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Economía

De Reagan a Trump, los recortes impositivos más grandes de la historia de los Estados Unidos

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La mayor parte de las rebajas impositivas de los últimos años fueron impulsadas por presidentes republicanos. Las políticas fiscales del lado de la oferta favorecen activamente el crecimiento de la economía a largo plazo.

Frente a un posible cambio de signo político en Estados Unidos para el año 2024, con un gobierno demócrata en niveles de rechazo históricos, el debate sobre la reforma de los impuestos volvió a estar en el centro de la discusión en el país.

En este contexto, los datos indican que los presidentes estadounidenses que eliminaron trabas impositivas y regulatorias sobre la oferta agregada, lograron mayores tasas de crecimiento, y también favorecieron la expansión de la economía a largo plazo.

Tasa impositiva sobre las ganancias para personas físicas en Estados Unidos.

Los recortes de Ronald Reagan

La reforma fiscal de la administración Reagan es considerada la más ambiciosa de la historia estadounidense, con un costo fiscal estimado en el 2,9% del PBI desde el año 1981. La reforma Reagan impulsó las siguientes medidas:

  • Rebaja de la tasa máxima del impuesto a los ingresos individuales (incluyendo los dividendos) del 70% al 50%
  • Rebaja de la tasa promedio para personas físicas del 34,7% al 25%
  • Disminución de la tasa sobre ganancias de capital del 14,75% al 10,7%
  • La tasa más alta del impuesto a la herencia se redujo del 70% al 50% desde 1984

Más tarde, la reforma tributaria de 1986 profundizó las rebajas, simplificó el sistema impositivo para afianzar la eficiencia y desalentar la evasión, y marcó un fuerte énfasis en las empresas.

  • La tasa marginal máxima para ingresos individuales y dividendos cayó del 50% solo el 28%
  • Se rebajó de 25% a 21,5% la tasa promedio para todas las escalas en individuos
  • El impuesto de sociedades fue rebajado del 51% al 39%
Reagan explicando su reforma impositiva en los años 80s.

La reforma de Donald Trump

Considerada una de las más importantes de la historia moderna, involucró un profundo esfuerzo fiscal para rebajar la presión sobre las empresas y la iniciativa privada. La mayor parte de los recortes aún continúan en vigencia, y caducarán en 2025 si el Congreso no discute su modificación y/o posible prórroga.

La Ley de Empleos y Reducción de Impuestos de 2017 adoptó las siguientes disposiciones:

  • La tasa marginal a las ganancias individuales cayó del 39,6% al 37%
  • Se unificaron todas las alícuotas del impuesto de sociedades en una tasa reducida del 21% (antes de la reforma alcanzaba un máximo del 38%)
  • Se duplicaron las deducciones del impuesto a los ingresos para personas físicas y sobre el impuesto a la herencia
  • Se recortó 1 punto porcentual la tasa sobre las ganancias de capital de largo plazo al 14%
El presidente Trump firmando la reforma impositiva de 2017.

Las reformas de John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson

Una de las muy contadas excepciones en las que Gobiernos demócratas decidieron rebajar impuestos a gran escala aconteció durante la década de 1960. Poco antes de su repentina muerte, el presidente Kennedy presentó un proyecto para bajar los impuestos en enero de 1963, aunque siguiendo una lógica de corte keynesiana bajo la influencia del economista Walter Heller.

El proyecto fue rescatado y finalmente concretado por su sucesor, el presidente Lyndon Johnson, con vigencia a partir del año 1964. Las principales medidas fueron las siguientes:

  • Rebaja de la tasa máxima del impuesto a los ingresos de personas físicas del 91% al 70% por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, y se aplicó la misma rebaja para la distribución de dividendos
  • Rebaja de la tasa promedio aplicable a ingresos individuales del 59% al 42%
  • El impuesto de sociedades cayó del 52% al 48% sobre los ingresos más elevados
  • La tasa impositiva promedio para las empresas cayó del 41% al 35%
  • El impuesto sobre las ganancias de capital caýo del 17,2% al 15%

Las reformas de George W. Bush

El presidente Bush rescató las recomendaciones del economista Milton Friedman y en sus dos primeros años de gestión desplegó dos importantes leyes para bajar los impuestos: Ley de Reconciliación de Crecimiento Económico y Desgravación Fiscal de 2001 y más tarde la Ley de Reconciliación de Desgravación Fiscal de Empleos y Crecimiento con vigencia desde 2003.

Las medidas buscaron compensar el efecto de la crisis financiera provocada por la burbuja de las punto.com, y estimular el crecimiento de largo plazo.

  • Se rebajó el impuesto máximo a los ingresos individuales del 39,6% al 35% hasta 2003
  • La tasa media del impuesto a los ingresos cayó del 30% al 24,33%
  • Los dividendos dejaron de gravarse exclusivamente con la tasa general del impuesto a los ingresos: se creó la división de “dividendos ordinarios” gravados a una tasa más baja similar al de las ganancias de capital de largo plazo
  • El impuesto sobre las ganancias de capital de largo plazo se rebajó del 18% al 10% entre 2001 y 2009
  • La tasa máxima del impuesto a la herencia se redujo del 55% al 45%
El presidente Bush firmando la reforma para bajas los impuestos.

Las reformas de la administración Nixon

La presidencia de Richard Nixon recuperó las rebajas fiscales que habían sido dispuestas por su antiguo contrincante John Kennedy. Su reforma fiscal contó con el apoyo y la asesoría del economista Milton Friedman. Se tomaron las siguientes medidas:

  • Se redujo la tasa promedio del impuesto a las ganancias de personas del 42,6% al 39,8%
  • La tasa más alta del impuesto de sociedades se redujo del 52,8% al 48%
  • El promedio impositivo para todas las empresas cayó del 38,5% al 35%
  • Se aumentó el mínimo no imponible del impuesto a personas físicas de US$ 600 a US$ 750 (el primer aumento desde la Segunda Guerra Mundial)

La mayor parte de la reforma de Nixon simplemente revirtió los últimos aumentos impositivos aprobados por Lyndon B. Johnson para financiar la guerra en Vietnam y el proyecto de “Gran Sociedad” en los últimos años de la década de 1960.

Las rebajas tributarias de Harding y Coolidge en los dorados años 20s

La vuelta del Partido Republicano al poder revirtió la mayor parte de las reformas fiscales que había aprobado el presidente Woodrow Wilson tras la Primera Guerra Mundial. La administración Harding aprobó las siguientes medidas:

  • La tasa impositiva máxima para personas individuales cayó del 73% al 58% en 1922
  • El promedio impositivo para la totalidad de los ingresos individuales se redujo del 35,6% al 33%
  • Se dividió en dos el impuesto a las ganancias de capital: la tasa sobre las ganancias de corto plazo cayó del 72% al 57%, mientras que la de largo plazo se redujo de 73% a solo el 12,5%

La administración del presidente Calvin Coolidge continuó con las rebajas impositivas de su predecesor. Esta época se conoce comúnmente como los “felices años 20s”, marcada por un fuerte crecimiento económico y progreso social. Coolidge tomó las siguientes medidas:

  • La tasa sobre las ganancias de capital de corto plazo se rebajó del 57% al 25%
  • El impuesto más alto a los ingresos personales se redujo del 58% al 25%
  • La tasa impositiva promedio para personas físicas cayó del 33% al 13,9%
  • El impuesto más alto para sociedades cayó del 13% al 11% hasta 1929

Brasil

Desastre del socialismo en Brasil: Lula destruyó las finanzas del Estado, puso al país bajo déficit y se espera una explosión de deuda

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El Gobierno brasileño abandonó rápidamente el superávit primario heredado de la gestión de Bolsonaro, y el déficit financiero ya es el más alto desde el estallido de la pandemia. Las metas fiscales trazadas por el Ministro Haddad se desdibujan cada vez más.

El socialismo brasileño promulgó una agenda fiscal extremista y completamente irresponsable, que condujo al desequilibrio de las finanzas públicas de Brasil en tiempo récord.

Solamente en los primeros 6 meses de gestión del Presidente Lula da Silva se agotó todo el superávit primario que había dejado Jair Bolsonaro. Al cabo de 15 meses, el último dato publicado por el IBGE y convalidado por el Banco Central de Brasil registró un déficit primario equivalente al 2,47% del PBI para el término de marzo de 2024. Cuando Lula asumió la presidencia, había un superávit en torno al 0,56% del producto respectivamente.

Asimismo, en conjunto con el pago de intereses de la deuda pública, el Gobierno federal de Brasil registró un déficit financiero del 7,5% del PBI en marzo, 3,2 puntos porcentuales por encima del que recibió en enero de 2023. 

La recaudación tributaria se vio favorecida por la introducción de nuevos impuestos, pero la agenda socialista desde el punto de vista de las erogaciones simplemente agotó cualquier posibilidad de saneamiento presupuestario.

El Ministro de Finanzas Fernando Haddad anunció un “bloqueo” de gastos por al menos R$ 2.900 millones de reales, entre inversión pública y gastos prescindibles en el corto plazo. Sin embargo, el déficit fiscal se encuentra en los niveles más altos desde la pandemia, el núcleo radicalizado y de extrema izquierda dentro del oficialismo avanza sobre el posicionamiento de Haddad para profundizar la agenda extremista.

Pese a que el Ministro se comprometió con el déficit primario cero para fin de año, esta meta parece completamente imposible de cumplir. El Gobierno federal incurrió en un desequilibrio de hasta R$ 114.000 millones de reales en febrero, y R$ 63.000 millones adicionales en marzo, pese al tenue superávit por R$ 22.000 millones correspondiente a enero.

El superávit primario puntual en el mes de enero se debe a un efecto propio de la estacionalidad del mes, ya que ciertos impuestos impactan de manera directa en dicho período. Pero el saldo observado en enero de 2024 fue inferior al que se registró en el mismo mes de 2023, 2022 e incluso en comparación con enero de 2021 (en plena pandemia).

La mayor parte de las consultoras privadas de Brasil sugieren que la meta fiscal de Haddad carece de fundamentos, y fundamentalmente de apoyo político interno dentro de la coalición oficialista.

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Economía

El Gobierno va camino a reportar superávit fiscal en abril: Se consolida la disciplina fiscal para erradicar la inflación

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Los depósitos del Sector Público Nacional se incrementaron en $2,2 billones de pesos al cierre del mes pasado, una cifra superior a la registrada en marzo. Esta tendencia sugiere la consolidación de un nuevo superávit incluso más grande que el de marzo.

Incluso a pesar de la sanción o el rechazo de la Ley Bases, el Gobierno del Presidente Javier Milei está logrando ejecutar un ajuste fiscal pocas veces visto en la historia argentina. La disciplina fiscal es el principal baluarte del programa económico para combatir la inflación, ya que es la única manera para garantizar la verdadera independencia del Banco Central del poder político.

Pese a que aún no existen datos fiscales oficiales correspondientes al pasado mes de abril, se sabe que los depósitos del sector público se incrementaron en $2,2 billones con respecto a marzo, la tercera cifra más importante en lo que va de la presidencia de Milei.

Con cada aumento de la cantidad de depósitos del sector público es plausible esperar una mejora del resultado fiscal, con lo cual estas cifras preliminares sugieren que el Gobierno podría haber alcanzado el superávit financiero en abril y sería incluso más grande que el del mes de marzo.

Se debe tener en cuenta que en marzo el incremento de los depósitos del sector público fue de $1,62 billones de pesos, y se registró un superávit financiero en torno a los $276.638 millones respectivamente. En otras palabras, el superávit primario fue tan importante que incluso logró más que compensar el pago neto de intereses por la deuda pública.

Si el Gobierno lograra nuevamente el superávit, el resultado del déficit primario acumulado de 12 meses podría acercarse nuevamente al equilibrio en relación al PBI, algo que no se veía desde noviembre de 2019 hacia el final de la administración Macri.

Lo que la gestión de Cambiemos logró ejecutar al cabo de 2 años de lento gradualismo, el Gobierno del Presidente Milei lo logró en tan solo 4 meses. El decidido ordenamiento de las finanzas públicas permitió que el Banco Central pudiera cortar de cuajo la emisión de Adelantos Transitorios para financiar el rojo del Tesoro.

Otra manera de anticipar el posible resultado fiscal de abril consiste en observar las licitaciones llevadas a cabo por el Tesoro. En este mes, el Gobierno aprobó colocaciones por 5,7 billones de pesos y tuvo vencimientos por 3,3 billones de pesos, arrojando un financiamiento neto positivo de $2,4 billones

Y pese a observarse un incremento con respecto al saldo neto del mes anterior, la mayor parte de estas colocaciones se utilizaron para postergar vencimientos de la deuda interna a plazos más razonables, y para absorber pesos de circulación cancelando deuda contra el Banco Central.

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Economía

Histórico derrumbe de las expectativas de inflación: Tras el desastre kirchnerista, el país recupera la esperanza

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El último informe REM del Banco Central proyecta una fuerte caída de la tasa de inflación esperada para los próximos meses, a partir del ajuste fiscal y monetario que está llevando a cabo el Gobierno.

El Banco Central publicó su informe de Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) correspondiente al mes de abril, el cual recopila las proyecciones de las principales consultoras del país sobre la evolución de la tasa de inflación para los próximos meses. Se registró una histórica caída de las expectativas inflacionarias, algo que respalda firmemente la baja de tasas ejecutada por el propio BCRA.

La mediana de expectativas para el salto del IPC en abril fue del 9%, cuando el informe REM del mes pasado estimaba una inflación mensual superior al 11%. Se espera que el proceso de desinflación se acentúe todavía más a lo largo del año: un salto del 7,5% para mayo, 6,8% para junio, 6,3% para julio y 6% a partir de agosto.

Cabe señalar que en medio de un proceso de desinflación con una fuerte ancla fiscal (el superávit generado por el Gobierno), es esperable que las expectativas disminuyen a lo largo del tiempo, y por lo tanto es posible que los pronósticos actuales para el próximo semestre sean sustancialmente superiores a la inflación que efectivamente se registre por el INDEC.

La tasa de inflación interanual estimada al cabo de los próximos 12 meses es del 88%, y esta cifra representa una reducción de 139 puntos porcentuales a la expectativa que había dejado el fallido exministro de Economía Sergio Massa (una inflación proyectada a 12 meses en el 227% interanual en noviembre de 2023). 

Asimismo, no se esperaba una tasa de inflación interanual tan baja desde marzo de 2023, con la diferencia de que la cifra llega en medio de un proceso de desinflación, mientras que por aquel entonces ocurría todo lo contrario.

Con un ancla fiscal firmemente consolidada, la inflación interanual esperada se anotó su quinta caída mensual consecutiva. Esto no ocurría desde el año 2017, y la tendencia podría afianzarse incluso más si el tratamiento de la Ley Bases en el Senado resulta favorable para el dictamen del oficialismo.

La caída de la inflación esperada no solo se ve reflejada en las estimaciones de las consultaras privadas y los fundamentos macroeconómicos que conduce el Gobierno, sino además por las encuestas realizadas a la sociedad.

En este sentido, la consultora Poliarquía informó por un drástico cambio en el estado de ánimo de la sociedad. Mientras que en julio de 2023 predominaba el cansancio social, el desánimo y la decepción por el colapso del modelo económico kirchneristas, para abril de 2023 las encuestas señalan un fuerte crecimiento de la cantidad de personas que se identifican con una sensación de esperanza.

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