Seguinos en redes

Economía

El programa de Javier Milei para privatizar la obra pública: Así funciona el sistema de iniciativa privada en Chile

Publicado

en

El sistema chileno permite una aceitada canalización de recursos del sector privado para el financiamiento de obras públicas, sin necesidad de un mayor presupuesto estatal. El candidato Milei es el único que propone explícitamente replicar el sistema en la Argentina.

La necesidad de una reforma integral del Estado es una idea cada vez más instalada en el debate público en vista a las próximas elecciones, pero las partidas presupuestarias a ser recortadas siguen siendo tema de discusión.

El candidato por la Libertad Avanza y actual diputado nacional, Javier Milei, propone que uno de los ejes del ajuste presupuestario sea la obra pública. Se propone la privatización de la mayor parte de los servicios de obra pública implementando un sistema similar al que Chile aplica hace más de 20 años, limitando el rol del Estado únicamente para aquellas obras que el sector privado no esté dispuesto a financiar por falta de rentabilidad.

El Estado argentino gasta cada año entre el 1% y el 2% del PBI para financiar diversos proyectos de infraestructura y obras. El sector privado cumplió una cierta cuota de participación, pero solo como un actor tercerizado y financiado por el Estado. Esto derivó en múltiples casos de corrupción, contratos arbitrarios, concursos manipulados para favorecer a algunas empresas por sobre otras, etc.

¿Cómo funciona el sistema de obra pública en Chile?

A partir de abril de 1993 y ya en plena democracia, el presidente Patricio Aylwin Azócar decidió privatizar la mayor parte del sistema de obras públicas del país para reducir el gasto público y el déficit fiscal.

Se creó un sistema por medio del cual cualquier empresa nacional, extranjera, o persona física adquiere habilitación legal para postular proyectos de obra pública (infraestructura, rutas, puentes, represas, gasoductos, etc), por lo que la iniciativa privada es el pilar del sistema.

Estas postulaciones son evaluadas por el Ministerio de Obras Públicas y otros organismos competentes del Estado, y son los encargados de determinar si existe interés público en los proyectos en cuestión. Si se determina que existe interés público, el Estado ofrece un amplio abanico de garantías para establecer la concesión de los servicios, siendo este el principal incentivo del sector privado para ofrecer y articular proyectos.

El sector privado puede formular proyectos para el diseño de rutas o autopistas y adquirir una concesión por sus peajes, y lo mismo ocurre con una amplia variedad de servicios de infraestructura. Los riesgos y las utilidades por los plazos de concesión ya están implícitamente asumidos en las propuestas que hace el sector privado para iniciar el proyecto y hacerlo rentable.

Este sistema no solo permite una sustancial reducción del gasto público en obras de infraestructura, ya que la financiación es 100% privada y el Estado sólo desembolsa recursos en proyectos para los que el sector privado prefiere no inmiscuirse, sino que además elimina la intermediación arbitraria entre el Estado y la delegación de empresas tercerizadas para proveer de servicios de obra pública.

¿Cuáles son las diferencias entre la propuesta de Milei y el sistema PPP de Macri?

Durante el Gobierno de Cambiemos se ensayó una suerte de solución intermedia entre la obra pública centralizada en el Estado (muy común durante los períodos kirchneristas), la tercerización de servicios de forma arbitraria y el sistema de iniciativa privada que mantiene Chile.

Se instaló un sistema por el cual el sector privado adquirió un rol más preponderante y transparente con respecto a los regímenes anteriormente vigentes, pero que de todos modos requería financiamiento con recursos del Presupuesto, algo que la propuesta de Milei eliminaría casi por completo salvo por los proyectos que el sector privado no quiera financiar.

El modelo implementado por el presidente Macri, el sistema de Participación Público-Privada (PPP), demandaba que los proyectos de infraestructura fueran financiados en un principio con deuda privada suscrita en el mercado financiero internacional. A cambio, el Estado otorgaba un “título de reconocimiento de pago de inversión” (TPI), y comenzaría a pagar por los servicios realizados con la finalización de las obras.

El sistema tampoco garantiza la eliminación de la corrupción, ya que existe la posibilidad de arbitraje entre funcionarios y empresas para trazar acuerdos de conveniencia. Con la llegada de Alberto Fernández al poder, el Estado volvió a asumir la centralización de la obra pública y los gastos alcanzaron un récord de hasta el 2,4% del PBI en 2021.

Economía

Los datos que entierran la gestión de Sergio Massa: El exministro disparó el ratio de la deuda pública al 160% del PBI

Publicado

en

Se trata de la deuda consolidada de la Administración Central, tanto con acreedores externos como con agentes en el mercado de capitales local. Bajo la presidencia de Alberto Fernández se produjo un salto de casi 70 puntos del PBI en nuevo endeudamiento, como resultado de la brusca devaluación de la moneda.

No contentos con dejar a su La administración kirchnerista un verdadero tendal inflacionario y recesivo sobre la economía del país, pero la emisión sin respaldo no fue la única vía de financiamiento que tuvo el crecimiento del Estado, sino que también se optó por el frenético endeudamiento.

La deuda consolidada de la Administración Central se incrementó del 89,8% del PBI en 2019 a un récord del 157,9% en 2023, la mayor cifra desde el año 2002. Visto de otro modo, el stock de deuda medido en dólares corrientes al tipo de cambio oficial del Banco Central aumentó de los US$ 323.065 millones en el último trimestre de 2019 a más de US$ 370.000 millones al término del año pasado. Los datos fueron confirmados por el Ministerio de Economía, como parte de su último informe trimestral.

Asimismo, el stock de deuda contraída con acreedores extranjeros se vio incrementada del 43,3% del PBI en 2019 al 59,2% en 2023, registrando un salto especialmente pronunciado en el último año de la gestión kirchnerista con Sergio Massa como ministro de Economía.

De hecho, el 72% de la deuda de la Administración Central fue contraída en moneda extranjera, mientras que una gran parte del 28% restante contraída en pesos es deuda indexada por el índice de inflación (deuda que no se puede licuar).

La administración Fernández legó un perfil de vencimientos de deuda extremadamente aplastante para los años venideros, y en particular para el año 2024. Esto se debe a la fatídica reestructuración llevada a cabo por el exministro Martín Guzmán en 2020, una reestructuración cuyos resultados trataron de ser escondidos por el propio Fernández en ese mismo año, aunque sin ningún éxito.

Bajo el caótico esquema de la política económica kirchnerista, este stock de deuda no era sostenible y la tasa de Riesgo País (por riesgo de default, devaluación o ambas cosas al mismo tiempo) osciló entre los 2.500 y los 3.000 puntos básicos, todo esto por encima de la tasa de interés internacional de referencia.

El Riesgo País colapsó hasta los 1.200 puntos básicos en los primeros meses de la presidencia de Javier Milei, en respuesta a los sólidos resultados fiscales conseguidos en el primer trimestre del 2024, un hecho que permite afianzar la confianza del país frente a sus principales acreedores.

El ministro Luis Caputo anunció, además, que a pesar de la drástica caída de la tasa de riesgo, el Gobierno evitará contraer nuevamente deuda en el mercado internacional de capitales, por cuanto no se lo considera necesario en vista del estricto ordenamiento de las finanzas públicas.

Seguir Leyendo

Economía

Rotundo éxito de la derogación de Ley de Alquileres: La oferta subió un 240% y los precios reales cayeron un 34%

Publicado

en

Contrariamente a lo que defendió el kirchnerismo y la izquierda a lo largo de la campaña electoral del 2023, la desregulación inmobiliaria está permitiendo que miles de personas puedan acceder al alquiler en Argentina. El valor real de los precios de alquiler se redujo en un 34% desde la vigencia del DNU.

El Presidente Javier Milei cumplió su promesa de campaña en relación a la desregulación del mercado de alquileres, derogando las corrosivas normativas dictadas por el Gobierno kirchnerista en 2020. 

Los resultados están a la vista: la oferta de viviendas puestas en alquiler se disparó un 240% solamente en la Capital Federal, y este efecto expansivo se registró en cada rincón del país, al ser dinamitadas las restricciones arbitrarias de la gestión anterior. El apuntalamiento de los derechos de propiedad y la mayor flexibilidad para negociar precios, permitieron que muchos propietarios vuelvan a confiar sus bienes inmuebles al mercado del alquiler.

Pero los mayores beneficiarios de la desregulación fueron los propios inquilinos: se estima que el valor real de los alquileres se desplomó en un promedio de por lo menos 34% desde la vigencia del Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU) establecido por el Gobierno.

Y de acuerdo a los datos publicados por el INDEC, en la región del Gran Buenos Aires el valor real de los alquileres se redujo en un 22% desde diciembre del año pasado. Se trata del rubro que más se apartó de la variación promedio de los precios desde entonces (denotada por el IPC del organismo oficial).

En otras palabras, el precio promedio de los alquileres en el mercado se incrementó sistemáticamente por debajo de la tasa de inflación de la economía, y también por debajo del crecimiento de los salarios. 

El poder adquisitivo de los argentinos se vio favorecido a la hora de lidiar con los costos de alquilar. Dada una demanda relativamente constante en el mercado, la explosión de la oferta de propiedades en alquiler permitió que los precios simplemente colapsaran en términos reales

Los sucesivos y drásticos aumentos perpetrados durante la legislación anterior simplemente dejaron de ser convalidados por los usuarios, ya que ahora disponen de una gran variedad de alternativas para poder alquilar.

La legislación anterior protegía virtualmente solo a aquellos usuarios con la suerte de disponer de un alquiler ya contratado, ya que se veía licuado el valor real del mismo con el paso del tiempo. Pero este fuerte desincentivo a la oferta de viviendas generó un alza de precios en términos reales que terminó por levantar una enorme barrera a la entrada en el mercado.

Cada vez más, los beneficios de la Ley de Alquileres del año 2020 se dirigían a los usuarios de mayores ingresos que tuvieron la suerte de poder saltear las crecientes barreras a la entrada del mercado, pero solo a costa de miles de personas que desafortunadamente fueron expulsadas de toda posibilidad de alquilar debido a los precios exorbitantes y la escasez de alternativas de vivienda.

Seguir Leyendo

Economía

El Presidente Biden anunció una nueva guerra comercial contra China: Se establecieron aranceles de entre el 25% y el 100%

Publicado

en

Biden desató una agresiva impronta arancelaria contra China como no se veía desde el año 2019. Se espera una pronta respuesta arancelaria por parte del régimen de Xi Jinping, desatando así una nueva guerra comercial que repercutirá a nivel global.

En medio de la campaña electoral, y viéndose superado por las principales encuestas frente a su contrincante republicano Donald Trump, el Presidente Joe Biden anunció una oleada de represalias arancelarias en contra de las importaciones provenientes de China, muchas de las cuales afectan a sectores especialmente dinámicos y competitivos.

Biden tomó la decisión de establecer recargos drásticamente más elevados en comparación a los que había establecido su predecesor entre 2018 y 2019, pero con una lógica sustancialmente diferente: esta vez se pretende articular una protección de carácter permanente, y los aranceles ya no se ven inmiscuidos como una mera regla de negociación para que China profundice la desregulación sobre su mercado de divisas.

El Presidente Biden anunció una impronta abiertamente proteccionista, y los principales damnificados de esta política serán los propios consumidores estadounidenses que deberán enfrentarse a precios y costos más elevados. Se anunciaron las siguientes disposiciones contra las importaciones chinas:

  • Arancel del 25% sobre el acero y el aluminio
  • Arancel del 50% sobre semiconductores y paneles solares
  • Arancel del 100% sobre los vehículos eléctricos

Los aranceles anunciados protegerán a la industria estadounidense frente a la competencia china, en detrimento de la calidad de sus productos y del poder adquisitivo de los consumidores locales. Muchas enfrentas enfrentarán un gran aumento de costos que sin lugar a dudas será trasladado al bolsillo del consumidor.

También constituye un fuerte desaliento para la inversión extranjera directa de largo plazo, ya que la constante alteración de las reglas de juego generan un clima de inestabilidad que hace imposible la previsión.

Pero incluso a pesar de los evidentes daños generados para los consumidores, los beneficios para la industria estadounidense podrían verse diluídos rápidamente, tan pronto como aparecieron en primer lugar.

Dado el gran tamaño de la economía estadounidense, resulta factible que la aplicación de aranceles puntales revitalicen frente a su par asiático. Sin embargo, es casi un hecho el régimen chino adoptará medidas arancelarias de represalia en la dirección opuesta, desatando una nueva y agresiva guerra comercial.

En caso de que esto ocurra, y con toda seguridad resulta el escenario más probable, entonces quedarían erradicadas todas las ganancias de competitividad que pudiera tener Estados Unidos frente a China. 

El resultado de equilibrio podría traer aparejado un nivel más alto de precios internos tanto en China como en Estados Unidos, pero ninguna ganancia de competitividad para ninguno de los dos países debido a que la relación entre aranceles permanecería relativamente constante.

Seguir Leyendo

Tendencias