por el bien de todos los iraquíes y los líderes kurdos deben dejar de lado sus divisiones y unirse para construir una región kurda iraquí segura y próspera", dijo Austin después de su reunión con Barzani.

Austin también aprovechó para condenar los "repetidos ataques transfronterizos" de Irán contra Irak. El año pasado, Teherán disparó misiles contra bases de grupos kurdos en el norte de Irak a los que acusa de participar en las protestas antigubernamentales que tienen lugar en Irán desde septiembre del año pasado.

Invasión estadounidense en Irak

La administración del ex presidente George W. Bush tomó la decisión de invadir Irak en el año 2003, cuando todavía Saddam Hussein estaba a cargo del país. La invasión se basaba en dos hipótesis:

  • 1) Existía un vínculo entre Sadam Husein y la organización terrorista Al Qaeda (y su red internacional de terrorismo); y
  • 2) El presidente iraquí poseía armas de destrucción masiva, como bomas nucleares y armas biológicas.

Tiempo después, fuentes de inteligencia, fundamentalmente de agencias europeas, determinarían que ambas hipótesis eran falsas e infundadas, y que la información en la que se basó el entonces presidente Bush para lanzar la invasión fue forjada.

Invasión estadounidense en Irak

Las principales consecuencias de la invasión fueron la destrucción de las instituciones estatales iraquíes; el desmantelamiento de las fuerzas armadas, que pertenecían a la minoría sunita iraquí; la proscripción del partido panarabista Baaz, una crisis económica sin precedentes que aumentó los índices de pobreza, desempleo y desnutrición infantil, y la polarización a un nivel que no se veía en décadas de la comunidad musulmana iraquí entre chiitas y sunitas.

Además, entre 185.000 y 208.000 civiles iraquíes murieron en la guerra, según el Costs of War Project del Watson Institute for International Studies de la Universidad de Brown.

Cuando llevaba un mes y medio como presidente, el demócrata Barack Obama anunció que la misión de combate de Estados Unidos en Irak terminaría en agosto de 2010 y que todas las tropas saldrían del país en diciembre de 2011, siguiendo la hoja de ruta establecida por su predecesor.

Efectivamente, las 142.000 tropas que había en ese momento se redujeron a unas 50.000 en agosto, las cuales solo asesorarían a las fuerzas iraquíes y protegerían al personal e instalaciones estadounidenses.

Al año siguiente, el Gobierno estadounidense no llegó a un acuerdo con el iraquí para mantener algunas tropas en el país más allá de 2011 a cambio de garantizarles cierto grado de inmunidad.

Así, para diciembre de 2011, tres años después de lo prometido, todos los soldados de Estados Unidos abandonan Irak luego de ocho años de intervención, habiéndose cobrado hasta ese momento alrededor de 4.500 vidas estadounidenses y costó cerca de US$ 1.000 billones de dólares.

Ex Presidente de Estados Unidos, Barack Obama

Sin embargo, Obama no dejaría de intervenir en la región, y destinó los recursos a financiar revueltas populares a lo largo de todo Medio Oriente y el norte de África, financiando principalmente a grupos radicales que luego tomarían las armas para formar ISIS (Estado Islámico de Irak y Siria).

De esta manera, el presidente de izquierda deshonraría su promesa de campaña tres años más tarde, y el 13 de junio de 2014, luego de que Mosul y Tikrit cayeron a mano de los yihadistas, Obama lanzó nuevamente una invasión del país árabe.

Al fiel estilo demócrata, el envío de tropas fue gradual. Primero, dijo que no iba a enviar tropas a Irak sin el consentimiento del gobierno provisional. “Cualquier acción que tomemos para apoyar a Irak tiene que contar con su respaldo. No haremos esto en lugar de ellos”, aseguró Obama.

Tres días después, el 16 de junio, firmó el envío de 275 militares para proteger la embajada norteamericana en Bagdad. Otros tres días después, el 19 del mismo mes, Obama anuncia el despliegue de 300 asesores militares a Irak que ayudarían a las fuerzas iraquíes a hacer frente a la ofensiva yihadista.

A medida que pasaron las semanas y los meses, Obama aumentó considerablemente el número de soldados y asesores militares estadounidenses en Irak, llegando a fin de dicho año con una masiva presencia en el país, que solo sería desafiada por los ataques aéreos con drones que sancionó.

Estados Unidos

Ley de Atención Médica: Biden extiende por decreto la salud pública del Obamacare a 1 millón de inmigrantes ilegales

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El presidente demócrata amplió el Obamacare a los extranjeros ilegales inscritos en el programa DACA, un costo adicional de casi 3 mil millones de dólares para el Gobierno Nacional.

Este viernes, Biden emitió un decreto para extender los servicios de salud pública del Obamacare y de Medicaid a los inmigrantes ilegales que estén inscriptos en el programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), que otorga derechos especiales de ciudadanía a casi un millón de extranjeros.

Obama creó por primera vez el programa DACA mediante una orden ejecutiva en 2012, protegiendo a más de 800.000 extranjeros ilegales para que no sean deportados a lo largo de los años, apodados por los demócratas como "soñadores", quienes por estudiar o tener un trabajo podían quedarse en el país a pesar de no tener documentos, aunque con el pasar de los años, se descubrió que no todos cumplían con esos requerimientos.

En este contexto, los investigadores del Centro de Estudios de Inmigración estimaron que el costo de abrir las listas de Obamacare y Medicaid a los extranjeros ilegales costaría a los contribuyentes estadounidenses alrededor de US$ 4.600 por inmigrante.

A ese ritmo, el decreto de Biden tiene el potencial de costarle a los contribuyentes estadounidenses aproximadamente US$ 2.800 millones de dólares cada año. Esto mientras más de 25 millones de estadounidenses al día de hoy no tienen acceso a los beneficios del Obamacare o Medicaid.

En la justificación de la medida, Biden expresó: "Hace casi doce años, el presidente Obama y yo anunciamos el programa DACA para permitir que nuestros jóvenes vivan y trabajen en el único país al que han llamado hogar. Desde entonces, DACA ha brindado a más de 800,000 Dreamers la capacidad de trabajar legalmente, obtener una educación y contribuir con sus inmensos talentos para hacer que nuestras comunidades sean mejores y más fuertes".

"Estoy orgulloso de las contribuciones de los Soñadores a nuestro país y comprometido a brindarles el apoyo que necesitan para tener éxito. Es por eso que anteriormente ordené al Departamento de Seguridad Nacional que tomara todas las medidas apropiadas para preservar y fortalecer DACA", continuó.

"Y es por eso que hoy estamos dando este paso histórico para garantizar que los beneficiarios de DACA tengan el mismo acceso a la atención médica a través de la Ley de Atención Médica Asequible que sus vecinos.

Biden había anunciado por primera vez la iniciativa para obtener exenciones fiscales para extranjeros ilegales de DACA a través de Obamacare en abril del año pasado. En ese momento, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkaselogió la medida, dando una señal para que más inmigrantes intenten ingresar a Estados Unidos y obtener estos beneficios.

Los senadores republicanos JD Vance y Josh Hawley, así como varios diputados conservadores de la Cámara Baja, habían presionado a Biden para que abandonara el plan el año pasado, pero la administración siguió adelante de todos modos.

En su discurso sobre el Estado de la Unión de 2012, Obama prometió a los estadounidenses que los extranjeros ilegales no serían elegibles para Obamacare, pero más de una década después, su sucesor, Biden, tiene la determinación de completar la destrucción del país.

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Estados Unidos

Biden firmó un decreto para promover el voto de los presos, que históricamente votan mayoritariamente por los demócratas

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El gobierno de Biden está manteniendo reuniones con ONGs para conseguir movilizar a la población carcelaria para que voten en las elecciones nacionales.

En marzo de 2021, el recientemente asumido presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva titulada “Promoción del acceso al voto”, que presentó como un esfuerzo “no partidista” de todo el gobierno para lograr expandir las maneras de sufragar de los ciudadanos, de manera de “ampliar las oportunidades de los ciudadanos de registrarse para votar y obtener información y participar en el proceso electoral”.

Luego de la firma del decreto, la administración Biden celebró una “sesión de escucha” con varias ONGs para poner en funcionamiento el decreto, el cual, entre otras cosas, faculta a las organizaciones sin fines de lucro a realizar campañas de afiliación y de votación en lugares donde "hay bajos niveles de acceso al voto".

Según una investigación del Oversight Project, que accedió a notas de dicha reunión, los funcionarios hablaron principalmente sobre registrar a los convictos para votar y crear una masa de votantes masiva.

Cabe aclarar que hay más de 5 millones de personas arrestadas o detenidas en Estados Unidos, lo que implica casi un 2% del padrón electoral, que de votar, certeramente lo haría por el Partido Demócrata, que tiene entre sus propuestas reducir las penas y ser más laxo con el crimen.

En una nota particular, un funcionario del Sentencing Project mencionó la importancia de que la Oficina de Prisiones notifique a los “votantes recién elegibles sobre su derecho a votar”. Ese funcionario también sugirió que “la privación del derecho al voto por un delito grave es supresión de votantes”.

Otro funcionario del Campaign Legal Center dijo que quieren que la Oficina de Prisiones implemente un sistema de registro de votantes que informe a los convictos sobre su derecho a votar después de salir de prisión.

Otras notas de la sesión de escucha se centraron en facilitar que los inmigrantes, presumiblemente ciudadanos recién naturalizados, ingresen en las listas de votantes del país.

Cabe aclarar que en Estados Unidos los presos tienen derecho al voto, pero como el sufragio no es obligatorio, la gran mayoría de los reos no lo hacen, y los niveles de participación electoral de la población carcelaria en el país es ínfima.

Un funcionario de Mexican American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF) dijo: “Inmigrantes y no ciudadanos: apoyamos los esfuerzos de registro de votantes. Queremos asegurarnos de que se hagan con cuidado. Todos los empleados federales deben recibir capacitación en esto. Hay que promover la necesidad de confiar en que las personas actúan dentro de los límites de la ley. Especialmente cuando hay problemas de idioma”.

Otro funcionario de Asian Americans Advancing Justice dijo que la “información de registro de votantes debería ser obligatoria en las ceremonias de naturalización” y que el sitio web oficial del gobierno para el registro de votantes debería traducirse a muchos idiomas.

El informe que reveló estas reuniones, calificó la medida de Biden como “un esfuerzo partidista de movilización de votantes” que busca “influir en el resultado de futuras elecciones mediante el uso de recursos, infraestructura y alcance federales”.

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Estados Unidos

Trump le saca 6 puntos a Biden en una encuesta de CNN y suenan las alarmas en la campaña demócrata a cinco meses de las elecciones

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El equipo de campaña del Partido Demócrata entró en crisis esta semana tras la publicación de una encuesta del medio ultra-partidario CNN que solía dar a Biden más de diez puntos arriba de Trump, pero ahora reveló al republicano seis puntos por encima.

El expresidente Donald Trump está midiendo a niveles récord de cara a las elecciones presidenciales del mes de noviembre, obteniendo su mayor ventaja jamás registrada en una encuesta de CNN que se realizó esta semana.

Trump, con un 49%, está seis por ciento por delante del 43% de Biden, una diferencia en su favor nunca antes vista en las encuestas, ni siquiera cuando el republicano le ganó a Hillary Clinton en el 2016.

Cabe aclarar que la encuestadora de CNN, la empresa basada en Pensilvania, SSRS Research, suele tener un fuerte sesgo en favor de los demócratas. De hecho, nunca había medido a Trump por encima de un oponente demócrata hasta ahora.

La diferencia de Trump sobre Biden se agranda cuando se agrega a la encuesta candidatos de terceros partidos como el liberal Robert F. Kennedy Jr., la ecologista Jill Stein y el socialista Cornel West, la ventaja de Trump sobre Biden crece a casi dos dígitos.

Dado que todos estos candidatos de partidos menores le quitan votos a Biden, en ese escenario Trump tiene un 42%, Biden tiene un 33%, Kennedy tiene un 16%, West un 4% y Stein un 3%, poniendo al reppublicano nueve puntos por encima de la oferta demócrata.

Este escenario todavía no mide al candidato del Partido Libertario, que suele sacar entre un 2 y un 3 por ciento de los votos, y le suele robar íntegramente votos al Partido Republicano, por lo que se puede esperar que a fin de cuentas la balanza resulte más equilibrada.

De todos modos, esta medición, aunque indica un fuerte clamor popular por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no asegura su victoria. Las elecciones en Estados Unidos no se ganan por voto poular, si no que se ganan por quien se impone en la mayor cantidad de estados.

De esta manera, es importante mirar la intención de voto en los estados clave: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Minnesota, Georgia, Arizona, Carolina del Norte, Nevada y Virginia. Trump, para ganar, necesita no solo ganar los estados usualmente republicanos, sino que tiene que ganar en por lo menos 5 de éstos.

Según las últimas encuestas para estos estados, a la fecha y siguiendo el índice promedio de la agregadora de sondeos RCP, Trump se impone en todos los estados clave menos en dos: Minnesota y Virginia.

  • Pensilvania: Trump: 48,3%; Biden: 47,7%; Indecisos: 4,0%.
  • Michigan: Trump: 46,3%, Biden: 45,0%; Indecisos: 8,7%.
  • Wisconsin: Trump: 49,3%; Biden: 47,5%; Indecisos: 3,2%.
  • Minnesota: Trump: 40,7%; Biden: 43,0%; Indecisos: 16,3%.
  • Georgia: Trump: 49,2%; Biden: 45,2%; Indecisos: 5,6%.
  • Arizona: Trump: 49,3%; Biden: 44,3%; Indecisos: 6,4%.
  • Carolina del Norte: Trump: 48,4%; Biden: 43,0%; Indecisos: 8,6%.
  • Nevada: Trump: 48,8%; Biden: 44,0%; Indecisos: 7,2%.
  • Virginia: Trump: 42,0%; Biden: 46,3%; Indecisos: 11,7%.

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