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Economía

El “salto al vacío” es votar a los mismos de siempre: Así es cómo el kirchnerismo y JxC destruyeron la economía

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Tanto los sucesivos Gobiernos kirchneristas como la administración de Cambiemos contribuyeron al proceso de estanflación que azota al país desde el año 2011 y hasta la actualidad. Ambos son igual de responsables.

Tanto el oficialismo representado por Sergio Massa como el armado de Juntos por el Cambio con la dirección de Patricia Bullrich dejaron a un lado sus diferencias (otra vez) para tachar a Milei como un “salto al vacío”, en caso de que este resultara victorioso en las próximas elecciones generales.

Lo cierto es que la economía argentina atraviesa una situación de estanflación desde mediados del 2011: la actividad permanece estancada, el ingreso por habitante retrocedió al nivel más bajo desde 2007 y la tasa de inflación volvió a los récords más violentos de los últimos 32 años.

El pésimo desempeño económico del país fue eclipsado por dos coaliciones políticas, el kirchnerismo y Juntos por el Cambio. Ninguna de las ideas ni las estrategias llevadas a cabo por ambos espacios lograron sacar al país de la difícil situación en la que todavía se encuentra.

El proceso de estanflación en la economía argentina durante la última década.

Las gestiones de Cristina Fernández de Kirchner

Los dos Gobiernos de Cristina Kirchner se dedicaron a consumir los stocks que habían sido heredados. Se desbarataron completamente las reglas fiscales que habían sido implementadas desde 1999 por iniciativa de Carlos Menem.

El superávit del 1,5% del PBI en diciembre de 2007 se convirtió en un déficit que superó el 5,3% del producto para diciembre de 2015. Los desequilibrios fueron financiados por una agresiva política monetaria acomodaticia, dando inició al infame régimen de dominancia fiscal que sentó las bases para la inflación de 3 dígitos que hoy sufre el país.

El kirchnerismo intervino el Banco Central, expulsó a Martín Redrado en enero de 2010, incautó las reservas para utilizarlas a discreción, y a partir de 2012 implementó una nueva Carga Orgánica que ampliaba el abanico de posibilidades para controlar al BCRA al antojo del Poder Ejecutivo.

La inflación devenida de la estrafalaria política monetaria trató de ser contenida con el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos (provocando un desastre de proporciones colosales sobre los precios relativos y los subsidios económicos), pero esto no fue suficiente y en 2012 se reforzaron todos los controles cambiarios para la compra y venta de dólares.

Las medidas no fueron más que una administración “en cámara lenta” de una crisis de balanza de pagos. El cepo cambiario rápidamente deterioró el saldo comercial con el exterior, abaratando artificialmente las importaciones y al mismo tiempo boicoteando las exportaciones.

El Banco Central retrasó el proceso mediante la quema de reservas internacionales, hasta prácticamente agotarlas a finales del año 2015. Aún así, la crisis de balanza de pagos y las crecientes restricciones para la importación de insumos estratégicos estancó el nivel de la actividad económica desde mediados del año 2011.

La devaluación ensayada por Axel Kicillof en enero de 2014 provocó un efecto fuertemente contractivo en el nivel de actividad, y se mantuvo un ciclo de estanflación que perdura hasta nuestros días.

Una de las herencias más nefastas de esta administración es el costo por la cantidad de juicios en contra del Estado argentino, debido al proceso de expropiaciones ilegales y a la falsificación de las estadísticas del INDEC en reiteradas oportunidades (algunos bonos soberanos se encontraban atados a las cifras que publicaba el organismo oficial sobre inflación y PBI).

La administración de Cambiemos

Desde el primer día de la gestión de Cambiemos se optó por una estrategia fiscal gradualista que suponía un esfuerzo reducido pero proyectado por un tiempo extenso, y principalmente sostenido por una fuerte corrección de tarifas públicas. Sin embargo, la política fiscal en los primeros 2 años de Macri no logró ni siquiera revertir el aumento del déficit primario, no se consiguió ningún avance significativo.

El gradualismo fiscal se transformó en estancamiento fiscal. El déficit primario del Sector Público Nacional (SPN) se estancó en torno al 3,8% entre diciembre de 2015 y diciembre de 2017 según las estadísticas del Ministerio de Economía. En mismo período de tiempo, el rojo financiero creció del 5,3% al 5,9% del producto, y el llamado “déficit cuasi-fiscal” en el Banco Central se profundizó.

La situación se volvió insostenible en abril de 2018. Los inversores perdieron la confianza en Argentina ya que se volvió evidente que el Gobierno no corregiría la política fiscal. Por otra parte, la reforma tributaria de 2017 incluyó un gravamen distorisvo del 15% sobre la “renta financiera”, alentando todavía más la salida de los títulos argentinos. Argentina sufrió una detención súbita de capitales que precipitó el derrumbe del nivel de actividad, en una crisis que se perpetuó hasta el final del mandato de Macri. 

Para paliar la desorganización económica, Guido Sandleris como nuevo Presidente del BCRA introdujo un programa de control de la base monetaria y estableció “bandas de flotación” para intervenir en el mercado, en conjunto con un ajuste fiscal gradualista impulsado por Nicolás Dujovne, el entonces ministro de Economía.

Pero las medidas fueron tomadas demasiado tarde, pues llegaban en un contexto carente de toda la confianza que se había conseguido en 2016. El pánico por el retorno de Cristina Kirchner al poder provocó una fuerte caída de los depósitos privados en agosto de 2019, un alza en las expectativas inflacionarias, caída en la demanda de dinero y una cuarta corrida contra el peso en agosto de ese año.

Economía

El Presidente Biden anunció una nueva guerra comercial contra China: Se establecieron aranceles de entre el 25% y el 100%

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Biden desató una agresiva impronta arancelaria contra China como no se veía desde el año 2019. Se espera una pronta respuesta arancelaria por parte del régimen de Xi Jinping, desatando así una nueva guerra comercial que repercutirá a nivel global.

En medio de la campaña electoral, y viéndose superado por las principales encuestas frente a su contrincante republicano Donald Trump, el Presidente Joe Biden anunció una oleada de represalias arancelarias en contra de las importaciones provenientes de China, muchas de las cuales afectan a sectores especialmente dinámicos y competitivos.

Biden tomó la decisión de establecer recargos drásticamente más elevados en comparación a los que había establecido su predecesor entre 2018 y 2019, pero con una lógica sustancialmente diferente: esta vez se pretende articular una protección de carácter permanente, y los aranceles ya no se ven inmiscuidos como una mera regla de negociación para que China profundice la desregulación sobre su mercado de divisas.

El Presidente Biden anunció una impronta abiertamente proteccionista, y los principales damnificados de esta política serán los propios consumidores estadounidenses que deberán enfrentarse a precios y costos más elevados. Se anunciaron las siguientes disposiciones contra las importaciones chinas:

  • Arancel del 25% sobre el acero y el aluminio
  • Arancel del 50% sobre semiconductores y paneles solares
  • Arancel del 100% sobre los vehículos eléctricos

Los aranceles anunciados protegerán a la industria estadounidense frente a la competencia china, en detrimento de la calidad de sus productos y del poder adquisitivo de los consumidores locales. Muchas enfrentas enfrentarán un gran aumento de costos que sin lugar a dudas será trasladado al bolsillo del consumidor.

También constituye un fuerte desaliento para la inversión extranjera directa de largo plazo, ya que la constante alteración de las reglas de juego generan un clima de inestabilidad que hace imposible la previsión.

Pero incluso a pesar de los evidentes daños generados para los consumidores, los beneficios para la industria estadounidense podrían verse diluídos rápidamente, tan pronto como aparecieron en primer lugar.

Dado el gran tamaño de la economía estadounidense, resulta factible que la aplicación de aranceles puntales revitalicen frente a su par asiático. Sin embargo, es casi un hecho el régimen chino adoptará medidas arancelarias de represalia en la dirección opuesta, desatando una nueva y agresiva guerra comercial.

En caso de que esto ocurra, y con toda seguridad resulta el escenario más probable, entonces quedarían erradicadas todas las ganancias de competitividad que pudiera tener Estados Unidos frente a China. 

El resultado de equilibrio podría traer aparejado un nivel más alto de precios internos tanto en China como en Estados Unidos, pero ninguna ganancia de competitividad para ninguno de los dos países debido a que la relación entre aranceles permanecería relativamente constante.

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Economía

Colapsa la inflación a un dígito: La suba de precios fue de 8,8% mientras que la núcleo fue de 6,3%, lo valores más bajos en casi un año

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La mayor parte de los aumentos se observaron en los bienes y servicios regulados, como resultado de una necesaria corrección de precios relativos que había postergado el Gobierno anterior.

El INDEC informó que la tasa de inflación minorista correspondiente al mes de abril finalizó en torno al 8,8% con respecto a marzo, marcando así el cuarto descenso consecutivo de la variación de precios. La cifra anunciada se encontró en línea con lo esperado por la mayoría de las consultoras privadas del país.

La tasa de inflación interanual alcanzó el 289,4% frente al mismo mes del año pasado, y se espera que pueda comenzar a bajar a partir del dato del mes de mayo debido al efecto de arrastre estadístico que se acumula desde el salto de diciembre.

La variación mensual más importante se registró sobre las tarifas de servicios públicos, como parte de una necesaria corrección de precios relativos. Los precios de la vivienda y los servicios de agua, electricidad, gas y combustibles aumentaron en un promedio de 35,6% en abril, más de cuatro veces la tasa de inflación general del mes.

Asimismo, el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas subió en un promedio del 6%, por debajo de la inflación general. Esto anticipa una cierta recomposición de ingresos, que ya habría comenzado en febrero según los datos de remuneraciones aglutinados en el SIPA.

La tasa de inflación para aquellos bienes y servicios estrictamente regulados fue del 18,4%, como resultado del proceso de sinceramiento que se atraviesa desde el 10 de diciembre. El verdadero resultado de la política fiscal y monetaria se corresponde con el fuerte descenso de la inflación núcleo, que fue del 6,3% en abril y se anotó la variación más baja en 15 meses

La tasa de inflación núcleo, que elimina el impacto de los precios de las tarifas públicas y los bienes con comportamiento estacional, había alcanzado el 28,3% al cierre de diciembre, y desde enero comenzó un fuerte proceso de reducción a la par del ajuste fiscal y monetario.

Asimismo, los precios mayoristas relevados en el IPIM del INDEC llegaron a aumentar hasta un 54,3% en diciembre (prácticamente una hiperinflación de manual), y esta variación se redujo drásticamente 5,4% al término de marzo

La política económica que lleva adelante el oficialismo impactó primero en el tipo de cambio, más tarde en los precios mayoristas y luego en los minoristas. Se espera que el último eslabón en reaccionar a la desinflación sean precisamente los salarios, con lo cual podría registrarse un proceso de recomposición en el poder de compra conforme baje la inflación en los próximos meses.

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Economía

El Banco Central encontró pérdidas adicionales por US$ 45.000 millones de dólares que el kirchnerismo había dejado escondidas

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Se trata de la valuación de las Letras Intransferibles deliberadamente encajadas al Tesoro computando valores ficticios y artificiales, una maniobra iniciada durante la gestión del expresidente Kirchner pero que profundizó Massa en su paso como Ministro de Economía. 

Tras años de maquillaje en las estadísticas del Banco Central, el presidente Santiago Bausili al frente de la institución decidió llevar a cabo un sinceramiento monetario para mostrar el verdadero resultado del balance según las normas contables vigentes.

De acuerdo a las correcciones exhaustivas llevadas a cabo, el BCRA sumó un quebranto a su balance de por lo menos US$ 45.000 millones como resultado de las pésimas administraciones kirchneristas en los últimos 20 años.

Este resultado se debe a la valuación de las Letras Intransferibles que el Tesoro utilizó para hacerse de las divisas en el BCRA en la gestión del expresidente Néstor Kirchner, práctica que se continuó desde el año 2007.

Estos instrumentos se utilizaron para canjear deliberadamente las reservas del Central a cambio de un papel sin mayor importancia y meramente ceremonial en los asientos contables, una práctica que impulsó el entonces ministro de Economía Sergio Massa a todo vapor.

“El principal impacto de esta adecuación se observa en los criterios de valuación de las Letras Intransferibles y Otras Letras del Tesoro Nacional en dólares estadounidenses, así como de los Adelantos Transitorios al Gobierno Nacional”, resalta el comunicado de la autoridad monetaria.

Se calcula que la verdadera valuación de las Letras Intransferibles es hasta un 60% inferior al resultado que hasta ahora se contemplaba en la hoja de balance del BCRA, y como resultado se obtiene el “costo de sinceramiento” por la suma equivalente a los US$ 45.000 millones de dólares respectivamente.

Asimismo, la administración de Bausili dispuso de un nuevo cambio en el funcionamiento de la institución y su comportamiento con respecto al Tesoro: se detendrá abruptamente el envío de transferencias de utilidades al Tesoro Nacional, ya que estas simplemente constituían un artilugio contable que escondía la monetización del déficit fiscal.

Lo que ocurría anteriormente es que el Banco Central reportaba supuestas “ganancias” por la mera tenencia de divisas en su poder, ya que estas se veían revaluadas en pesos con cada devaluación ejecutada sobre el cambio oficial. Pero estas ganancias fueron meramente contables, jamás existieron y no se explicaron por la propia operativa del banco.

Desde el 10 de diciembre del año pasado el BCRA también abortó cualquier tipo de transferencia por concepto de Adelantos Transitorios, la principal fuente de monetización fiscal por vía directa. Son pasos necesarios para 

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