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Economía

Massa promete salir del cepo en diciembre de 2024, pero su estrategia no funcionó ni una sola vez en la historia argentina

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El candidato del kirchnerismo promete acumular reservas “exportando más” para salir del cepo cambiario para finales del ejercicio fiscal 2024, pero bajo su gestión las divisas en el BCRA no dejaron de caer y su propuesta no funcionó jamás en la historia argentina.

El ministro y candidato del Gobierno kirchnerista, Sergio Massa, se pronunció al respecto del cepo cambiario por primera vez desde el inicio de su campaña electoral, y prometió una salida tortuosa y gradual que sólo podría consumarse en diciembre de 2024 en un escenario optimista o medidas de 2025 si se producen dificultades.

Pero la supuesta estrategia para llevar a cabo este proceso es abiertamente inconsistente, y no podrá llevar a cabo la salida ordenada del cepo cambiario como pretende. Massa promete generar un “boom exportador” a través de las liquidaciones del sector agropecuario y las ventas de energía desde Vaca Muerta.

Con esas exportaciones liquidadas a través del mercado oficial, el Ministro pretende generar una suerte de “colchón” de reservas para más tarde salir del cepo cambiario e intervenir la paridad eventualmente libre para evitar un rápido efecto de traslado sobre los precios. Pero esto nunca funcionó en la historia argentina, ni una sola vez

Evolución del tipo de cambio real multilateral entre 2015 y 2023. La apreciación cambiaria es la más drástica desde diciembre de 2017.

El abandono de los controles de cambios en Argentina sólo pudo efectuarse por medio de dos vías alternativas: una fuerte devaluación capaz de modificar los precios relativos de las importaciones y las exportaciones, o bien la suscripción de deuda externa para amortiguar el impacto inicial del salto cambiario. 

Usualmente esta última alternativa fue la más exitosa para desarmar los sucesivos cepos cambiarios, así sucedió durante el plan de estabilización de Frondizi y Alsogaray en 1959, el programa de Krieger Vasena en 1967, el plan de Martínez de Hoz entre 1976 y 1977, el plan de Erman González en 1990, y más recientemente la salida del cepo concretada por el expresidente Macri y el ministro Alfonso Prat-Gay en 2016. En todos estos casos se apeló al financiamiento externo para poder salir del cepo cambiario.

Muy por el contrario, todos los programas que trataron de “acumular dólares exportando” fracasaron irremediablemente y no pudieron salir del cepo, precisamente porque el cepo cambiario boicotea el proceso exportador y hace imposible la acumulación de divisas por tiempo prolongado.

El plan del exministro José Ber Gelgard propuso la misma estrategia que hoy pretende replicar Massa, pero jamás se pudo salir del cepo cambiario. Las exportaciones no respondieron a los estímulos del Gobierno pese a la apertura de mercados en la Europa del Este, la brecha cambiaria llegó a dimensiones récord de más del 300% y finalmente el sistema colapsó en julio de 1975 con el famoso “Rodrigazo”.

El cepo cambiario también estuvo vigente durante los períodos 1963-1967, 1981-1990 y un caso reciente entre 2011 y 2015 durante la segunda administración de Cristina Fernández de Kirchner. En todos los casos, sin ninguna excepción, las reservas internacionales brutas del Banco Central se desplomaron, y solo pudieron aumentar circunstancialmente con créditos del exterior (como por ejemplo en 1982).

El cepo implementado desde septiembre de 2019 y que permanece hasta el día de hoy es otra muestra cabal de la imposibilidad de acumular reservas, que pasaron representar el 14% del PBI en 2019 a poco más del 3% del producto en lo que va del 2023. 

Las reservas netas ya están en terreno negativo y marcan un rojo de US$ 11.000 millones según estimaciones privadas, cuando alcanzaban los US$ 1.000 millones al comienzo de la gestión de Massa. Como Ministro, Massa no pudo garantizar la acumulación de divisas, pero como candidato se desentendió de sus propios resultados.

Economía

El Presidente Biden anunció una nueva guerra comercial contra China: Se establecieron aranceles de entre el 25% y el 100%

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Biden desató una agresiva impronta arancelaria contra China como no se veía desde el año 2019. Se espera una pronta respuesta arancelaria por parte del régimen de Xi Jinping, desatando así una nueva guerra comercial que repercutirá a nivel global.

En medio de la campaña electoral, y viéndose superado por las principales encuestas frente a su contrincante republicano Donald Trump, el Presidente Joe Biden anunció una oleada de represalias arancelarias en contra de las importaciones provenientes de China, muchas de las cuales afectan a sectores especialmente dinámicos y competitivos.

Biden tomó la decisión de establecer recargos drásticamente más elevados en comparación a los que había establecido su predecesor entre 2018 y 2019, pero con una lógica sustancialmente diferente: esta vez se pretende articular una protección de carácter permanente, y los aranceles ya no se ven inmiscuidos como una mera regla de negociación para que China profundice la desregulación sobre su mercado de divisas.

El Presidente Biden anunció una impronta abiertamente proteccionista, y los principales damnificados de esta política serán los propios consumidores estadounidenses que deberán enfrentarse a precios y costos más elevados. Se anunciaron las siguientes disposiciones contra las importaciones chinas:

  • Arancel del 25% sobre el acero y el aluminio
  • Arancel del 50% sobre semiconductores y paneles solares
  • Arancel del 100% sobre los vehículos eléctricos

Los aranceles anunciados protegerán a la industria estadounidense frente a la competencia china, en detrimento de la calidad de sus productos y del poder adquisitivo de los consumidores locales. Muchas enfrentas enfrentarán un gran aumento de costos que sin lugar a dudas será trasladado al bolsillo del consumidor.

También constituye un fuerte desaliento para la inversión extranjera directa de largo plazo, ya que la constante alteración de las reglas de juego generan un clima de inestabilidad que hace imposible la previsión.

Pero incluso a pesar de los evidentes daños generados para los consumidores, los beneficios para la industria estadounidense podrían verse diluídos rápidamente, tan pronto como aparecieron en primer lugar.

Dado el gran tamaño de la economía estadounidense, resulta factible que la aplicación de aranceles puntales revitalicen frente a su par asiático. Sin embargo, es casi un hecho el régimen chino adoptará medidas arancelarias de represalia en la dirección opuesta, desatando una nueva y agresiva guerra comercial.

En caso de que esto ocurra, y con toda seguridad resulta el escenario más probable, entonces quedarían erradicadas todas las ganancias de competitividad que pudiera tener Estados Unidos frente a China. 

El resultado de equilibrio podría traer aparejado un nivel más alto de precios internos tanto en China como en Estados Unidos, pero ninguna ganancia de competitividad para ninguno de los dos países debido a que la relación entre aranceles permanecería relativamente constante.

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Economía

Colapsa la inflación a un dígito: La suba de precios fue de 8,8% mientras que la núcleo fue de 6,3%, lo valores más bajos en casi un año

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La mayor parte de los aumentos se observaron en los bienes y servicios regulados, como resultado de una necesaria corrección de precios relativos que había postergado el Gobierno anterior.

El INDEC informó que la tasa de inflación minorista correspondiente al mes de abril finalizó en torno al 8,8% con respecto a marzo, marcando así el cuarto descenso consecutivo de la variación de precios. La cifra anunciada se encontró en línea con lo esperado por la mayoría de las consultoras privadas del país.

La tasa de inflación interanual alcanzó el 289,4% frente al mismo mes del año pasado, y se espera que pueda comenzar a bajar a partir del dato del mes de mayo debido al efecto de arrastre estadístico que se acumula desde el salto de diciembre.

La variación mensual más importante se registró sobre las tarifas de servicios públicos, como parte de una necesaria corrección de precios relativos. Los precios de la vivienda y los servicios de agua, electricidad, gas y combustibles aumentaron en un promedio de 35,6% en abril, más de cuatro veces la tasa de inflación general del mes.

Asimismo, el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas subió en un promedio del 6%, por debajo de la inflación general. Esto anticipa una cierta recomposición de ingresos, que ya habría comenzado en febrero según los datos de remuneraciones aglutinados en el SIPA.

La tasa de inflación para aquellos bienes y servicios estrictamente regulados fue del 18,4%, como resultado del proceso de sinceramiento que se atraviesa desde el 10 de diciembre. El verdadero resultado de la política fiscal y monetaria se corresponde con el fuerte descenso de la inflación núcleo, que fue del 6,3% en abril y se anotó la variación más baja en 15 meses

La tasa de inflación núcleo, que elimina el impacto de los precios de las tarifas públicas y los bienes con comportamiento estacional, había alcanzado el 28,3% al cierre de diciembre, y desde enero comenzó un fuerte proceso de reducción a la par del ajuste fiscal y monetario.

Asimismo, los precios mayoristas relevados en el IPIM del INDEC llegaron a aumentar hasta un 54,3% en diciembre (prácticamente una hiperinflación de manual), y esta variación se redujo drásticamente 5,4% al término de marzo

La política económica que lleva adelante el oficialismo impactó primero en el tipo de cambio, más tarde en los precios mayoristas y luego en los minoristas. Se espera que el último eslabón en reaccionar a la desinflación sean precisamente los salarios, con lo cual podría registrarse un proceso de recomposición en el poder de compra conforme baje la inflación en los próximos meses.

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Economía

El Banco Central encontró pérdidas adicionales por US$ 45.000 millones de dólares que el kirchnerismo había dejado escondidas

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Se trata de la valuación de las Letras Intransferibles deliberadamente encajadas al Tesoro computando valores ficticios y artificiales, una maniobra iniciada durante la gestión del expresidente Kirchner pero que profundizó Massa en su paso como Ministro de Economía. 

Tras años de maquillaje en las estadísticas del Banco Central, el presidente Santiago Bausili al frente de la institución decidió llevar a cabo un sinceramiento monetario para mostrar el verdadero resultado del balance según las normas contables vigentes.

De acuerdo a las correcciones exhaustivas llevadas a cabo, el BCRA sumó un quebranto a su balance de por lo menos US$ 45.000 millones como resultado de las pésimas administraciones kirchneristas en los últimos 20 años.

Este resultado se debe a la valuación de las Letras Intransferibles que el Tesoro utilizó para hacerse de las divisas en el BCRA en la gestión del expresidente Néstor Kirchner, práctica que se continuó desde el año 2007.

Estos instrumentos se utilizaron para canjear deliberadamente las reservas del Central a cambio de un papel sin mayor importancia y meramente ceremonial en los asientos contables, una práctica que impulsó el entonces ministro de Economía Sergio Massa a todo vapor.

“El principal impacto de esta adecuación se observa en los criterios de valuación de las Letras Intransferibles y Otras Letras del Tesoro Nacional en dólares estadounidenses, así como de los Adelantos Transitorios al Gobierno Nacional”, resalta el comunicado de la autoridad monetaria.

Se calcula que la verdadera valuación de las Letras Intransferibles es hasta un 60% inferior al resultado que hasta ahora se contemplaba en la hoja de balance del BCRA, y como resultado se obtiene el “costo de sinceramiento” por la suma equivalente a los US$ 45.000 millones de dólares respectivamente.

Asimismo, la administración de Bausili dispuso de un nuevo cambio en el funcionamiento de la institución y su comportamiento con respecto al Tesoro: se detendrá abruptamente el envío de transferencias de utilidades al Tesoro Nacional, ya que estas simplemente constituían un artilugio contable que escondía la monetización del déficit fiscal.

Lo que ocurría anteriormente es que el Banco Central reportaba supuestas “ganancias” por la mera tenencia de divisas en su poder, ya que estas se veían revaluadas en pesos con cada devaluación ejecutada sobre el cambio oficial. Pero estas ganancias fueron meramente contables, jamás existieron y no se explicaron por la propia operativa del banco.

Desde el 10 de diciembre del año pasado el BCRA también abortó cualquier tipo de transferencia por concepto de Adelantos Transitorios, la principal fuente de monetización fiscal por vía directa. Son pasos necesarios para 

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