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El cheque de la muerte: Salió a la luz evidencia concreta que demuestra el esquema de corrupción de la laptop de Biden

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Joe Biden recibió un cheque de US$ 200.000 dólares de su hermano James Biden, que demuestra que era parte del esquema de tráfico de influencias que fue expuesto en la filtración de la laptop de su hijo, Hunter Biden.

El diputado republicano de Kentucky, James Comer, presidente del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, publicó este viernes pruebas concretas que demuestran que Joe Biden recibió dinero como parte del masivo esquema de tráfico de influencia de su hijo, Hunter Biden, y su hermano, James Biden.

A partir de los correos y mensajes de texto que se filtraron del disco duro de la laptop de Hunter Biden en 2020, se logró reconstruir el esquema de una organización delictiva que encabezaba el hijo del actual presidente pero que tenía al propio Joe Biden como un jugador central.

Según la evidencia, Hunter y James Biden vendían el ingreso a la Casa Blanca a funcionarios y empresarios chinos, árabes, rusos y ucranianos mientras Joe Biden era vicepresidente entre 2008 y 2016. Se habían logrado rastrear millones de dólares que fueron movidos a empresas creadas por los familiares de Biden, pero hasta el momento, no había evidencia de que el propio Joe había cobrado por esto.

Pero este cheque, remitido por parte de James Biden a Joe Biden, demuestra que el actual presidente también era parte del esquema y cobraba por ayudar a su hermano a vender el acceso preferencial a la Oficina Oval, mientras Barack Obama era presidente.

Comer publicó un video en Twitter/X que muestra un cheque que registra un pago de US$ 200.000 dólares que Joe Biden recibió de su hermano en 2018, dejando evidencia concreta que el líder demócrata cobró por su función en la organización.

Este pago en específico sería por uno de los tantos favores de Joe Biden que fueron vendidos por James Biden, en particular, a la empresa Americore Health LLC, vinculada a inversores árabes y chinos.

Americore estaba cerca de la quiebra y le pagó US$ 600.000 dólares a James Biden para que convenza a su hermano de usar sus conexiones políticas para destrabar un préstamo de Medio Oriente, que estaba trabado por el gobierno de Trump por sospechas de influencia extranjera.

Se desconoce exactamente qué hizo Biden, que ya no era más vicepresidente pero tenía fuertes conexiones todavía en el gobierno, pero el préstamo fue destrabado y James Biden le envió US$ 200.000 dólares por lo que hizo. Ambos habrían incurrido en el delito de tráfico de influencias.

De los US$ 400.000 restantes, James Biden pagó US$ 350.000 dólares a la justicia para resolver una demanda que alegaba que jugó un papel ilegal en la quiebra de Americoreinformó The Wall Street Journal.

"Todavía estamos investigando las pruebas citadas de cuentas bancarias pertenecientes a Hunter Biden, el hijo del presidente Joe Biden, y a James y Sara Biden, el hermano y la cuñada del presidente", dijo Comer al comienzo de el video.

Los registros bancarios obtenidos por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes han revelado un pago directo de US$ 200.000 dólares de James y Sara Biden a Joe Biden en forma de un cheque personal”, continuó.

En 2018, James Biden recibió US$ 600.000 dólares en pagos de Americore, un operador de hospitales rurales en dificultades financieras y en quiebra. Según documentos del tribunal de quiebras, James Biden recibió este dinero ‘basándose en que por su apellido "Biden" podría "abrir puertas" y que podría obtener una gran inversión de Medio Oriente basándose en sus conexiones políticas’”, Comer agregó.

El 1ro de marzo de 2018, Americore transfirió US$ 200.000 de dólares a la cuenta bancaria personal de James y Sara Biden, no a su cuenta bancaria comercial. Y luego, ese mismo día, James Biden emitió un cheque de US$ 200.000 dólares desde esta misma cuenta bancaria personal a Joe Biden”, concluyó.

El Comité de Supervisión pidió a la Justicia que entregara los registros bancarios personales y comerciales de Hunter y James Biden el pasado 28 de septiembre después de la primera audiencia de investigación del juicio político contra el presidente Biden

Comer dijo en la audiencia que la información financiera existente sobre los negocios extranjeros de la familia Biden provino de informes de actividades sospechosas enviados por los bancos al Departamento del Tesoro.

La familia Biden y sus asociados trajeron más de 24 millones de dólares de Ucrania, Rusia, China, Rumania y Kazajstán, según se infromó en un memorando de la Cámara que circuló antes de la audiencia. Según reveló Comer, miles de registros están todavía siendo analizados por el Comité, por lo que se espera que haya nuevos hallazgos pronto.

Entre otros negociados en lo que se cree que James Biden trabajó con Joe Biden y podría haberle enviado dinero de negocios extranjeros, se destaca un acercamiento a la empresa estatal CEFC China Energy. La energética china firmó un acuerdo con Hudson West III, una empresa comercial formada por Hunter Biden y James Biden, reveló el Comité de Supervisión en un memorando en mayo.

El acuerdo con Hudson West generó US$ 3,7 millones de dólares para todas las partes involucradas, y se está investigando si Joe Biden recibió algo de este dinero, según testificó en julio el denunciante del IRS, Joseph Ziegler.

Hunter Biden admitió ante el tribunal haberse asociado con el presidente del CEFC, Ye Jianming, en Hudson West, y su fallida declaración de culpabilidad ante el Departamento de Justicia (DOJ) afirma que ganó poco casi 1 millón de dólares con la empresa en 2017.

James Biden también recibió telegramas del ex testaferro de Hunter Biden, Rob Walker, quien recibió 3 millones de dólares de la empresa china State Energy HK y transfirió aproximadamente 1 millón de dólares a cada miembro de la familia Biden, según registros bancarios publicados por Comer.

Walker le dijo al FBI en una entrevista en diciembre de 2020 que Joe Biden se reunió con funcionarios del CEFC después de su vicepresidencia cuando Hunter Biden intentaba cerrar un acuerdo comercial, según una transcripción recientemente publicada.

El documento se publicó como parte de un conjunto de documentos que respaldan el testimonio de los denunciantes del IRS Gary Shapley y Joseph Ziegler, quienes acusaron al Departamento de Justicia de darle un trato especial a Hunter Biden.

Tony Bobulinski, otro ex testaferro de los Biden que se les dio vuelta, le dijo al FBI que habló de negocios con Joe Biden en un hotel de Beverly Hills, California, en 2017, según el formulario FD-302 del FBI que resume su entrevista publicado por el Comité de Medios y Arbitrios.

Bobulinski también indicó al FBI que las discusiones de Hunter y James Biden con el CEFC comenzaron cuando Joe Biden todavía era vicepresidente, según muestra el documento. En total, se enviaron dos pagos desde China por valor de más de US$ 250.000 dólares a una cuenta compartida entre Hunter y Joe Biden en un banco en Delawarereveló el Comité de Supervisión antes de la audiencia.

Jonathan Li, otro de los socios comerciales chinos, transfirió a Hunter Biden US$ 250.000 dólares en agosto de 2019 y la casa de Joe Biden figuraba como dirección del beneficiario. El entonces ex vicepresidente ya había anunciado su campaña presidencial para 2020 en el momento del pago de Li y se cree que ese dinero habría sido usado para la campaña.

A pesar de que compartían la cuenta bancaria, Hunter Biden vivía en California en el momento que recibió los pagos, por lo que es realmente condenatorio que la dirección que figuraba en los pagos haya sido la casa de Joe Biden en Delaware.

Por último, el otro testaferro de los Biden, Devon Archer, que a su vez también les soltó la mano, testificó que tomó café con Jonathan Li y con el propio Joe Biden en Washington D.C. en 2020, donde se cerró el acuerdo. La Casa Blanca anteriormente minimizó los dos pagos de China y dijo que Joe Biden “no tenía negocios” con su hijo, pero ahora el cheque de otro negociado, derrumbó su coartada.

Estados Unidos

Elon Musk opinó sobre la persecución política a Trump: "Cuanto más intenten meterlo preso, más subirá en las encuestas"

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En medio de un juicio político en contra de Trump, el dueño de Tesla, SpaceX y Twitter advirtió que lo único que van a lograr los demócratas es que termine volviendo a ser presidente.

Donald Trump está atravesando una brutal persecución política por parte del Partido Demócrata, que ha iniciado más de 8 causas en su contra con el objetivo de que reciba una condena a prisión y deba bajarse de las elecciones presidenciales de noviembre.

En estos días, el líder republicano está peleando un juicio en Nueva York por un supuesto soborno que le habría dado a una actriz porno en 2016, para que no revele públicamente que había tenido relaciones con él.

La mayor evidencia que tienen los fiscales demócratas es el testimonio de la propia mujer, Stormy Daniels, y desde la defensa de Trump aseguran que el pago lo realizó su ex abogado Michael Cohen, quien utilizó su propio dinero para pagarle a Daniels, sin nunca consultarlo con Trump.

En este contexto, el hombre más rico del mundo, Elon Musk, quien recientemente recomendó invertir en Argentina, opinó sobre la persecución contra Trump, y advirtió: “Cuanto más injustos le parezcan al público los ataques a Trump, más subirá en las encuestas”.

El comentario de Musk surge en respuesta a un posteo de X (ex Twitter) publicado el 13 de mayo, luego de la comparecencia de Trump en el estrado y el testimonio de uno de los testigos clave, del candidato republicano Blake Masters, quien escribió: "Es difícil expresar con palabras la asombrosa corrupción del tribunal canguro de Alvin Bragg en la ciudad de Nueva York".

La advertencia tiene que ver también con que el expresidente lidera las encuestas en todos los estados en disputa, excepto Wisconsin. Trump está por delante en Arizona, Georgia, Pensilvania, Virginia, Michigan, Carolina del Norte y en Nevada.

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Estados Unidos

Trump y Biden aceptaron hacer un debate presidencial el próximo 27 de junio en los estudios de CNN

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Los mandatarios se cruzarán en el debate de la emisora demócrata. El republicano jugará de visitante.

El presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump aceptaron una invitación de CNN para debatir el 27 de junio, un enfrentamiento que romperá el récord por ser el más temprano en una campaña presidencial, que marcará la pauta las elecciones de este año.

Recibí y acepté una invitación de @CNN para un debate el 27 de junio. Depende de usted, Donald. Como dijiste: en cualquier lugar, en cualquier momento y en cualquier lugar”, dijo Biden en una publicación en X.

Trump le respondió inmediatamente a Kaitlan Collins, periodista de CNN: "La respuesta es sí, lo aceptaré". El republicano confirmó que no tiene ningún problema en "jugar de visitante" y le aclaró a la CNN: "Pongan el moderador que quieran, no les tengo miedo".

Según un comunicado de prensa de CNN, el debate se llevará a cabo en los estudios de la cadena en Atlanta sin audiencia presente, algo que nunca había ocurrido en los debates entre candidatos presidenciales, ni siquiera cuando estaba la pandemia.

Más tarde el miércoles por la mañana, ambos mandatarios confirmaron que habían aceptado otra invitación de ABC para celebrar un segundo debate el 10 de septiembre.

A pesar de sus claros problemas de senilidad, Biden dijo recientemente que tenía ganas de debatir con Trump, aunque no se comprometió con el formato de dicho debate y le dijo al locutor de radio Howard Stern: "Estoy feliz de debatir con él".

En un patético video en las redes sociales que luego ratificó en una carta a la Comisión de Debates Presidenciales, Biden expuso los términos propuestos, incluidas posibles fechas de debate en junio y septiembre.

El video de Biden hablando directamente a una cámara publicado el miércoles por la mañana se viralizó por la enorme cantidad de edición que se le tuvo que hacer, probablemente debido a la dificultad del actual presidente para hablar de corrido.

Donald Trump perdió dos debates contra mí en 2020. Desde entonces no se ha presentado a ningún debate. Ahora actúa como si quisiera debatir conmigo de nuevo”, dijo Biden.

Bueno, alégrame el día, amigo, incluso lo haré dos veces. Así que elijamos las fechas, Donald. He oído que estás libre los miércoles”, continuó Biden , en alusión al calendario judicial de Trump. En la carta, la campaña de Biden reconoció que el primer debate probablemente tendría lugar después de que concluya el juicio criminal de Trump por la presecución política de su gobierno.

En una publicación en Truth Social el miércoles, Trump aceptó el cronograma revisado: "Estoy listo y dispuesto a debatir contra Delincuente Joe en los dos momentos propuestos en junio y septiembre", y agregó que "recomendaría firmemente" más de los dos debates propuestos. . Un alto asesor de Trump le dijo a CNN que están “listos para debatir” con Biden y revisar los términos, pero que están ansiosos por un enfrentamiento en el escenario.

El equipo de Trump también pidió que los candidatos participaran en cuatro debates en total, el doble de lo solicitado por Biden. La campaña de Biden por el momento no ha aceptado la propuesta.

El formato está en línea con una propuesta de la campaña de Biden a la comisión en su carta, que Trump rechazó en su publicación de Truth Social, diciendo que preferiría, “para propósitos de emoción, un lugar muy grande, aunque Biden supuestamente tiene miedo de multitudes”.

Sólo dime cuándo estaré allí”, dijo Trump, y remató: "¡¡¡Preparémonos para la fiesta!!!"

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Economía

El Presidente Biden anunció una nueva guerra comercial contra China: Se establecieron aranceles de entre el 25% y el 100%

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Biden desató una agresiva impronta arancelaria contra China como no se veía desde el año 2019. Se espera una pronta respuesta arancelaria por parte del régimen de Xi Jinping, desatando así una nueva guerra comercial que repercutirá a nivel global.

En medio de la campaña electoral, y viéndose superado por las principales encuestas frente a su contrincante republicano Donald Trump, el Presidente Joe Biden anunció una oleada de represalias arancelarias en contra de las importaciones provenientes de China, muchas de las cuales afectan a sectores especialmente dinámicos y competitivos.

Biden tomó la decisión de establecer recargos drásticamente más elevados en comparación a los que había establecido su predecesor entre 2018 y 2019, pero con una lógica sustancialmente diferente: esta vez se pretende articular una protección de carácter permanente, y los aranceles ya no se ven inmiscuidos como una mera regla de negociación para que China profundice la desregulación sobre su mercado de divisas.

El Presidente Biden anunció una impronta abiertamente proteccionista, y los principales damnificados de esta política serán los propios consumidores estadounidenses que deberán enfrentarse a precios y costos más elevados. Se anunciaron las siguientes disposiciones contra las importaciones chinas:

  • Arancel del 25% sobre el acero y el aluminio
  • Arancel del 50% sobre semiconductores y paneles solares
  • Arancel del 100% sobre los vehículos eléctricos

Los aranceles anunciados protegerán a la industria estadounidense frente a la competencia china, en detrimento de la calidad de sus productos y del poder adquisitivo de los consumidores locales. Muchas enfrentas enfrentarán un gran aumento de costos que sin lugar a dudas será trasladado al bolsillo del consumidor.

También constituye un fuerte desaliento para la inversión extranjera directa de largo plazo, ya que la constante alteración de las reglas de juego generan un clima de inestabilidad que hace imposible la previsión.

Pero incluso a pesar de los evidentes daños generados para los consumidores, los beneficios para la industria estadounidense podrían verse diluídos rápidamente, tan pronto como aparecieron en primer lugar.

Dado el gran tamaño de la economía estadounidense, resulta factible que la aplicación de aranceles puntales revitalicen frente a su par asiático. Sin embargo, es casi un hecho el régimen chino adoptará medidas arancelarias de represalia en la dirección opuesta, desatando una nueva y agresiva guerra comercial.

En caso de que esto ocurra, y con toda seguridad resulta el escenario más probable, entonces quedarían erradicadas todas las ganancias de competitividad que pudiera tener Estados Unidos frente a China. 

El resultado de equilibrio podría traer aparejado un nivel más alto de precios internos tanto en China como en Estados Unidos, pero ninguna ganancia de competitividad para ninguno de los dos países debido a que la relación entre aranceles permanecería relativamente constante.

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